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sábado, 19 de diciembre de 2015

Dicen que el tiempo...

Otro año más vieja. Otro año menos joven. Me estoy acercando a la ancianidad. Obsequio de tiempo. No para vivir más ¿a quién le importa eso? Secretamente pido que me regalen un poco del que les sobre.

Ya no voy a terapia.
He dejado de salir a disfrutar y padecer como muchos las calles de esta ciudad que odian pero son incapaces de dejar. ¿A quién le gusta estar en un lugar que no es agradable? Masoquismo a precio de salario mínimo y comodidad.

Dejé de salir a desayunar cada semana.
Monotonías hermosas. Enojarme porque el restaurantero gordito no tiene lo que ofrece. Intentan callar mis imprudencias con miradas reprobatorias. ¿Qué? a mi no me gusta el jugo de manzana que ni es jugo ni tiene manzana. Me hacen sentir enferma. No es mi problema, es de ellos.

Obsequio de tiempo.
Preámbulo de obsoleta. El querido Iván me regaló unos minutos. ¡Máxima ilusión! me recuerdas pirata.

Barry el primero.
Nuestro amor es mágico si no fuera así habría desaparecido antes de saber de la existencia de quien sin nombre ni cara tengo el placer de odiar.

Digo a Marco: gracias por el tiempo.
Por pensar más de lo debido en la persona que por varios meses -¿o fueron años? sepa la bola- tomó el lugar de madre. Lugar al que sólo Emilia tiene derecho. Fue un placer haber estado ahí.

Laura, Bruno, Barry, Cridty, La Bella, El Chiken por la radio, ¡Dios y yo con estos pelos!
Todos los que me regalaron unos minutos tienen mi agradecimiento eterno.
Como es costumbre y para no olvidar quién era, sigo pidiendo un poco más de lo que me pueden dar. Tiempo. No para morir ¿a alguien le importa dejar de existir verdaderamente? sino estar conmigo. No pido que me escriban sonetos de amor. Versos recién callados. No quiero que se queden conmigo a ver la tele o ver la manera en que mis pestañas poco a poco se van abrazando. Ni que fuera princesa o novia de días. Los príncipes también duermen, amanecen con los pelos parados y van al baño.

¿Qué tal si Tú y Yo no existimos? Somos un sueño recurrente nomás.
El tiempo -como escribí a Polo, es tan valioso que muy pocas personas pueden y quieren obsequiarlo. Cierto es que dicen-a mi no me lo crean- que para recibir hay que dar. Bueno yo no regalo tiempo porque el mío converge con otros errores además de ser triste y sombrío. El tiempo mío es de silencios vacíos. A nadie gustan. Ni siquiera puedo sostener por instantes la mirada.

Que nadie se sienta ofendido. Mi clamor, plañidera de insensateces es querer pasar el rato fuera de aquí. El paraíso a veces me ahoga. Considerando lo complicado que resulta salir conmigo acepto lo que hay. Cuatro paredes adornadas de Navidad. No reprocho nada -hago constancia de ello- pero como vieja que soy requiero saber que existo a pesar de estar enferma. No estoy abandonada, no no no no, ¡Jamás! con mi mal carácter y groserías hay quien no me ha dejado. Y no es por obligación. Digo tu nombre corriendito. Un poco aunque no sepa a que lugar voy. El hospital también tiene cosas bonitas como... como... como no puedo recordar ahora pero debe tener algo para no odiarlo.

Aunque no quiera jugar ni caminar mucho.
Un poco de tiempo sin pedir nada. Antojo de niña. Sin quejarme. Imposible mi amor. Sin fulminar a la gente babosa. Tolérate querida. Tiempo para no morir como la abuela. Sentada en un sillón rodeada de gente sin que nadie repare en ella. Cada día soy menos yo y más abuela. No toques mi pelo. ¡Hey tampoco mi cara!

