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lunes, 20 de abril de 2015

El corazón helado

Hacía muchos años que no leía nada de Almudena Grandes, a pesar de que no hay una sola de sus novelas que no venga acompañada de un enorme éxito de crítica y público, como dirían las crónicas antiguas. Y lo cierto es que el recuerdo que tenía de su escritura, tanto por "Atlas de geografía humana" como por "Los aires difíciles" era muy bueno, pero así y todo he tardado bastante tiempo en reencontrarme con ella a través de esta novela, "El corazón helado", una novela con trasfondo en la Historia reciente de España a través de varias décadas y llegando hasta nuestros días, enlazando en la trama las vivencias de dos familias en una historia que proviene de la Guerra civil que cada una vivió en un bando: los Carrión que se situaron en el lado de los que la ganaron y prosperaron posteriormente y los Fernández, que la perdieron, tuvieron que exiliarse y sólo a la muerte de Franco regresaron a su país, si bien con con la amargura de los años perdidos y de las injusticias padecidas. Los descendientes de aquellos padres viven ahora en un país que no distingue ya bandos ni sufre represalias de ningún tipo, pero las afrentas personales sufridas en el pasado, no puede dejar de marcar sus relaciones personales, de pesar sobre sus sentimientos hacia aquellos que una vez fueron los enemigos. Las dos tramas temporales se desarrollan en distintos escenarios, Somosierra, París, el frente ruso, la España de la posguerra y la sociedad actual, pero fundamentalmente Madrid, tanto en época de guerra como en el tiempo presente la autora se pasea por su ciudad y la retrata con gran viveza, la disfruta y la exprime como si de un personaje más se tratara. Las historias familiares, de amistad, amor y también de enfrentamiento y odio se entrelazan en una novela extensa pero que no se hace larga, con constantes idas y venidas entre distintos momentos del pasado al presente en los que los lazos familiares, las venganzas y las cuentas sin cerrar continúan cruzando los caminos de las dos familias donde los secretos y las mentiras del pasado llegan hasta hoy día, hasta la pasión entre Raquel y Álvaro que no pueden sustraerse de lo que sesenta años antes ocurrió en su país.

Sí es cierto, y creo que no puedo dejar de mencionarlo, que el relato está fuertemente marcado por la ideología de la autora: el retrato de las familias protagonistas es el retrato de las dos Españas que se enfrentaron en la Guerra Civil, una división que sería deseable que, a estas alturas del siglo, estuviera resuelta pero en la que Almudena Grandes toma partido definitivamente por los republicanos dignos, buenos y valientes frente a los nacionales "inmorales, sin dignidad ni corazón" aprovechados, ventajistas, indignos, crueles, miserables y oportunistas, mientras que se mantiene una defensa acérrima de las acciones de la izquierda de las que sólo llega a mencionar en algún momento que se dieron "crímenes individuales y espontáneos de la zona republicana". Y esto se manifiesta en las acciones y las actitudes de los personajes, no sólo de los que participaron en la guerra, sino incluso de sus descendientes. No puedo evitar mis dudas sobre la afirmación de que solo hubo personas decentes en el lado de los republicanos, no es posible que eso haya sido así y menos aún continuar hoy juzgando a las personas por el bando en el que lucharon sus abuelos, arrastrando los enfrentamientos, los rencores o las venganzas de generación en generación.

Al margen de esta escora ideológica evidente, que si bien no me sorprende conociendo como conozco previamente a la autora y su pensamiento, sí que me ha estorbado en ocasiones en lo que se refiere al fondo, nunca a la forma de la novela, no puedo dejar de reconocer que el resultado es literariamente impecable. Ha sido un placer reencontrarme con el estilo narrativo de Almudena Grandes, con la riqueza y la generosidad de su prosa que no racanea las palabras que brotan abundantes, incansables, componiendo frases largas, completas, llenas de adjetivos adecuados, de descripciones certeras, que transmiten pensamientos que nacen y giran y extienden sus ramas hacia otras ideas y nuevas frases, que cuentan y recuentan, recuerdan y reviven, se enlazan unas con otras y arrastran al lector en una experiencia gozosa de lectura. Y es que es un auténtico placer adentrarse en el estilo narrativo de la autora de la que destaca la construcción de sus personajes llenos de matices, de luces y sombras, personas de a pie que resultan siempre creíbles, unos personajes que llegan a superar al propio argumento que no deja de ser rico y evocador, que nos hace revivir los distintos escenarios y épocas que retrata. Una novelista magnífica, sin duda, Almudena Grandes capaz de crear todo un universo, transportarnos en el tiempo y hacernos vivir otras vidas a través de su escritura.