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No es mi intención repasar todas las series de animación que inundaron mis años de mocoso, algo que sería un ejercicio de nostalgia, y un reto, más allá de mis ganas y capacidad (sobre todo en cuanto a mi memória). De lo que no tengo ninguna duda es que alguno de vosotros recordaréis con cariño caricaturas como SuperRatón, La hormiga Atómica, Autos Locos, Tom y Jerry, Piolín, Don Gato, Los Picapiedra, Bugs Bunny, La Pantera Rosa... y el montón de Clásicos de toda la vida. Seguro que tampoco os olvidáis de series hechas en el viejo continente: unos recordaréis a "La Abeja Maya", "Naranjito", "Érase una vez el Hombre", "Vikie el Vikingo", "Ruí el pequeño Cid"...; otros las que nos llegaron del lejano oriente "Ulises 31", "Marco", "Heydi", "El Bosque de Tayak", "MazingerZ", "Comando G" ... y como digo, un sin fin de dibujos más que tendréis arrinconados en vuestros corazoncitos de Peter Pan. Por eso me he ido directamente a una serie de personajes animados que a mi entender son los menos renombrados y parecen haber desaparecido del ente televisivo hoy día tan saturado. Es momento de recordar algunos de esos héroes de corazón tierno, torpones entrañables y valientes criaturillas.
HONG KONG PHOOEY (akí Hong Kon Fui). Las tardes de aquellos lejanos viernes no serían lo mismo sin ver las desventuras del inimitable perro limpiador de comisarías de policía Penry Pooch, fachada que escondía su doble personalidad de torpe héroe experto en disfraces y golpes de kung Fu. Con la imprescindible ayuda de su compañero gato y su Phooeymovil transformable. Por increíble que parezca la serie tan solo duró una temporada. Otra de las genialidades a resaltar de estas series, que siempre me atrajo, fueron las canciones y melodías de cada una, la de Hong Kon Fui...para enmarcar.

-A veces el acordarme de un personaje hace que inmediatamente me venga a la memoria otro que solía precederle en emisión o viceversa, como es el caso de
EL LAGARTO JUANCHO que creo recordar se emitía junto con
LEONCIO Y TRISTÓN en algún hueco del día. La cantidad de series y el ir y venir de éstas en la programación hacía que encontrarte con el, por ejemplo, ¡
Oh cielos, que horror! de Tristón, fuese toda una sorpresa (ayudaba el que solo hubiese dos canales de TV).

El que animales salvajes en teoría malos y fieros por naturaleza como nuestros amigos el caimán, león o hiena fuesen bondadosos y tiernos en estos dibujos lograron, por estúpido que pueda parecer, que el temor que me causaban realmente de pequeño, desapareciese con solo fijar mis ojos atentamente hacia el televisor, abiertos como platos. Y había que estar atentos como dije, no fuera a ser que perdieras aquella misma tarde al loco encantador de
MAGUILA GORILA, aquel primate que adoraba las bananas y

vivía en el escaparate de una tienda de animales esperando a que alguien le quisiese comprar sin importar tal y como fuese (mentiría si dijese que no soñé con comprarlo yo mismo), y te enterases por boca de algún compañero al día siguiente en clase.
Otro que recuerdo con cariño y memoria borrosa era
PEPEPÓTAMO vestido con su traje de explorador en compañía de su mono surcando el cielo en su globo-barco. Seguro que tú también.