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martes, 22 de octubre de 2024

Table for two

Regresa Amor Towles con este volumen que bajo el título de "Table for two" reúne seis historias que tienen a la ciudad de Nueva York como escenario y se completa con una novela corta.

Un campesino ruso se traslada a Moscú al inicio de la revolución y gracias a su buen carácter, habilidades y empatía logra encontrar su camino entre los intrincados vericuetos del sistema Comunista. En el segundo relato, el deseo de un aspirante a escritor por buscar experiencias intensas que le inspiren en sus futuras creaciones literarias, le lleva a embarcarse en una aventura en la que el mismísimo Paul Auster tendrá un papel decisivo. En otro relato conoceremos a un grandullón bonachón con un lado oscuro del que sólo le puede salvar la tenacidad su esposa. Pasamos a continuación a un episodio en el que nos planteamos si queremos conocer o no todos los secretos de nuestra pareja y si se considera como mentir el hecho de no contarlo todo, de mantener aspectos que no se comparten con el otro. En el penúltimo episodio neoyorkino, un incidente durante una representación musical en el Carnegie Hall destapa el drama de un anciano amante de la música clásica. En el último relato, con la excusa de una pintura que se ha ido repartiendo, herencia tras herencia, entre numerosos miembros de una familia, nos damos un gozoso baño de arte renacentista.

En el último relato, que es prácticamente una novela corta, el escenario cambia de Nueva York a Los Ángeles y además cuenta con la curiosidad de que está protagonizado por un personaje que ya conocimos los que leímos la novela "Normas de cortesía": se trata de Eve, la amiga de la protagonista de aquella otra obra junto a la cual se divierte en el Manhttan de los rutilantes años 30 que ahora se ha traslado en busca de nuevas experiencias hasta Los Angeles. Alojada en el hotel Beverly Hills, frecuentado por las más glamorosas estrellas de la edad dorada de Hollywood, junto con un maduro actor que conoció tiempos mejores ahora olvidado por la industria y un policía retirado, Eve ayudará a su nueva amiga, la actriz Olivia de Havilland, a salir de un complicado atolladero, moviéndose con soltura entre magnates de los grandes estudios, reporteros a la caza de estrellas y pobres diablos que sueñan con triunfar en la pantalla. Todo esto en una breve novela de género negro al estilo de las más clásicas películas de detectives

Towles es un narrador magistral en el que todo parece sencillo, sus relatos discurren con fluidez entre el humor y la emoción; sorprende con qué ligereza nos introduce en los conflictos morales de sus protagonistas, nos pone de su lado, demuestra su ingenio para diseñar tramas y hacer gala de un profundo conocimiento de la naturaleza humana. Con cada obra que publica Towles nos demuestra que se han convertido en uno de las grandes figuras de la literatura norteamericana contemporánea. Y esperamos que continúe deleitándonos por muchas más novelas.

jueves, 26 de enero de 2023

La autopista Lincoln

Amor Towles es un autor que, con sólo dos novelas en su haber, se ha convertido en uno de mis escritores favoritos y con esta última publicación, "La autopista Lincoln", demuestra nuevamente su portentosa capacidad de crear personajes que te llegan al corazón como ocurre con los protagonistas de esta historia, unos jóvenes, prácticamente adolescentes, a los que ya les ha tocado sufrir mucho en sus cortas vidas, han pagado por sus errores y desean emprender una nueva etapa un lugar distante, nuevo y lleno de promesas.

Emmett Watson acaba de salir del correccional de Salina donde ha cumplido una condena por matar accidentalmente a otro muchacho. Su padre ha muerto dejando en la ruina a Emmett y a su pequeño hermano Billy. El banco se ha quedado con su casa y sus tierras y la única posesión que conservan es un viejo Studebaker con el que deciden abandonar su pueblo de Nebraska y recorrer la autopista Lincoln en dirección a California tras la pista de su madre que los abandonó hace bastantes años. En el pueblo sólo cuentan con su vecina y amiga Sally, el ángel de la guarda de los dos hermanos que siempre está ahí para ayudarles. Pero la inesperada aparición de dos compañeros a los que Emmett conoció en Salina les hacen cambiar de planes. Duchess es un chico criado en Nueva York, hijo de un actor fracasado y que se tuvo que buscar la vida desde bien joven mientras que Woolly procede de una buena familia pero se encuentra igual de desamparado que sus compañeros. Las circunstancias llevarán al grupo a variar el destino del viaje a emprender que ahora tendrá como objetivo la ciudad de Nueva York, en el extremo opuesto de la ruta a donde pretendían dirigirse los hermanos Watson. La autopista Lincoln es el nombre de la primera carretera que unió las costas este y oeste de los Estados Unidos "Empieza en Times Square, en Nueva York, y termina cinco mil cuatrocientos cincuenta y cinco kilómetros más allá, en Lincoln Park, San Francisco. Y pasa por Central City, que está a sólo cuarenta kilómetros de nuestra casa."

