Consagración de los reyes de Francia

ceremonia de coronación francesa

La consagración de los reyes en Francia se refiere a la ceremonia de coronación francesa en que más importante que el acto de colocar la corona en la cabeza del monarca, como una coronación normal en otros reinos, lo era la consagración, es decir, la unción con un óleo sagrado sobre el cuerpo del rey.

Retrato de Luis XIV con vestimentas de consagración, 1701, por Hyacinthe Rigaud
Catedral de Notre-Dame de Reims

Desde la época del reino de los francos y luego de Francia, el advenimiento de un nuevo rey estaba legitimado por la ceremonia de su coronación con la corona de Carlomagno en Notre-Dame de Reims. Pero el rey no tenía necesidad de ser reconocido como monarca francés, ya que el nuevo rey ascendía al trono automáticamente a la muerte de su predecesor, simbolizándose por primera vez cuando el féretro del anterior monarca era bajado a la capilla de la basílica de Saint-Denis, y el duque de Uzès, primer par de Francia, proclamaba: «Le roi est mort, vive le roi!» [¡El rey ha muerto, viva el rey!][1]

La primera consagración de un rey en Francia fue la de Pipino el Breve, motivada principalmente por la alianza que hizo con la Iglesia católica para asegurarse su legitimidad y poder suceder al rey merovingio Childerico III, al que depuso. Fue consagrado una primera vez en marzo de 752 por una asamblea de obispos del reino de los francos reunidos en Soissons y que estuvieron dirigidos, presumiblemente, por el arzobispo de Maguncia, Bonifacio. El domingo 28 de enero de 754, fue consagrado una segunda vez en Saint-Denis por el papa Esteban II, quien también dio la unción a sus dos hijos y bendijo a su esposa Bertrada o Berta de Laon.

El primer monarca francés en ser coronado y consagrado en la catedral de Reims fue Luis el Piadoso en octubre de 816.[2][3]​ Reims estaba relacionada con el primer rey de todos los francos, Clovis I, bautizado allí en 496 (o 499) por el arzobispo san Remigio. En 869 fue redescubierta en la tumba del santo la santa Ampolla, elemento que incorporara posteriormente al ritual de la consagración. Se decía que ese aceite milagroso habría ungido a Clovis y que había sido llevado por una paloma que habría descendido del cielo; a partir de 1027, ese aceite, inacabable, ungió a todos los reyes francos y luego a los de Francia en su consagración,[4]​ legitimando así su poder por derecho divino.

La última consagración de un rey francés fue la de Carlos X el 29 de mayo de 1825 en la catedral de Reims,[Notas 1]​ donde se han consagrado treinta y tres soberanos en poco más de 1000 años. A partir de las Ordines ad consecrandum et coronandum regem, una selección de textos manuscritosprocedentes de colecciones litúrgicas escritas en Reims a finales del reinado de san Luis, se puede describir con precisión la liturgia de esta ceremonia.

Las insignias de la consagración —como el trono y el cetro de Dagoberto I o la corona y la espada Joyosa de Carlomagno— se custodiaban en la basílica de Saint-Denis, cerca de París, y los instrumentos litúrgicos —como la Santa Ampolla y el Cáliz de san Remi— en Reims. Todavía hoy se conservan parcialmente, especialmente en el Louvre y en otros museos parisinos. La Santa Ampolla se guardaba en un relicario en forma de placa redonda de oro engastada con piedras preciosas y en cuyo centro se encontraba una representación en esmalte blanco de la paloma del Espíritu Santo, de pie con las alas abiertas y apuntando hacia abajo, del que la Santa Ampolla misma formaba el cuerpo. El relicario tenía una pesada cadena con la que podía ser colgado del cuello. Así era llevada la reliquia por el abad de la abadía de Saint-Rémi (donde normalmente se guardaba) cuando este, caminando descalzo al frente de una procesión de sus monjes bajo un dosel llevado por cuatro gentileshombres a caballo, los rehenes de la Santa Ampolla, la llevaba desde la abadía hasta las marcas mismas del altar de la catedral, donde la entregaba al arzobispo de Reims para que la utilizara en el ritual de la consagración.

El tiempo más largo entre una toma de posesión y la consagración fue de once años, el tiempo que tuvo que esperar el rey Sol, Luis XIV; Carlos VII pudo ser conducido a Reims por Juana de Arco después de siete años y Enrique IV solo celebró su consagración después de cinco años. Carlomagno solo fue reconocido por los grandes francos occidentales. Los reyes Carlos el Gordo, Juan I, Luis XVIII y Luis Felipe I, así como el emperador Napoleón III, nunca fueron coronados: Juan I era un infante que murió a los pocos días y Luis XVIII abandonó por razones de salud; Luis Felipe I (1830) y Napoleón III (1852) fueron proclamados en el cargo.

Las consagraciones conjuntas de rey y de reina fueron raras, ya que los reyes en general eran consagrados jóvenes y célibes, especialmente cuando eran consagrados en vida de su padre. Si las reinas se casaban con un rey ya reinante, su consagración generalmente tenía lugar en el lugar de la boda uno o unos días después, y no en Reims, sino en la Sainte-Chapelle o en la abadía de Saint-Denis.[5][6]​ La primera reina de cuya consagración se tiene constancia es Emma, ​​esposa del rey Raúl. Fue coronada sola en Reims unos meses después que su marido, mientras el rey luchaba contra sus enemigos. No se puede determinar hasta qué punto fueron consagradas las esposas de los gobernantes anteriores. Bajo la Casa de Borbón no hubo consagración de reinas en absoluto, con la única excepción fue María de Medici, que se hizo consagrar el día antes del asesinato de su marido, el rey Enrique IV. También fue la última reina consagrada.

Origen de la ceremonia de la consagración

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Aparición en el Próximo Oriente

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La consagración había sido practicada en el antiguo Israel aunque ellos no fueron los inventores de la ceremonia: los archivos diplomáticos de Amenofis IV, en Tell El-Amarna conservan una carta de ca. 1500 a. C. de un rey sirio, llamado Addou Nirari, recordando al faraón que el abuelo del rey de Egipto «había derramado aceite sobre la cabeza» de su abuelo. La práctica de la unción real también se encuentra en Nínive, en Babilonia, en Damasco y entre los hititas.[De. 1][7][8][Bl. 1]​ El profeta Samuel habría tomado prestada, por lo tanto, la consagración de los países vecinos.

El significado de la consagración de los reyes de Francia no se puede entender sin partir de los textos del Antiguo Testamento, particularmente de los Libros de Samuel, de los Reyes, de las Crónicas y de los Salmos que los clérigos recitaban durante los servicios de la semana. Así es lógico que la idea de que la unción, que tendría el efecto de hacer descender el espíritu divino sobre la cabeza del hombre, se hubiese extendido en el occidente cristiano. Los óleos eran considerados en el mundo antiguo, especialmente por los egipcios, como sustancias divinas, emanación de Dios por ser sustancias solares, que lubricaban e iluminaban al mismo tiempo. La unción con aceite se usaba para consagrar a los sacerdotes y si bien los reyes de Israel no fueron sacerdotes, si participaban del sacerdocio. A la dimensión sacerdotal, la consagración añadía la dimensión filial: cuando el Espíritu Santo investía al rey, convirtiéndole en su hijo adoptivo: «Moi je serai pour lui un père; et lui sera pour moi un fils.» [Yo seré para él un padre; y él será un hijo para mi][9]​ «Investido del espíritu de Dios, el rey se convierte por la consagración en el ungido del Señor, en hebreo meshiah, es decir mesías[De. 2]​ En relación con David y Salomón solamente se menciona la unción, lejos de la multitud; pero posteriormente, la ceremonia se trasladaría al Templo de Jerusalén e incluiría la entrega de una diadema.[De. 2]​ Sería este modelo el que inspiraría a los pensadores y clérigos de la Europa cristiana.

Introducción en Europa

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La cuestión sobre si existió una consagración en Irlanda se debate entre los historiadores: Michael Enright defiende la hipótesis de una unción administrada por san Columba alrededor de 574 al rey Aidan mac Gabrain.[10][Bl. 2]​ Por otro lado, se atestigua la existencia de una consagración de los reyes visigodos de España, en ocasiones conectada con la importancia del pensamiento político de Isidoro de Sevilla, con el canon 75 del Concilio de Toledo IV de 633, que equipara a los reyes con los «ungidos del Señor» o con la conversión al catolicismo del rey Recaredo.[De. 3]​ La primera consagración atestiguada fue la del rey Wamba en el año 672, mencionada por Julián de Toledo. Los escritos de Isidoro de Sevilla y la concepción sagrada bíblica y cristiana de la España visigoda pueden llegado a la Galia con la ola de refugiados cristianos que huían de la península ibérica. La consagración visigoda surgía en un contexto donde la herencia ya no dictaba la sucesión real; su objetivo era establecer firmemente la legitimidad y la inviolabilidad de la realeza del ungido del Señor.

Las consagraciones de Pipino el Breve de Francia

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Los reyes merovingios (siglo V y siglo VIII) accedían al poder mediante una elección de los aristócratas de las familias merovingias. El poder provenía de su carisma y de sus victorias militares. El bautismo del primer rey merovingio Clodoveo, hacia el 496, no tuvo nunca la consideración de un acto de consagración, sino de una conversión.

Cuando el mayordomo de palacio Pipino el Breve, hijo de Carlos Martel, que detentaba todo el poder en el reino franco pese a la titularidad nominal del rey que no ejercía ninguna autoridad efectiva, decidió a mediados del siglo VIII acceder a la realeza, quiso asegurarse el respaldo de la más alta autoridad espiritual de Occidente: el papa. Para conseguir su autorización envió a a Burcardo y a Fulrado como embajadores ante el papa Zacarías. Este le respondió que el "orden divino" no quedaba claro, puesto que el mayordomo de palacio ya disponía del poder, pero no de su legitimidad y que era la Iglesia la que debía legitimirle por medio del ritual de la consagración. Se utilizará, como modelo de la misma, la unción que recibió David de Samuel según el Antiguo Testamento.[11]​ La Biblia evoca repetidamente la inviolabilidad de quien ha recibido la unción; de hecho, desde Pipino el Breve hasta Carlos IX, tal protección contra el regicidio fue efectiva, mientras que los reyes merovingios, en un período mucho más corto, fueron asesinados tres veces.[Notas 2]​ Como David, Pipino el Breve no había sido llamado a reinar por nacimiento y como él, recibiría con la consagración una promesa de perennidad.

