El Hombre Caiman
El Hombre Caiman
Cuenta la leyenda que hace mucho, vivía un hombre que le gustaba espiar a
las mujeres cuando ellas se bañaban desnudas. Su deseo era tan grande que fue
donde un Brujo para que le prepare un brebaje para convertirse en Caimán y poder
nadar discretamente por el río sin ser visto.
Cuando llegó y le pidió su deseo al Brujo, este hizo dos bebidas: una roja para
convertirse en Caimán y otra para volver a ser Humano. Tras esto, el Hombre fue
con un amigo y cuando llegaron al río donde estaban las mujeres, tomó el brebaje
rojo y se convirtió en Caimán.
Su amigo tras ver la transformación, del susto dejó caer la botella que contenía el
misterioso brebaje que era para volver a ser Humano. Unas cuantas gotas de este
brebaje, cayeron en la cabeza del hombre transformado en "Caimán" e hizo que él
de inmediato se quede mitad hombre mitad animal. Tras esta sorpresa, las mujeres
huyeron de inmediato a ver este ser pensando que las comerían.
Algunos cuentan aún que aquel "Hombre Caimán" aún acecha los ríos asustando a
las Mujeres hermosas o Lavanderas. Pero otros relatan que en el río donde él fue
descubierto, ya nadie más se bañaba, y sólo era visitado por su madre quien le
preparaba y llevaba la comida que a él más le gustaba.
Se dice que en este caserío vivían dos compadres brujos que, a primera
oportunidad, trataron de competir en conocimientos. Uno se transformaba en gallina
y otro en pavo; uno en tortuga y el otro en perro, y así sucesivamente. El escenario
de sus alardes y demostraciones era el tramo de la carretera Quibdó – Tutunendo.
Una vez uno de los compadres se encontró, a mitad del camino, una curiosa tortuga;
la recogió y se la echó al hombro, pero a medida que avanzaba observaba que
aquella crecía en tamaño y, obviamente, en peso, hasta que no pudiendo soportarla
más la arrojó al suelo. Cuál no sería su sorpresa al verla transformada en su
compadre rival, quien socarronamente atinó a decirle: “Gracias, compadre por
cargarme; hoy tenía pereza de caminar” y desapareció misteriosamente para
esperarlo en Tutunendo, muerto de risa.
Al compadre no le gustó el juego y juró vengarse de alguna manera. Fue así como
otro día se fue de caza por las cercanías del Icho, cuando a pocos metros de
distancia se encontró en frente a un tigre descomunal con apariencia humana. El
animal se le plantó en actitud de ataque y se lanzó para devorarlo, pero el compadre
se defendió con la misma habilidad del felino. “Este es mi compadre”, se dijo para
sus adentros, y sin pérdida de tiempo rezó el credo al revés, oración apropiada para
hacerlo inofensivo y para que no recuperará su estado antropomorfo. Y así fue. El
compadre se quedó definitivamente transformado en tigre y se dedicó a arrasar
porquerizas y gallineros, devorar vacas y acabar con cuanto animal doméstico
encontraba a su paso.
Quienes tuvieron la ocasión de ver aquel Monstruo depredador aseguran que medía
unos tres metros de largo por dos de alto y pesaba más de ochocientos (800) kilos;
tenia garras descomunales, en forma de arpón, y confirmaron la visión de su
apariencia humana.
Conjunto de diez principios o normas considerados básicos para el ejercicio de cualquier
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