El final de "Vengadores: Infinity War", mejor dicho, esa habitual secuencia insertada entre los créditos que obliga a que todos los seguidores de la saga no se muevan de sus butacas al terminar la película, mostraba un busca noventero tirado en el suelo en el que parpadeaba un conocido emblema: Nick Furia había llamado al Capitán Marvel. Cabía pensar entonces que después de la desolación causada por Thanos y su guante engarzado de Gemas del Infinito, el superhéroe de la raza Kree tendría un papel relevante en la continuación de la serie. Pero resultó que no sería un capitán, sino una capitana, la que protagonizaría una posible remontada frente a omnímodos villanos intergalácticos y sus malvados planes de destrucción total.
Brie Larson, ganadora de un Oscar por su interpretación de una mujer secuestrada en "La habitación" de Lenny Abrahamson, iba a ser la que se enfundara el traje de Ms. Marvel, uno de los personajes de la editorial comiquera que no había tenido una especial fama o relevancia hasta el momento, aunque por lo visto en la película va a formar parte del canon fundamental del universo Marvel: al menos del cinematográfico. Girl power absoluto para fomentar la igualdad de género y, tanto es así, que, su "pareja" masculina, el Capitán Marvel original, toma cuerpo en la inopinada Annette Bening, uno de los aspectos más chocantes de la producción para cualquier viejo lector de cómics (pensé que Jude Law sería el Capitán, la verdad).
Larson sabe darle carácter ganador a su personaje, transmitir con firmeza al espectador que sus superpoderes van sobrados para confirmarla como una de las más grandes (o quizás la mayor) potencias de los Vengadores, y devolver así la esperanza de un partido de vuelta con opciones de victoria en "Vengadores: Endgame", esa esperada continuación que se estrenará en los próximos días.
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miércoles, abril 24, 2019
jueves, agosto 23, 2012
"Half Nelson", de Ryan Fleck
Muchas películas tienen el aula como fuente de conflicto: el profesor y los alumnos, enemigos mortales: un odio secular: el maestro que me suspende, para unos; el estudiante que me amarga la vida, para otros. Un título que aparecerá en cualquier listado es "Rebelión en la aulas", de James Clavell, del año 1967, con Sidney Poitier haciendo de profesor. El propio Poitier se había sentado en el pupitre en 1955, en "Semilla de maldad", de Richard Brooks, y en esa ocasión era Glenn Ford el que aguantaba el tipo junto al encerado. Por señalar un ejemplo reciente, una de las mejores que se hayan visto: "La clase", de Laurent Cantet: el ecosistema del aula reflejado como nunca, con una naturalidad y un verismo inusuales: el día a día del horario escolar es apoyo más que suficiente para conseguir una trama sólida, sin aditivos barriobajeros.
Y aunque en "Half Nelson" sí se encuentren esos aditivos, no se celebrará el combate de costumbre: el recinto de la clase servirá al profesor Dunne, interpretado por Ryan Gosling, más de oasis que de cuadrilátero de boxeo. Los problemas de Dunne se encuentran en otro lugar, en alguna esquina, traspasando la puerta del colegio y caminando unas manzanas: dar la lección diaria de Historia a un grupo de niños de Brooklyn servirá para mantener los pies en la tierra, para dar sentido a una vida a la deriva. Una virtud de la cinta será la de evitar aspectos excesivamente descarnados o sórdidos, reflejos de marginación y pobreza, tópicos acostumbrados para cualquier película de realismo social con trasfondo escolar que se precie. Dan Dunne, el hombre blanco, es, en este caso, el necesitado de auxilio. El actor Ryan Gosling (además se topará el espectador con una grata sorpresa en el reparto, una desconocida, la joven Shareeka Epps, dándole a Gosling de forma estupenda la réplica... y la mano) brilla en su papel: las dosis adecuadas de sentido del humor y sensibilidad: nominación al Oscar: lo visto hace poco en "Drive" o en "Los idus de marzo", ya se apuntaba en 2006, sin duda.
Así que si algún profesor quiere pasarse por un colegio antes de que llegue septiembre, que pruebe a ver esta película. Igual se anima y todo. O no.
Y aunque en "Half Nelson" sí se encuentren esos aditivos, no se celebrará el combate de costumbre: el recinto de la clase servirá al profesor Dunne, interpretado por Ryan Gosling, más de oasis que de cuadrilátero de boxeo. Los problemas de Dunne se encuentran en otro lugar, en alguna esquina, traspasando la puerta del colegio y caminando unas manzanas: dar la lección diaria de Historia a un grupo de niños de Brooklyn servirá para mantener los pies en la tierra, para dar sentido a una vida a la deriva. Una virtud de la cinta será la de evitar aspectos excesivamente descarnados o sórdidos, reflejos de marginación y pobreza, tópicos acostumbrados para cualquier película de realismo social con trasfondo escolar que se precie. Dan Dunne, el hombre blanco, es, en este caso, el necesitado de auxilio. El actor Ryan Gosling (además se topará el espectador con una grata sorpresa en el reparto, una desconocida, la joven Shareeka Epps, dándole a Gosling de forma estupenda la réplica... y la mano) brilla en su papel: las dosis adecuadas de sentido del humor y sensibilidad: nominación al Oscar: lo visto hace poco en "Drive" o en "Los idus de marzo", ya se apuntaba en 2006, sin duda.
Así que si algún profesor quiere pasarse por un colegio antes de que llegue septiembre, que pruebe a ver esta película. Igual se anima y todo. O no.
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