Aquí yace Taringa!


No fue una red social ni un simple foro:

fue una trinchera digital donde millones compartimos saber, humor y humanidad.
Nacida en la era de los módems ruidosos, los cosos para que la pantalla incandescente no nos queme los ojos y los monitores pesados,
resistió modas, censuras y algoritmos voraces.
Fue escuela para autodidactas, refugio para solitarios,
y un espejo brutalmente honesto de lo que éramos.

Se llenó de memes antes de que existieran los memes,
de tutoriales que salvaban PCs,
y de debates tan absurdos como memorables.

Taringa! no murió por falta de amor, fue comprada por una manga de lavadores de guita, como toda porquería de internet
los cambios de un mundo que ya no escucha,
que scrolla sin leer, sin estudiar
y que le teme a lo imperfecto.

Descansa en paz, vieja amiga.
Los posts se borran, pero las ideas quedan.
Gracias por tanto.

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