Tengo todavía muebles, o restos de muebles de la habitación que
le compre a mi hija la mayor cuando nació, (y ya tiene 27 añitos). Era la típica
habitación de madera de pino en color miel. La verdad es que me ha dado mucho
juego ya que ha pasado por los demás hermanos, y la verdad es que aunque dicen
que es una madera muy blanda, me ha
resultado buenísima.
En la última mudanza,
ya decidir cambiar de muebles y los he ido aprovechando para otros rincones de
la casa, pero de manera provisional, aunque me rio de la provisionalidad porque
han pasado 8 años. Ufff y es que ¡¡da una pereza cambiar!!
En esta ocasión le ha tocado el turno a una cajonera de la
mesa de estudio.
La tengo en una terraza donde tiendo la ropa que no se moja pero le da algo el sol, y estaba muy deteriorada. La utilizo para colocar trapos de cocina y pinceles de las manualidades, además de otros enredos.
Lo primero fue una mano de lijado para dejarla lo más fina
posible, y dos manitas de pintura a la tiza.
Luego lijado para desgastar un poco la pintura, y pegar unas
servilletas que tenia de restos.
Además en algunos laterales, puse una plantilla para
estarcir unas hojas.
Luego un poco envejecida con una pátina, y barnizada.
Y trabajo finalizado. Toda la gente me dice que es una pena
ponerla donde estaba porque no la ve nadie, pero es que ahí me hace muy buen
servicio, y ahora no la quiero cambiar de sitio.
Espero que os guste