En 00751-11 noviembre de 751, en Soissons, Pipino fue elegido por los francos reunidos en el champ de mai —el 'campo de mayo', la gran asamblea de guerreros francos— y Childerico III, fue encerrado en un monasterio. Los obispos de la Galia lo consagraron[12]​ en nombre de la santa Iglesia católica dándole la santa unción, marcando su frente y diferentes partes del cuerpo con el santo óleo, el Santo Crisma, para transmitirle el Espíritu Santo. Gracias a esa unción, posiblemente administrada por el arzobispo Bonifacio de Maguncia, el rey de los francos sería investido por Dios con la misión de proteger a la Iglesia.

A cambio de su acuerdo con Pipino, el papa esperaba el apoyo militar de los carolingios para hacer frente a las amenazas de los lombardos. En 753, el papa Esteban II se vio obligado a refugiarse en la Galia y solicitó la intervención de Pipino que le prometió una intervención armada contra los lombardos; como recompensa el papa le confirió el título de «patricio de los romanos» (protector de Roma) y le consagró por segunda vez en la basílica de Saint-Denis el 28 de julio de 754, quedando el rey por encima de todos los demás laicos. Los dos hijos de Pipino (uno de ellos futuro Carlomagno) así como su esposa, Bertrada de Laon, fueron también consagrados. Pipino el Breve, cumpliendo su promesa, emprendió varias expediciones en Italia. Los territorios conquistados a los lombardos formaron el embrión de los Estados Pontificios.

La consagración de Pipino el Breve tuvo muchas implicaciones fundamentales, además del cambio de dinastía. Los carolingios reinaron en Francia hasta 987 y obtuvieron el apoyo del Papa y de la Iglesia, aunque a cambio tuvieron que proteger a la iglesia. Con la consagración de 754, toda la dinastía carolingia quedaba consagrada. La práctica, ya no necesaria con fin legitimador de una sucesión real, fue continuada por sus sucesores hasta Carlos X. La elección establecida por parte del pueblo y de los nobles aristócratas del reino, perderá su importancia con los sucesores carolingios aunque no desapareció por completo: se denominó "aclamación" tras imponerse la consagración, pero realmente no fue más que una mera formalidad. Las coronaciones imperiales, que tenía lugar en Roma en presencia del papa y que fueron iniciadas por Carlomagno en 800, eran distintas a la consagración.

Las consagraciones bajo los carolingios y capetos

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Coronación el 1 de noviembre de 1179 en Reims de Felipe II Augusto, por el arzobispo Guillaume de Champagne, en presencia de Henri Court-Mantel, del conde de Flandes, del obispo de Langres, de los prelados y de los barones del reino.

La siguiente consagración, y la primera que tuvo lugar en Reims, fue la de Ludovico Pío, en octubre de 816 oficiada por el propio papa Esteban IV. Hijo de Carlomagno, se convirtió, por medio de esta ceremonia, en el elegido de Dios y defensor de la Iglesia.

Siguiendo la costumbre tradicional de dividir la herencia y el poder entre los francos, Ludovico Pío otorgó a su hijo Carlos el Calvo el sub-reino de Aquitania en septiembre de 832. Esa elevación al trono se produjo sin la oportuna consagración. Tras unos años, Carlos el Calvo fue nuevamente privado de Aquitania, hasta que en 839 finalmente recibió las tierras entre el Mosa y el Loira, la Francia occidental. Después de las guerras civiles posteriores, finalmente se le otorgó el regnum occidental, incluida la supremacía sobre Aquitania cuando el poder se dividió en el Tratado de Verdún en 843, y los grandes francos occidentales le reconocieron como su rey. Hasta el 00848-06-06 6 de junio de 848 Carlos el Calvo no recibió la consagración imperial completa a través de la unción y la coronación en la catedral de Orleans, aunque se discute el propósito de esto. La nota del obispo Prudencio de Troyes sugiere que Carlos solo permitió ser coronado rey de Aquitania, ya que tras ese acto procedió a derrocar a su sobrino, el rey Pipino II de Aquitania, con el fin de colocar a Aquitania bajo su dominio directo.[13]​ Actuó de manera similar después de la muerte de su sobrino Lotario II en 869, ocupando Lotaringia y haciéndose consagrar como rey de los francos occidentales de Lorena el 00869-09-09 9 de septiembre de 869 en la catedral de Metz por el arzobispo de Reims, Hincmaro, haciendo uso por vez primera del óleo de la santa ampolla, afirmando que la unción era la prueba de que Dios le había elegido.[14]​ Reims conservará la preeminencia que tenía sobre las otras sedes metropolitanas durante el siglo XII, ya que en allí había sido bautizado Clodoveo en la ceremonia en la que hizo su aparición la santa Ampolla. Sin embargo, Wenilo de Sens señala que en 848 Carlos el Calvo se hizo coronar según la costumbre carolingia y que ese acto fue válido durante todo su reinado.[15]

El declive de los carolingios se hizo patente en el siglo IX y siglo X. El robertino Eudes fue elegido por los grandes en 888. Después de proclamar el destronamiento del carolingio Carlos el Simple, Roberto I fue elegido el 29 de junio de 922 y fue consagrado en Reims al día siguiente, domingo, 3 de junio de 922 por el arzobispo Gautier de Sens, su primo. En el siglo X, los príncipes territoriales (marqueses, duques, condes) tenían un poder político de tal magnitud que podían imponer sus condiciones antes de dar su consentimiento para la elección del rey. La elección del rey se demostraba, pues, determinante, especialmente durante las crisis dinásticas.

En 987, el rey carolingio Luis V murió sin descendencia. Hugo Capeto fue elegido por los grandes en Senlis y fue más tarde consagrado en Noyon, el domingo 3 de julio de 987: era el fin de la dinastía carolingia. Hugo Capeto hizo consagrar, también, a su hijos. Ese ritual será perpetuado hasta la llegada al trono de Felipe II de Francia al final del siglo XII, cuando el poder y la legitimidad de la Dinastía de los Capetos ya estaba definitivamente asegurado.

Actores de la consagración

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Los pares laicos a la izquierda y los pares eclesiásticos a la derecha encuadrando al rey Luis XV.

El rey era consagrado por el arzobispo de Reims —asistido por cuatro obispos sufragáneos de su provincia eclesiástica—, por el obispo de Langres y por el capítulo de la catedral de Reims. El orden protocolar de los seis obispos era el siguiente:

  1. el arzobispo de Reims, que consagraba y coronaba al rey;
  2. el obispo de Laon, que llevaba la santa ampolla;
  3. el obispo de Langres, que portaba el cetro;
  4. el obispo de Beauvais que portaba y presentaba la cota de armas o el manto real;
  5. el obispo de Châlons, que portaba el anillo real;
  6. el obispo de Noyon, que portaba el bálteo.

A estos se añadían el abad de la abadía de Saint-Remi de Reims, guardián de la santa ampolla, y el abad de la abadía de Saint-Denis, guardián de las demás insignias reales.

Los pares aparecen citados por primera vez en 1203 (primera convocatoria) y en 1226. Sin embargo, su primera participación codificada en la consagración fue formulada con motivo de la consagración de Felipe V el Largo el 9 de enero de 1317. Se trataba de los seis pares eclesiásticos mencionados anteriormente y de seis pares seculares (primero, los seis mayores vasallos del rey de Francia, y luego, en los tiempos modernos, príncipes de sangre o grandes señores). En orden de protocolo, los seis pares laicos fueron:

  1. el duque de Borgoña, que llevaba la corona real, ceñía la espada al rey y le confería la orden de caballería;
  2. el duque de Normandía, que portaba el primer estandarte cuadrado;
  3. el duque de Aquitania (o de Guyena, según los textos, que viene a ser lo mismo) porta el segundo estandarte cuadrado.
  4. el conde de Tolosa, que llevaba las espuelas.
  5. el conde de Flandes, que llevaba la la espada real Joyosa.
  6. el conde de Champaña, que portaba el estandarte de guerra.

Finalmente estaban presentes los grandes funcionarios de la corona, los miembros de la casa del rey, y el público asistente.

Cuando uno de los seis pares laicos no podía estar presente en la consagración, bien por haberse extinguido esa nobleza y haber vuelto el feudo al dominio real, bien por ser un soberano extranjero ocupado en sus propios asuntos o bien a causa de haberse ausentado del feudo del reino (Flandes siglo XVI), la función que ostentaba el par ausente era cumplida por orden protocolar del momento por los más grandes personajes del reino después del rey; cada uno de esos personajes «tient lieu de… » [toma el lugar de…] del duque de Aquitania o del conde de Champaña durante el tiempo de la consagración. Así, en su libro Ducs et pairs et duchés-pairies laïques à l'époque moderne (1519-1790), Christophe Levantal reseña los nombres de varios «lugartenientes» de los pares laicos; por ejemplo, el «conde de Flandes» ficticio en la consagración de Luis XV el 25 de octubre de 1722 fue Luis de Borbón, conde de Clermont o el «duque de Borgoña» ficticio durante la consagración de Francisco II el 21 de septiembre de 1559 fue Antonio de Borbón, rey de Navarra.

Ritual de la consagración

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El ritual de la consagración no se estableció más que gradualmente: la descripción de los gestos y las palabras pronunciadas durante la consagración se llama ordo. Fueron varios los clérigos que los escribieron, entre ellos:

  • el ordo de Hincmaro (siglo IX): unción, consagración, juramento: el rey se comprometía a respetar y a defender a la Iglesia, a asegurar la paz y a administrar tanto la justicia como la misericordia;
  • el ordo de Fulrad, abad de Saint-Vaast (alrededor del año 1000);[16]
  • el ordo de San Luis (siglo XIII): presentación de las espuelas y de una espada en presencia de los doce pares de Francia; aclamaciones del pueblo presente en la catedral de Reims que sustituían a la antigua elección; beso de la paz; durante la consagración, el rey recibía sus insignias de poder (Iura regalia); si el rey estaba casado, la consagración de la reina tenía lugar inmediatamente después.

Llegada a la ciudad

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Arco de triunfo en Tinqueux para el paso de Carlos X.

