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jueves, 28 de diciembre de 2023

The adventure of the Christmas pudding

Continuando con mi propósito de acudir a lecturas de temática navideña en estos días, le toca ahora la ocasión a este volumen que reúne seis relatos que la misma Agatha Christie, plantea como la selección del chef de los cuales ella misma es ese chef. Según sus propias palabras, hay dos platos principales de mayor extensión, "The Adventure of the Christmas Pudding" que cede su título al volumen completo y "The Mystery of the Spanish Chest"; unos entremeses que serían "Greenshaw’s Folly", "The Dream" y "The Under Dog" y finalmente un sorbete que sería "Four-and-Twenty Blackbirds".

En "The Adventure of the Christmas Pudding" Poirot vence su aversión a las frías y húmedas fincas rurales para disfrutar unas Navidades tradicionales inglesas en la finca de los Lacey, aunque el encargo que le ha llevado hasta allí en realidad es dar con un rubí desaparecido y, de paso, evitar que una joven heredera caiga en las garras de un cazafortunas. Verdaderamente, de todos los relatos del volumen sólo este primero se desarrolla durante las Navidades pero ya es más que suficiente para cumplir con el reto autoimpuesto de rodearme en estas fechas de lecturas evocadoras con esta temática y, en efecto, el relato nos traslada a esta época llena de tradiciones al viejo estilo en la campiña inglesa: las vacaciones escolares, las diversas celebraciones con sus las comidas variadas y sabrosas, los juegos infantiles, los paisajes nevados y las reuniones familiares alrededor de una mesa o frente a la chimenea. 

En "The Mystery of the Spanish chest" de nuevo Poirot interviene en el caso de un crimen violento del que tiene noticias por lo que informan en los periódicos y en el que, haciendo uso de su lógica y de su conocimiento del ser humano, logra llegar a su sorprendente resolución. En el tercer relato titulado "The Under Dog" de nuevo el inspector belga es convocado para resolver un asesinato descubriendo a su verdadero autor gracias a su dominio de la psicología humana.

"Four-and-Twenty Blackbirds" es un relato muy breve en el que Poirot hace gala de su obsesión por desvelar cualquier misterio con el que se cruza en su día a día, de la imperiosa necesidad que siente de aclarar hechos que resulten sospechosos, dado que, según sus propia palabras, "soy sólo un hombre que aprecia el orden y el método y que se preocupa cuando se enfrenta a un hecho que no cuadra". En "The dream", el detective es consultado por un millonario sobre un sueño recurrente que le obsesiona y que acabará terminando con su vida. Y, finalmente, "Greenshaw’s Folly", único relato en el que aparece la perspicaz señorita Marple, gira en torno a un crimen planificado con ingenio pero que no logra engañar a la experimentada solterona.

Esta es una variada selección de buenas historias donde el ingenio y la capacidad de inventiva de la Dama del Crimen vuelve a brillar y nos proporciona de nuevo unos estupendos momentos de lectura con sorprendentes desenlaces.

