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8/2/22

Wilson Ricardo & Seus Dinamites (1965)

 

Hola estimada comunidad de trogloditas fanátiques de los sonidos estentóreos del sucio garaje punk. Hoy


vengo pletórico, a manos llenas de excelente música, con todos los ingredientes que a voceades les gustan. Sí, en efecto, hoy les comparto tremenda obra de garaje punk. Porque esta banda, Wilson Ricardo & Seus Dinamites tiene todo: sonido sucio, pletórico de reverberación, voces agarrotadas y líneas de bajo hipnóticas. Además, solo conozco de esta grabación, lo cual los ubica dentro de esa tradición clásica de los punkers del sesenta de haber grabado bien poco. Aclaro que utilizo el verbo conocer porque no pude averiguar si mucho. Todo parece indicar que no.  

Respecto a la banda, se sabe que era una agrupación con base en Brasil pero de índole internacionalista ya que, así como los Beat Boys estaba formada por brasileros y argentinos, Wilson Ricardo & seus Dinamites, estaba formada por brasileros y uruguayos.

Cabe agregar que Brasil, junto a Méjico y Perú constituyen los espacios más fructíferos para el primigenio rocanrol. Allí se gestaron cantidad de bandas salvajes que inauguraron el sonido que después iban a explotar los rockers de las generaciones posteriores hasta llegar a nuestros días donde el rock se ha convertido en una especie de vieja amargada y conservadora que desde su pedestal constituido a base de discográficas y constante rotación en los medios hegemónicos, dictamina qué géneros/ritmos son dignos de ser aceptados como “música”. 

Acá en Argentina, este lugar que ocupa el rocanrol ha llegado a tal poder que es este género y sus músicos (los consagrados por el sistema, aclaro) los que habilitan y abren las puertas del mercado nacional a músicos de otros géneros. Así pasó con la cumbia villera y así está pasando con los raperos traperos de estos días. Con todo, me sigue gustando el rock por sobre otros géneros, pero detesto su lugar acomodado y sedado de amo y señor de las radios mainstream. Por eso festejo el ascenso del rap y trap latino, así como la consagración de la cumbia villera como un género robusto, de una calidad sublime.


Wilson Ricardo & Seus Dinamites tiene también, de acuerdo a mi distorsionado gusto estético, tiene una carátula bellísima, en la mejor tradición de banda de garaje punk oscura y olvidada. Y es lo que les ofrezco. 

Leí por ahí un comentario donde festejan que aun esté vivo este, mi querido blog. Es cierto que no posteo ni ahí, a como lo hacía en tiempos pretéritos. Pero también es cierto que concebí esta mamada del blog con ánimos de documentar, para que quede, en la medida de lo posible, un reservorio de grupos olvidados de Latinoamérica que integraron la llamada prehistoria del rock. Y que no son, dicho sea de paso, ni más ni menos, que pioneros de un movimiento cultural fundamental para el siglo XX. 

Acá está, entonces, Wilson Ricardo & Seus Dinamites. Enjoy.

17/7/17

Los Blue Jets (1967)

Buenas noches amigos, otra vez por acá. Se me hizo largo el tiempo en silencio esta vuelta. Pero es duro sostener los blogs, escribir, llevar una vida laboral y la familia. Y también es hermoso. Si no es eso la vida, ¿qué carajo es? Yo no sé. Y es por estos positivos pensamientos que una vez más vuelvo a abrir mi amado Garagelatino y comparto algo de rock troglodita y salvaje. Esta vez de la genial serie de rock boliviano que una vez nos compartiera el siempre solidario Wilmer.

Los Blue Jets fue un grupo del cual no he localizado demasiada información, la verdad. No obstante suenan hermosos, garageros y juveniles, llenos de fuerza. Y como si eso fuera poco, cantan en castellano: bien latinoamericano como nos gusta a nosotros. Sí amigos, porque siempre vuelvo, a como dé lugar, es el porqué de Los Blue Jets. Las palabras se me quedan cortas, lo reconozco. Pero también sé que no es lo que digo o lo que pienso lo que importa sino lo que comparto. Soy un mero canal. Y tal vez esté bien porque nunca me he considerado el fin, al contrario, me tengo como un medio para difundir y expresar belleza estética. Chau, hasta no sé cuándo. Acá se los dejo: Los Blue Jets.   

30/4/17

Los Marshalls (1965)

Hola cuates del garage. Una vez más vuelve Wirtis. Con los brazos entumecidos, con el alma agarrotada.
Harto de tanta inequidad, con muchas ganas de pelear. Y es que la Argentina en clave neoliberal es una mierda. Pero mucho más mierda es saberse rodeado de gorilones sin pelo en pecho, ni tesón en el alma.
Caminar la calle de la gran ciudad, cuando sos de abajo, de la cumbia y del punk, cuando sos, en fin,  un negro y los conchetos tienen el poder es sinónimo de ofender. Cabeza, te van a decir. Sabelo.
Pero no van a poder nunca eso de amasijarnos sin piedad. Porque nosotros somos de los que caminamos con Santa Eva,  sabemos que no hay que aflojar y siempre pelear. Ahora nos quieren convencer de que somos unos negros vagos, los docentes. Negros de mierda. Y hay que ver como el concheterío docente del medio pelo, mediocres del trabajo privado o de directivo, por puro capital; te miran con los ojos cruzados cuando te descubren negro de la cumbia y el punk. Y no te entienden, sos un traidor a la clase: ¿¡No ves que son todos unos negros esos que van a marchar!? Reclaman asustados los chetos docentes del colegio privado o del universitario, ojo, que en todos lados están. Y yo me  indigno y me revelo. Y entonces descubro que también los otros están en todos lados, me refiero a esos que son como yo, que piensan que la docencia es resistencia a la hegemonía neoliberal. Y me reconforto, entonces, amigos del punk; porque me los encuentro en las marchas y opinamos con la calle y la cumbia en el corazón.
Entonces es imposible no abrazarlos y pensar de cuánto vamos a luchar para que este lindo país que podría
ser cualquiera y a nosotros nos  tocó en Argentina; salga adelante del demonio neoliberal. Con cada derecho que quitan someten  para  lograr lo que, entiendo yo, es el objetivo final: silenciar la disidencia mediante opresión para caretear de paz social. Pero nosotros somos un yuyo porfiado: nunca, nunca, porque nos adoctrinamos en el dolor de la inequidad, hay que olvidar y siempre resistir.

