Alba
Alba
by xxxkiyo
Título original:
Autor:
Año: 2013
Estado: Finalizado (9 capítulos)
Estado de traducción: Finalizado
• Estado de edición: Finalizado
Traducción chino-inglés: Meraki Translations
Raws: http://www.jjwxc.net/onebook.php?novelid=1820214
Glosario:
[1] Qinggong: Habilidades de ligereza. Es la sección de artes marciales que hace
que el cuerpo sea más ligero, que uno pueda moverse más rápido, saltar más alto,
caminar sobre agua, etc.
Capítulo 8
Aniquilar la vida de Tian Xiao era algo muy fácil de decir, pero Yu Yao
no podía hacerlo. Nunca había sabido que fallaría en un cometido algún día.
Cuando volvió a entrar en las partes del sur, ya era pleno verano. Yu Yao había
llegado a la Cuidad Yue. Aquí era donde se podían encontrar rastros de la familia real
restante de la dinastía anterior, viviendo en tierras que ocupaban ilegalmente. La
declaración del regreso del antiguo Príncipe Heredero había sido anunciada sobre la
torre de la puerta de la ciudad. Posteriormente, se le ordenó a la milicia que subiera
al norte, recuperando un inmenso territorio. Yu Yao lo pensó durante mucho tiempo,
pero no pudo fabular qué debió haber parecido Tian Xiao sobre esa torre en la puerta
de la ciudad.
Vivió en la ciudad durante unos cuantos días, y finalmente llegó el día en que Tian
Xiao tomó posesión de su cargo.
En el abrasador calor del verano, toda la ciudad debajo de él estaba abarrotada de
gente. Tian Xiao vestía túnicas de dragón alternadas entre negro y rojo mientras
estaba de pie en el más distante centro. El Príncipe Jing An y el viejo funcionario que
lo había recibido en la ciudad estaban parados a su lado. Quizás su ropa era
demasiado seria o su escenario demasiado importante, mas Yu Yao podía ver un aura
suprema y reinante sobre Tian Xiao. O quizás esto era lo que la gente quería decir
con "el temperamento nace de las raíces". Mientras lo miraba desde la distancia,
sentía que este Tian Xiao se sentía muy desconocido, pero también sentía que tenía
una buena oportunidad de convertirse en un buen emperador en el futuro.
Debajo de la torre de la puerta de la ciudad, miles de personas se centraban en
Tian Xiao. Un funcionario que estaba a su lado le entregó a Tian Xiao un pergamino
que parecía un edicto imperial. Tian Xiao lo tomó, pero solo lo sostuvo y no lo leyó.
Después de un largo rato, todos comenzaron a sentirlo extraño. Algunas personas
miraron hacia arriba, una ofensa de autoridad, pero solo vieron que su Príncipe
Heredero parecía haber perdido su espíritu, mirando fija y perplejamente a alguien en
medio de la multitud debajo de la torre de la ciudad.
—¡Yu Yao! —La llamó por su nombre, arrojando directamente el edicto imperial en
sus manos. No le importó lo digno que era su ropaje, a punto de saltar de la torre
para encontrar a esa persona. La gente a su lado formó de inmediato un círculo de
pánico a su alrededor y, a pesar de la etiqueta, todos lo jalaron de vuelta. Sin
embargo, aunque la ropa del Príncipe Heredero estaba capturada en las manos de
otras personas, se quitó la ropa frente a todos y saltó de la torre. Todos quedaron
llenos de gran alarma. Solo vieron una figura brincando desde la multitud,
moviéndose rápidamente para salvar al Príncipe Heredero y llevarlo a un lugar seguro
en el suelo.
—¡Yu Yao! —Los ojos de Tian Xiao se enrojecieron de inmediato—. Dijeron que me
vendiste. ¿Ya no me quieres?
Yu Yao asintió con la cabeza. —Sí.
La cara de Tian Xiao palideció. Le agarró la manga, y después de mucho tiempo,
solo pudo pronunciar dos oraciones. —No debes abandonarme. Te escucharé por
completo.
