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domingo, 2 de septiembre de 2012

CINE-ROCK: Recuperando STILL CRAZY (1998)

Por favor, permítanme redescubrirles una joyita perdida. Still Crazy es una cinta hecha a medida para nostálgicos amantes del mundillo rockero. Especialmente los que sientan debilidad por los venditos "perdedores" y, por las emociones humanas. Un film facturado con cariño y respeto por la música y, la capacidad de ésta para cambiarnos la vida. Una cinta no exenta de tierna ironía y, divertida autoparódia, mejunge básico en toda rock-movie que se precie, siempre y cuando se haga con estilo, como en este caso (los fans de "Cabezas Huecas" y similares bódrios.. cambiar de dial, no estáis en la onda). Dirige el londinense Brian Gibson, al que pudimos descubrir en otra rock-movie, el biopic de Tina Turner, si bien es cierto que sin el menor acierto en comparación con esta deliciosa película de ficción.

-DE QUÉ VA: El teclista de los desaparecidos Strange Fruit (Stephen Rea) intentará reunir veinte años después a la banda, tras aquella calcinante ruptura. Además de la pasta, que les viene de perlas, el motivo del regreso tiene que ver con la reedición del festival que les vió morir cuando estaban en lo más alto. Comenzarán desde cero. Con joven guitarrista sustituyendo al legendario, el grupo revivirá la dureza de la carretera, los antros, los malos rollos, los egos y el lógico miedo y los viejos fantasmas que persiguen a toda longeva banda de rock.

-ANTECEDENTES: El mero hecho de estar ante una producción británica con temática rockera nos lleva a pensar al momento en un film como The Comminents (Alan Parker, 1991). Al menos a nosotros. Cierto que la de Parker pulula por sonídos más negroides y, que ésta lo hace por una vertiente más roquera..., pero en esencia,  actores, paisajes, ambiente, textura..., y sobretodo, el tratamiento del humor, nos evoca tan maravilloso título. Otra película que podría decirse alberga ciertas similitudes temáticas sería Almost Famous (Casi Famosos, 2000); pero en este caso no podemos hablar de antecedentes porque Crowe rodó su cinta a posteriori. De lo que no hay duda, es de que la seminal This is Spinal Tap dejó también su poso en esta ejemplar Siempre Locos (Still Crazy, 1998). Y es que la sombra del falso documental de Reiner es poderosa... y alargada.

-EL ROLLO: No queda nada claro si los Strange Fruit son -o fueron- rockers, metaleros, progresivos, psicodélicos, glam... Una cosa sí está clara: son hijos de los 70's. De los ácidos lisérgicos ingeridos durante sus inicios como banda en la campiña inglesa (clara referencia a Pink Floyd), pasando por la posterior influencia del sonido Thin Lizzy, la música que suena no es ni más ni menos que un popurrí de la historia del rock británico de aquella época. Pero olvidémonos por un momento de la música, por imposible que esto suene, y resaltemos a mi entender lo más maravilloso de este film: Todo lo que ocurre en la trastienda, al otro extremo del éxito. Sí, en la parte de atrás del autobús que lleva a los protagonistas camino del próximo tugurio en el que tocar. Lugar de riñas y broncas, reconocibles y sufridas por todo aquel profesional o aficionado que alguna vez haya sido parte activa de una banda. Hogar de ilusiones y decepciones, momentos y olvidos. Donde descansan los sueños, anidan los sentimientos encontrados, se discute lo futil de toda fama, y... uno se acuerda de las decisiones (no) tomadas.

viernes, 15 de enero de 2010

-EL CORAZÓN DEL ÁNGEL... LAS BURLAS DEL DIABLO

Inquietante y espeluznante a más no poder. Un clásico. Según en qué momentos mi película más importante de los años 80, de cuando Mickie Rourke era el puto amo y a De Niro le bastaba un simple cameo para decidir el destino de cualquier protagonista. EL CORAZÓN DEL ÁNGEL (Alan Parker, 1987) es un peliculón que hay que ver obligatoriamente no una, sino varias veces, para apreciar en todo su explendor los complejos mecanismos de un guión prodigioso y descubrir detalles que aclaren un primer visionado. Ese primer visionado que te dejaba absorto y pensativo nada más acabar la cinta, ¿hacia dónde iba Harry Angel(M. Rourke) en aquel ascensor?, ¿de verdad se tiró Harry a su propia hija?, ¿mataría él a todas aquellas presonas?, ¿no sería el pobre Harry un cabeza de turco?... Estamos ante la típica péli para discutir y charlar largo y tendido sobre lo que acabas de presenciar. (¡Cuanto disfrutaría yo en un coloquio de Garci!).
El pordiosero detective Harry Angel recibe el extraño y oscuro encargo de encontrar a un tal Johnny Favourite y es en ese instante donde comienza su (nuestra) pesadílla, llena de equívocos, engaños y dobles lecturas, podría decirse que bajo la trama principal subyace otra historia totalmente abierta a distintas interpretaciones o conjeturas. Eso es lo que hace grandes a las películas. Están además los "detalles" de nombres de los personajes: Louis Cyphre (De Niro) en referencia a Lucifer; Ephyphany Proudfoot, una estupenda Lisa Bonet (¡a menudo polvazo asistimos!) referente bíblico de la "aparición" o "manifestación"...
EN EL CORAZÓN DE NUEVA ORLEANS
La película de Alan Parker ("The Commitments", "El Expreso de Medianoche"...) no sería ni la mitad de sugestiva, de haberse rodado la historia en cualquier otro escenario que no fuese la maravillosa ciudad sureña de Nueva Orleans y sus bellos alrededores. No es cuestión de ponerme a explicar la historia cultural de la que para mí es la ciudad más europea de todas las ciudades estadounidenses, cuna del jazz y del rhythm&blues más pantanoso, así como de escritores y de grandes relatos convertidos en clásicos atemporales, siempre ambientados por río Mississippi y su rico caudal dado a historias de todo tipo. Criollos, cajunes, afroamericanos, franceses, caribeños, españoles... Rituales Vudú, el Mardi Gras, el Delta Blues... Su arquitectura... todo lo referente a la vieja ciudad de Loussiana es un tema que me atrae sobremanera. En El Corazón del Angel la atmosfera y el clima abrasante de la ciudad, que nublan la memoria y el alma de Harry y están presentes en la pantalla poderosamente. Y si el calor y el sudor que emana Nueva Orleans en la pantalla -palpable en todo el metraje- no fuese suficiente para redondear una historia ya de por sí atmosférica, tenemos una banda sonora inquietantemente súcia e inolvidable a cargo de Trevor Jones interpretando las conmovedoras partituras de temas como Girl on my dreams (Sunny Clap), Honney man blues (Bessie Smith)... que juegan un papel importantísimo en el film (Harry las silba en ocasiones). Para terminar comentar la breve aparición de la estupenda Charlotte Rampling, algo siempre de agradecer.
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