Mostrando entradas con la etiqueta Adam Neville. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Adam Neville. Mostrar todas las entradas

jueves, 10 de enero de 2019

Las chicas de campo

Caithleen sólo tiene catorce años cuando tiene que abandonar su vida simple y agradable de campo en un pequeño pueblo irlandés para marcharse a estudiar a un prestigioso convento de monjas gracias a una beca que ha logrado por sus buenas calificaciones. La protagonista de "Las chicas de campo", primera novela de Edna O'Brien y que inicia una trilogía que retrata a las mujeres de la sociedad de los años cincuenta en la católica Irlanda, es una chica inteligente pero inocente, enraizada en su pequeña comunidad rural profundamente conservadora, adora a su madre a la que se encuentra fuertemente unida pero a la que desgraciadamente pierde demasiado pronto quedando a merced de un padre inútil y borrachín. La estudiosa, responsable, humilde y prudente Caithleen tiene como mejor amiga a Baba, contrapunto de aquella, una jovencita caprichosa y privilegiada, mucho más lanzada y decidida que se burla de su amiga y la mortifica constantemente al tiempo que la arrastra en sus inconscientes planes. Las dos chicas lograr terminar los estudios bajo el control de las estrictas monjas del convento donde ambas estudian con desiguales resultados y marchan a Dublín, la ciudad donde sueñan con hacer, por fin, vida de mujeres adultas.

Con un lenguaje aparentemente sencillo, se nos presentan los pensamientos sinceros de una niña simple, con poca experiencia vital y sin grandes aspiraciones pero que expresa a la perfección su mundo infantil, sus sufrimientos y temores, el miedo ante las novedades que se presentan en su vida que va entrando en la juventud añorando a su madre, arrebatada por un amor platónico e idealizado con el que sueña construir un futuro imposible. 

No es un retrato idealizado ni mucho menos de la protagonista que en ocasiones resulta patética o simple, una chica católica que no quiere incumplir lo que se espera de ella. Será Baba, con su permanente insatisfacción y sueños locos, la que la fuerce a ir más allá de una vida simple de campo, un mundo feliz que acabará echando de menos, cuando se encuentre alejada de los bellos paisajes de su infancia, de la comunidad en la que se sentía segura, rodeada de unos personajes maravillosamente retratados y que destilan realismo y profundidad. La joven Caithleen irá creciendo y madurando ante nuestros ojos y descubriéndonos su mundo que es el de tantas chicas de aquellos años en la Irlanda de posguerra que se adentraban con ilusión y esperanzas en los tiempos modernos que se adivinaban en el horizonte donde veían posible liberarse de sus orígenes tradicionales, del catolicismo y el conservadurismo que les restringía y les limitaba sus aspiraciones.

viernes, 16 de marzo de 2012

Apartamento 16

El de terror no es un género que suela frecuentar en mis lecturas y de hecho no recuerdo haber leído nada que pueda considerarse como tal desde los lejanos tiempos de Carrie y otros títulos de Stephen King o de La semilla del Diablo. Lo cierto es que sí que me gusta el género en el cine y, tal vez por ello, al ir leyendo este “Apartamento 16” de Adam Neville no he podido evitar ir visionando lo que daría de sí esta historia una vez llevada a la pantalla. Lo cierto es que la narración resulta muy visual, es fácil imaginar que el libro pueda acabar, si no lo ha hecho ya, teniendo su versión cinematográfica.

Pues para ponerme con el argumento comenzaré diciendo que hay dos historias que corren paralelas con dos protagonistas que no se encuentran hasta casi el final del libro, a pesar de compartir los mismos escenarios. La novela se inicia con una impactante e intrigante escena en la que encontramos a Seth, joven aspirante a pintor y portero de noche en Barrington House, un lujoso bloque de apartamentos situado en un exclusivo barrio de Londres, que entra en contacto con los misteriosos fenómenos que ocurren en el apartamento 16, deshabitado, en teoría, hace más de cincuenta años pero del que no dejan de surgir extraños ruidos y que oculta algún oscuro secreto que los más veteranos vecinos del edificio e incluso el jefe de los porteros parecen esforzarse por ignorar.

La otra protagonista es Apryl, una joven norteamericana que acaba de heredar uno de los lujosos apartamentos tras el fallecimiento de su tía abuela Lillian de la que la familia no ha tenido noticias en los últimos decenios. Apryl se instala en el apartamento y descubre que su tía pasó de un estilo de vida acomodado y lleno de glamur en compañía de su esposo, un ex militar británico, a hundirse en una especie de depresión tras la muerte del esposo, de modo que parece que durante los últimos años de su vida desarrolló un comportamiento obsesivo y no era capaz de alejarse a muchas manzanas de distancia del edificio en el que vivía, circunstancia que no parece exclusiva de Lilian sino que también le sucede a otros propietarios del inmueble.

También Seth comenzará a sentir la misma atracción irresistible después de haber husmeado en el apartamento 16. Una serie de sueños desasosegantes comienzan a ocupar su mente y a hacerle confundir sus imágenes con la realidad. El joven cree que la falta de sueño es la causa de estas alteraciones, de esta pérdida de control sobre sus actos, de que comiencen a aparecérsele horribles personajes de aspecto monstruosos procedentes de otra dimensión, terribles imágenes que le inspiran para ponerse frenéticamente a plasmar en dibujos las escenas dantescas que parecen cobrar vida ante sus ojos.

Lo cierto es que la historia protagonizada por Apryl avanza con bastante interés, según la joven va descubriendo unos diarios de su tía donde esta relata los desasosegantes fenómenos que se desarrollan en el edificio tras la muerte de un extraño artista que se instaló en él tras la guerra y que alteró la convivencia de los vecinos hasta límites insospechados. Esto le lleva a investigar sobre el pintor y descubrir su extraña obra. La parte de Seth, el portero, pasa por una fase en que el relato se vuelve muy tétrico, cuando el joven comienza a verse acosado por las visiones y por la aparición de un extraño niño que le sigue a todas partes, lo que le lleva a un estado próximo a la locura, pero pronto se recupera el ritmo y llegamos a unos capítulos finales en que no puedes soltar el libro a la espera de ver cómo se resuelve el misterio y se logra reconducir la terrible situación en que viven los habitantes del edificio.

En realidad se trata de una historia de miedo clásico, con sus situaciones tensas, la intervención de fuerzas del más allá, unas imágenes espeluznantes de un mundo infernal que amenaza con romper la débil frontera que lo separa de la realidad. Una lectura intensa y bien llevada que recomiendo a quien quiera liberar bastante adrenalina y no le tenga miedo, por supuesto, a abrir las puertas de las casas abandonadas.