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martes, 27 de noviembre de 2012

Absolución

Luis Landero
Tusquets. Barcelona, 2012
320 páginas. 19 € Ebook: 13 €.

“¿Será posible que, al fin, hayas logrado ser feliz?”. Es la pregunta con la que se abre esta novela sobre la felicidad y el azar. Se la formula Lino, su protagonista, una radiante mañana de primavera tres días antes de su boda con Clara, “el gran amor de su vida”. Se trata de un treintañero melancólico, escéptico y con tendencia al vagabundeo vital y laboral, pero Lino quiere creer que con Clara encontrará, por fin,“su lugar en el mundo”, aunque intuye que camina “por el filo de una espada”. A un lado está su pasado en una familia humilde, el tedio de vivir y la desesperanza. Al otro, el prometedor futuro que le aguarda tras la boda y, justo en el centro, el filo de ese “loco y maldito día de mayo” en el que un absurdo altercado callejero decantará su destino y le pondrá en fuga, sumiéndole en la culpa y en la búsqueda desesperada de una absolución que le ponga en paz consigo mismo y con ese mundo extraño en el que busca acomodo.

Luis Landero (Alburquerque, Badajoz, 1948) nos permite asomarnos en ésta, su séptima novela, a esa mañana decisiva para Lino, que ocupa dos terceras partes de la obra, para seguir sus pasos y su titubeo interior, al ritmo tranquilo que requiere la literatura slow. Narrativa lenta, que no está hecha para ser deglutida con urgencia, ni para provocar las divertidas y banales emociones de las montañas rusas, sino para ser paladeada despacio, de forma reflexiva y generar esa marejada de fondo, no siempre grata, que dejan los grandes interrogantes sobre la esencia de la vida y de los hombres que suelen plantear los verdaderamente grandes, como Landero. ¿Será que “el grueso de la felicidad está en el dinero, y todo lo demás, la religión, la cultura, la política, las cosas espirituales, las viejas virtudes de siempre, es un consuelo para tontos?” ¿Quién ha condenado al hombre a perseguir “un imposible, cortejando un sueño que de antemano sabemos que no llegaremos a acariciar”? ¿Por qué los dioses “suelen tener por ley que cuando todo es perfecto es porque algún mal viene ya de camino”?