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jueves, 29 de mayo de 2025

Propios y extraños

"Propios y extraños" es otra de esas novelas en las que Ann Tyler presenta a sus personajes, personas normales y corrientes, dentro de circunstancias cotidianas, en las que sus acciones les retratan, en las formas en que se enfrentan a lo que la vida les ofrece.

Al inicio de la historias, dos pequeñas bebés coreanas llegan el mismo día a Baltimore para ser adoptadas por dos familias locales muy diferentes: los Yazdan, Sami y Ziba, son de origen iraní mientras que los Donaldson, Brad y Bitsy, son la típica familia norteamericana. Mientras que los Donaldson tratan de que su hija Jin-Ho conserve los vínculos con su cultura de origen e incluso mantienen su nombre original, los Yazdan intentan criar a Susan como una niña americana normal; ellos ni siquiera se esfuerzan demasiado por mantener la conexión con sus propias raices iraníes ni le enseñan a su hija su lengua materna; casi lo único que conservan de su antiguo país es la relación estrecha con su amplia familia, gran parte de ellos también instalados en América, y algunas costumbres culinarias. Es la abuela Maryam, la madre de Sami, la que, aún sintiéndose totalmente adaptada después de tantos años a su tierra de acogida, es capaz de observar desde su posición de inmigrante las diferencias culturales, los valores pero también los grandes defectos y problemas de la sociedad norteamericana: los prejuicios, el racismo, la superioridad moral sobre los que vienen de otros lugares.

"Con estas cosas puedes caer en tu propia trampa. Puedes empezar a creer que tu vida está definida por tu condición de extranjero. Piensas que todo sería diferente si no lo fueras. «Ojalá estuviera en mi país», piensas, y olvidas que después de tantos años, también serías un extranjero allí. Que ya no sería tu hogar."

En torno a las vidas de estas dos familias y a sus procesos de adopción, Tyler va dibujando, como es común en sus novelas, historias familiares complejas, entrando en profundidad en las conexiones y vínculos entre padres e hijos, subrayando las inseguridades y miedos que surgen en torno a la crianza, la variedad de posturas vitales que presentan diferencias en función de costumbres, educación, circunstancias u orígenes de los distintos personajes pero que, al fin y al cabo, se encuentran conectados por los mismos vínculos, sentimientos y emociones universales. Junto con la trama de relaciones humanas que centra el argumento de la novela, también tienen gran peso en ella las reflexiones que la autora plantea con su habitual sensibilidad, el profundo estudio de los caracteres y comportamientos de todos los personajes, el análisis en torno a su manera de actuar y relacionarse, sus temores, complejos, deseos e ilusiones pero sobre todo la importancia del entrono familiar en el desarrollo de las personas.

viernes, 25 de junio de 2021

Ejercicios respiratorios

Anne Tyler es una prolífica novelista norteamericana especializada en retratar la sociedad de su país a través de historias que, desde o más íntimo o familiar, pueden ser extrapoladas a un plano universal, retratando emociones y sentimientos fácilmente identificables por cualquier lector. En esta novela, "Ejercicios respiratorios", que le valió el premio Pulitzer en 1989, Tyler retrata una de tantas pequeña ciudades norteamericanas donde la vida es aparentemente sencilla, pero donde las relaciones personales son tan complicadas como en cualquier otra parte del mundo. A través de la pareja protagonista, nos muestra las relaciones matrimoniales sin filtros ni idealizaciones, con sus alegrías y desilusiones, con sus proyectos compartidos y sus expectativas no siempre cumplidas.

Maggie y su marido Ira emprenden un breve viaje en coche con destino al funeral del marido de una buena amiga. Ambos constituyen una pareja ya madura, con hijos mayores y en cuyo hogar casi nada es perfecto. Ella es optimista, irreflexiva y entrometida; cree poder influir en los asuntos de aquellos a los que quiere, viendo siempre lo mejor en cada uno, pero muchas veces mete la pata de más tratando de ayudar y es consciente de la desilusión que transluce la mirada de su marido, mucho más realista y desencantado que ella. A lo largo del día en el que se desarrolla la novela, Maggie va a reencontrarse con amigos de su juventud, comprobará lo mucho que han cambiado todos en los años transcurridos, incluidos ella y su marido, lo complicado que es el  matrimonio, que no se vuelve más sencillo con el transcurso del tiempo, con sus roces, su rutina y sus pequeñas batallas cotidianas que desgastan el cariño en discusiones sin sentido y reproches. Constatará que las relaciones familiares nunca son sencillas, que la realidad se impone a la imagen idealizada que podemos tener de las personas que nos importan, imperfectas por definición; que nadie puede dictar el camino a los hijos y que la convivencia es un duro proceso de aprendizaje que dura toda la vida. 