Towles es un narrador prodigioso, algunas de sus escenas o capítulos podrían constituir por si mismos un cuento completo; es capaz de encerrar en unas pocas páginas toda una historia, todo el retrato de un personajes, toda una vida. Es un placer inmenso poder disfrutar de la forma de narrar de este autor que nos hace adentrarnos en la Norteamérica de los años cincuenta con esta novela llena de ternura y dolor, en un viaje en el que hay lugar para las aventuras del Conde de Montecristo que, igual que los chicos, escapó de una prisión y cumplió con su venganza y de grandes viajeros como Ulises, Simbad y Jasón que recorrieron los mares como ellos recorren el país, viviendo también una aventura que se convertirá en un viaje tan épico como lo de aquellos, digno de figurar en los libros. 

"Un crío de Nebraska se presenta en su puerta con buenos modales y una historia fantástica. Pero, cuidado: no una historia extraída de un libro encuadernado en cuero. Ni de un poema épico escrito en una lengua muerta. Ni de un archivo, ni de un ateneo, sino de la propia vida. 

Con qué facilidad olvidamos quienes nos dedicamos a contar historias que lo importante, desde el principio, era la vida."

Y a lo largo de este trayecto se va forjando una fuerte amistad, la personalidad de cada uno de los personajes se va enriqueciendo a lo largo de este viaje que transcurre en paralelo a los sueños de unos chicos que comprenden que la integridad, la bondad y la justicia siempre son el camino correcto. Y como extra bonus nos quedamos con la receta de los fettucini Mio Amore de Leonello's que pasa a mi recetario personal y que cocinaré, seguro, en homenaje a Duchess y todos los protagonistas de este maravilloso viaje.

viernes, 15 de octubre de 2021

Normas de cortesía

Descubrí a Amor Towles con su maravillosa novela "Un caballero en Moscú", retrato del fin de una época a través de un protagonista que me conquistó el corazón, tras lo cual me propuse seguirle la pista a este interesante autor norteamericano, lo que me ha llevado, como primera parada, hasta "Normas de cortesía", novela en la que se nos cuenta un año en la vida de Kate Kontent, una joven de origen ruso, norteamericana de primera generación que trabaja como secretaria en una firma de abogados en Nueva York y se divierte saliendo con su amiga Eve tanto como puede. En la Nochevieja 1938 conocen a Tinker Grey, un joven y atractivo banquer con el que pronto traban una gran amistad. Los jóvenes se divierten en el Manhattan vibrante y lleno de posibilidades de los años 30, recién salidos de la crisis provocada por el crack del 29 y que aún no prevé la gran Depresión que se avecina y que supondrá la caída en desgracia de Tinker así como de gran parte de la economía del país. Mientras que Europa se recupera de una guerra y en España ruge otra, los norteamericanos viven una época de esplendor transitorio y más en la gran ciudad siempre en ebullición donde el ambiente se vive desde los bares a los hoteles de lujo, de las carreras de caballos y las noches interminables de fiesta. Es en este entorno en el que se mueven las chicas protagonistas, esas que desean conquistar su independencia económica a través de una carrera profesional pero que no por ello se privan de codearse con las clases más ricas, profesionales del negocio financiero y jóvenes estudiantes de familias acomodadas y sueñan con participar de su mundo de comodidades sin tener que preocuparse por poder pagar la renta o tener dinero extra para otra botella de champán. Kate descubrirá que la élite de club de campo y casa en los Hamptons, aquellos que llegan más alto en la sociedad, tienen sus propias reglas de conducta, una ética propia, sus normas de cortesía aplicadas a la lucha cotidiana en la selva de la gran ciudad y no sólo hay que conocerlas sino también ser hábil aplicándolas.

Nueva York se presenta en esta novela como una realidad poliédrica, una ciudad de contrastes, como los que se dan entre los descendientes de familias de abolengo y los inmigrantes y sus hijos ya nacidos allí, como ocurre con la familia de la propia Kate, los padres que llegaron desde Europa huyendo de la guerra y la pobreza, y sus hijos que ya se encuentran totalmente integrados, trabajando muchas veces como empleados en oficinas al servicio de los más ricos. Pero esas diferencias sociales con frecuencia se disuelven cuando todos se mezclan en las salas de fiesta, en los comedores del hotel Plaza o en los locales de jazz del Village. 