La consagración tenía lugar un domingo o un día de fiesta solemne (Ascensión, Asunción, Todos los Santos) con muy raras excepciones.[Notas 3]​ El rey llegaba a la ciudad la víspera, lo que daba lugar a las alegres entradas conocidas desde finales de la Edad Media: diputación de burgueses y de notables para entregarle las llaves de la ciudad y algunas especialidades locales, representaciones de tableaux vivants sobre la historia de la monarquía francesa, arcos triunfales... Los canónigos y los monjes iban a su encuentro en procesión cerca del parvis (la explanada frente a la iglesia) para conducirlo hasta el umbral de la catedral donde lo esperaba el arzobispo.[De. 4]​ El rey se recogía en el coro, posiblemente asistía a las vísperas, ganaba el palacio de Tau, luego volvía a la catedral para una velada de oración o de vigilia, inspirada en las prácticas del espaldarazo de la caballería: permaneciendo parte de la noche en oración, tenía que prepararse para ejercer su ministerio, imbuirse de sus deberes, pedía perdón por sus faltas en confesión, dándosele la absolución sólo en el momento de la comunión del día siguiente, de modo que se hallase en perfecto estado de gracia.[De. 4]

Despertar

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El levantamiento de Luis XV.

Al levantarse el día, estando instalados los canónigos en el coro para cantar Prima, el rey se levantaba para dirigirse en procesión a la catedral. En 1364, Carlos V introdujo la diputación de dos pares eclesiásticos, los obispos de Laon y de Beauvais, que venían a buscar al rey a su dormitorio, una práctica que se encuentra en el ceremonial inglés;[De. 5]​ la novedad era la mención de un lecho donde el rey estaba semi-recostado, quizás salido de una ceremonia de iniciación de caballeros;[17]Carlos IX inauguró en 1561 la ficción del rey durmiente, simbólicamente despertado a una nueva vida por los obispos, que remite a la teoría de los dos cuerpos del rey analizada por Ernst Kantorowicz; el obispo de Laon llamaba tres veces a la puerta del rey antes de que se abriera la puerta de la cámara real, siendo ese tercer golpe sin duda derivado de los Atollite portas de la liturgia del Domingo de Ramos.[De. 6]

Llegada del rey

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Pasaje desde el palacio de Tau a la catedral para Luis XIV

Después de ser vestido y de haber designado a los rehenes/caballeros de la Santa Ampolla, el rey llegaba a la catedral por un camino habilitado entre el palacio Tau y la catedral, que con el tiempo cada vez más fue más elaborado, siendo un auténtico pasaje acondicionado y cubierto para las consagraciones de Luis XVI y de Carlos X

El rey entraba en la catedral de Reims tras el canto de la hora canónica de la Prima. A la entrada del rey en la catedral, se rezaba una oración, y en los siglos XVII y XVIII se cantaba el himno Veni Creator Spiritus. A su entrada en el coro, la oración «Dios, soberano del cielo y de la tierra», etc. se decía y se cantaba Tercia, mientras el abad y los monjes de la abadía de Saint-Remi llegaban con la Santa Ampolla.

Juramento

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Juramento de Carlos X

El juramento aparece en la época carolingia, desarrollado para Carlos II el Calvo y luego precisado bajo Luis II el Tartamudo; la fórmula evolucionó poco y llevó hasta el final del Antiguo Régimen la marca de Hincmaro de Reims.[De. 7]​ Se cree que algunos reyes habrían hecho el juramento sobre el Evangelio de Reims. El rey prometía asegurar la protección de la Iglesia y de sus bienes. Prometía también procurar la paz a la Iglesia y a los pueblos cristianos, y desde el concilio de Letrán IV, combatir a los herejes. Por «paz» se quería decir que el rey se comprometía a conservar el orden social querido por Dios y a impartir justicia. Este juramento era inicialmente un límite al poder real: el rey estaba «obligado» a respetar y hacer respetar la justicia (como San Luis). Luego esa obligación se convirtió en un aumento de la santidad del rey: el rey era necesariamente siempre justo, y por lo tanto sus decisiones no podían ser injustas.

En época moderna, los juramentos prestados eran los siguientes:

  • el juramento eclesiástico, prometiendo al clero francés preservar y defender sus privilegios canónicos;
  • el juramento al reino:
    • conservar la paz;
    • prevenir la iniquidad;
    • observar la justicia y la misericordia;
    • exterminar (es decir, desterrar) a los herejes.

Enrique IV le añadió un tercer juramento en 1594, el de mantener las órdenes creadas por sus predecesores (a saber, la Orden de San Miguel y la Orden del Espíritu Santo). Luis XV añadió la Orden de San Luis, y Luis XVI el juramento de hacer cumplir los edictos contra los duelos.

Ritual de caballería

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Entrega de espuelas de oro a Carlos V

No se trataba de un espaldarazo propiamente dicho, ya que el rey podía haber sidor nombrado caballero antes de llegar a Reims —como lo fue Luis IX— o bien —como Luis XI y Carlos VIII—, en la catedral pero independientemente de la ceremonia de la consagración.[De. 8]​ El gran camarero (más tarde el Gran Chambelán de Francia) le ponía las calzas al rey, el duque de Borgoña (más tarde un gran señor) le colocaba las espuelas de oro y luego las retiraba inmediatamente. Desde finales del siglo XIII, la espada utilizada fue la Joyosa, conocida como la «espada de Carlomagno». El arzobispo ceñía al rey su bálteo, se lo quitaba, sacaba la espada de su vaina (que era colocada sobre el altar) y se la devolvía, con una larga oración, al rey, quien la recibía con las rodillas dobladas, se la ofrecía al altar, la recuperaba de manos del arzobispo y finalmente se la pasaba al senescal quien tenía que mantenerla apuntada en el aire durante toda la ceremonia, hasta el regreso al palacio de Tau.[De. 8]

Unción

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Unción de Carlos X
 
Camisa de la consagración de Luis XV
 
La unción de Carlos V

La santa ampolla conservada en Reims contiene un aceite milagroso que, según la leyenda, fue traído por una paloma que descendió del cielo el día del bautismo de Clodoveo por el obispo Remi. Este aceite habría sido reutilizado por primera vez, en la catedral de Metz, el 00869-09-09 9 de septiembre de 869 por el arzobispo Hincmaro de Reims para consagrar a Carlos el Calvo rey de los francos occidentales de Lorena.[18]​ que afirmó que la unción era la prueba de que Dios le había elegido.[14]​ (Carlos ya había sido consagrado una primera vez el 00848-06-06 6 de junio de 848 en la catedral de Orleans).

El abad de Saint-Rémi, entonces gran prior cuando el monasterio estaba bajo el régimen de la encomienda, llevó solemnemente la santa ampolla a la catedral, primero a pie, luego en un carruaje blanco, bajo un palio llevado por cuatro monjes, y esto, tras la llegada del rey a la catedral. En las cuatro esquinas estaban cuatro grandes señores enviados por el rey, llamados los rehenes, es decir los fiadores porque juraron proteger el relicario a riesgo de sus vidas. Les precedía la comunidad monástica, rodeada de los vasallos de la abadía, llamados los caballeros de la santa ampolla.[De. 9]

Era el obispo de Laon, duque y par del reino, quien tenía el privilegio de portar la santa ampolla durante la ceremonia. Después del ritual de caballería llegaba el momento de la unción, centro de la ceremonia, confiriendo al rey la autoridad de lugarteniente de Cristo en la Tierra, emperador en su reino: sólo el rey se beneficiaba del bálsamo tomado por el prelado consagrante con un aguja de oro: este fragmento del tamaño de un grano de trigo se mezclaba luego con el santo crisma sobre una patena y le daba un color rojizo.[19]​ Con el pulgar, el prelado tomaba la mezcla y trazaba nueve unciones en forma de cruz sobre el soberano, mientras pronunciaba las palabras rituales: en la parte superior de la cabeza, en el pecho, entre los dos hombros, en el hombro derecho, en el hombro izquierdo, en la articulación del brazo derecho y luego el brazo izquierdo; luego, después de vestirse, en las palmas de las manos. Tras las unciones, se raspaba la patena y se echaba lo que quedaba de la mezcla en la ampolla, lo que reforzaba la creencia popular en un bálsamo inagotable. La reina era consagrada únicamente con el santo crisma.

Por respeto por el aceite milagroso, la camisa del rey y los guantes puestos después de la unción de las manos eran quemados después de la consagración.[De. 10]​ Excepcionalmente, la camisa de Luis XV no se quemó y fue regalada al rey Juan V de Portugal; ahora se encuentra en el palacio Nacional de Mafra, custodiada por la Real y Venerable Hermandad del Santísimo Sacramento de Mafra.[20][21]

Presentación de las insignias reales

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Corona de consagración de Luis XV
 
El rey era entronizado; el arzobispo decía al rey: «vivat rex in aeternum».

Las insignias reales o Iura regalia eran llevadas por el abad de Saint-Denis.

  • El chambelán vestía al rey con una túnica similar a la de un subdiácono, una dalmática similar a la de un diácono y un manto similar a la casulla de un sacerdote,[De. 10]​ las tres prendas adornadas con flores de lis; era un rito tomado de la consagración de los obispos porque el obispo, recapitulando en su persona las tres órdenes sagradas, usaba esos tres ornamentos para los oficios pontificios; el rey podía, como ellos, recibir guantes, con oraciones prestadas del pontifical romano. Hay pruebas de que las túnicas de los gobernantes carolingios y otonianos estaban tachonadas de azul con símbolos cósmicos dorados, una referencia a la vestimenta del sumo sacerdote de Jerusalén.[22][23]​ Estas vestiduras azules se florecieron bajo Luis VII, sin duda por influencia de san Bernardo, quien teorizó la existencia de un cosmos espiritual formado por Cristo y los Elegidos, comparable a los Lirios según su lectura de san Lucas y del Cantar de los Cantares.[24][25]​ Fue una originalidad francesa que este atuendo llevara el escudo de armas, en particular el azul, mientras que el color del poder, imperial en particular, era el rojo. El rey sólo vestía de rojo al comienzo de la ceremonia, con camisa y túnica de seda provista de una abertura en el lugar de las unciones.[De. 10]
  • El arzobispo bendecía y luego colocaba el anillo en el dedo anular de su mano derecha, en señal de «santa fe e integridad del reino».[De. 11]
  • Con otras oraciones, il remettait pour «encourager les bons et corriger les mauvais, diriger les justes la voie droite, rabaisser les orgueilleux et relever les humbles » [animar a los buenos y corregir a los malos, encaminar a los justos al camino recto, rebajar a los orgullosos y elevar a los humildes]:
  • La corona de oro, compuesta por un círculo de oro coronado por cuatro flores de lis engastadas sobre un bonete de terciopelo adornado con perlas (couronne fermée), era colocada sobre la cabeza del rey por el obispo después de haber sido sostenida por todos los pares del reino o sus representantes que representen el hecho de ser soberano

Entonces el rey era entronizado; el arzobispo decía al rey: «Que le médiateur de Dieu et des hommes fasse de toi le médiateur du clergé et du peuple» [Que el mediador de Dios y de los hombres haga de ti mediador del clero y del pueblo], antes de abrazarlo y sentarlo en un trono elevado que dominaba el jubeo.[De. 12]​ Los pares acudían cada uno a rendirle homenaje con un beso, diciéndole: « Vive le roi éternellement » [Viva el rey eternamente], aclamación retomad por la asamblea al son de las trompetas. Luego se soltaban pájaros y se lanzaban monedas y medallas. En la consagración de Luis XIII, entre 700 y 800 gorriones fueron liberados bajo las bóvedas. Esta suelta de pájaros era la imagen de la liberación de prisioneros que se llevaba a cabo con motivo de la consagración (6000 por Luis XIV, menos de 600 por Luis XV, 112 por Luis XVI).[De. 12]

Tras la presentación de las insignias y la entronización, se asistía a una misa y a un banquete, ambos, al igual que la consagración, sufragados por la ciudad de Reims.

