Mostrando entradas con la etiqueta tiempo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta tiempo. Mostrar todas las entradas

sábado, 1 de enero de 2011

DXCVI: El jardín de los presentes

Como los días de la naciente vuelta al sol, el hombre erige sentires y pesares sobre el cimiento del acostumbramiento. Es animal de rutina y costumbres. Sólo entraña aquello que supo hacer propio con antelación; que hizo suyo con la ilusoriedad ansiada y tan humana de los lazos de pertenencia. Falta aquello que una vez, hondamente, se poseyó. Se llora anticipadamente aquello que aún no se tiene, pero faltará. La lógica del abandono impío y la pertenencia sublimada. Todo escribiéndose con la letra capital de la costumbre, del paso del tiempo y de hacer escuela de sus -de nuestros- presentes. Los jardines del eterno se deambulan hoy de a pares, sus manzanas se degluten con la calma de quien nada espera; y un folk de Plant y Krauss, aletargan los mañanas que se cuelan en el hoy con imprudencia, en un hoy tan nuevo como el vuelo de la fogosa mariposa que andaba empezando el mundo, en un suave día de verano; en el primer y el último día de su exhortación de vidas mutantes. El miedo sobre la repisa. Mañana, una incertidumbre. La costumbre, aquel viejo mal hábito. Este hoy, nuestro hoy, proyectado en el horizonte de la vida como un posible para siempre, y otro nuevo aleteo danzarín, sonriente, compartido.

sábado, 19 de diciembre de 2009

CDIX: Tiempo sin tiempo

Preciso tiempo necesito ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
que hacer con él
tiempo
en blanco
en rojo
en verde
hasta en castaño oscuro
no me importa el color
cándido tiempo
que yo no puedo abrir
y cerrar
como una puerta

tiempo para mirar un árbol un farol
para andar por el filo del descanso
para pensar qué bien hoy es invierno
para morir un poco
y nacer enseguida
y para darme cuenta
y para darme cuerda
preciso tiempo el necesario para
chapotear unas horas en la vida
y para investigar por qué estoy triste
y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo

tiempo para esconderme
en el canto de un gallo
y para reaparecer
en un relincho
y para estar al día
para estar a la noche
tiempo sin recato y sin reloj

vale decir preciso
o sea necesito
digamos me hace falta
tiempo sin tiempo.

Mario Benedetti

sábado, 21 de noviembre de 2009

CCCIXC: G#

La caprichosa palpitación que persiste desde aquel mayo feroz que inundó las sábanas, condenando a un vil naufragio a nuestros sueños, sigue imperceptiblemente vigente. Toda certeza quedó enclaustrada en el sinfin de los interrogantes, y cada respuesta en uno más. El estoicismo de la relación quebrantada por la fuerza, de las camas separadas que son vías sin retorno de un tren definitivo, de las pestañas hilvanadas. La melodía del después hace trinchera sobre la línea segunda, Sol sostenido afinado hasta en sus silencios. Medio año de soledad, la compañía más precisa. Bendito seas, Gabriel García, de haberla vindicado secularmente junto a tu nombre en el papel. Bendito el tiempo, más no la forma de nuestra compañía. 

sábado, 27 de junio de 2009

CCLXIV: Hurtos 11 - Ecclesiastes, Holy Hebrew Bible

For everything there is a season,
And a time for every matter under heaven:
A time to be born, and a time to die;
A time to plant, and a time to pluck up what is planted;
A time to kill, and a time to heal;
A time to break down, and a time to build up;
A time to weep, and a time to laugh;
A time to mourn, and a time to dance;
A time to throw away stones, and a time to gather stones together;
A time to embrace, and a time to refrain from embracing;
A time to seek, and a time to lose;
A time to keep, and a time to throw away;
A time to tear, and a time to sew;
A time to keep silence, and a time to speak;
A time to love, and a time to hate,
A time for war, and a time for peace.

Ecclesiastes 3:1-8

domingo, 29 de marzo de 2009

CCXXI

Hay suspiros en los que el tiempo se relativiza, se hace volátil, inestable, prácticamente conjugado en un plano de la realidad donde pasado-presente-futuro se funden en un mismo instante. Y uno se empeña en retener ese suspiro para poder seguir inmortalizándose en lo sobrenatural de los viajes atemporales, sin reconocer que por definición, es lo efímero lo que obra de llave, de puerta de entrada y salida de esta dimensión paralela. 

La siento amiga, la veo viva, sonriente, pura y apasionada; la sé amada y amante, generosa, completa, eterna. En dimensiones compartidas o subyacentes, sólo quiero vernos brillar. Y vuelvo y la siento inyectando sus jugos en mi cola de serpiente, arrastrándose y debilitándome cada vez más a la magia de sus encantos. Sonrisas japonesas se le animan a la empatía de nuestras miradas; Papa Noel llega temprano, por miedo a que su magia material quede en segundo plano ante nuestra pasión encapsulada. Dedos impertinentes cruzados bajo las sillas de un recinto sabinero y repetido; el año nuevo, el año compartido, desde las doce hasta hoy -desde hoy y hasta siempre-. Estoy en ese pasado que mientras dure el suspiro, será también hoy y mañana. Adoro los tímidos enamoramientos, sus dedicatorias inesperadas, el sabernos compañeros de una vida espejada y la lucha constante por ser la raíz de la fulgencia más inmaculada que se imagine en una sonrisa o en un corazón ya podrido de latir. 

Encontrarte y encontrarme. Encontrarnos y eternizarnos. Acompañándonos, amándonos, soslayando formalidades, enfervorizando cada instante.
Caminando juntos, de la mano y cruzando cualquier temporal que se aventure a enfrentarnos. Porque además de pares, somos espejos. Y eso es lo que nos da fuerza. Eso es lo que mantiene viva la mecha de la pasión.

domingo, 1 de marzo de 2009

CCI

El día se empeña en empaparnos de soledades húmedas y obsecuentes. Los intensos rayos del sol penetran firmemente las pequeñas partículas que nos quedan por llover. Y todo me evoca tu presencia. Soñar tardes de mar o de pelopincho, cuando el sol cocina lento. Mate, bizcochos, cine hogareño y cucharita inescindible; cuando la lluvia sorprende a mi ventana. Pero al verte, fotográfica, sin whisky y aún sonriente (como en aquella foto -¿parámetro?-) me revuelco en la tierra, removida y embarrada; bajando del vuelo inconsistente que nos descubrió, para saber que también en nuestro cielo existe un suelo. Y casi como en un templo cristiano, en mis rezos siento que una sonrisa tuya bastará para sanarme, como un símbolo, como un bálsamo. Entonces te respiro en soledad, te amo a la distancia y elijo no buscarte. Ya nos encontrarán nuestros paralelos caminos en alguna intersección mágica, en algún momento preciso.

jueves, 22 de enero de 2009

CLXII

Las horas pasan y yo, sin tu amor. Tiempo objetivo, tiempo subjetivo. Días o años. Una noche y un par de horas leyéndome, unos días lejos, las formas que se extrañan. Extrañan enternizarse en la fundición de los cuerpos; en el juego imprudente de lenguas revoloteando, en mares de saliva tibia y compartida. Pero son formas, sólo formas. Formas que se acarician el pelo sutilmente, al mismo tiempo que por la retina de los ojos, descubren el cerebro de la persona amada. Son las formas también que se agitan encimadas en una estructura tan desestructurada como su amor. Las formas que se extrañan y se viven. Pero el alma... tu alma, negrita, vive en mí.