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lunes, 19 de agosto de 2013

Pampanitos verdes

Óscar Esquivias
Ediciones del Viento
. La Coruña, 2010
160 páginas. 16 euros

Los buenos relatos son explosivos. Se construyen a partir de hechos menudos a los que el narrador aplica una cerilla iluminadora haciendo que su núcleo, aparentemente inofensivo, salte por los aires roto en mil interrogantes y algo que se asemeja a una gran verdad, que el lector roza, sin llegar a aprehenderla del todo, como en un sueño simbólico. Como un flash poético que nos permite entrever los entresijos de la condición humana.

En Pampanitos verdes, el galdosiano y barojiano Óscar Esquivias (Burgos, 1972) aplica esa cerilla iluminadora a determinados momentos bisagra en los que sus personajes, todos hombres, la mayoría muy jóvenes y con características que contravienen el estereotipo masculino, se disponen a atrevesar esos puentes vitales que marcan un antes y un después. Niños que cruzan desde la orilla de la infancia hacia la de la juventud. Jóvenes en tránsito hacia la edad madura. Esquivias dibuja esos puntos de inflexión, esos momentos de transición, en los que cada personaje avanza camino de la otra orilla con esa sensación de vértigo y fragilidad que acompaña nuestros pasos cuando estamos en el aire, cuando caminamos sobre un puente inestable bajo el que adivinamos el vacío.

El resultado de este ejercicio equilibrista es al mismo tiempo luminoso y sombrío, porque Esquivias tiene la capacidad para iluminar momentos, sentimientos o atmósferas claramente sombrías y para ennegrecer la aparente alegría. También, para propiciar una empatía inmediata del lector con los sucedidos que acontecen a sus personajes, gracias al uso de la primera persona y a la identificación con sus peripecias, porque, aunque su miedo, su inseguridad, su vulnerabilidad o patetismo son íntimos, no dejan de ser universales, como lo son el sentimiento de inadecuación, malestar, torpeza o de estar fuera de sitio. Por eso Esquivias ha encontrado su lugar en el mundo de los cuentistas, a menudo invisibles para los lectores y la crítica. Lo consiguió con su primer libro de relatos –La marca de Creta- y confirma ahora su derecho a la visibilidad con los diez cuentos reunidos en Pampanitos verdes, la mayoría escritos por encargo, entre los que destaca, además del relato que da título al libro, “Viene Gordon”, “Mail Pride Chicago 2008” y “El chico de las flores”.

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martes, 6 de marzo de 2012

Óscar Esquivias: “Supongo que un Spotify de libros es perfectamente posible, pero no me gustaría interrumpir 'Lolita' por un anuncio”

© Asís G. Ayerbe

Dicen que Óscar Esquivias (Burgos, 1972) es uno de los mejores escritores de su generación. La crítica lo quiere y sus colegas narradores ensalzan su trabajo, al que se dedica por completo desde muy joven y que abarca narrativa, literatura infantil y juvenil, cuentos, ensayos, artículos… Esquivias lo escribe todo. ¿Lo último? Su contribución a la Rusia imaginada de Care Santos y un magnífico libro de relatos titulado Pampanitos verdes, al que seguirá ¿...hojas de limón, la Virgen María, madre del Señor...? No exactamente. Más bien, un cuento con Berlioz y Cherubini como protagonistas. También, el rodaje de su novela Inquietud en el Paraíso, primera parte de la trilogía dantesca del autor burgalés. Si nada se tuerce, Giménez-Rico comenzará a filmarla en agosto.  Estamos, por tanto, ante un autor de película.

Si tuviera que caracterizarse a sí mismo, como si de un personaje literario se tratara, ¿qué rasgo elegiría?

Me describiría guapo y sensible como un pastor garcilasiano, y de ahí para arriba.

Tengo entendido que estaba siguiendo los pasos del compositor francés Héctor Berlioz en la Villa Medici para novelar el tiempo que pasó allí. ¿Le dio alcance y podremos leer pronto el libro o está trabajando en otro proyecto?

Le voy persiguiendo, sí, pero de momento él corre más. De todos modos, si nada se tuerce, dentro de pocos meses publicaré un cuento titulado «El arpa eólica», con Berlioz y Cherubini como protagonistas (irá en un libro colectivo de relatos fantásticos ambientados en el siglo XIX).

La Burgospedia le describe como un autor tenaz, empeñado en dedicarse a la literatura aunque para ello haya tenido que “llevar una vida de renuncias, propia de un cartujo”. ¿De verdad que se puede vivir del cuento sin ser, como es su caso, un niño bien?

La Burgospedia exagera muchísimo. No tengo la sensación de haber renunciado a nada (al menos, a nada que me importe). Al contrario, me considero más afortunado que si fuera hijo de un banquero.

Si tuviera que elegir entre no volver a escribir o no leer nunca más, ¿qué escogería?

No volver a escribir cuestionarios.

Decía Juan Rulfo que el cuento es un género más importante que la novela, porque hay que concentrarse en unas cuantas páginas para decir muchas cosas, sintetizar, frenarse y que, en eso, el cuentista se parece un poco al poeta, al buen poeta. ¿Está de acuerdo?

Quizá alguna vez yo mismo haya afirmado algo parecido, pero desde hace un tiempo me tengo prohibido hacer afirmaciones así, que no suelen ser más que tópicos para salir del paso o proyecciones interesadas de las habilidades o preferencias de uno mismo. El que se te den mejor las acuarelas no quiere decir que la pintura al fresco sea inferior, o viceversa. Por supuesto, digo esto desde la admiración ilimitada hacia la obra de Rulfo.

¿El escritor de relatos nace o se hace?

De momento, lo importante es nacer; lo demás ya vendrá por añadidura, si tiene que venir.

Y, ¿el lector?

Exactamente igual.

A todos los que tenemos un par de relatos criando telarañas digitales recomiéndenos, por favor, un par de revistas, nacionales o extranjeras, donde se muestren receptivos a publicar cuentos.

Al otro lado del espejo es una revista dedicada íntegramente al género breve y en sus páginas –y en su página web– encuentro siempre nombres de autores nuevos y desconocidos para mí (http://alotroladodelespejorevista.blogspot.com/). Respecto a las extranjeras, no tengo muchas referencias, pero si uno está muy seguro de su talento y tiene ambición, puede probar suerte aquí: http://www.newyorker.com/fiction/