Tusquets. Barcelona, 2012
320 páginas. 19 € Ebook: 13 €.
“¿Será posible que, al fin, hayas logrado ser feliz?”. Es la
pregunta con la que se abre esta novela sobre la felicidad y el azar. Se la
formula Lino, su protagonista, una radiante mañana de primavera tres días antes
de su boda con Clara, “el gran amor de su vida”. Se trata de un treintañero
melancólico, escéptico y con tendencia al vagabundeo vital y laboral, pero Lino
quiere creer que con Clara encontrará, por fin,“su lugar en el mundo”, aunque intuye
que camina “por el filo de una espada”. A un lado está su pasado en una familia
humilde, el tedio de vivir y la desesperanza. Al otro, el prometedor futuro que
le aguarda tras la boda y, justo en el centro, el filo de ese “loco y maldito
día de mayo” en el que un absurdo altercado callejero decantará su destino y le
pondrá en fuga, sumiéndole en la culpa y en la búsqueda desesperada de una
absolución que le ponga en paz consigo mismo y con ese mundo extraño en el que
busca acomodo.
Luis Landero (Alburquerque, Badajoz, 1948) nos permite asomarnos en ésta, su séptima novela, a esa mañana decisiva para Lino, que ocupa dos terceras partes de la obra, para seguir sus pasos y su titubeo interior, al ritmo tranquilo que requiere la literatura slow. Narrativa lenta, que no está hecha para ser deglutida con urgencia, ni para provocar las divertidas y banales emociones de las montañas rusas, sino para ser paladeada despacio, de forma reflexiva y generar esa marejada de fondo, no siempre grata, que dejan los grandes interrogantes sobre la esencia de la vida y de los hombres que suelen plantear los verdaderamente grandes, como Landero. ¿Será que “el grueso de la felicidad está en el dinero, y todo lo demás, la religión, la cultura, la política, las cosas espirituales, las viejas virtudes de siempre, es un consuelo para tontos?” ¿Quién ha condenado al hombre a perseguir “un imposible, cortejando un sueño que de antemano sabemos que no llegaremos a acariciar”? ¿Por qué los dioses “suelen tener por ley que cuando todo es perfecto es porque algún mal viene ya de camino”?
Luis Landero (Alburquerque, Badajoz, 1948) nos permite asomarnos en ésta, su séptima novela, a esa mañana decisiva para Lino, que ocupa dos terceras partes de la obra, para seguir sus pasos y su titubeo interior, al ritmo tranquilo que requiere la literatura slow. Narrativa lenta, que no está hecha para ser deglutida con urgencia, ni para provocar las divertidas y banales emociones de las montañas rusas, sino para ser paladeada despacio, de forma reflexiva y generar esa marejada de fondo, no siempre grata, que dejan los grandes interrogantes sobre la esencia de la vida y de los hombres que suelen plantear los verdaderamente grandes, como Landero. ¿Será que “el grueso de la felicidad está en el dinero, y todo lo demás, la religión, la cultura, la política, las cosas espirituales, las viejas virtudes de siempre, es un consuelo para tontos?” ¿Quién ha condenado al hombre a perseguir “un imposible, cortejando un sueño que de antemano sabemos que no llegaremos a acariciar”? ¿Por qué los dioses “suelen tener por ley que cuando todo es perfecto es porque algún mal viene ya de camino”?