Construí mi soledad. Si si bla bla bla.
Para no sentirme mal me digo a mí misma: nada, no me digo nada, hace mucho también me abandoné. No soy egoísta soy viejita viejita vieja.
Hablando de abandono, el cuadro desaparecido del ego registra varios seguidores menos. Oigan a nadie se le van quince -ya van veinticinco- de golpe y porrazo. Ojos que te vieron ir... Desbandada pueril. ¿Me preocupo o me ocupo? Mejor sigo la vida. ¿Qué se le va a hacer? El mundo contigo y sin mí sigue girando.

Mira lo que importa es que no te vayas y lo demás será siempre lo de menos.

¿Sigues ahí? Contesta. Que contestes te digo. El día que te vayas moriré. Está bien, no lo haré pero se siente padre que alguien piense que puede morir sin ti ¿no?















sábado, 5 de noviembre de 2011

José Jacinto tiene hijitos







Si José Jacinto fuera humano sería así como mi amigo Pepe, muy alegre. En las mañanas se levanta como diciendo ¨Hoy elijo ser feliz¨ -José Jacinto, no mi amigo Pepe- se la pasa cantando y haciendo felices a los demás con sus trinos. Lo he visto como sacude sus plumas, alzando la mirada empieza a sacar el Do de pecho tan fino que arranca suspiros a las flores en forma de corazones de aire.

Hace poco estaba muy triste porque mis dientes parecen maracas, me dijo que los suyos también suenan pero sé que no, a nadie le suenan los dientes como maracas a menos que sea yo o mi perro Babo Alejandro. Ya no sé si fue mi amigo o el pájaro el que me lo dijo. Desvarío en ocasiones en que la realidad se pierde entre la nebulosa locura y la luna se asemeja al sol en cambios iridiscentes.

Su canto es muy hermoso- el de José Jacinto no el de Pepe- a Pepe nunca lo he escuchado cantar pero dice que canta como Juan Gabriel: ¨Queridaaaaa...¨ 

Hoy el pájaro me hizo muy feliz -sin albur- es que lo vi en la mañana cuando estaba cantando. Después le dio de comer a sus hijitos que tienen su nido en la azotea vecina. Voló hasta la antena y desde ahí oteó el horizonte.

Me dio mucha ternura. 

Bajó a las plantas sorteando los tendederos. Buscó bichejos para sus polluelos dándoselos en los piquitos, casi lloro.
Las hormigas y grillos corrieron despavoridos cuando vieron su silueta en el piso. Lástima que las arañas ni se dieron cuenta y cuando menos lo pensaron ¡Pas! las atrapó con su largo pico.
La que se escapó fue Romualda la cochinilla gorda del helecho pero para su mala suerte terminó bajo las patas de Tiki que se puso a jugar con ella como al gato y al ratón. A Tiki se le ocurrió abrazarla demasiado fuerte y ¡Caput! Adiós Romualda.

Yolanda y Gudelia, las lombrices gordas y coloradas sacaron su cabeza pero al ver al pájaro ¡Papas! que se echan a correr. En realidad no corrieron porque no tienen patas, más bien se arrastraron debajo de la lavadora.

Siguiendo con José Jacinto, en el charquito que se hace en el patio se dio un buen baño. Yo lo veía sin moverme detrás de la cortina. Se sacudió, se quitó los corucos como si se sacudiera las pelusas, después unos cuantos picotazos -imaginé que se arreglaba el pelo frente al espejo- y emprendió de nuevo el vuelo hacía con sus hijos.

José Jacinto es un zenzontle de bello canto que vive en mi calentador. La otra noche lo prendí -el calentador no a José Jacinto- y salió volando con las plumas quemadas. ¡Perdón pajarito! No sabía que vivías ahí. Salió disparado por el flamazo quedando con unas cuantas plumas achicharradas así como cuando me quemé la cara por culpa de alguien que estoy viendo pero no quiero decir su nombre y que se llama Barry.

El calorcito hace que sea un buen sitio para tener su casita calientita todo el día y la noche, la noche y el día. No entiendo por qué no duerme en su nido, quizás será que se separó de María Rosa, la zenzontle su esposa. Me quedó verso sin esfuerzo.