Por lo dicho, cuando los a brazo, a esos que están peleando desde el más violento de los fangos a mi lado, les cuento de mi blog y del viaje a las raíces del punk. También les cuento porqué somos Latinoamérica aguerrida y venal, que de acá salió el género más genuino y visceral como es el garaje punk y la cumbia villera. Acá les dejo a Los Marshalls, una perla más que revitaliza nuestros oídos enfermos de garaje punk. Abrazos mis wuachos. Y no olviden: resistir y nunca claudicar.    

15/11/16

VA - ¡Sujo!

Buenas tardes mis manes. Hoy les traigo una antología de esas que a mí me gusta hacer, de vez en vez, cuando el THC se apodera de mi zabeca. Y no es que pretendo que piensen que soy un puto drogadicto pero lo cierto es que tengo miles de antologías dando vueltas en el ordenador, ahí en la carpeta de garaje punk latinoamericano del sesenta, solamente allí, debo tener unos sesenta compilados. Claro que muchas veces los temas se repiten. De hecho, según mi artífice experiencia, es allí donde surge uno de los mayores inconvenientes a la hora de hacer antologías: ¿Cuáles canciones poner y cuáles no? ¿Son equiparables los sonidos de las canciones? ¿Mantienen una coherencia conceptual o ambiental? Y tantas variables más que se cruzan por la nublada mente wirtiana.
Sin embargo, y más allá de todo, llegan algunos momentos como el que hoy me convoca aquí, a mi amado blog; que me digo: Che, Miguel, por qué no les das una alegría a los vagos del garaje y te colgás un compilado. De paso despuntás el vicio artístico y clavás una de esas tapitas que tanto disfrutar hacer. Y yo, que soy un pibe bueno, tranquilo y sumiso; hago.
Y he aquí, mis cofrádicos cuates, lo que quedó y lo que les traje: un compilado de garaje punk sixtie que tiene como leit motiv la lengua portuguesa. ¿Os gustó? Espero que sí porque no vuelvo hasta el mes que viene, el último del año. Y será esta perla garagera todo lo que les voy a dejar por aquí. Excepto que algo extraordinario sucediera. Pero lo dudo.

Los temas antologados, varios, creo yo, los deben conocer. Si no, es esta una gran oportunidad. Lo hice corto: 15 temas punketos de no más de dos minutos. Se los dejo amigos, recíbanlo como lo que es: una singularidad más en este mundo de mixturas y repeticiones infinitas. VA - ¡Sujo!

13/8/14

VA - ¡Frijoleros!

Hola mis cuates. Les traigo otro compilado. Y van… Tanto es así que he decidido agruparlos bajo la etiqueta “Serie Wirtiana”. Así, adjetivando mi apellido y con mayúscula.
El nombre que le puse al disco es un término ofensivo para los mejicanos. Lo sé. Pero no es esa mi intención, para nada. Yo quiero homenajear el rock and roll de aquellos lares.
Cuando armé el compilado me guié por dos premisas: rock and roll fuerte, con mucho ritmo y en castellano. La cuestión fue que las canciones adecuadas a mi disco resultaron mejicanas. Como tal característica era muy evidente, decidí resaltarla.
Todo eso no les importa. Ya sé. Pero a mí me gusta contar todos y cada uno de los pormenores de mi trabajo bloggero. Porque, pensá, si no te dijera todo esto, si acaso no pudiera hablar porque la palabra se atasca en mi garganta ¿Qué cosa sería?...
Bueno, la cuestión es que me quedó un disco muy mejicano. Cómo lo nombro, me pregunté al momento en que me encontraba diagramando el arte de tapa. Y la idea se presentó clara, precisa: Frijoleros. ¿Con o sin signos de admiración? Con. Porque es rabioso. Y listo. Se  hizo.
Pero luego pensé, tal vez el término sea ofensivo Miguel, tal vez algún mejicano mal entienda o peor, algún fundamentalista del respeto y la tolerancia, uno de esos dispuesto a todos te haga algún daño. Porque, pensá Miguel, si ese fundamentalista viva acá, en tu ciudad, cerca de tu calle o en la casa del lado puede llegar a tu puerta - como a veces lo hace el pasado de cuentas pendientes - y golpearte. Y no queremos eso.
Por eso me explico. Por eso les construyo y propongo la siguiente idea: un término aplicado para descalificar a algo o alguien rota su significado si es utilizado desde el mismo campo semántico o grupo etario.
Es decir, al apropiarse del término descalificador el grupo descalificado y reproducirlo para identificarse a sí mismos produce un cambio semántico que incide directamente en los hipertonos que el término tiene. Además construye identidad en el grupo discriminado ya que mediante el término se diferencian mediante la oposición a los que los descalifican.
Por estas cavilaciones decidí dejarle el nombre al compilado. Porque no ofende, si lo utilizamos de este modo.

Entonces, Frijoleros.