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lunes, 4 de junio de 2012

FONDO - 14 - SE FUERON LOS FAULKNERIANOS



se fueron los faulkerianos
y junto con los faulkerianos los telquelistas
del objetivismo nos quedan unas cuantas novelas
y en toda la literatura del siglo xx
cada vez pesa más
la prosa de mariposa de nabokov
la grave prosa de puerta abierta de nabokov
pero este poema no se refiere a nabokov
este poema que se refiere a nabokov
a lo que se refiere es a las muñecas de silvina
a la prosa matemática de monsieur teste
y a la frescura de un bayley y un huidobro
como ven si me voy por las ramas
no es sólo para que tengan en cuenta
que la rima tiene sus exigencias y sus dones
sino que la poesía permanece
y lo que al permanecer la continúa
es su soberanía o su memoria
hecha de olvidos y de debilidades
y si uno de ellos hoy podría llamarse truman capote
su esto y aquello su capote o carroll tiene un nombre entre tantos nombres que si bien es cierto no es tampoco un nombre
ese nombre que puede ser otro y el que ustedes quieran
no es otro porque después de todo da lo mismo tanto uno como otro
que no sólo gogol tolstoi dostoievsky
sino sencillamente o simplemente
contradictoria
y arbitrariamente
qué quieren que les diga
¿kafka?
¿joyce?
si ni yo mismo podría explicarme por qué oscar wilde


constantino mpolás andreadis
                             



viernes, 20 de abril de 2012

POEMAS EN BUSCA DE AUTOR - 16 - EL JAZZ


EL JAZZ
tristezas africanas
arcabuz en el blanco
si flecha de rocío
violín sin arco

esa música
no es sólo música
es número de circo
fuego amaestrado

la tierra tiembla
¿son elefantes o labios?
¿el tigre es el deseo?
¿la jaula es un brazo arrancado?

es que esa música suena
como un muñón o un paso
y su paso no deja huellas sino heridas
más que distancia exacta cadáveres cantando

y esos negros son negros
esos negros
no son negros ni blancos son blancos de los blancos son negros
son flechas disparadas al azar de su canto

fechas atravesadas
corazones volcados
miradas que nos duelen en los ojos
y en los oídos y en las manos

miradas que caminan
sin zapatos
que van y vienen como nubes o trenes
como elefantes como relojes blandos

para escuchar esa música
y entonces comprenderla
hay que tocarla como ellos la tocan
hay que tocar el cielo con las manos

constantino mpolás andreadis