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lunes, 15 de diciembre de 2008

CXX

El largo camino, el sol quemando mi piel, los caminos compartidos. Una llegada, un destino, pero con infinitas variables. La amistad repentina, el encuentro. Las congruencias y todas aquellas que no. La vida pasando por delante nuestro, cargada de emociones y sentimientos. Distintos e iguales. Partes inescindibles de un todo cargado de pasión. Las coincidencias. Ser parte de un puente, un ingreso, un estadío. La arena y el sol que se perciben en el alma. La previa, los preparativos. Sonidos espirituales se cuelan por mis poros para dar forma a lo que alguna vez supe ser. El comienzo de un trance, de un espejismo. Lentamente los cuerpos se aglutinan en un festín deforme pero uniforme. La agitación, la pasión. Los cuerpos transpirados y el recíproco sentir de las almas intervinientes del banquete. Entendiéndose, compenetrándose. Sabiéndose únicas e inseparables. Transpiración, gritos, gemidos de dolor y de pasión se fundieron en un solo momento. Uno irrepetible e incomparable. Uno que dio forma a mi fin de semana. Uno que bien podría ser un recital de La Renga. Uno que no tanto...

viernes, 12 de diciembre de 2008

CXIX

Fiel a un rito, posiblemente generado a partir de la posibilidad de perder la entrada y mi vicio de querer coleccionarla, subo la de mañana. Además, ésta tiene un valor agregado para mí, ya que fue un presente de corazón de un amigo. Uno con quien compartimos locuras, literatura, guitarreadas. A quién le he dedicado posteos, y quién me ha regalado poemas. Esos regalos que no son materiales, esos que se llevan adentro, bien adentro. Los mejores regalos, me atrevo a decir. Y esta vez me regaló una regresión que hace tiempo estaba esperando; y lo hizo en el momento justo. Cuando más me aboqué a redescubrir mi corazón es cuando nace un nuevo encuentro con esos que desde chico me dijeron "Y ahora sólo un camino he de caminar, cualquier camino que tenga corazón". Y allá voy. En camino a San Pedro, en camino a un encuentro, a una sensación única y pura como sólo La Renga puede hacer sentir. Porque cada recital suyo tuvo para mí un componente extra, una cuota de magia. La magia del primer gran recital, la de la caminata eterna desde Parque Patricios, la vuelta a las canchas... Viajes únicos, de los que rescato sólo tres momentos preciados. Mañana será tiempo de un nuevo encuentro, entre lo que me gusta y lo que no, lo que estoy de acuerdo y lo que no, pero como de costumbre, caminando uno de los pocos caminos que tienen corazón. Ahora los dejo y me voy como siempre, como me gusta...
Hablando de la Libertad.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

CVI

"Pobre del que tiene miedo de correr riesgos. Porque ese quizá no se decepcione nunca, ni tenga desilusiones, ni sufra como los que persiguen un sueño"

sábado, 15 de noviembre de 2008

XCVI

Hablando de la Libertad - La Renga - 4 de Diciembre de 2004:

jueves, 18 de septiembre de 2008

XXXVII

Plaza Misserere tiene algo sumamente peculiar y característico, tanto en su verde superficie como por los canales subterráneos que la subyacen. Tiene poesía, historias, diversidad e inclusión, pero principalmente, tiene una inmensa y constante propensión a la tragedia. Once en particular, como centro neurálgico, se encuentra atiborrado de excesos y, por consiguiente también, de desenfreno y desinterés. El momento en que el subte abandona la estación Loria, rumbo a Plaza de Mayo, puede generar sensaciones de altísima turbulencia física y emocional. Sabemos que estamos a punto de sufrir una embestida certera por parte de las huestes ansiosas que aguardan impacientes, la llegada del subte. Pero no es cualquier subte, debe ser el único. Si, seguramente lo sea, porque sino sería inexplicable la vehemencia con la cual se inmiscuyen esos seres urgidos de traslado, ejerciendo una presión tal, sólo digna (por poner un ejemplo) de un recital de La Renga. Y es en ese momento cuando uno recuerda lo sucedido años atrás, y sólo metros más arriba de esa estación. Donde la ambición, la desidia, la ansiedad y el desinterés, convirtieron un hecho trivial en una masacre. Eso se vive en Once. Esa es la única partícula de aire que ingresa formulando pensamientos indeseados, cuando dejamos de ser individuos y pasamos a ser un todo masificado en la simpleza de un vagón de subte. Y conviviendo entre la manada y los pensamientos, vuelvo a hacer memoria y, hoy más que nunca, me pregunto: ¿Dónde carajo está Julio López?