Con un estilo fresco y cautivante, Towles nos retrata todo ese mundo a través de los ojos de una protagonista que resulta encantadora y que, a pesar de moverse entre lo más frívolo de la sociedad, no es en absoluto superficial. Kate es sobre todo una mujer trabajadora y culta que lee con ferocidad, desde los clásicos griegos a Dickens o Agatha Christie, pasando por Hemingway, los grandes genios rusos o Withman, lo que se refleja a todo lo largo de la novela en numerosas de citas y referencias con los que la joven describe el mundo que se abre ante sus ojos a través de las palabras de los más grandes autores de la Literatura. La de Towles es una brillante recreación de una época dorada de Manhattan llena de glamour, encanto y música de jazz como fondo musical. 

domingo, 3 de mayo de 2020

Un caballero en Moscú

En ocasiones sucede que tendemos a elegir lecturas que se adapten a nuestro estado anímico, a nuestras circunstancias personales o a nuestro humor del momento. Y a veces esta coincidencia se produce por pura casualidad, sin haberlo pretendido. Esto es lo que me ha ocurrido con "Un caballero en Moscú", esta maravillosa novela del norteamericano Amor Towles que nos relata una historia de reclusión que resulta que ni pintada para estos tiempos de confinamiento que nos han tocado vivir.

La novela nos sitúa en el Moscú de 1922 con un noble ruso como protagonista, un personaje que fácilmente podría haber desfilado entre las páginas de "Guerra y Paz". Probablemente, una vez que ha triunfado la revolucion bolchevique, el conde Alexander Ilich Rostov sea uno de los últimos representantes que quedan en Rusia de aquel mundo desaparecido de privilegios, elegancia, lujo cosmopolita, sensibilidad por las artes, la poesía y la belleza, la última prueba viviente de todo aquello que la revolución se llevó por delante.
"Vyshinski: ¿Profesión? 
Rostov: No es propio de caballeros tener profesión. 
Vyshinski: De acuerdo. Entonces, dígame, ¿a qué dedica su tiempo? 
Rostov: A cenar, conversar, leer, reflexionar. Los líos habituales. 
Vyshinski: ¿Y escribe poesía? 
Rostov: Me defiendo bien con la pluma."
Una condena del tribunal revolucionario a raiz de unos versos supuestamente ofensivos obliga al conde a permanecer confinado a perpetuidad en el lujoso hotel Metropol de Moscú. Aquel local constituye de hecho desde hace años su residencia habitual, pero su lujosa suite será sustituída ahora por un triste cuartucho en la buhardilla donde arrumbarán lo poco que le permiten conservar de sus pertenencias. Su existencia se reducirá a partir entonces a los límites hotel: sus restaurantes, el piano bar, la barbería o la azotea se convertirán en su nuevo y limitado universo. Desde su nueva ubicación el conde conserva su espíritu exquisito gozando de suculentas comidas, lecturas y conversaciones y entablando nuevas y estrechas relaciones con el personal al servicio del hotel; los camareros, el botones, el cocinero, el barman o la costurera constituyen su nuevo círculo social, así como los huéspedes que van y vienen que ya no son los que solían frecuentar el establecimiento, ahora sustituídos por gerifaltes y fieles servidores del nuevo régimen imperante.

Con un humor sutil y delicado seguimos las andanzas del conde que, careciendo de un carácter arrojado o aventurero, no se considera un héroe pero tampoco una víctima de su situación; su forzado confinamiento lo superará a base de recuerdos de su glorioso pasado y, al estilo de un nuevo Robinson Crussoe, adaptándose al nuevo entorno, buscando entre los recursos disponibles la solución a sus nuevos problemas y en sus expediciones por los pasillos y vericuetos del hotel contará con la compañía de una pequeña hija del régimen, una niña inquieta y curiosa que le acompañará en esta nueva aventura vital y que tendrá un papel fundamental en su vida.

No pudiendo ser considerado una comedia, el libro se lee con una sonrisa permanente, se contagian a la escritura el ingenio, la desenvoltura y la ligereza que caracterizan el comportamiento del conde, su despreocupación para enfrentarse al mundo, su regocijo en el goce de los más sofisticados placeres, desde la literatura hasta la buena mesa o el ballet, ensalzando siempre las grandes figuras de la Gran Rusia, de Chaikovsky a Tolstoi, en muchos casos sirviéndose de sus recuerdos para sobrevivir a la realidad que va cambiando radicalmente según el régimen comunista se afianza y refuerza. Y a todo ello se enfrenta nuestro protagonista con naturalidad, sin dejar nunca de lado los buenos modales, una elegancia natural en las formas y los principios, la prevalencia de la estética como primer mandamiento a cumplir y esa ligereza y desenfado con los que el conde vive su situación y que se reflejan sin duda en el estilo de la redacción, en la alegría y la elegancia de la narración que se convierte en un dulce placer que se disfruta de principio a fin.
"—Quién podía imaginar —dijo—, cuando te condenaron a arresto domiciliario perpetuo en el Metropol, hace ya tantos años, que eso te convertía en el hombre más afortunado de toda Rusia."