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domingo, 30 de noviembre de 2025

Noviembre


 El mes de noviembre, uno de mis meses preferidos, llega a su fin,  echa el telón invadido desde hace mucho por las prisas de los descuentos, por la premura de los dulces y adornos navideños, parece que la navidad tiene urgencia por llegar.


 Y yo empeñada en vivir este tiempo con pasmosa lentitud, cual hoja otoñal que se cae de la rama de un árbol mecida lentamente por una suave brisa.


Aunque vivo en una gran ciudad, saturado de de ruidos, de obras por todas las calles, de gente que va y viene con más o menos celeridad, me encanta pararme a observar algún atardecer, no sé qué ocurre en ese maravilloso instante en el que me quedo contemplando el cielo, sólo sé que en ese espectacular momento sólo existimos el horizonte y yo.


Voy a echar de menos estos días de noviembre, me gusta la honestidad que desprende: el atardecer que viene temprano, los árboles que sueltan las hojas para descansar, y el viento que se lleva las cosas innecesarias para el invierno; noviembre para mí, es una invitación a  la quietud y a la serenidad.

Y aquí sigo, en casa, afuera ya empieza a notarse el frío, y tengo que comenzar a buscar entre mis retales, cintas, botones e hilos... lo necesario para comenzar a elaborar los posibles detalles navideños hechos por mí.


Te deseo una feliz entrada en el mes de diciembre, intentaré entrar con un suave espíritu, llevando conmigo lo verdaderamente sentido y dejando que las cosas que menos me gustan desaparezcan como el viento se lleva las últimas hojas de los árboles.
   

Al final sólo quedan las ramas casi desnudas
de aquel árbol frodoso de sueños y palabras
junto al que sucedió mi vida entera.
Creció despacio y se ensanchó su sombra.
Lo habitaban los pájaros.
Era hermoso en el alba y en los atardeceres
oir como sonaba
la verde y elevada intimidad
del orbe bullicioso.
Es casi invierno,
y poco a poco caen las hojas que aún perduran.
El ciclo se ha cumplido.
¿Es tan corta la vida?
Desde el consuelo inmenso que junto al árbol tuve,
así lo pensé a veces
al meditar mi propio desamparo.
Pero hoy alzo la vista y miro lejos.
En el rodar del tiempo y de las estaciones
volverán esas ramas a poblarse
de hojas nuevas y pájaros recientes.
Y aunque no alcance a verlas ni a escucharlos,
comprendo y miro sin melancolía:
Estuvo todo bien. Y no fue escaso.

Eloy Sanchez Rosillo ( Venir desde tan lejos)

viernes, 5 de septiembre de 2025

La vida en miniatura


Regreso a mi lugar después de los meses de verano que he pasado en el pueblo. Ha sido un verano intenso, no porque haya hecho grandes cosas, ha sido intenso por el tórrido calor que hemos sufrido y que cada vez soporto menos. 



Paseos en bici, té o café con amigas, algún café con hijos, ratos de lectura  bajo la sombra de la higuera y al compás del abanico, reuniones en familia, ciertas actividades culturales y hasta me he atrevido con el yoga, una experiencia muy gratificante.



Retomo mi vida cotidiana enriquecida por las vivencias veraniegas, me doy cuenta que, quizás, mi vida es una vida en miniatura, tal y como se titula la novela que acabo de leer.


Ni mucho menos tengo la vida de la protagonista de la novela, pero sí he comprobado de nuevo el valor de vivir el momento presente, ser consciente de cada minuto que respiramos y disfrutarlo como si fuera el último, valorarando, siempre, lo poco o mucho que tenemos.




Empieza la época del año que más me gusta, sé que todas las estaciones tienen su importancia y todas forman parte del ciclo de la vida, todas son vitales y necesarias para el perfecto funcionamiento de la vida, pero el otoño, el otoño es mi época favorita y ya lo comienzo a vislumbrar... 


Mientras tanto, sigamos caminando... y no nos olvidemos de respirar.


 
"Como si por primera vez en mi existencia, la Dorothea que yo alcanzaba a identificar y la que veían los demás, al parecer tan distinta, hubieran comenzado a reconocerse, cederse espacio, ahuecarse silenciosamente la primera dentro de la segunda como los gatos cuando se enroscan para dormir en su almohadón. Poco a poco, sin que casi me diera cuenta, se fueron amoldando hasta generar una sola forma. Regresaban a su lugar original de mutua correspondencia, de donde nunca debieron haberse desprendido. Una Dorothea y la otra, en veredas opuestas, ahora veían posible unir sus contornos como dos cartografías superpuestas: la del mapa con sus huellas reales y la del papel de calcar con la copia. Una daba de sí la silueta, la otra aportaba el relleno, entre las dos podrían iluminar un sistema nuevo de revelaciones".