Inventa canciones con el piar que hacen sus hijos. El sentimiento que le da a las notas hace que se me asomen las lágrimas. Esa escena me trae a la memoria a una niña que hablaba con un zenzontle encerrado en una jaula grande... así como ella.

Algo tiene José Jacinto que me recuerda a mi amigo Pepe, puede ser su canto alegre, el movimiento incesante de un lado a otro construyendo, inventando, moviéndose como si el alma se le fuera entre el aire que respira.
Hace feliz a los que le rodean. Me pregunto cómo es que alguien puede ser tan optimista siempre, yo no puedo por más que quiera. ¿Y si es mi cara seria la que espanta a las sonrisas? O el peso de las nostalgias borró la risa de mi cara. Sepa la bola. 

El zenzontle tiene su mirada alegre por eso lo relacioné con Pepe. Cuando lo vi le dije: Te vas a llamar José Jacinto. El pájaro me vio y dijo ¡Achis! y se fue.
El no lo sabe pero desde que llegó, mi vida ha cambiado tanto que sin él no viviría más en este mundo. El pájaro alegra mi vida en las mañanas para aguantar el paso de una vida metódica.

Seguí con mi monólogo matutino.

José por Pepe y porque tengo muchos amigos que se llaman así y Jacinto porque me recuerda al pueblito campirano donde nací y que no termino más de olvidar.

Hace mucho un pájaro tan grande no me llamaba la atención. Vi uno grandotote hace poco -no es albur recuerden- casi me desmayo.
Barry dice que era un zopilote, yo digo que no sé que era porque no salía de mi sorpresa. Era un pájaro grande negro de plumaje brilloso. Él viene de visita en las mañanas despertándome con sus gorjeos. Es un pájaro solitario, nunca lo he visto con nadie más, ni siquiera con los cuervos que arañan las noches.

Se ha hecho habitual que los pajaritos lleguen a mi casa. Colibríes que bailan ante mis ojos mientras pido un deseo difícil de cumplir. Coconitas buscando migas sin asustarse cuando paso junto a ellas. Cuervos que no sé de dónde salieron. Pájaros madrugadores que no cantan nada más hacen alboroto para despertar al mundo. Picaflores buscando amores inconclusos.

Pájaros... muchos pájaros. Parece primavera en un sitio dónde el invierno empieza a vestir mi casa de fríos y olores añejos. De zenzontles y niñas perdidas en la memoria de mis olvidos.

De mi casa que no siendo mía la he hecho propia dejando las huellas de mi vida en los rincones de la ausencia que llega con mi cordura.















sábado, 4 de junio de 2011

Idos de la mente








No lavé el pelo con shampoo que lo deja oliendo a mañana fresca, no lo enjuagué con acondicionador para que cuando el viento meta sus dedos exhale un aroma libre... aroma a mis sueños volando en estampida.

Lavé el cuerpo con jabón neutro que no huele a nada pero que deja limpio de impurezas cada parte de mi piel. No desodorante, no perfume, no cremas, no maquillaje... nada más que jabón neutro, ni siquiera el perfume que me caracteriza, el que dice mi nombre, el dejo de mi recuerdo no podía ser rociado en mi.

Llegar al hospital me estremeció, ver los árboles llenos de pájaros escandalosos, las escaleras que nos llevaban a la cámara de tortura, pero que al ir de la mano de Barry y Kiku daban una poca de paz a mi tembloroso cuerpo.

Todo sucedió casi en un suspiro, desnudarme para vestirme con una bata fea, picar el brazo lastimado de tanto buscar el rojo líquido, tomar la pastilla para dar una poca de estabilidad... de serenidad en un gramo de sensatez... la soledad ante mi... el terror a lo desconocido.

Dejé los miedos doblados en el locker del hospital -luego viene por ellos me dijeron- sonreí. Las enfermeras esperaban que dejara de temblar viéndome con sus caras de santas arrepentidas, al lado de ellas un niño que revoloteba queriendo meter la nariz en todo, mis ojos buscando algo familiar del que agarrarme pero no había nada estaba sola en un mundo frío de idos de la mente.