Yu Yao de repente se echó a reír. —Tian Xiao, ¿qué te gusta de mí? No soy para
nada buena contigo. —Tian Xiao no sabía cómo responder. Yu Yao lo ayudó—. Solo te
gusto porque en ese lugar solitario, me viste primero. Por lo tanto, te arrojaste a mí
como un idiota. No te gusto realmente.
—Gustas. —Tian Xiao quería explicarse ansiosamente, pero no pudo obligarse a
hacerlo—. Solo me gustas tú. Te conocí y solo te conocí a ti, así que solo me gustas
tú.
—Tian Xiao, en este mundo, hay muchas más cosas que valen la pena que te
gusten —dijo Yu Yao—. Hoy te ayudaré a barrer dos hojas que obstaculizan tu visión,
¿de acuerdo?
El corazón de Tian Xiao de repente se llenó de pánico. Estiró la mano para abrazar
a Yu Yao, pero Yu Yao brincó y saltó sobre la piedra caliza de la torre en la puerta de
la ciudad, usando su qinggong. La gente en las murallas de la ciudad no creía que
lanzaría un ataque tan repentino. Yu Yao desenvainó su espada y el frío borde
destelló bajo la luz, apuntando al Príncipe Jing An, quien estaba rodeado por sus
guardaespaldas.
Con el aura de la muerte rodeándola, su espada fue fatal. Solo atacó y no se
defendió mientras se abría camino entre los guardaespaldas alrededor del Príncipe
Jing An, empujando. El filo de su espada no entró en su carne, sino que su fuerza
interna atravesó directamente su corazón; un sentimiento que Yu Yao conocía bien. El
Príncipe Jing An levantó la vista y retrocedió, su boca llena de sangre fresca. Yu Yao
supo que ya no sería capaz de vivir.
Al mismo tiempo, sangre fresca también explotó de su boca. Su corazón había sido
apuñalado con una espada. El guardia usó más fuerza y la empujó de la muralla de la
ciudad mientras aún estaba viva.
Poco a poco, el cielo se alejaba cada vez más. Yu Yao de repente pensó en ese día,
cuando Tian Xiao había dicho que la luna estaba muy cerca. En ese momento no
había entendido sus sentimientos, pero ahora, parecía haber entendido un poco lo
que había dicho. Por cada centímetro que saltaba, y por cada centímetro que caía, la
distancia entre el cielo y la tierra se acercaba cada vez más, paulatinamente.
Con un "bang", el mundo se volvió silencioso y desolado.
Sus ojos llenos de sangre parecían ver la cara impactada y apenada de Tian Xiao.
—Yu Yao... ¡Yu Yao! —vio sus labios moverse, casi roncamente llamando su nombre.
Era una lástima que ya hubiera perdido la capacidad de audición. Y ya no era capaz
de decir nada tampoco. La sangre en las comisuras de su boca fluía
inconscientemente. Tian Xiao lucía igual de indefenso y asustado que un niño que se
había perdido.
Quería levantar la mano y tocarle la cabeza, decirle que no estuviera triste, pero ya
había perdido toda su fuerza.
Yu Yao sabía que estaba muy triste, pero la tristeza siempre es temporal.
En el futuro, tendría más tiempo para mirar las flores de primavera, las lluvias de
verano, las hojas que caen en otoño y la nieve del invierno. Podría casarse con una
consorte más hermosa y tener una vida más colorida. Se merecía vivir mejor que ella,
y no solo mirarla a ella, alguien que estaba entorpeciendo su visión.
Tian Xiao fue muy bueno con ella, y no sabía cómo pagarle. De esta manera...
quizás podía considerarse que le había retribuido un poco.
Antes de cerrar los ojos, Yu Yao pensó repentinamente que, en el pasado, debería
haberse reído más con Tian Xiao. No debería haberlo sumido en temor todo el tiempo.
En realidad, a ella también le había gustado...