No había una misa específica para la consagración, y se decía la misa del día con las lecturas previstas en el misal; sólo unas pocas oraciones eran específicas, principalmente una oración ante el don de la paz, como en las misas nupciales. En el momento del ofertorio, el rey descendía para llevar al altar el vino del sacrificio, en memoria de la ofrenda hecha por Melquisedec; también ofrecía 13 bezantes de oro, simbolizando probablemente su matrimonio con su pueblo, por analogía con las 13 piezas que el marido ofrece a la mujer el día de la boda.[De. 13]​ El propio de la misa se daba en canto llano y fauxbourdon. Era el ordinario (Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus, Agnus) y el Te Deum de la entronización el que daba lugar a la polifonía. Había un coro de doce vicarios músicos que podía reforzarse para ocasiones especiales, y un maestro de niños desde 1285 que contaba con diez cantores desde el siglo XVI. En 1775, la misa de consagración de Luis XVI fue compuesta por François Giroust, director de capilla; en la consagración de Carlos X, fue Luigi Cherubini.[De. 14][Notas 4]​ Al final de la misa, el arzobispo procedía al cambio de corona; la corona tradicional se llevaba sobre un cojín y el rey lucía entonces una corona personal más ligera, con la que salía de la catedral y se dirigía al palacio de Tau.[De. 14]​ La ceremonia duraba al menos seis horas, a veces siete; en la consagración de Carlos X, se encargó a una comisión simplificar y modernizar la ceremonia y hacerla compatible con los principios de la monarquía según la Carta (supresión de las promesas de lucha contra herejes e infieles, de los doce pares, de las referencias a la realeza hebrea, etc.) y duró tres horas y media.[De. 14]

Festividades

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El Banquete de la consagración de Luis XV, el 01722-10-25 25 de octubre de 1722 se desarrolló en el salón de banquetes del Palacio de Tau, obra de Pierre-Denis Martin.

El rey no llegaba solo; los relatos conservados del siglo XIV sugieren un seguimiento de al menos 2000 barones y sirvientes, y este número habría ido en aumento a partir de entonces. A esos invitados se sumaban los que deseaban asistir a la consagración y participar en los festejos posteriores a la ceremonia; en la consagración de Felipe VI, el vino fluyó libremente (60 000 litros)[De. 15]​ La consagración causaba el júbilo popular y constituía tanto un momento de comunión entre el rey y su pueblo como una promesa de renovación.[De. 15]​ Había unos cientos de personas en el coro y las galerías dispuestas a ambos lados, unos miles en la nave; actualmente, la catedral tiene capacidad para 3000 personas, pero con sillas; por lo tanto se tuvo que exceder ese número durante las consagraciones;[De. 16]​ a partir de Luis XIV, las puertas sólo se abrían a la multitud en el momento de la entronización. En los días de la ceremonia de la consagración la población de la ciudad debía por lo menos duplicarse o triplicarse; 100 000 personas se avanzan en la consagración de Luis XV.[De. 16]

Efectos de la sacralización

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Sacralización

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La consagración fue a veces considerada como un sacramento; así, san Pedro Damián reseñaba doce sacramentos incluyendo la unción de los reyes. Para Pedro Lombardo sólo eran siete los sacramentos y su enseñanza fue ratificada por el Tercer Concilio de Letrán (1179) y en varias actas pontificales.[26][27][Notas 5]​ La consagración es un sacramental y no un sacramento.es decir, un signo sagrado cuyo rito es definido por la Iglesia católica, según una cierta imitación de los sacramentos, con miras a conseguir sobre todo los efectos espirituales obtenidos por la oración de la Iglesia. Más allá de eso, confería al rey una especificidad que lo elevaba por encima del resto de los laicos. Se convertía en un personaje sagrado. El sacramental de consagración con la unción de aceite en las manos y la cabeza imita al sacramento de las órdenes de presbíteros y de obispos; el rey «se acerca al orden sacerdotal» también en cuanto comulga bajo ambas especies (pan y vino consagrados), aunque se haya olvidado que originalmente los laicos comulgaban bajo ambas especies.[De. 17]​ El rey consagrado está sacralizado y puede comulgar bajo ambas especies, como los clérigos.

Inviolabilidad

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Esta sacralización volvía inviolable al rey. La Biblia afirma la inviolabilidad de quien ha recibido la unción: el rey David afirma la imposibilidad de poner la mano sobre el ungido del Señor,[28][29]​ y el Salmo 104 hace lo mismo; la realeza israelita confiere al rey una impronta filial, siendo el Eterno su padre.[9]​ Cualquier atentado contra su persona era, por tanto, castigado con gran severidad. El culpable era acusado de regicida, torturado y ejecutado, aunque el rey solo estuviera herido y la herida fuera leve. Así, Damiens fue descuartizado tras ser desgarrado y cubierto de plomo fundido por haber apuñalado a Luis XV con un cuchillo, habiéndose evitado una herida grave gracias al espesor de las vestimentas del rey.

Taumaturgia

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Enrique II practicando el toque de escrófula en el priorato de Corbeny, libro de horas de Enrique II, BnF.

El rey de Francia consagrado, tenía la particularidad, si estaba en estado de gracia, de tener la reputación de ser un taumaturgo o hacedor de milagros: durante una ceremonia especial que generalmente tenía lugar al día siguiente de la consagración, la mayoría de las veces después de haber recibido la comunión en la tumba de san Marculfo en Corbeny,[Notas 6][De. 18]​ —un santo que tenía fama de curar la escrófula, una enfermedad de origen tuberculoso causada por una afección de los ganglios linfáticos del cuello, la escrófula—, el rey realizaba un ritual especial para curar a las personas con esa enfermedad; el ritual incluía un doble gesto: el toque directo del enfermo y la señal de la cruz. Se describe a san Luis pronunciando palabras (desconocidas) cuando el toque, probablemente una oración; la fórmula «le roi te touche, Dieu te guérit» [el rey te toca, Dios te cura] no está atestiguada hasta el siglo XVI.[Bl. 3]​ La fórmula cambió gradualmente a «le roi te touche, que Dieu te guérisse» [el rey te toca, que Dios te cure][30][31]​ A partir de Luis XIV, el rey dejó de peregrinar a Corbeny, como era costumbre desde Luis X, y las reliquias de san Marculfofueron llevados a la basílica de Saint-Rémi y el tocamiento se realizaba en el jardín.[De. 19]

No se conoce con precisión la aparición del toque real para curar la escrófula. No hay indicios conocidos de que los reyes de Francia de dinastías anteriores tocaran la escrófula o tuvieran poderes taumatúrgicos en general.[Bl. 4]​ Entre los merovingios, solo el rey Gontrán I (fallecido en 592) tenía fama de haber curado a los poseídos;[32]​ este don parece estar relacionado con su santidad personal, y no con su realeza.[Bl. 5]​ Es probable que si los reyes merovingios hubieran reclamado poder curativo, los cronistas lo hubieran señalado.[Bl. 6]​ Para los primeros Capetos, Helgaud de Fleury concedió a Roberto el Piadoso (996-1031) la gracia de curar.[Notas 7]​ Sin embargo, la escrófula no se nombra explícitamente: es posible que los poderes taumaturgos asignados a los reyes de Francia fueran inicialmente generalistas, antes de especializarse.[Bl. 7]​ El primer testimonio que menciona las escrófulas es el de Guibert de Nogent, en su obra Des reliques des saints[33]​ fechada hacia 1124.[34]​ Guibert indica haber visto personalmente a Luis VI el Gordo (r. 1108-1137) curar a los escrofulosos tocándolos y haciéndoles la señal de la cruz, milagro que califica de «habitual». El cronista añade que el padre del rey, Felipe I (r. 1060-1108), ya practicaba este milagro pero que ya había perdido su don milagroso a consecuencia de sus pecados —es decir, el doble adulterio con Bertrade de Montfort, que había conducido a su excomunión.[De. 20]

Los reyes de Francia tocaron después de él la escrófula hasta Luis XV; el último, en la Pascua de 1739, rechazó rotundamente la confesión, la comunión y la ceremonia ritual. Nunca volverá a tocar la escrófula.[35][Notas 8]​ Luis XVI restableció esta costumbre en 1775. Este rito reapareció por última vez el 29 de mayo de 1825, fecha de la consagración de Carlos X que afectó a ciento veintiún enfermos, cinco de los cuales eran niños que fueron declarados curados.[De. 21]​ Los reyes tocaban la escrófula después de la consagración, con distinta frecuencia: San Luis las tocaba casi a diario, Luis XI cada semana, y el rito se realizaba en el extranjero durante las guerras de Italia.[De. 22]

Este poder taumatúrgico fue el signo de una dimensión casi sacerdotal del Très chrétien (Su Majestad Cristianísima): consagrados por la Iglesia, los reyes de Francia según Du Peyrat,

realizaron milagros durante su vida al curar pacientes con escrófula, que muestran claramente que no son laicos puros, sino que participando en el sacerdocio, tienen gracias particulares de Dios, que ni siquiera los sacerdotes más reformados tienen.
font les miracles de leur vivant par la guérison des malades écrouelles, qui montrent bien qu’ils ne sont pas purs laïques, mais que participant à la prêtrise, ils ont des grâces particulières de Dieu, que même les plus réformés prêtres n’ont pas.
Alexandre Maral, Le Roi-Soleil et Dieu: Essai sur la religion de Louis XIV, préface de Marc Fumaroli, éd. Perrin, 2012, p. 99-100.

