Tengo la primavera alterando biorritmos.
Descompensando los tiempos.
Tengo la piel mutando de nuevo,
perdiendo escamas, ardiendo...ardiendo.
Por no alcanzar todo lo que me pide el cuerpo,
me crujen los huesos.
Tal vez crujen de las primaveras que acumulan,
pero no cejo
de buscar cobijo entre tus huecos,
de asaltarte desde mis sombras,
de reírme de que puedas, algunos días turbios,
aguantar a pie firme mis vientos.
Tengo la piel mutando de nuevo,
transpirando letras, ardiendo...ardiendo.
Necesito que refresques con tus nubes el cielo,
necesito más noches,
necesito más tiempo...
Tengo las risas saltando del pecho,
tengo tus horas borrando mis ceños.
Me piden los huesos,
tu fuego,
mi fuego.