La vida en miniatura, Mariana Sández
 


¡Feliz fin de semana!

lunes, 21 de julio de 2025

Luna llena o 蝉 (せみ - semi)

 


El tórrido calor manchego me ha dado una tregua estos días,  así que he disfrutado de la lectura a la sombra de la higuera y de la parra del patio durante estas últimas tardes del verano.


Quedan unos cuantos días para la luna nueva de julio, es cierto; y la siguiente "luna llena" ya será en agosto, pero así se titula el libro que acabo de leer.


 
Gracias al comentario de nuestro amigo Juan Carlos descubrí a Aki Shimazaki, y aunque me tengo prometido no comprar más libros hasta que mi lista de pendientes disminuya, no pude resistir comprar en la librería de mi pueblo "Luna LLena".


Casualmente, el tema que aborda esta pequeña novela es la vejez, el amor, el tiempo, la falta de memoria, la música... ¡vaya, que coincidencia con mi última lectura, "Las gratitudes"! 


Me ha gustado mucho; hay un elemento que la autora utiliza como metáfora y que me ha llamado poderosamente la atención, se trata de la cigarra; además, así se titula la novela en francés, lengua en la que escribe la autora.  

"Sémi es una cigarra en japonés… Debes saber que las cigarras viven más del 98% de su vida bajo tierra antes de vivir un solo mes al aire libre."  


"Algunas personas creen que el alma, al morir, abandona el cuerpo y parte a otro mundo donde uno no tiene preocupación alguna. Si eso fuera cierto, morir no estaría tan mal. Imagino a una cigarra saliendo de su caparazón tras la muda. La vida de esos insectos al aire libre no dura más que un mes. ¿Es para ellos el paraíso o bien un lugar de tránsito?"

Luna llena de Aki Shimazaki



viernes, 27 de junio de 2025

Las Gratitudes


" ¿Os habéis preguntado alguna vez cuántas veces al día dais las gracias?... 

¿Os habéis preguntado alguna vez  cuántas veces en la vida habéis dado realmente las gracias? Unas gracias sinceras. La expresión de vuestra gratitud, de vuestro agradecimiento, de vuestra deuda. "


Con este párrafo comienza mi última lectura, una novela corta que me ha hecho reflexionar sobre los temas que aborda. Evidentemente,  uno de ellos es la importancia de ser agradecido, y de serlo a tiempo.


La vejez, el paso del tiempo, la memoria, la enfermedad, son asuntos que la autora trata con sencillez, sin artificios ni sensiblerías; utiliza la enfermedad de la protagonista, afasia, para dar el valor que merecen las palabras, el lenguaje, una de nuestras formas de comunicación.


Lo cierto es que esta novela me ha conmovido hasta el extremo, será, quizás, porque en mi entorno hay personas mayores, y muy mayores; me he detenido para pensar si he expresado la suficiente gratitud a quienes me han acompañado en la vida.


No me ha resultado una lectura triste, a pesar de todo. Aunque, sinceramente, pienso que también me voy haciendo mayor, y si no ocurre nada, me haré "vieja" (mejor, no lo pienso)   


"Cuando sea vieja pasaré horas así, atenta a cada sonido, a cada nota, a cada impulso. Sí, cerraré los ojos y me proyectaré mentalmente en la danza, en el trance, recuperaré uno a uno los movimientos, los quiebros, y mi cuerpo se ajustará de nuevo al ritmo, al compás, a la pulsación."


"Uno piensa que tendrá tiempo de decir las cosas, y cuando se quiere dar cuenta ya es demasiado tarde. Uno piensa que basta con dar muestras de cariño, con hacer gestos, pero no es verdad, hay que decir lo que siente. DECIR, esa palabra que tanto te gusta, Michka. las palabras son muy importantes, no hace falta que te lo diga a ti, que fuiste correctora para una importante revista, si no me equivoco."



viernes, 9 de mayo de 2025

Escalera de cristal II

 


Hay quienes ven la vida como un  largo ascenso a la cima de una montaña, con la mirada hacia la cuesta arriba, o con la determinada decisión, a veces, de descender hacia el valle, para volver a emprender el camino correcto.


Otros ven la vida como un largo y sinuoso camino por el que discurren diversos y bellos parajes  o por el que, sin más remedio, hay que deternerse y esquivar las piedras que se encuentran al paso.


A mi me gusta ver la vida como una escalera infinita, subiendo poco a poco peldaños y encontrando un pequeño rellano para tomar un respiro, para cerrar etapas o ciclos, y emprender, así, un nuevo tramo, con ilusión y esperanza. 



Hoy, alguien muy especial para mí ha llegado con éxito a uno de los rellanos de la gran escalinata de la vida, sin escatimar esfuerzo y  trabajo; siempre con ánimo y ahínco,  con  tremenda voluntad y perseverancia, y sobre todo con vital alegría, aunque no siempre lo demuestre.
Dispuesto a seguir subiendo peldaños hasta llegar al siguiente rellano... 

¡Enhorabuena!