viernes, 15 de junio de 2018

La casa torcida

Nuevamente el estreno de una película me hace recuperar una novela de mi adorada Agatha Christie que no había leído todavía y me lleva a descubrir la maravillosa "La casa torcida", una historia con todos los elementos clásicos de la autora que nos demuestra la capacidad creativa de la gran dama del crimen que era capaz de innovar en sus argumentos constantemente creando historias siempre diferentes a pesar de mantener la estructura clásica y sus elementos característicos en todas sus obras. Adentrándonos en el argumento, nos encontramos con nuestro narrador, Carlos Hayward, un joven inglés que conoce a la bella e inteligente Sofia Leonides cuando ambos trabajan para el ministerio de Asuntos Exteriores británico durante la guerra mundial. Una vez que la situación internacional se estabiliza, Carlos regresa a Inglaterra dispuesto a casarse con su enamorada. Para entonces Sofia vive en Swinly Dean, a las afueras de Londres, junto con su numerosa familia en Three Gables, la extravagante mansión del millonario abuelo Arístides Leonides, una casa que parece reflejar la de una vieja canción infantil:
"Érase un hombre torcido que anduvo una milla torcida
Encontró seis peniques torcidos junto a un portillo torcido
Tenía un gato torcido que cogió un ratón torcido
Y todos vivieron juntos en una casita torcida"
Donde en su original inglés, crooked, puede significar tanto torcido como encorvado y también deshonesto. Sucede entonces que el abuelo Leonides aparece asesinado y la casualidad quiere que sea el padre de Carlos, comisario de Scotland Yard, el que se haga cargo del caso, lo que dará al joven la oportunidad de participar en la investigación acompañando al inspector Taverner y conocer así a fondo a la particular familia de su prometida al tiempo que colabora en la tarea de desentrañar el caso.

No nos encontraremos en este caso a ninguno de los dos protagonistas míticos de la Christie, ni el inspector Poirot ni la señorita Marple aparecen por aquí, sino que tenemos en esta ocasión el placer de conocer a un investigador accidental ajeno al cuerpo de la policía que, como ocurre generalmente en las obras de la autora, se involucra en la investigación y se entremezcla con los potenciales culpables que se encuentran reducidos a los miembros de una familia encerrados en un escenario limitado a los muros de la casa, con lo que las relaciones personales y familiares son la clave del asunto. Esta es una novela que resulta perfectamente actual en su planteamiento, al margen de la ubicación temporal de los hechos, resulta muy moderna en su desarrollo, su lenguaje, la descripción de los personajes y las relaciones que entre ellos se establecen. 

La obra es absolutamente coral, como suelen ser habitual en la escritora inglesa, donde el protagonista actúa como un mero testigo, receptor de confesiones, observador de comportamientos, más que como un provocador de los hechos y donde la resolución del caso aun es capaz de sorprendernos. ¡Bien por la señora Christie! Ahora ya puedo ir tranquilamente al cine a disfrutar de la versión en pantalla de la historia y conocer en carne y hueso a estos estupendos personajes. Y es que resulta increíble comprobar como, cuarenta años después del fallecimiento de su autora, la obra de la Christie sigue conquistando a los lectores y a los espectadores actuales, prueba de que sus obras se van convirtiendo, con el paso del tiempo, en grandes clásicos inmortales.

lunes, 25 de diciembre de 2017

Navidades trágicas

Leer a Agatha Christie es una buena costumbre que de vez en cuando retomo y es que no hay  experiencia con la Dama del Crimen con la que no acabe satisfecha, siempre triunfo con la gran maestra y pionera del género de misterio que en esta ocasión demuestra que siempre mantuvo perfectamente engrasada la máquina de crear historias criminales ya que el origen de esta "Navidades trágicas" responde a una solicitud de su cuñado que le pidió  "un buen crimen violento, con mucha sangre". Y, dicho y hecho, la Christie toma la pluma y le pone en bandeja una historia con un misterio que deberá desentrañar el excelso Poirot en torno a una noble familia no muy bien avenida, la de los Lee, con numerosos hijos más o menos enemistados con un padres tiránico que, sorprendentemente, invita a todos sus descendientes a pasar juntos las fiestas de Navidad en la mansión familiar. Como es costumbre en la autora, la novela se inicia con el retrato individual de los principales personajes, unos breves apuntes sobre cada uno que sirven eficazmente para determinar las personalidades, las debilidades y sobre todo la relación que cada uno de ellos tiene con el viejo Simeon Lee: el hijo obediente que se ocupa del negocio familiar; el soberbio diputado; el artista desligado de la familia; la recién descubierta nieta, un personaje casi "exótico", hija de la única hija ya fallecida y de un español de turbio pasado; e incluso el hijo pródigo, aquel que escapó de malas maneras del dominio del padre y al que se creía muerto. 