Acostada en una especie de camilla, el médico puso a los lados de la cabeza una almohadilla para mantenerla inmóvil, me pusieron un casco con una rejilla parecido a los de fútbol americano, las manos a los costados no debía moverlas para nada cosa difícil, por último cerraron el tubo donde estaba a merced de lo desconocido -no se mueva ordenaron- cierre los ojos y descanse... dejé de moverme, menos el dedo índice de la mano izquierda no se doblegó y siguió apuntando a la salida, al regazo de mi familia que preocupada esperaba por mi.

El ataúd blanco que aprisionó mis sueños... mis miedos... mis risas, se cerró dejando que el frío se apoderara de mi cuerpo asustado haciendo saltar las ilusiones, dejándolas escapar entre los dedos, yéndose a posar a los pies que no dejaban de moverse haciendo que el médico me fuera a tranquilizar.

-Eres más fuerte que todo- recordé el instante que Barry me dijo eso, mis ojos dejaron escapar una lágrima que resbaló por la mejilla y se escondió en el cuello.

Vinieron a la mente las risas del Ángel de la Guarda pero fueron apagadas poco a poco por el ruido de la máquina en la que estaba metida, -Nadie debe mover tu paz interior- me dice constantemente mi Ángel pero nunca he podido hacerlo, quizás sea que no soy ángel, cualquier cosa desestabiliza mi interior... mi paz.

Un martilleo constante se escuchaba detrás de la nuca, aire frío se colaba por todos lados, la luz blanca del tubo -la cual no debí ver porque debía mantener los ojos cerrados- y el ruido de mi corazón queriendo salir de ahí... entonces sucedió...

Vi pasar la vida ante mis ojos, los rostros de Barry, Muny y Kiku, las caritas de mis mascotas, la sonrisa bonachona del Ángel de la Guarda, el rostro sereno de mi Profe, recordé los besos que se quedaron en los labios, las caricias guardadas en la yema de los dedos, los amores que se fueron, el cariño que no volverá...tus labios delgados, tu mano apretando la mía, el viaje que no será, el amor que no se dio... todo pasó ante mis ojos y yo...yo me quedé suspendida en el tiempo...  borrando mis memorias.















lunes, 27 de septiembre de 2010

Extraño a Sor Betty.








A más de un mes de su desaparición, extraño a Sor Betty, a Sor Rita, a Sor Tija, a Sor presa y a todas las madres y sus aventuras.

Extraño las cosas chuscas que sucedían en el pueblo de Tunalguilla Nuevo León.

Extraño a las primas, Tencha, Tacha y Chona.

Extraño a la Güeli y el asilo.

Extraño las aventuras del Abuelo inquieto.

Extraño el rancho.

Extraño empezar bien el día con un chiste.

Extraño elegir como empezar el día.

Extraño el He he heyyy!

A más de un mes de su desaparición, extraño Las Chupaletas de P´Pito.







Y como alguna vez comentaste en mi blog P´Pito: ¨Cuando me pierda, te voy a contratar para que publiques mi búsqueda¨.
No me contrataste porque obvio andas perdido y por eso te estoy buscando.

P´Pito, ¿ónde estás?.

¡¡¡Ya regresa!!!.








lunes, 13 de septiembre de 2010

19.










El tiempo pasa tan rápido
que apenas puedo respirar las horas.











lunes, 24 de agosto de 2009

3... 2... 1, grabando.





Tengo una idea Kiku... quiero oirme en la radio.