Efecto jurídico

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La consagración planteaba un problema jurídico: ¿la consagración hace al rey? En opinión de los juristas reales, desde la muerte de san Luis, la consagración ya no tendría ningún valor constitutivo. Tan pronto como el rey murió, el ejército reconoció a Felipe el Temerario como sucesor, aunque la consagración no se produjo hasta un año después, en 1271. En la opinión popular medieval, el rey seguía siendo el que era coronado y Juana de Arco no llamará rey a Carlos VII hasta que este fue coronado. En tiempos modernos, se desarrolló una teología de «sangre real»: tan pronto como el rey moría, su sucesor se convertía en rey. Es la aplicación al derecho público de la fórmula del derecho privado «el muerto se apodera del vivo», lo que conducirá a la famosa fórmula:«¡El rey ha muerto, viva el rey!».

Efecto fiscal

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La financiación de las consagraciones dio lugar a la recaudación de un impuesto especial, la tasa de las consagraciones. En 1286, el documento más antiguo, relativo a la tasa de la consagración de Felipe el Bello, permite evaluar la base de percepción y por lo tanto la población en 3900 fuegos, es decir aproximadamente 16 000 a 18 000 habitantes.[36]

Lugares de la consagraciones

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Primeras consagraciones (751-816)

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Sacre de Pépin le Bref à Saint-Denis el 28 juilet 754, Consagración de Pipino el Breve en Saint-Denis el 28 de julio de 754 (óleo sobre lienzo de François Dubois, 1837)

Si la primera consagración, la del primer carolingio Pipino el Breve, tuvo lugar un día de 00751-11 noviembre de 751 en Soissons, capital de los merovingios, la ceremonia se repitió el 00754-07-28 28 de julio de 754 en Saint Denis. Los príncipes imperante Carlos y Carlomán fueron consagrados al mismo tiempo en esa ocasión. Los dos hermanos fueron consagrados reyes el 00768-10-09 9 de octubre de 768, dos semanas después de la muerte de su padre, respectivamente en Noyon y en Soissons, cada uno reinando por su lado. El mayor, Carlomagno, recibió del papa el título de emperador y una corona el 00800-12-25 25 de diciembre de 800 en Roma. Fue el hijo y sucesor de éste, Luis el Piadoso, coronado emperador en 00813-09 septiembre de 813 en Aix-la-Chapelle en vida de su padre, quien, el 00816-10-05 5 de octubre de 816, fue el primero en hacerse consagrar en Reims.

En Francia occidental (848-987)

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Bajo el reinado de Lotario I, hijo de Luis el Piadoso, el imperio carolingio fue dividido con los hermanos de este último según los Juramentos de Estrasburgo urdidos el 00842-02-14 14 de febrero de 842. En el lado de Francia oriental, Aix-la-Chapelle se establecerá como el lugar de un nuevo ritual de consagración un siglo después, el 00936-08-07 7 de agosto de 936, por Otón I. En el lado de Francia occidental, la ceremonia de consagración fue mantenida por los últimos carolingios, pero fue solo con los robertianos y la necesidad de reafirmar una legitimidad que iba más allá del vínculo dinástico cuando Reims se convertirá en la ciudad de la consagración.

Bajo los Capetos, Valois, Borbones y Orleans (987-1848)

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Jeton de la consagración de Enrique III.
 
Consagración en Reims de Luis XVI el 01775-06-11 11 de junio de 1775

Bajo los Capetos, todos los reyes de Francia fueron consagrados en Reims, a excepción de Hugo Capeto, Roberto II, Luis VI, Enrique IV, Luis XVIII y Luis Felipe:

Consagraciones de las reinas

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Origen

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La esposa del rey Pípino, Bertrade de Laon, recibió una bendición en la consagración de su esposo y de sus hijos, el 00754-07-28 28 de julio de 754 por el papa Esteban II en la abadía de Saint-Denis; lo mismo para la primera y luego la segunda esposa de Luis I el Piadoso en 816 y 819;[De. 23]​ fue a mediados del siglo IX cuando se produjo un cambio con la introducción de la unción para las mujeres: el 00856-10-01 1 de octubre de 856, el arzobispo Hincmaro procedió a la primera consagración de una reina, en este caso, Judith, hija de Carlos II el Calvo y de Ermentrudis, poco después de su matrimonio con el rey de los sajones occidentales Æthelwulf; el ordo de esta consagración comienza con la entrega del anillo nupcial y luego una fórmula matrimonial que se refiere a las mujeres del Antiguo Testamento Sara, Rebeca, Raquel, esposas de Abraham, Isaac, Jacob, Ana, madre del profeta Samuel, Noemíi, la bisabuela de David, Ester y Judith. El texto influyó fuertemente en el ordo de Carlos V. A partir de entonces, las reinas fueron consagradas y ungidas: a partir de 866, Carlos II el Calvo hizo coronar a su esposa Ermentrudis de Orleans.[De. 24]

Ritos de las consagraciones de reinas

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Consagración de Juana de Borbón en 1364.

La consagración de la reina era similar a la del rey pero tenía un menor grado de sacralidad en los insignias recibidas y se caracterizaba por una reducción de los ritos. Ellas no recibían armas y no prestaban juramento; las unciones se reducían a dos: en la cabeza y en el pecho y el aceite santo no se mezclaba con una leva de la santa Ampolla. La reina no tocaba a los escrofulosos. Recibía un abrigo, pero no una túnica y guantes como su marido. Su corona, más pequeña que la del rey, no era sostenida por los pares de Francia, sino por barones y príncipes. Se sentaba en un trono ligeramente más bajo que el de su marido. Ambos participaban del mismo modo en los ritos de la misa: ofrenda de pan y del vino, de trece monedas de oro, comunión bajo ambas especies, al menos hasta Ana de Bretaña en 1492. Algunos comentaristas, a partir del siglo XVI, perciben en esta comunión con la sangre de Cristo un signo de realeza sacerdotal, pero se olvidan de que los fieles laicos comulgaban bajo las dos especies hasta el siglo XII.[De. 17]

Lugares de las consagraciones de las reinas

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Doble consagración de Felipe VI y de Juana de Borgoña en Reims, en 1328.

Las consagraciones conjuntas de rey y reina fueron raras: los reyes en general eran consagrados jóvenes y célibes, especialmente cuando eran consagrados en vida de su padre. Por ello muchas reinas fueron consagradas por separado, y no en Reims: Margarita de Provenza lo fue en Sens; Ingeborg lo fue en Amiens; y la mayoría de las veces se hizo en París, en la Sainte-Chapelle o en Notre-Dame. Hubo que esperar hasta los siglos XIII y XIV para ver dobles ceremonias en Reims: Luis VIII y Blanca de Castilla, en 1223; Felipe IV el Bel y Juana de Champaña, en 1286; Luis X y Clemencia de Hungría, en 1315; Felipe V y Juana de Borgoña, en 1317; Felipe VI y otra Juana de Borgoña, en 1328; Juan II y Juana I de Auvernia, en 1350; Carlos V y Juana de Borbón, en 1364. Esta consagración fue la última de una pareja. A partir de entonces fueron todas distintas y desde Ana de Bretaña hasta María de Médicis fueron todas celebradas en Saint-Denis.[De. 25]

Insignias en las consagraciones de las reinas

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Ordo de Carlos V en:: Coronation Book of Charles V (1365-1380) - British Library Cotton Ms Tiberius B VIII.

En el ordo de Carlos V, la reina viste una túnica y un manto rojos, pero no un manto de flores de lis; las ropas eran suntuosas pero no eran una réplica de las del rey. Las reinas podían llevar, como Juana de Borbón en 1365, el cetro corto llamado de Dagoberto: ya sea un bastón decorado con esmaltes cloisonné con una pequeña mano en la parte superior que sostenía una bola de filigranas caladas, de la que se alzaba un capitel sobre el que se posaba un águila, adornada con granates, esmeraldas y perlas, cabalgada por un hombrecito desnudo, sosteniendo una lanza.[Notas 10]​ A modo de vara, la reina sostenía un pequeño bastón, decorado con una rosa, que se vendía durante los actos de la Liga: este objeto fue utilizado en particular por Juana de Borbón. De lo contrario, la reina usaba un cetro corto de flor de lis. Al igual que el rey, la reina recibía un anillo personal no transmisible.[De. 26]

Cronología de las consagraciones de los reyes de Francia

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Cronología de las consagraciones de los reyes de Francia
 
