Yo no sé dónde está ni si te acuerdas,
pero si tuviera una túnica de hambre
atacaría tu navidad
me sentaría a tu mesa
te quedaría mirando
como un gran lobo viejo.
Yo no sé dónde está ni si te acuerdas
pero si tuviera un par de botas de filibustero
un acantilado, un faro,
te haría naufragar hasta tu última alga,
hasta el coral más hondo,
velaría tu voz con una alondra muerta.
Yo no sé dónde estás ni si te acuerdas,
pero si tuviera una guía de murciélagos
invadiría tus noches como un bisonte o un montonero
y con un enorme grito de venado en celo
extendía tu pie como una res abierta.
Yo no sé dónde está ni si te acuerdas,
pero si tuviera un memorándum de hechiceros,
una agenda de magos y un turbante
trocaría tus pascuas por entierros
cambiaría tu luna por un gran ojo yerto
daría vuelta tu biblia hasta el peor pecado
te rodearía de muertos que te observen
hasta que pierdas la calma.
Isidoro Blaistein
Argentino (1933 – 2004)
De: Sucedió en la lluvia - Ediciones Stilcograf – 1965
Obra: s/t de José Luis Galván (México – 1985)
Extraída de: elhurgador.blogspot.com.es
Nada más que su voz de costurera sola de mendigo golpeando en una estrella. Nada más que su voz y una violeta pisoteada mojándose en la calle.
Nada más que su voz y una luna de cartón y cabaret llorando gastadas lágrimas de glicerina mientras un hijo muere y se caen las lágrimas como harapos al borde de violines.
Nada más que su voz que un arlequín escucha en un gran hospital abandonado mientras quizás la nieve un bulevar la cárcel digan que también la conocieron.
Quizás hacia las dos de la mañana cuando bajan los ojos las cortinas una puta, un solterón, un saltimbanqui alguien que alguna vez miró bajo los puentes alguien que alguna vez lloró bajo la lluvia digan que también la conocieron.
Murió a la hora en que los solitarios caminan agachados doblan la vida como un diario la guardan bajo el brazo.
Esa mañana Buenos Aires amaneció lleno de lluvia.
Junto a las hojas muertas un gorrión se moría de alas a la calle.
Isidoro Blaistein Argentino (1933 – 2004) de "Sucedió en la lluvia"
Por mirar el otoño perdía el tren del verano. Usaba el corazón en la corbata. Se subía a una nube cuando todos bajaban.
Su madre le decía: no mires las estrellas para abajo no mires la lluvia desde arriba no camines las calles con la cara, que ensucias la camisa; no lleves tu corazón bajo la lluvia, que se moja; no des la espalda al llanto no vayas vestido de ventana no compres ningún tílburi en desuso.
Mira a tu primo el recto que duerme por las noches. Mirá tu tío el justo que almuerza y se sonríe. Mira tu primo el probo puso un banco en el cielo tu cuñado el astuto que ahora alquila la lluvia tu otro primo el sagaz que es gerente de la luna.
-Tienes razón, mamá- dijo el boludo. Y se bebió una rosa. - No seré más boludo. Y se bajó del viento. - Seré astuto y zahorí. Y dio vuelta una estrella para abajo. Y se metió en el subte. Y quedaron las gaviotas en el río.
Entonces vinieron los parientes ricos y le dijeron: - Eres pobre pero ningún boludo.
Y el boludo fue ningún boludo, y quemaba en las plazas las hojas que molestan en otoño y llegó fin de mes cobró su primer sueldo y se compró cinco minutos de boludo.
Edntonces vinieron las fuerzas vivas y le dijeron: - Has vuelto a ser boludo. - Boludo. - Seguirás siendo siempre el mismo boludo. - Seguirás siendo el mismo boludo de siempre. - Seguirás siendo un boludo siempre.
- Debes dejar de ser boludo. - Boludo. Y, medio boludo con esos cinco minutos de boludo dudaba entre ser ningún boludo o seguir siendo boludo para siempre.
Dudaba como un boludo. Y subió las escaleras para abajo hizo un hoyo en la tierra miraba las estrellas la gente le pisaba la cabeza y él seguía mirando a través de los zapatos como un boludo.
Entonces, vino un alegre y le dijo: boludo alegre. Vino un pobre y le dijo: pobre boludo. Vino un triste y le dijo: triste boludo. Vino un pastor protestante y le dijo: reverendo boludo. Vino un cura católico y le dijo: sacrosanto boludo. Vino un rabino judío y le dijo: judío boludo. Vino su madre y le dijo: hijo, no seas boludo. Vino una mujer de ojos azules y le dijo: te quiero.
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El escritor argentino se explaya sobre el lenguaje, la perdida de sentido de los terminos “boludo” y “chabón” con el correr de los años. (28/9/2002)
Emitido en Radio Nacional Domingo 13 de Diciembre de 2009
Isidoro Blaistein Argentino de “Rosebud” en Cuentos Completos. Ed. Emecé 2004 Nació en Concordia, Argentina, el 12 de Enero de 1933. Combinaba el ejercicio de la literatura con su oficio de librero de barrio, tras haber sido publicista y fotógrafo de niños. Colaboró con la revista "El escarabajo de oro" y con diversos medios periodísticos argentinos. Su amplia obra narrativa se inicia en 1965 con su libro de poemas Sucedió en la lluvia, y desde entonces ha obtenido diversos premios literarios. Desde 2001 fue miembro de la Academia Argentina de Letras, y miembro correspondiente de la Real Academia Española. Falleció el 28 de agosto de 2004. Obra publicada: Sucedió en la lluvia (1965); La felicidad (1972); El mago (1974); Dublín al Sur (1980); Cerrado por melancolía (1982); Cuentos anteriores (recopilación 1982); Anticonferencias (1983); A mí nunca me dejaban hablar (1985); Carroza y reina (1986); Cuando éramos felices (1992); Al acecho (1995); Antología personal (1997); Voces en la noche (2004); Cuentos completos (2004).