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lunes, 23 de diciembre de 2013

La quinta Alemania. Un modelo hacia el fracaso europeo

Rafael Poch-de-Feliu, Ángel Ferrero y Carmela Negrete
Icaria Editorial. 2013.
256 págs. 18 €.

Alemania sigue creciendo y es ‹‹el motor de Europa›› porque hizo los deberes… Alemania hizo dolorosas pero necesarias reformas (recortes sociales y económicos) que ahora deben ser asumidas por quienes han vivido del cuento… Alemania está pagando nuestro ‹‹rescate›› porque los españoles vivimos por encima de nuestras posibilidades… Esta es la narrativa de la eurocrisis, impulsada por el gobierno alemán y replicada por el establishment germano, a través de sus correas de transmisión mediáticas cuya propaganda llega hasta los países del sur. Pero, ¿qué hay de verdad en ello?

Este ensayo periodístico escrito a tres manos desmonta las mentiras sobre las que reposa el supuesto milagro alemán, versión siglo XXI, y presenta una visión quizá apresurada y provisional sobre la realidad alemana y sus efectos en Europa, pero certera y necesaria. Porque es verdad que Alemania ha seguido creciendo durante la crisis, pero lo ha hecho gracias a la exportación y la explotación de mano de obra barata, porque su consumo interno está estancado desde hace diez años. Es verdad que Alemania acometió dolorosas reformas tras la reunificación, pero también lo es que está aprovechando su liderazgo europeo “dogmático y arrogante” para imponer un programa de involución neoliberal, que está profundizando “la desigualdad social y entre países” y llevando a una “ruptura desintegradora del proyecto”. Es verdad que está prestando dinero a otros estados, pero lo hace para salvar bancos que si cayeran arrastrarían a instituciones alemanas en su derrumbe porque ellos también participaron en el casino global.  Y es verdad que, aprovechando la eurocrisis, Merkel está exportando sus recetas (retraso en la edad de jubilación, menor protección ante el despido, minijobs, reducción del papel y el tamaño del Estado, las prestaciones sociales y los salarios) como si no hubiera alternativas al austericidio, que en realidad sí existen.

Rafael Poch-de-Feliu -corresponsal de La Vanguardia en Berlín y responsable de la parte más brillante y esclarecedora de esta reflexión-, Ángel Ferrero y Carmela Negrete recuerdan cómo las dos Alemanias anteriores desembocaron en grandes guerras. ¿Qué sucederá con esta nueva Alemania, la quinta de la historia moderna europea, que arrancó con la reunificación nacional de 1990? El diagnóstico no deja lugar a dudas: “la quinta Alemania apunta claramente hacia la desintegración europea”. La partición en dos de la eurozona o, en todo caso, la devaluación del proyecto europeo a menos que entre en juego “el factor ciudadano, una rebelión civil y sindical coordinada en Europa,  o en algunos países”.

En definitiva, un ensayo apto para todos los públicos e imprescindible para contrarrestar la verdad oficial en torno a esta crisis y cuestionar, desde la razón, las recetas neoliberales impuestas desde Alemania y asumidas con entusiasmo por nuestros líderes políticos.

Lee las primeras páginas de este libro.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Quesquesé se merdé

Nicolás Sarkozy ha convertido a los gitanos en chivo expiatorio por motivos electorales. Aupado sobre las alzas que utiliza en sus zapatos porque quisiera ser tan alto como la luna, -ay, ay, qué miedo me dan los políticos chiquitos con aires de grandeza-, decidió frenar su caída de popularidad en las encuestas expulsando a miles de gitanos de territorio francés. En otras palabras: Sarkozy se ha pasado la cacareada liberté, égalité y fraternité por el Arc de Triomphe y, lo peor de todo, es que Europa asistió impasible a esta vergonzante, xenofoba y racista iniciativa hasta el pasado jueves, cuando la Eurocámara instó, finalmente, a Francia a suspender inmediatamente las deportaciones.

El presidente de la Comisión Europea, el conservador José Manuel Durao Barroso, tiene hiperdesarrollada esa habilidad de los camareros esquivos, que no te ven, aunque agites los brazos sobre la barra para pedir una de gambas, y no te oyen, aunque le pidas dos cañas para acompañar las gambas a gritos, hasta que a ellos les da la real gana. Como ellos, Durao Barroso no ve, ni oye, ni entiende, ni dice esta boca es mía, aunque lo suyo es más grave. Él lo hace para no incomodar a los países más poderosos de la Unión, como Francia.

Sin embargo, los hechos son los hechos y los hechos dicen que Francia firmó al Tratado de Lisboa que incluye la Declaración de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, que prohíbe las expulsiones colectivas y “toda discriminación, y en particular la ejercida por razón de sexo, raza, color, orígenes étnicos o sociales”. Además, establece que los ciudadanos comunitarios tienen “derecho a circular y residir libremente en el territorio de los Estados miembros”. Así pues, si Francia no cumple con lo que firmó, la Comisión Europea debe abrir una investigación y, en su caso, denunciar al gobierno francés ante el Tribunal de Luxemburgo. Y, ¿si no lo hace? Entonces le mandaré por correo a Durao Barroso el Quesquesé se merdé de La Trinca. No servirá de nada, lo sé, pero me aliviará los síntomas de la úlcera que aún no tengo pero tendré si hago como que no veo, ni oigo, ni entiendo, ni digo esta boca es mía…