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domingo, 18 de junio de 2023

De utopías y complicidades

 





*Imagen intervenida


La noche es una nata de nostalgia.

Brassens, y La mala reputación,

me desbordan el alma

Canto a Brassens mientras me bebo un "amarillo",

y la guitarra en un lamento de cuerdas se desgarra

(…Yo no pienso pues hacer ningún daño
Queriendo vivir fuera del rebaño;
No, a la gente no le gusta que
Uno tenga su propia fe
…)* 

A pesar del tiempo, 

y las horas que pasan

fuerza y rebeldía en la esperanza se juntan.

El mundo espera todavía la utopía

más cuando es un ojo

que sangra en medio de la noche,

un beso que sabe a lágrima salobre

una fosa siempre abierta

que no para de recibir sus anónimos muertos

en noches de cómplices  neblinas

Amor, 

bebamos por la complicidad de los dos, 

y con el poema de Benedetti,

 peleemos la vida por todos sus costados, 

que "en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
"*

 

* La mala reputación, de Georges Brasssens

*   Verso de Te quiero de Mario Benedetti

 


 

martes, 5 de octubre de 2021

Camaraderías

 












*Foto intervenida



Hiende el viento las grietas de la ciudad,

con el ruido de sus alas membranosas

golpeando las paredes

y su pecho se agita en largo suspiro,

en esa hora de tarde,

en que todo entra en un limbo de silencio.

Siente ella, que la felicidad

es una palabra sobrante en los diccionarios.

Se fatiga su alma y su corazón,

quisiera gritar,

pero las palabras desconocen su garganta su boca.

Se siente en esa hora

como un pájaro enjaulado en una jaula sin rejas,

pero al fin enjaulado,

quiere sentir una mano que acaricie sus cabellos,

y seque con sus dedos dulces las lágrimas,

¿lágrimas de qué? si tampoco llorar puede.

¡Ay¡, esa hora de la tarde donde todo es angustia

y no lo es;

donde el dolor no es dolor porque no tiene origen

donde el beso no besa porque las caras no tienen boca

¡Ay! esa hora donde todo pesa y nada pesa.

donde todo muere y nada muere.

Más tarde volverán las horas a su ritmo,

 las cosas a encajar en sus momentos justos,

y él vendrá con su sonrisa de sol,

mientras la tarde cae en liviana penumbra,

y sienta, ese beso de él que, muerde sus labios

sin herir,

y le pida una taza del café

 que ella se esmera por hacer,

mientras le canta con Mercedes Sosa en el celu,

el poema de Benedetti, de las viejas camaraderías:

si te quiero es porque sos

mi amor mi cómplice y todo

y en la calle codo a codo

somos mucho más que dos