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lunes, enero 24, 2011

"En un lugar solitario", de Nicholas Ray

Una de las primeras películas del director y ya es una obra maestra. Humphrey Bogart interpreta a un guionista de Hollywood, Dix Steel, famoso por su trabajo y por su carácter violento, que se ve envuelto en el asesinato de una chica de guardarropa: cine negro y a la vez una mirada al ombligo que acaba en las tripas del show business: se apaga el proyector y aparecen el éxito y el fracaso: de la cumbre al arroyo, entre el alcohol y el olvido.
"En un lugar solitario" se asoma a los rincones oscuros del tipo duro, del arquetipo del supermacho viril e indómito que han perfilado las novelas de Dashiell Hammett o Raymond Chandler y que ha arrasado en las pantallas de cine de todo el mundo. Todos quieren ser Bogart, un tío que no destaca por ser guapo pero que se lleva a la chica en un abrir y cerrar de ojos (quién mejor para dar consejos amorosos a Woody Allen en la icónica "Sueños de un seductor" de Herbert Ross), mientras pronuncia un par de frases certeras y cortantes y enciende su pitillo sin filtro. Bogart rompió el molde en su reflejo de celuloide pero murió de cáncer por culpa de tanto tabaco, un final nada épico. En esta película obtiene una de sus mejores interpretaciones, bordeando la frontera tenue entre el hombre impulsivo y maltratador, al que se le va la mano más de la cuenta, y el asesino cegado por la rabia: no soy un homicida pero te demuestro qué fácilmente podría cruzar la línea. Una actuación escalofriante, llena de intensidad.
La réplica se la da Gloria Grahame, gran actriz que brillaría después en otras películas como "Los sobornados" de Fritz Lang o "Cautivos del mal" de Vincent Minelli. En la época de "En un lugar solitario" era la esposa de Nicholas Ray. Su escabrosa relación incluye que ella se acostara con un hijo de Ray, Tony, fruto de un anterior matrimonio del director, cuando el chaval no tenía edad ni para afeitarse; años después de divorciarse de Nicholas se casaría con Tony: tuvo hijos con ambos: las cenas familiares debían ser tremendas.
El lugar solitario donde habita un director de cine apartado de sus orígenes y sumido en las drogas. Muchas veces los mejores guiones se encuentran entre bastidores y la vida de Nicholas Ray daría para uno fabuloso, dulce y amargo, pasional y melancólico, pero su historia también muestra la genialidad que se encuentra en el desorden: algunos de los fotogramas más brillantes de la historia del cine. Esencial.

jueves, marzo 18, 2010

"Johnny Guitar", de Nicholas Ray

Juanito Guitarra contra el chico bailón: más parece un concurso de talentos que la rivalidad entre indómitos pistoleros. Western atípico de vaqueros enamoradizos, románticos, y doncellas de hierro: mujeres de armas tomar, mujeres al borde de un ataque de nervios: se rebaja la masculinidad de ellos para resaltar el poderío de ellas. Emma Small (interpretada por Mercedes McCambridge en una de las mayores exhibiciones de mala leche que se haya visto nunca en una pantalla) de luto riguroso, con una cartuchera alrededor de la cintura vestida de negro, es el viejo orden, la rica ganadera y banquera que quiere mantener sus privilegios a toda costa y que arde de celos y de odio por Vianna (Joan Crawford, diva de carácter: su duelo interpretativo en "Johnny Guitar" hacer recordar al que mantuvo en "¿Qué fue de Baby Jane?", de Robert Aldrich, con Bette Davis: enemigas íntimas), que sentada al piano con su traje blanco de pureza, parece desmentir a la antigua prostituta del ferrocarril que ha levantado su negocio en medio de la nada y que representa al progreso, a la segunda oleada de pioneros que va a encontrar su sitio en el far west. A toda costa.
Western atípico en sus personajes y en su genial factura, pero con temas del western clásico. Un western más: no, uno de los mejores.