Queda claro desde el principio que esta no va a ser una reunión cordial, eso lo comparten todos los asistentes "-¿Una reunión familiar? ¿Qué le pasa al viejo? Antes no tenía nada de sentimental. Tampoco recuerdo que le importase gran cosa la familia. Debe de haber cambiado." Pero en realidad el viejo lo que tiene es un plan, un siniestro plan para enfrentar a todos sus hijos unos contra otros, sólo por el placer de manipular y controlar a todos los que le rodean. Su endemoniado caracter, su actitud tiránica hacia los hijos lo convierte en la víctima propicia de un asesinato, cualquiera de ellos tendrían sobradas razones para desear su muerte. Pero, ¿cuál de todos sus hijos será el auténtico culpable?

La novela se lee con gran soltura, con un estilo moderno que podría corresponder perfectamente a una obra actual, alejada de la envarada corrección británica de otras novelas, los personajes actúan con más soltura de lo habitual, a pesar estar ubicada allá por los años 30 en ocasiones suena casi como una novela contemporánea. Tiene, eso sí, elementos propios de la época como las relaciones distantes entre los miembros de la familia, la lejanía de aquellos que proceden del extranjero que son prácticamente desconocidos para sus propios familiares, hijos ilegítimos nunca reconocidos, elementos todos que sirven de base al investigador para apoyar las posibles razones ocultas que pueden haber llevado al asesinato del viejo patriarca, además de jugar con trucos y engaños que tratan de oscurecer las circunstancias precisas del momento y el modo en que se cometió el crimen. El resultado es una lectura llena de entretenimiento al cien por cien como suele proporcionar siempre una de mis autoras favoritas con la que aprovecho para desearos a todos que tengáis una muy feliz (y nada trágica) Navidad.

sábado, 19 de septiembre de 2015

El asesinato de Roger Ackroyd

Hace unos pocos meses me permití hacer mi particular homenaje a Agatha Christie con motivo del ciento veinticinco aniversario de su nacimiento leyendo su Autobiografía, pero era preciso completar esta celebración con la lectura de alguna de sus muchas novelas de misterio. No era esta una tarea fácil ya que en mi más tierna juventud dediqué muchas horas a devorar con fruición, una tras otra, decenas de ellas, de las publicadas en rústica por la editorial Molino y que encontrábamos fácilmente en cualquier librería o kiosco; es por ello que me propuse seleccionar ahora alguna de las que me quedaran pendiente y que mereciera la pena dedicarle un buen rato de lectura. Tras realizar una somera investigación por la red en busca de cuáles eran consideradas como las mejores novelas dentro de su amplia producción, encontré bastante coincidencia, entre otras, sobre el título de "El asesinato de Roger Ackroyd" que, ¡afortunada de mí! todavía no había leído, así que esta fue la elegida para regresar, tantos años después, a la obra de la primera y auténtica Dama del Misterio.

Lo primero que sorprende en esta novela es el narrador escogido: nos encontramos con un protagonista que nos va contando los hechos en primera persona a través de una especie de diario o notas tomadas al hilo de los hechos, en lugar del narrador externo que suele ser habitual en otros libros de la Christie. El narrador es el doctor Sheppard, un médico rural residente en la pequeña localidad de King's Abbot, un pintoresco rincón de la Inglaterra más tradicional donde nada emocionante ocurre nunca, donde todos los vecinos se conocen y el cotilleo es deporte nacional: todos hablan, opinan y especulan sobre las vidas de los demás. Así que cuando es asesinado uno de sus residentes más populares, el millonario Roger Ackroyd, el hecho se convierte en todo un suceso que moviliza la curiosidad del pueblo. Por suerte para los policías encargados del caso, resulta que a ese remoto rincón del mundo ha venido a retirarse el famoso detective belga Hercule Poirot, aunque hasta entonces nadie lo tenía identificado como tal, sino que lo tomaban por un francés excéntrico y poco comunicativo dedicado a cultivar hortalizas en su pequeño huerto. Poirot resulta ser vecino del doctor Sheppard y la sobrina del asesinado, al descubrir su identidad y debido a su probada fama detectivesca, le solicita ayuda para descubrir al culpable del crimen de su tío.