Imagen Rey Fecha Día Lugar Oficiante y notas Dinastía
  Pipino el Breve 751 ? Soissons Carolingios
Pipino el Breve 00754-07-28 28 de julio de 754 ? Saint-Denis Segunda consagración de Pipino el Breve en Saint-Denis por el papa Esteban II que consagró también a Carlomagno y su hermano Carlomán I.
  Luis I el Piadoso 00816-10-05 5 de octubre de 816 Domingo Notre-Dame de Reims (1.ª) Consagrado por el papa Esteban IV
  Carlos el Calvo[44]
(832-877)
00848-06-06 6 de junio de 848 Miércoles Sainte-Croix de Orleans Wenilo, arzobispo de Sens
Ermentrudis de Orleans —— —— —— ——
Riquilda de Provenza —— —— —— ——
  Luis II el Tartamudo[44]
(877-879)
00877-12-08 8 de diciembre de 877 Domingo Saint-Corneille de Compiègne Hincmaro, arzobispo de Reims
00878-09-07 7 de septiembre de 878 Domingo Saint-Pierre-et-Saint-Paul de Troyes Segunda consagración por el papa Juan VIII
Ansgarda de Borgoña —— —— —— ——
Adelaida de Friul —— —— —— ——
  Luis III
(879-882)
00879-09 septiembre de 879 ? Saint-Pierre und Saint-Paul in Ferrières Ansegis, arzobispo de Sens
Carloman II
(879-884)
Conjunta Conjunta Conjunta Conjunta
Eudes
(888-898)
00888-02-29 29 de febrero de 888 Jueves Saint-Corneille de Compiègne Gauthier, arzobispo de Sens
Una segunda consagración[45]​ el 00888-11-13 13 de noviembre de 888 en Notre-Dame de Reims (2.ª)
Robertiano
Teoderada —— —— —— ——
Guido de Spoleto[Nota 1]
(888)
00888-03 marzo de 888 Saint-Mammès de Langres Geilo, arzobispo de Langres
Carlos III el Simple
(893-923)
00893-01-28 28 de enero de 893 Domingo Notre-Dame de Reims (3.ª) Fulko, arzobispo de Reims Carolingios
Frederuna —— —— —— ——
Edgiva de Wessex —— —— —— ——
Roberto I
(922-923)
00922-06-30 30 de junio de 922 Domingo Notre-Dame de Reims (4.ª) Gauthier, arzobispo de Sens Robertiano
  Raúl
(923-936)
00923-07-13 13 de julio de 923 Domingo Saint-Médard in Soissons Gauthier, arzobispo de Sens Bosonida
Emma de Francia 923 Notre-Dame de Reims Seulf, arzobispo de Reims Carolingios
  Luis IV
(936-954)
00936-06-19 19 de junio de 936 Domingo Notre-Dame de Laon Artold, arzobispo de Reims
Gerberga de Sajonia —— —— —— ——
  Lotario
(954-986)
00954-11-12 12 de noviembre de 954 Domingo Saint-Remi de Reims Artold, arzobispo de Reims
Emma de Italia —— —— —— ——
  Luis V
(979-987)
00979-06-08 8 de junio de 979 Domingo Saint-Corneille de Compiègne Adalberón, arzobispo de Reims
Adelaida de Anjou —— —— —— ——
  Hugo Capeto
(987-996)
00987-07-03 3 de julio de 987 Domingo Notre-Dame de Noyon Adalberón, arzobispo de Reims Capetos directos
Adelaida de Aquitania —— —— —— ——
  Roberto II el Piadoso
(987-1031)
00987-12-25 25 de diciembre de 987 Domingo Sainte-Croix de Orleans Adalberón, arzobispo de Reims
Berta de Borgoña —— —— —— ——
Constanza de Provenza —— —— —— ——
Hugo II
(1017-1025)
01017-06-09 9 de junio de 1017 Domingo Saint-Corneille de Compiègne Arnulf, arzobispo de Reims
Mort en 1025, ce fils de Robert II n'a pas régné.
Enrique I
(1027-1060)
01027-05-14 14 de mayo de 1027 Domingo Notre-Dame de Reims (6.ª) Ebles de Roucy, arzobispo de Reims
Matilde de Frisia —— —— —— ——
Ana de Kiev 01051-05-19 19 de mayo de 1051 Notre-Dame de Reims Gui de Châtillon, arzobispo de Reims
Felipe I
(1059-1108)
01059-05-23 23 de mayo de 1059 Domingo Notre-Dame de Reims (7.ª) Gervais de Bellême, arzobispo de Reims
Una segunda consagración en Notre-Dame de Laon en 1071
Berta de Holanda —— —— —— ——
Bertrada de Montfort —— —— —— ——
  Luis VI
(1108-1137)
01108-08-03 3 de agosto de 1108 Lunes Sainte-Croix de Orleans Daimert, arzobispo de Sens
Adela de Saboya 1115 Notre-Dame de Paris Daimert, arzobispo de Sens
Felipe
(1129-1131)
01129-04-14 14 de abril de 1129 Domingo Notre-Dame de Reims (8.ª) Raymond de Martigné, arzobispo de Reims
Muerte accidentalmente en 1131 a causa de una caída de caballo, este hijo de Luis VI no reinó nunca.
Luis VII el Joven[44]
(1131-1180)
01131-10-25 25 de octubre de 1131 Domingo Notre-Dame de Reims (9.ª) Papst Innozenz II. du vivant de son père, par le pape Innocent II.
Segunda consagración el martes 01137-12-25 25 de diciembre de 1137 en Bourges.
Leonor de Aquitania[Nota 2] 01137-12-25 25 de diciembre de 1137 Saint-Étienne de Bourges
Constanza de Castilla 1154 Sainte-Croix de Orleans Manassès de Garlande, arzobispo de Orleans
Adela de Champaña 01160-11-13 13 de noviembre de 1160 Notre-Dame de Paris Hugues de Toucy, arzobispo de Sens
  Felipe II Augusto
(1179-1223)
01179-11-01 1 de noviembre de 1179 Notre-Dame de Reims (10.ª) Guillaume de Blois, arzobispo de Reims
Isabel de Henao 01180-05-29 29 de mayo de 1180 Saint-Denis Guy de Noyers, arzobispo de Sens
Ingeborg de Dinamarca[Nota 3] 01193-08-15 15 de agosto de 1193 Notre-Dame de Amiens
Inés de Merania —— —— —— ——
  Luis VIII el León
(1223-1226)
01223-08-06 6 de agosto de 1223 Domingo Notre-Dame de Reims (11.ª) Guillaume de Joinville, arzobispo de Reims
Blanca de Castilla Conjunta Conjunta Conjunta Conjunta
  Luis IX : Saint Luis
(1226-1270)
01226-11-29 29 de noviembre de 1226 Domingo Notre-Dame de Reims (12.ª) Jacques de Bazoches, obispo de Soissons
Margarita de Provenza 01234-05-28 28 de mayo de 1234 Saint-Étienne de Sens
  Felipe III el Atrevido
(1270-1285)
01271-08-15 15 de agosto de 1271 Sábado Notre-Dame de Reims (13.ª) Milon de Bazoches, obispo de Soissons
Isabel de Aragón —— —— —— ——
María de Brabante 01275-06-24 24 de junio de 1275 Sainte-Chapelle de París Pierre Barbet, arzobispo de Reims
Felipe IV le Bel
(1285-1314)
01286-01-06 6 de enero de 1286 Domingo Notre-Dame de Reims (14.ª) Pierre Barbet, arzobispo de Reims
Juana de Navarra Conjunta Conjunta Conjunta Conjunta
  Luis X el Obstinado
(1314-1316)
01315-08-24 24 de agosto de 1315 Domingo Notre-Dame de Reims (15.ª) Robert de Courtenay, arzobispo de Reims
Margarita de Borgoña —— —— —— ——
Clemencia de Hungria 01315-08-03 3 de agosto de 1315 Notre-Dame de Reims Robert de Courtenay, arzobispo de Reims
  Felipe V el Largo
(1316-1322)
01317-01-09 9 de enero de 1317 Domingo Notre-Dame de Reims (16.ª) Robert de Courtenay, arzobispo de Reims
Juana II de Borgoña Conjunta Conjunta Conjunta Conjunta
Carlos IV le Bel
(1322-1328)
01322-02-21 21 de febrero de 1322 Domingo Notre-Dame de Reims (17.ª) Robert de Courtenay, arzobispo de Reims
Blanca de Borgoña —— —— —— ——
Maria de Luxemburgo 01323-05-15 15 de mayo de 1323 Sainte-Chapelle de París
Juana de Evreux 01326-05-11 11 de mayo de 1326 Sainte-Chapelle de París
  Felipe VI de Valois
(1328-1350)
01328-05-29 29 de mayo de 1328 Domingo Notre-Dame de Reims (18.ª) Guillaume de Trie, arzobispo de Reims Valois
Juana de Borgoña Conjunta Conjunta Conjunta Conjunta
Blanca de Navarra —— —— —— ——
  Juan II le Bon
(1350-1364)
01350-09-26 26 de septiembre de 1350 Domingo Notre-Dame de Reims (19.ª) Jean de Vienne, arzobispo de Reims
Juana I de Auvernia Conjunta Conjunta Conjunta Conjunta
  Carlos V el Sabio
(1364-1380)
01364-05-19 19 de mayo de 1364 Domingo Notre-Dame de Reims (20.ª) Jean de Craon, arzobispo de Reims
Juana de Borbón Conjunta Conjunta Conjunta Conjunta
  Carlos VI
(1380-1422)
01380-11-04 4 de noviembre de 1380 Domingo Notre-Dame de Reims (21.ª) Richard Picque, arzobispo de Reims
Isabel de Baviera-Ingolstadt 01389-08-23 23 de agosto de 1389 Sainte-Chapelle de París
  Carlos VII
(1422-1461)
01429-07-17 17 de julio de 1429 Domingo Notre-Dame de Reims (22.ª) Renaud de Chartres, arzobispo de Reims
María de Anjou —— —— —— ——
  Enrique VI de Inglaterra[Nota 4]
(1431-1436)
01431-12-16 16 de diciembre de 1431 Domingo Notre-Dame de Paris[46] Cardenal Henry Beaufort
Fue consagradado como rey de Francia
Luis XI
(1461-1483)
01461-08-15 15 de agosto de 1461 Sábado Notre-Dame de Reims (23.ª) Jean Juvénal des Ursins, arzobispo de Reims
Carlota de Savoya —— —— —— ——
Carlos VIII
(1483-1498)
01484-05-30 30 de mayo de 1484 Jueves Notre-Dame de Reims (24.ª) Pierre de Montfort-Laval, arzobispo de Reims
Ana de Bretaña[47] 01492-02-08 8 de febrero de 1492 Saint-Denis André d'Espinay, arzobispo de Burdeos
  Luis XII
(1498-1515)
01498-05-27 27 de mayo de 1498 Domingo Notre-Dame de Reims (25.ª) Guillaume Briçonnet, arzobispo de Reims
Juana de Valois —— —— —— ——
Ana de Bretaña[47] 01504-11-18 18 de noviembre de 1504 Saint-Denis Georges d’Amboise, arzobispo de Ruan
Maria Tudor 01514-11-05 5 de noviembre de 1514 Saint-Denis Guillaume Briçonnet, arzobispo de Reims
Francisco I
(1515-1547)
01515-01-25 25 de enero de 1515 Jueves Notre-Dame de Reims (26.ª) Robert de Lenoncort, arzobispo de Reims
Claudia de Valois 01517-05-10 10 de mayo de 1517 Saint-Denis
Leonor de Austria 01531-03-05 5 de marzo de 1531 Saint-Denis
Enrique II
(1547-1559)
01547-07-26 26 de julio de 1547 Martes Notre-Dame de Reims (27.ª) Charles de Lorraine-Guise, arzobispo de Reims
Catalina de Médici 01549-06-10 10 de junio de 1549 Saint-Denis
Francisco II
(1559-1560)
01559-09-21 21 de septiembre de 1559 Lunes Notre-Dame de Reims (28.ª) Charles de Lorraine-Guise, arzobispo de Reims
María I de Escocia —— —— —— ——
Carlos IX
(1560-1574)
01561-05-15 15 de mayo de 1561 Jueves Notre-Dame de Reims (29.ª) Charles de Lorraine-Guise, arzobispo de Reims
Isabel de Austria 01571-03-25 25 de marzo de 1571 Saint-Denis Charles de Lorraine-Guise, arzobispo de Reims
Enrique III
(1574-1589)
01575-02-13 13 de febrero de 1575 Domingo Notre-Dame de Reims (30.ª) Louis de Lorraine-Guise, arzobispo de Metz
Isabel de Austria (reina de Francia) —— —— —— ——
  Enrique IV[Nota 5]
(1589-1610)
01594-02-27 27 de febrero de 1594 Domingo Notre-Dame de Chartres Nicolas de Thou, obispo de Chartres Borbones
Margarita de Valois —— —— —— ——
María de Médici[Nota 6] 01610-05-13 13 de mayo de 1610 Saint-Denis
  Luis XIII
(1610-1643)
01610-10-17 17 de octubre de 1610 Domingo Notre-Dame de Reims (31.ª) François de Joyeuse, arzobispo de Ruan
Ana de Austria —— —— —— ——
  Luis XIV
(1643-1715)
01654-06-07 7 de junio de 1654 Domingo Notre-Dame de Reims (32.ª) Simon Legras, obispo de Soissons
María Teresa de España —— —— —— ——
  Luis XV
(1715-1774)
01722-10-25 25 de octubre de 1722 Domingo Notre-Dame de Reims (33.ª) Armand Jules de Rohan-Gémené, arzobispo de Reims
Maria Leszczyńska —— —— —— ——
  Luis XVI
(1774-1792)
01775-06-11 11 de junio de 1775 Domingo Notre-Dame de Reims (34.ª) Charles-Antoine de la Roche-Aymon, arzobispo de Reims
María Antonieta de Austria —— —— —— ——
  Napoleon Bonaparte[44]
(1804-1814)
01804-12-02 2 de diciembre de 1804 Notre-Dame de Paris Autocoronación Primer Imperio
Josefina de Beauharnais Conjunta Conjunta Conjunta Emperador Napoleon I.
María Luisa de Austria —— —— —— ——
  Carlos X 01825-05-29 29 de mayo de 1825 Domingo Notre-Dame de Reims (35.ª)[48] Jean Baptiste de Latil, arzobispo de Reims Restauración
  1. En marzo de 888, Guido de Spoleto fue elegido y coronado rey de los francos occidentales por los principales grandes borgoñones como oponente del rey Odón . Después de que su inferioridad con respecto a Odón se hizo evidente rápidamente, Guido se retiró a Italia en el mismo año y renunció al reino de los francos occidentales. [4]
  2. La única coronación al sur del Loira tuvo lugar en Bourges, con motivo de la coronación de Leonor de Aquitania con su marido el rey Luis VII en 1137.
  3. La reina Ingeborg de Dinamarca fue expulsada por su esposo, el reyFelipe II Augusto, el día de su consagración, solo un día después de casarse con él.
  4. Rey Enrique VI de Inglaterra fue coronado (anti)rey de Francia en París en 1431 durante la Guerra de los Cien Años. Solo los señores ingleses estuvieron presentes en la ceremonia, y el joven rey recibió la corona de manos de su tío. La nobleza francesa se mantuvo alejada y en su lugar reconoció a Carlos VII , que ya había sido coronado en Reims en 1429.
  5. La coronación del primer borbón, Enrique IV fue una excepción, ya que según la tradición ya establecida no tuvo lugar en Reims, sino en Chartres. Durante la guerra religiosa que todavía estaba teniendo lugar, la Liga Católica le negó la entrada a Reims. Tampoco se podía utilizar el aceite de la unción de Clodoveo, por lo que se recurrío al de San Martín de Tours, que se conservaba en la abadía de Marmoutier.
  6. María de Médici fue la última reina francesa en ser coronada en 1610