Queremos que sean en todo obra nuestra, como si se tratase, no de seres humanos, sino de obras del espíritu. Pero si nosotros mismos tenemos una vocación, si no hemos renegado de ella o la hemos traicionado, entonces podemos dejarles germinar tranquilamente fuera de nosotros, rodeados de la sombra y del espacio que requiere el brote de una vocación, el brote de un ser. Esta es, quizá, la única posibilidad que tenemos de resultarles de alguna ayuda en la búsqueda de una vocación: tener nosotros mismo una vocación, conocerla, amarla y servirla con pasión, porque el amor a la vida genera amor a la vida.

Las pequeñas virtudes  de Natalia Ginzburg 

lunes, 17 de marzo de 2025

Antes de que se enfríe el café


 De vez en cuando, más bien, una vez en semana, me permito tomar un café, un café con leche; el café solo dejé de tomarlo hace más de veinte años. Ahora me seducen las mezclas de tés aromatizadas o "blend". Pero he de reconocer que el aroma de un buen café recién hecho es una auténtica maravilla, su olor es muy  peculiar e inconfundible; me encanta.


 Solemos quedar a tomar café mi amiga Ana y yo en una cafetería muy coqueta cerquita del barrio; el camarero ya nos conoce y  suele prepararnos la infusión de café tal y como nos gusta. Curiosamente a Ana le gusta el café con la leche fría y a mí con la leche muy, muy caliente.


Lo cierto es que tengo que tomarme el café antes de que se enfríe, quizás sea una manía, pero es así como saboreo mejor el café... 


  Curiosamente, estoy leyendo un libro que trata sobre una cafetería muy especial, no sólo por su excelente café sino también, porque puedes regresar al pasado si eliges bien la silla donde sentarte, aunque hay una serie de reglas que se deben cumplir, y se puede volver cuando el café se enfríe y haga lo que se haga, el presente no cambiará.


  "No dejes nada para después.

Después, el café se enfría.

Después, pierdes interés.

Después, el día se convierte en noche.

Más tarde, la gente crece.

Más tarde, la gente envejece.

Después, la vida pasa.

Después, te arrepientes de no haber hecho algo...

Cuando tuviste la oportunidad"


"La vida es una danza fugaz, un delicado equilibrio de momentos que se desarrollan ante nosotros, para nunca volver de la misma manera otra vez... Así que, no dejemos nada para después. Aprovechemos los momentos como vienen, con el corazón abierto y los brazos extendidos para abrazar las posibilidades que nos esperan. Porque al final, no son las cosas que hicimos lo que lamentamos, sino las cosas que dejamos sin hacer, las palabras sin decir, los sueños sin cumplir".

Antes de que se enfríe el café. Toshikazu Kawaguchi


Aún no he terminado la lectura, me costó un poco el primer relato, pero ahora estoy embebida  plenamente en el libro.

¡Feliz semana!

lunes, 10 de febrero de 2025

PALABRAS...


Aquí estoy, sentada en la mesa de la cocina, a punto de disfrutar de una taza de té rojo con canela, mientras pienso que puedo contar hoy en este espacio donde suelo venir a refugiarme de vez en cuando sin miedo a aburrir a quienes lean esta entrada.

Acabo de meter en el horno un bizcocho de manzana y nueces, y ya comienza a asomarse el suave olor del postre; al pelar la fruta, he recordado que hay una palabra que define  al corazón de las manzanas, se llama CAROZO.


Y que al fino tabique de separación de los gajos de la nuez se le llama BIZNA. Me parece una palabra preciosa.


También he descubierto que el peculiar olor a mar se llama MARESÍA o  que cuando el agua hace de espejo se llama ESPEJEAR.


Que la primera y última luz del día se llama LUBRICÁN.


Me sonrío porque redescubro que nuestro idioma es verdaderamente mágico. Mi pastel de manzana ya está recién sacado del horno y desprende un apetitoso olor. 
¿Tendrá la palabra justa para definir ese aroma? 


 Desbautizar el mundo,

sacrificar el nombre de las cosas
para ganar su presencia.

El mundo es un llamado desnudo,
una voz y no un nombre,
una voz con su propio eco a cuestas.

Y la palabra del hombre es una parte de esa voz,
no una señal con el dedo,
ni un rótulo de archivo,
ni un perfil de diccionario,
ni una cédula de identidad sonora,
ni un banderín indicativo
de la topografía del abismo.

El oficio de la palabra,
más allá de la pequeña miseria
y la pequeña ternura de designar esto o aquello,
es un acto de amor: crear presencia.

El oficio de la palabra
es la posibilidad de que el mundo diga al mundo,
la posibilidad de que el mundo diga al hombre.

        La palabra: ese cuerpo hacia todo.
        La palabra: esos ojos abiertos.

                                                                         (para Roger Munier) 
         
                                                                             Roberto Juarroz

Palabras en negrita: 

Las 104 palabras más hermosas de la Naturaleza de Mónica Fernández Aceytuno





¡Feliz semana!