La trama se desenvuelve del modo habitual en las novelas del Agatha Christie: las pistas van dejándose caer a todo lo largo de la novela por medio de conversaciones que retratan a los personajes, interrogatorios a los implicados en el caso y a través de las reflexiones y deducciones que el genial Poirot, acompañado en esta ocasión del doctor Sheppard va realizando a la vista de la información que va recibiendo. Durante toda la novela tenemos la sensación de que el detective sabe o supone mucho más de lo que nos da a conocer, que va atando cabos, despejando incógnitas, pero se reserva el grueso de la información para hacerla pública cuando ya tenga todo el caso resuelto. Y así es, lógicamente, si bien en esta ocasión debo confesar que el final me ha sorprendido con un giro inesperado que dice mucho a favor de la inventiva y la capacidad de la autora. No sabría decir sí verdaderamente esta es o no la mejor novela de la Christie, pero sí que tengo que reconocer que está entre las más originales y mejor elaboradas. Una buena recomendación, por tanto, para quien se plantee revisitar la obra de la gran Dama del Misterio una vez más.

jueves, 19 de marzo de 2015

Autobiografía


Cuando se cumplen ciento veinticinco años del nacimiento de la gran dama del misterio, Agatha Christie, no podía faltar a mi cita con ella y dedicarle alguna de mis lecturas como homenaje a la que fue una de las principales culpables de mi pasión por la lectura. Cómo no recordar las tardes de verano en las que devoraba una tras otra sus numerosísimas novelas, en aquellas ediciones de la editorial Molino que siempre garantizaban la emoción, el suspense y el viaje, todo al mismo precio, a lugares tan exóticos y lejanos como Egipto, las islas del Mediterráneo o los pueblitos ingleses en los que, bien Miss Marple, bien Hercules Poirot, desentrañarían cualquier tipo de misterio, asesinatos en su mayoría, en los que la satisfacción de que el crimen nunca triunfa, que la justicia y la bondad siempre se imponen, iba alimentando mi visión del mundo real y mi escala de valores y al tiempo mi afición a perderme en los mundos creados por los libros. Pues a la hora de realizar mi homenaje a tan distinguida dama, dudé sobre cuál de sus obras revisitar o conocer de nuevas (que algunas de sus novelas aún me quedan por leer), hasta que conocí de la existencia de esta "Autobiografía" suya. ¿Y qué mejor modo se puede dar de acercarse a una gran figura que conocer de su propia voz las historias de su vida? .

Siguiendo más o menos el orden cronológico, aunque no siempre centrándose en los hechos necesariamente más importantes, sino las anécdotas que más recuerda, las que significaron algo para ella, Agatha Christie nos va relatando su intensa vida, desde su etapa infantil como hija menor de una clásica familia de la época victoriana, con amistades afamadas y generalmente más acomodadas que ellos, viviendo en un mundo de fantasía, sin asistir a la escuela y siendo educada según los cánones de aquella época. Enlaza distintas escenas sin tratar de crear un hilo narrativo continuado, en ocasiones da saltos temporales para contar alguna anécdota relacionada con algo que nos está contando, pero por lo general su única guía es el ir avanzando a lo largo de los años de su larga vida, sorprendiéndonos con la precisión con la que es capaz de recordar sus sensaciones o lo que en un momento dado pensaba u opinaba en relación a cualquier hecho o persona, haciendo alarde de una memoria prodigiosa, sin duda.