Véase también

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  1. Relation complète du sacre de Charles X, avec toutes les modifications par Jean J. A. Darmaing et Précis historique du sacre de S.M. Charles X, contenant les détails de cette cérémonie par Charles J. C. Siret.
  2. Sigeberto I en 575, Teodeberto II en 613, Dagoberto II en 673.
  3. Francisco II de Francia pospuso su coronación del domingo al lunes por enfermedad del duque de Saboya.
  4. Contrariamente a la leyenda, la misa de Notre-Dame de Guillaume de Machaut no fue compuesta para la coronación de Carlos V sino para su memoria y la de su hermano.
  5. Fue Inocencio III quien impuso la distinción entre unciones reales y episcopales.
  6. Los monjes de Saint-Rémi de Reims establecieron un priorato en Corbeny; la iglesia fue patrocinada por san Marculfo, un misionero del siglo VI de la Baja Normandía cuyas reliquias terminaron en la década de 890 de las incursiones vikingas. Este personaje tiene el mismo nombre que el mago Marcolf compañero del rey Salomón o que el anglosajón Marcwulf, el «lobo del paseo», rey de los lobos, que son los perros de los antiguos dioses paganos.
  7. «De sa très pieuse main touchant les plaies des malades et les marquant du signe de la sainte croix, il les délivrait de la douleur et de la maladie». [“Con su piadosísima mano tocando las heridas de los enfermos y marcándolas con la señal de la santa cruz, los libró del dolor y de la enfermedad.]
  8. Con un pueblo que siguió siendo mayoritariamente creyente, el efecto político fue desastroso.
  9. Se trata de la abadía de Marmoutier y no la de Noirmoutiers como indica erróneamente Víctor de Chalambert en el tomo II de su historia de la liga. Mézeray escribe esto al respecto: «Or parce qu'il [Henri IV] n'avoit pas encore la ville de Rheims ny la Saincte Ampoule que l'on y garde dans l'Abbaye de Sainct Remy, il choisit l'Eglise Nôtre-Dame de Chartres, tres celebre à cause de la devotion de la Vierge, et y fit apporter de l'Abbaye de Marmoustier une fiole, qu'on dit estre celle que Severe Sulpice et Fortunat Evesque de Poitiers, escrivent avoir esté apportée par un Ange au grand Sainct Martin, pour luy remettre les membres qu'il s'estoit tout froissez en tombant du haut d'un escalier. Le 27e Fevrier Nicolas de Thou Evesque de Chartres fit la ceremonie de la même maniere qu'elle a accoûtumé de se faire à Rheims.» [Pero como él [Enrique IV] aún no tenía la ciudad de Reims ni la sagrada ampollabo que se guarda allí en la abadía de Saint Remy, eligió la iglesia de Nuestra Señora de Chartres, muy famosa. por la devoción de la Virgen, e hizo llevar allí un frasco de la abadía de Marmoustier, que se dice que era el que Severo Sulpice y Fortunat obispo de Poitiers, escriben haber sido llevado por un Ángel al gran San Martín, para restaurar a él las extremidades que se había magullado al caer desde lo alto de una escalera. El 27 de febrero Nicolas de Thou obispo de Chartres hizo la ceremonia de la misma manera que se acostumbra hacer en Reims.]
  10. Fue, según Bernard de Montfaucon, un cetro consular, procedente del Imperio bizantino, lo que hizo que no se fundiera y se conservara para el Museo en 1793; sin embargo, fue robado en 1795.
  • Patrick Demouy (2016). Le Sacre du Roi. Strasbourg: Éditions La Nuée Bleue. p. 287. ISBN 978-2-8099-1431-3. 
  1. Demouy, 2016, p. 26.
  2. a b Demouy, 2016, p. 29.
  3. Demouy, 2016, p. 25.
  4. a b Demouy, 2016, p. 109.
  5. Demouy, 2016, p. 110.
  6. Demouy, 2016, p. 111.
  7. Demouy, 2016, p. 113.
  8. a b Demouy, 2016, p. 119.
  9. Demouy, 2016, p. 84.
  10. a b c Demouy, 2016, p. 131.
  11. Demouy, 2016, p. 125.
  12. a b Demouy, 2016, p. 150.
  13. Demouy, 2016, pp. 150-151.
  14. a b c Demouy, 2016, p. 155.
  15. a b Demouy, 2016, p. 107.
  16. a b Demouy, 2016, p. 105.
  17. a b Demouy, 2016, p. 161.
  18. Demouy, 2016, p. 88.
  19. Demouy, 2016, pp. 92-93.
  20. Demouy, 2016, p. 91.
  21. Demouy, 2016, p. 93.
  22. Demouy, 2016, p. 92.
  23. Demouy, 2016, p. 159.
  24. Demouy, 2016, p. 160.
  25. Demouy, 2016, p. 162.
  26. Demouy, 2016, p. 164.
  • Marc Bloch (1983 (reedicion)). Les rois thaumaturges. Gallimard, coll. « Bibliothèque des histoires ». ISBN 2070227049. .
  1. Bloch, 1983, p. 67.
  2. Bloch, 1983, p. 465.
  3. Bloch, 1983, p. 93.
  4. Bloch, 1983, p. 33.
  5. Bloch, 1983, pp. 33-35.
  6. Bloch, 1983, p. 35.
  7. Bloch, 1983, p. 38.
  1. «Coronations». publishing.cdlib.org (en inglés). Consultado el 2018-07-31.. 
  2. Laurent Theis, Clovis de l'histoire au mythe, éditions Complexe, 1996, p. 93.
  3. Gilles Baillat, Reims, éditions Bonneton, 1990, p. 57.
  4. R. J. Knecht (1994). Renaissance Warrior and Patron – The Reign of Francis I (en inglés). Cambridge University Press. p. 640. ISBN 978-0-521-57885-1. Consultado el 2018-07-31.. 
  5. «Coronation». 1911 Encyclopædia Britannica 7. Consultado el 31 de julio de 2018. .
  6. J. L. Laynesmith (2004). The Last Medieval Queens – English Queenship 1445-1503 (en inglés). Oxford University Press. p. 294. ISBN 978-0-19-924737-0. Consultado el 31 de julio de 2018. .
  7. Jean de Pange, Le roi très chrétien, p. 43.
  8. Jean Sainsaulieu, « De Jérusalem à Reims. Origines des sacres royaux », dans Le Sacre des rois, p. 18.
  9. a b 2 Samuel 7, 14.
  10. Michael Enright, Iona, Tara, Soissons. The origine of the Royal Anointing Ritual, Berlin, New York, De Gruyter, 1985, p. 7-8.
  11. « Samuel prit une fiole d'huile, en fit couler sur la tête de Saül » (Livre de Samuel, I. X, 1.) cité par Lorant Deutsch, Metronome, 2009, p.142.
  12. Clausula de unctione Pippini, citée dans: Pierre Riché, Les Carolingiens. Une famille qui fit l'Europe, Hachette Littératures, 1997, p. 46.
  13. Prudentius von Troyes, Annales Bertiniani, hrsg. von Georg Waitz in Monumenta Germaniae Historica (MGH) SS rer. Germ. 5 (1883), pag. 36
  14. a b Émile Auguste Nicolas Jules Bégin, Histoire des duchés de Lorraine et de Bar, et des trois évêchés, Meurthe, Meuse, Moselle, Vosges, Volumen 1 Vidart et Jullien, 1833.
  15. Monumenta Germaniae Historica (MGH) Capitularia regnum Francorum II, Nr. 300, S. 451, cap. 3
  16. Jean-François Lemarignier (1955). «Autour de la royauté française du IXe au XIIIe siècle.» (pdf). Bibliothèque de l'école des chartes (en français): 9-10. 
  17. R. A. Jackson, Vivat Rex, p. 126.
  18. Laurent Theis, Clovis: de l'histoire au mythe - Aux racines de la royauté sacrée, p. 94.
  19. Hervé Pinoteau, La symbolique royale française, s. Ve-XVIIIe, P.S.R. éditions, 2004, p. 113.
  20. (en portugués) (en francés) SALDANHA LOPES, Luiz, [et al.] - A camisa da sagração de Luís XV e a Irmandade do Santíssimo Sacramento de Mafra/La Chemise du Sacre de Louis XV et la Confrérie du Très Saint Sacrement de Mafra. 1.ª ed. Mafra: Irmandade do Santíssimo Sacramento de Mafra, 2016. - ISBN 978-989-20-6280-8
  21. «La Chemise du Sacre de Louis XV». Archivado desde el original el 19 de junio de 2019. Consultado el 11 de enero de 2023. 
  22. Sagesse 18, 24.
  23. Éxodo 28, 15.
  24. Lucas 12, 27.
  25. Cantar de los Cantares 2, 1-2.
  26. Hervé Pinoteau, La symbolique royale française, Ve-XVIIIe siècle, P.S.R. éditions, 2004, p. 243.
  27. Dictionnaire de théologie catholique, « Sacrements », Paris, 1939, t. 14, 1re partie, col.546.
  28. 1 Samuel 24, 7.
  29. 2 Samuel 1, 14-16.
  30. Patrick Sbalchiero (octubre de 2007). L'Église face aux miracles – de l'Évangile à nos jours (en francés). Paris: Fayard. p. 483. ISBN 978-2-213-62097-8. 
  31. Histoire du prieuré Saint-Marcoul de Corbeny, et la guérison des écrouelles par Mme. Suzanne Martinet..
  32. Historia Francorum, IX, c. 21.
  33. De pignoribus sanctorum, Ms. lat. 2900 BN, fol. p.14.
  34. Barlow, p.17.
  35. Simone Bertière, Louis XV. Le roi prisonnier de sa réputation.
  36. https://www.persee.fr/doc/pop_0032-4663_1961_num_16_4_9939 p. 723.
  37. « Et, dans la ville d’Orléans, presque tous les grands, réunis aux évêques et aux abbés, élisent Charles pour leur roi et le consacrent par l’onction du saint chrême et par la bénédiction épiscopale», en la obra de Jean de Pange, Le roi très chrétien, 1949, p. 195.
  38. Simon Maclean, Kingship and politics in the late ninth century - Charles the Fat and the End of the Carolingian Empire, 2003, pp.126-127.
  39. Jean-Baptiste Lebigue, « L'ordo du sacre d'Henri VI à Notre-Dame de Paris (16 décembre 1431) », dans Notre-Dame de Paris 1163-2013, dir. Cédric Giraud, Turnhout: Brepols, 2013, p. 319-363.
  40. Pierre de Vaissière (1928). «La conversion d'Henri IV». Revue d'histoire de l'Église de France 14 (62): 43-58. 
  41. Victor de Chalambert (1854). Histoire de la Ligue sous les règnes de Henri III et de Henri IV ou Quinze années de l'histoire de France (2 vol. en 8.º). Paris: C. Douniol. pp. 353-354, Tomo II. 
    Histoire de la Ligue: Tome I disponible en Gallica
    Histoire de la Ligue: Tome II. disponible en Gallica
  42. François Eudes de Mézeray (1696). Abrégé chronologique de l'Histoire de France (6 vol. en-12). Amsterdam: A. Schelte. p. 111,Tomo VI. 
  43. «Couronnement de Charles X à Reims». Réunion des Musées Métropolitains Rouen Normandie (en francés). 10 de marzo de 2014. Consultado el 24 de enero de 2022. 
  44. a b c d Fueron varios los reyes consagrados por papas: además de la coronación imperial de Carlos el Calvo, lo fueron Luis II el Tartamudo y Luis VII el Joven, este último incluso en su primera consagración. El papa Pío VII estuvo presente en la autocoronación de Napoleón Bonaparte como emperador de los franceses.
  45. Gilles Constable, Olivier Guillot, Michel Rouche, Auctoritas: mélanges offerts à Olivier Guillot, Presses Paris Sorbonne, 2006, p. 287.
  46. Jean-Baptiste Lebigue, "L'ordo du sacre d'Henri VI à Notre-Dame de Paris (16|12|1431)", dans Notre-Dame de Paris 1163-2013, dir. Cédric Giraud, Turnhout, Brepols ISBN 978-2-503-54937-8, 2013, p. 319-363.
  47. a b Ana de Bretaña fue la única reina en ser consagrada dos veces, como esposa de dos reyes: Carlos VIII y Luis XII.
  48. Relation complète du sacre de Charles X, avec toutes les modifications par Jean J. A. Darmaing et Précis historique du sacre de S.M. Charles X, contenant les détails de cette cérémonie par Charles J. C. Siret.

