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jueves, agosto 07, 2014

"Cómo entrenar a tu dragón 2", de Dean DeBlois

En su día, cuando vi la primera entrega de "Cómo entrenar a tu dragón", de Dean DeBlois y Chris Sanders, la película se quedó sin entrada en el blog. No es tan raro: la cantidad de películas que quedan consignadas en Licantropunk está alejada de la cifra real de películas vistas. Me hubiera gustado revisar ahora lo que comenté de aquella, pero lo que no se me olvida es que me gustó mucho. Ya cuando escribí de "El origen de los guardianes" de Peter Ramsey, otra de las joyas de animación de la productora Dreamworks, mencioné "Cómo entrenar a tu dragón" como un ejemplo más de éxito (crítico y comercial) para la compañía del niño pescador. Y tras ese éxito vino una serie de televisión, que no he visto más que de pasada: la intención suele ser la de explotar el triunfo hasta el hartazgo, generalmente rebajando la calidad de la imagen y del guión, e infantilizando la trama para llegar al mayor número posible de público adicto al canal temático para niños. No negaré que entré a ver "Cómo entrenar a tu dragón 2", de nuevo con el director Dean DeBlois firmando la obra, con una mosca en la oreja del tamaño de un pterodáctilo.

Han pasado cinco años desde que los púberes del poblado vikingo de la isla de Mema empezaron a cabalgar los dragones que atacaban la aldea: llegó la paz en el enfrentamiento ancestral entre hombre y bestia. Pasa el tiempo y los chavales se convierten en adultos, maduran. ¿Será capaz también de madurar la historia? ¿Tendrán narices (por no mencionar otra parte) de realizar una secuela (que será saga: ya hay anunciada una tercera) en la que en vez de perpetrar la típica continuación que agote del modo más miserable lo bien hecho, resulte una evolución hacia delante, una producción que tire por el suelo el epitafio aquel de segundas partes nunca fueron buenas? Pues lo han hecho y ¡de qué manera!

Acero y fuego. Muchos años leyendo las historias de "Conán el barbaro", dibujadas por el mítico John Buscema para Marvel, o los oleos inigualables de Vicente Segrelles para la serie "El Mercenario" publicada en la revista Cimoc, o los trabajos de Richard Corben en Zona 84 o Metal Hurlant. No, que no se asuste nadie, pueden llevar tranquilamente a los niños al cine. En "Cómo entrenar a tu dragón 2" no aparecerá un bronceado cimmerio despedazando enemigos con su espada indómita, ni turgentes guerreras pelirrojas incendiando fotogramas del mismo modo que arrasaban tebeos, mientras suenan los himnos atronadores de los Manowar, pero algo de aquella fantasía épica canónica, de aquel espíritu sobrecogedor producido por peleas imposibles contra hechiceros oscuros y monstruos infernales, pervive en esta película, ciertas escenas que remueven todo ese bagaje pulp que empapelaba los kioskos de entonces y que consumíamos en la medida que la pasta propia y el préstamo de los colegas lo permitía. ¡Por Crom!

En 3D, formato que le viene perfecto a la película: la espectacularidad de los vuelos del joven Hipo a lomos del dragón Desdentao no hay ni que decir que es de las que quita el aliento. Además Dreamworks presume de un nuevo software de animación, denominado Apollo: uno ya se va acostumbrando a que en cada estreno de película de dibujos animados el detalle plasmado en el fotograma lo deje alucinando, pero en esta ocasión se lleva el nivel a realmente lo nunca visto: los personajes en vez de actuar parece que improvisen: sí, está entrada me está quedando algo exagerada: buena señal. Película de aventuras emocionante, divertida, apta para menores y, la mejor noticia, para mayores acompañados.