"Fue Serena quien le dijo a Maggie que el matrimonio no era una película de Rock Hudson y Doris Day. Fue Serena quien dijo que la maternidad era demasiado dura y que, tal vez, el esfuerzo no valía la pena. Y ahora esto: que se te muera el marido."

Con un gran dominio de la descripción de sentimientos, con un tono intimista y reposado, la novela nos muestra aquello en lo que se puede llegar a convertir el matrimonio cuando llega la madurez, los hijos se marchan a seguir con sus propias vidas y se comprueba que los planes e ilusiones que nos han impulsando durante tanto tiempo probablemente no se cumplan nunca, pero, a pesar de todo, el amor y la esperanza puede seguir dirigiendo nuestros pasos. 

"¿En qué pondremos nosotros dos nuestras ilusiones el resto de nuestras vidas?"

Sin ser algo que responda a una elección intencionada, he observado que algunas de mis lecturas de los últimos meses como "Olive Kitteridge" o "Unas vacaciones en invierno", o incluso "El cuello importa" tienen un punto en común: todas ellas giran en torno a personajes de mediana edad que ya han dejado atrás la juventud y se enfrentan serenamente a la madurez e incluso a la vejez sin edulcorar su realidad, aceptando los errores cometidos y los defectos propios y ajenos; entendiendo que no existe el mundo idealizado que se cree o se sueña cuando se es joven. Aceptan que el amor no es eterno, ni la belleza ni la tersura de la piel, pero en muchos casos logran alcanzar la sabiduría que proporciona, a la fuerza, la vida vivida. Debe ser que las lecturas van madurando más o menos al mismo ritmo que lo hacemos los propios lectores; que nuestros intereses, gustos, inquietudes y preocupaciones se reflejan en las elecciones que hacemos a la hora de elegir nuestras lecturas, aunque no se haga de una manera plenamente consciente y entiendo que esa es la forma natural de madurar como lectores y como personas. 

viernes, 18 de mayo de 2018

El hilo azul

La familia Whitshank, protagonistas de esta novela de Anne Tyler, "El hilo azul", gira emocionalmente en torno a Denny, el hijo hosco y esquivo y al tiempo cariñoso y entregado, que va y viene sin dar explicaciones, al que cualquier comentario puede ofender y hacer que se le pierda de vista durante meses o más aún. Abby y Red, sus padres, desean que Denny les permita disfrutar de su nieta y que conserve el contacto con la familia, que se mantenga cerca de sus padres y hermanos. Pero la historia familiar no comienza con Denny, como es lógico, se retrotrae algunos años atrás, aunque tampoco muchos. El abuelo Junior es el primero del que se tienen noticias, aunque nada más se sabe sobre sus orígenes. Nos volvemos a lo largo de la lectura atrás en el tiempo, hacia las historias de cómo el abuelo se enamoró de una casa y la de cómo la tía Merrick le robó el novio a su mejor amiga, pequeñas o grandes anécdotas que configuran las bases del pasado común. Y según vamos repasando el pasado vamos profundizando en el conocimiento de cada uno de los miembros de la familia y llegamos a encontrarnos con otras historias sorprendentes e inesperadas que nos harán conocer cómo eran los padres o los abuelos cuando eran jóvenes, a veces tan diferentes de la imagen que de ellos tienen en la actualidad sus hijos y nietos.

Aunque los personajes del presente acaparan la mayor parte del relato, comparten el protagonismo con aquellos del pasado: los abuelos Witshank fundadores de la saga y los propios padres cuando todavía eran jóvenes. La narración no nos va a deparar giros trágicos ni grandes sorpresas que al salir a la luz socaven la realidad, pero sí pequeños secretos (o algunos no tan pequeños) que van configurando y dibujando la historia familiar. La cotidianeidad, la convivencia familiar, los grandes y pequeños dramas de cada uno, el paso del tiempo, los padres que envejecen, los hijos que se convierten así mismo en padres, las relaciones familiares complejas entre personas que se quieren pero entre los que los conflictos son, así y todo, inevitables, personajes unidos por la fuerza de la sangre aunque no siempre sea preciso ese nexo para mantener unidos a los miembros de una familia. La lectura de esta novela nos permite contemplar la existencia de unos personajes que son personas con sus fortalezas y debilidades, con sus brillos y sus sombras, no tan diferentes en ocasiones a las nuestras propias.