Fuentes primarias

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  • Pierre Baour-Lormian, Le retour à la religion, Poëme, suivi du sacre de Charles X…, Paris, 1835.
  • Sacre et couronnement de Louis XVI roi de France et de Navarre à Rheims, el 01775-06-11 11 de junio de 1775: précédé de Recherches sur le sacre des rois de France, depuis Clovis jusqu'à Louis XV: et suivi d'un Journal historique de ce qui s'est passé a cette auguste cérémonie: enrichi d'un très-grand nombre de figures en taille-douce, gravées par le sieur Patas, avec leurs explications par: Thomas-Jean Pichon, 1731-1812; Arrivet, J; Ballard, Marie-Anne-Geneviève; Coutans, G. (Guillaume), b. 1724; Gobet, Nicholas, 1735-1781; Maillet; gravure: Charles Emmanuel Patas.
  • Relation complète du sacre de Charles X, avec toutes les modifications par Jean J. A. Darmaing.
  • Précis historique du sacre de S.M. Charles X, contenant les détails de cette cérémonie par Charles J. C. Siret.
  • Guillaume Marlot, Le Théâtre d'honneur et de magnificence préparé au sacre des rois. Auquel il est traité de l'inauguration des souverains, du lieu où elle se fait et par qui; de la vérité de la Sainte Ampoule; des roys qui ont été sacrez; du couronnement des reynes; des entrées royales et cérémonies du sacre, et de la dignité de nos Roys Par Dom Guillaume Marlot, doct. en Théol. et grand Prieur de l'Abbaye de S.-Nicaise de Reims, Reims, François Bernard, 1643.

Bibliografía

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  • Josef J. Schmid, Sacrum Monarchiae Speculum – der Sacre Ludwigs XV. 1722: monarchische Tradition, Zeremoniell, Liturgie, Éd. Aschendorff, Munster 2007, ISBN 3-402-00415-1.
  • Jacques Le Goff (dir.), Le sacre royal à l'époque de saint Louis, Gallimard, col. « Le temps des images », 2001 ISBN 2070755991.
  • Jean Raspail, Sire, Livre de Poche, 2001 ISBN 2253062332 (roman, contient une description assez précise du déroulement du sacre).
  • Michel Le Moël, Le sacre des rois de France, Sides, col. « Histoire et arts », 2000 ISBN 2868611125.
  • Richard A. Jackson, Ordines Coronationis Franciae: Texts and Ordines for the Coronation of Frankish and French Kings and Queens in the Middle Ages, Philadelphie, 1995-2000.
  • Raoul de Warren, Les Pairs de France sous l'Ancien Régime, Éd. ICC, 1998, pag. 17 ISBN 2-908003-10-4.
  • Christophe Levantal, Ducs et Pairs et Duchés-Pairies laïques à l'époque moderne, 1519-1790, Éd. Maisonneuve et Larose, 1996, pag. 1135 a 1139, ISBN 2-7068-1219-2.
  • Ordre pour oindre et couronner le roi de France, L'Atelier graphique, 1995.
  • Ernst Kantorowicz, Les deux corps du roi, Gallimard, col. « Bibliothèque des histoires », 1989 ISBN 2070714160.
  • Richard A. Jackson, Vivat Rex ! Histoire des sacres et couronnements en France, Presses universitaires de Strasbourg, 1995 (réédition).
  • Aimé Bonnefin, Sacre de Rois de France, Éd. Imp. Touron & Fils, Limoges 1988, ISBN 2-9500695-2-5.
  • Ordre pour Oindre et Couronner Le Roi de France, Lyon 1575, éd. mod. par Jean Goy, Reims 1987.
  • Jean-Pierre Bayard, Sacres et couronnements Royaux, Éd. Guy Trédaniel, Paris 1984, ISBN 2-85-707-152-3.
  • Jean Goy, A Reims, le Sacre des Rois de France, Reims 1980.
  • Alain Erlande-Brandeburg, Le roi est mort. Étude sur les funérailles, les sépultures et les tombeaux des rois de France jusqu’à la fin du XIIIe siècle, Arts et Métiers graphiques, 1975.
  • Jean de Viguerie, « Les serments du sacre des rois de France (XVI, s. XVII-XVIII) », Hommage à Roland Mousnier. Clientèle et fidélités en Europe à l'époque moderne, éd. Yves Durand, Presses Universitaires de France, 1981 ISBN 2130367100

Enlaces externos

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