La imagen que habitualmente tenemos de Agatha Christie es la de una señora entrada en años e ideando historias de misterio desde la sala de estar de su acogedor hogar inglés, pero descubrimos en esta lectura que ella también fue una niña llena de fantasía e inocencia, bastante precoz, si hemos de creer lo que de sí cuenta, con una viva imaginación desde bien temprano, una joven enamorada, casada en dos ocasiones, que viajó por el mundo, África, Oceanía, Oriente Medio, recorriendo el mundo al estilo de los grandes viajeros de principios del siglo XX, enamorada de los trenes y su modo pausado y aventurero de recorrer el mundo, apasionada por la arqueología, que pasó también por épocas de estrecheces económicas y desarrolló una carrera de novelista que ni ella misma imaginó cuando de jovencita soñaba con ser concertista de piano o cantante de ópera.

Tal vez el riesgo de las autobiografías, en general, es que nos dan la visión que el protagonista quiere darnos de su vida, su personalidad y sus andanzas. Por esto mismo, es de agradecer la falta de pudor de la autora que no duda en reconocer sus errores en repetidas ocasiones, sus faltas o debilidades de carácter, en burlarse de sí misma si es necesario o en confesar que, a posteriori, no volvería a hacer o a dejar de hacer algunas cosas en la vida. Con frecuencia rememora las costumbres sociales de la época victoriana en la que se educó, las modas en boga durante sus años de juventud y las compara con las de los días en los que escribe estas memorias (a mediados de los años 60), sorprendida de lo mucho que ha avanzado todo, sorprendida pero generalmente para bien, alegrándose de los progresos alcanzados en tantos aspectos, de lo mucho que ha cambiado la sociedad pero fundamentalmente en lo que al papel de la mujer se refiere. Por lo general son interesantes sus análisis de la sociedad y el mundo en el que nació y en el que creció, viviendo unas costumbres y reglas que la Primera Guerra Mundial alteró y la siguiente guerra mundial ya hizo desaparecer para siempre, y sorprende la facilidad con la que se adaptó a los nuevos usos, lo valiente que se mostró en numerosas ocasiones, alejada de su entorno más acomodado, en lugares inhóspitos o en circunstancias adversas, cómo aceptó los cambios, aplaudió el progreso y cómo fue capaz de convertirse en la autora de éxito que todos conocemos a base de duro trabajo combinado con su excelente capacidad de imaginar toda una historia a partir del hecho más nimio, de un rostro, de una escena... En esta autobiografía encontramos muchas de las claves de lo que posteriormente fue su obra literaria, como la manera en que encontraba inspiración en personas reales para futuros personajes o para las tramas de sus novelas a partir de cualquier hecho insignificante que en seguida encendía su lámpara de creatividad, su experiencia en un dispensario durante la guerra y lo que allí aprendió y que volcó más tarde en los frecuentes crímenes por envenenamiento que aparecen en sus novelas, así como las personas y lugares que conoció en sus numerosos viajes que luego empleó como escenario exótico de tantas obras. Asistimos al nacimiento de Hercules Poirot y al de la Señorita Marple, al proceso de creación de sus novelas y a como aprendió a ser escritora profesional, la manera en que se obligaba a escribir a pesar de faltarle la inspiración o el humor para hacerlo en ocasiones, incluso confesando que llegado cierto momento ya no disfrutaba de su trabajo de novelista, que lo encontraba rutinario y aburrido, por lo que prefirió dedicarse a escribir obras teatrales que vió triunfar en los escenarios, aunque así y todo continuó escribiendo novelas hasta bien avanzada su vida.

Me ha resultado interesantísima esta inmersión, de la propia mano de la protagonista, en el mundo creativo de una de las grandes figuras de la literatura popular del siglo XX, seguramente una de las autoras más leídas en muchos países y al tiempo he disfrutado de conocer más de vida de una mujer indudablemente excepcional.

(Edito y actualizo para incluir este enlace sobre el misterioso suceso de la desaparición de la Christie durante 11 días ocurrida en el año 1926. Curioso)