Estación Quilmes: Antonio Requeni
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  Antonio Requeni

20 de septiembre de 2015




Primera cana


Es nada más que un hilo blanco, una pálida hebra entre la urdimbre
de otras hebras oscuras, pero se encrespa y resiste cuando el peine
pretende nivelarla, confundirla con las demás. Es solamente una hebra
blanca, pero se sabe invulnerable, como que la he conquistado con mi
vida, con muchos años de dudas, equivocaciones, compañías luminosas,
soledades, esperanzas. Es mi único y verdadero patrimonio. No pienso,
pues, dilapidarlo. No la cubriré con obscenas tinturas, no la arrancaré
con unas pinzas ni voy a echarla al aire. ¿Cómo podría albergar tanta
soberbia? Este hilo tenue, este delgadísimo filamento – tibio suspiro ó
resplandor lunar – guiará desde hoy mis pasos, tirará de mí hacia
lo que aún queda de mí, me recordará constantemente lo que soy  y
lo que he sido. Súbito río de mi sien. Plateado afluente de mis pensamientos.
Metáfora o trofeo de los años. El destino prende ahora de esta hebra que
me estranguló mi juventud.



Antonio Requeni
Argentino – 1930



En: El libro de la edades.  Palabras para acompañar el paso del tiempo.
Ed. El Ateneo – 2003


Foto extraída de:blog.farmaciatorrens.com

  Antonio Requeni

12 de julio de 2014




Último poema


Quise amarte y te amé. Junto a mi voz te quise
para nombrar contigo la defunción del sueño.
Tú eras verdad. Estabas. Y un sutil poderío
me arrastraba a tus formas de alabastro magnético.

Tus ojos navegables, tus cabellos de lluvia,
tus pechos que rotaron impunemente del sueño;
todo lo que tus labios, sin hablar, descifraban:
la identidad del goce, la embriaguez del olvido.

Pero también, ya acaso talismán más seguro,
los gestos, las llamadas, los minúsculos hábitos;
el hombro en que se acoge la fatiga del día,
las manos que se juntan en un parque con pájaros.

Así te amé y me amaste; lo sé, fuimos felices
como escolares que huyen en tranvías celestes.
Y las noches nos vieron entrelazados, puros,
nupciales, orgullosos, rendidos, inocentes.

Todo ha pasado. Todo. Nunca estaremos juntos.
Una rosa marchita son tu nombre y mi nombre.
Sin embargo te amé como un niño, lo juro;
igual que el niño que ama su juguete y lo rompe.



Antonio Requeni
De "Manifestación de bienes" - Editorial Losada, Buenos Aires - 1965.
En "Antología consultada de la JOVEN POESIA" - Compañía Gral. Fabril Editora
Nació en Buenos Aires. (1930)


Imagen extraída: http://revistaelazarinmovil.blogspot.com.ar

  Antonio Requeni

6 de agosto de 2011




Islas Eolias


Vengo del mar color de vino.
En Taormina vi el mágico espectáculo
del sol entre las rocas y a Afrodita
jugando con la espuma iridiscente.
Los dioses me ayudaron a escapar
ileso de las fauces
de Caribdis y Scila.
Ahora voy por la maraña
de las calles de Lípari
-Giove, Giunone, vícolo di Venere-
Eolo es ese marinero
que me mira, impasible, tras el humo
de su pipa que borra el horizonte.
Los viejos pescadores no conocen
mi historia de viajero apasionado
por la belleza y la nostalgia, ignoran
mis azarosas aventuras
de hoteles y taxímetros
en el país de los feacios.
El tiempo y la memoria me persiguen
y siento una lejana voz recóndita,
una luz que me atrae hacia su origen.
Pero debo volver a mi ciudad.
Mi nombre aquí siempre sería Nadie.
Mi esposa está esperándome y en tanto
corrige, infatigable, las carpetas
de sus alumnos. Allá están mis hijos
con sus cassettes y su computadora.
Debo volver a lo que es mío
antes que el don del sueño se aproxime
con afelpado paso o me seduzcan
con su engañoso canto las Sirenas.
Mi nave me conduce por el mapa
de un intrincado laberinto
donde al final recobraré mi rostro.
Buenos Aires no es Itaca.
Pero yo soy Ulises.




Roberto Santoro, poeta


La luz, medrosa, se repliega
y las lágrimas ruedan por los pómulos
de la impotencia y la respiración.
Sólo eres un nombre en una lista.
Pero yo creo
en la venganza del poema.

No haya paz en la tumba del verdugo


Antonio Requeni



Argentino – 1930


De: “200 años de Poesía Argentina”
Ed. Alfaguara – 2010


Nació en Bs. As. donde actualmente reside. Obra poética: “Luz de sueño” (1951); “Camino de canciones” (1953); “El alba en las manos” (1954); “La soledad y el canto” (1956); “Umbral del horizonte” (1960); “Manifestación de bienes” (1965); “Inventario” (1974); “Antología” (1977); “Linea de sombra” (1986); “Poemas 1951 – 1991”(1992); “Antología poética” (1996 – FNA); “l vaso de agua” (1997).