Queeeeeeeeé?
Si, tengo una idea para que me grabes y salga en la radio.
A ver, dime.
Bueno, puedo decir: Pepe, ya ven a comer... pero gritándole a Pepe.
mmm... no se oye mal, pero a ver explícame.
Si mira... como se supone que soy la esposa de Pepe, entonces le puedo gritar diciéndole que ya venga a comer... qué tal?.
Pues se oye ... mmm... bien, a ver dime más.
Pues eso, le grito y él me contesta algo, pero cuando esté en el programa.
Le voy a decir al productor y te digo, no se oye tan mal, eh?
Claro que no!, yo lo pensé.
Bueno, entonces a ver, déjame grabarte.
Siii!!!.
Pero necesito que hables claro y no te pongas nerviosa...
Güeno.... argh! nervios.
No pasa nada, tu tranquila.
Si.
3... 2... 1... va

Pepeeeeeee!, Pepeeeeeeee... ya ven a comer.
Otra vez, pero más despacio... que se entienda...
si, claro...
y así, continuamos grabando, hasta que quedó lista mi grabación.
.................. ...................... ........................

Mamá?
si...
pon el radio, ya vas a salir
de verdad?
si rápido...
argh! nervios, nervios, nervios.

En el programa deportivo sale Pepe y otros dos comentaristas y se la pasan todo el tiempo chacoteando y hablando de cosas graciosas,, ah! también de deportes, aunque algunas veces se les olvide de que hablan.

Los tres comentaristas charlan y en cualquier momento entran diferentes grabaciones y una de ellas es la mía.

Pepeeeee... Pepeeee, ya ven a comer!
Que? ... Santo Dios, quién es esa vieja gritona?
Tú sabrás.
No, yo no la conozco, jajaja

Esa fué mi primera incursión en la radio, por cierto salía muy seguido, luego ya me sacaron, pero otra vez ya estoy al aire, aunque casi nunca me escucho.

Oye mamá?... ya te bautizaron en el programa.
Cómo me llamo?
Jazmín y Pepe dice que te imagina como Márgara Francisca
Ash! que manchado, esa tipa es bien pelada
Dice que te imagina con tu delantal y tu bolsa de mandado
Le voy a gritar más para que se le quite, jajajaja
Les gustó mamá, nadamás esperemos que te saquen por lo menos cada tercer día.
¡Eh viva!!!

Pepe invita a los niños a lavarse las manos y les dice ¨si en este momento van a degustar las viandas verdad condenados... que coman ricooooo... que coman sabrosooooo... buen provecho.
Y luego yo le grito...

Fué mi debut en un programa.
Ahora claro, en el programa ya hasta me persigue la policía de Paris y el Sgto. Dodo, pero no importa. Me gusta mucho escucharme en la radio, sé que no es nada del otro mundo, pero no todos salimos en un programa gritándole a Pepe, un viejo lobo de los deportes que a decir verdad, sabe mucho de cualquier tema incluso de música.

Él y yo no nos conocemos.

No importa ... yo lo conozco a él y me gusta saber que es una persona sensata y sabia... y que le grito...

... al menos en el programa.

http://www.poderato.com/gusana/lo-que-es-no-tener-naaada-que-hacer

Musa con cuernos

PARA LA MALQUERIDA

La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Es beso de agua y luz de ciegos en el desierto diario. La leo y me leo. La leo y la siento. La leo y la quiero. Vamos de la mano desconocidos y alejados por los caminos rotos y astillados de la vida cansada y del tiempo huraño. Refunfuñamos por todo y hasta en el infierno tienen miedo de que un día aciago lleguen nuestros pasos. Chocamos con mil horas arañamos las rutinas odiamos la compasión nos dan risa los ángeles y mucha pena los diablos. Nos cansa todo y más que nada el resto de los humanos. A veces herviríamos a los que nos rodean y otras daríamos la vida por hacer reír a un chavo. La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Toro Salvaje

Porque siempre queda espacio para nuevas libertades.

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Ángeles de la fe

Yo traigo la verdad en mi palabra Vengo a decirte de un niño sin abrigo. Vengo a decir que hay inviernos que nos muerden, de la falta de un amigo. Vengo a contarte que hay luces que nos hieren, que existen noches sin whiskys ni placeres. Vengo a decirte que está cerca tu condena. Hoy una madre murió de pena. Déjame cantar, tengo vergüenza de ser humano como tú, en tu presencia. Descubrirme a mí mismo y en tu figura qué poca cosa somos sin ternura.