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martes, 12 de mayo de 2020

Sobre Grace

Después de haber disfrutado enormemente tanto con "La luz que no puedes ver" como con "Un año en Roma", me apetecía mucho leer la primera novela publicada por Anthony Doer y comprobar si el autor me ofrecería, ya desde su primer libro, más de eso que tanto me ha gustado cuando lo he leído. Deberé reconocer que en "Sobre Grace" se aprecia el hecho de que estamos ante una ópera prima, que no alcanza el nivel de excelencia que muestra el autor en sus obras posteriores, pero también es cierto que aquí ya aparecen muchos de los elementos que me conquistan de su estilo; se aprecia el esfuerzo por depurar el lenguaje que resulta enormemente poético, el trabajo que hay detrás de cada frase unido a una sensibilidad exquisita para hablar de sentimientos, dudas y miedos, para expresar las incertidumbres, la ansiedad, el amor profundo y la desesperanza.

David Winkler, protagonista de esta historia, es un hombre reservado y solitario; hidrólogo por vocación y apasionado estudioso del agua en todas sus formas, pero sobre todo fascinado por la nieve, para lo que es ideal haber nacido y vivir desde siempre en Anchorage, Alaska. "El hielo podía ser impredecible y desconcertante". Su vida cambia cuando conoce a Sandy, una mujer con la que ya había soñado antes de encontrársela, e inician un romance complicado ya que ella está casada con Herman, un hombre bueno pero bastante mediocre. La vida de ambos da un giro cuando Sandy se queda embarazada y deciden escapar de Alaska y juntos iniciar una vida nueva en Ohio. La intensidad de su amor crece con el nacimiento de Grace, su hija, que se convierte en el nuevo centro de sus vidas.

Pero los sueños premonitorios de Winkler comienzan a mostrarle escenas de un drama familiar que se avecina. No es la primera vez que sus sueños se han convertido en realidad, por lo que tratará de mantenerse en vela para no soñar, para evitar el sonambulismo que le hace poner en riesgo a la pequeña Grace; finalmente, el único remedio que encuentra para evitar que se cumpla lo soñado será huir lo más lejos que le es posible para tratar huir del destino que le espera.

Pero por muy lejos que escape, siempre le perseguirán el miedo, el insomnio y el temor de hacer daño a aquellos que se le aparecen en sueños. El periplo vital de Wrinkle le llevará hasta una pequeña isla del Caribe donde inicia una nueva vida sin saber ni siquiera si su mujer y su hija siguen vivas y si en tal caso las podrá recuperar algún día. Tras muchos años en su exilio voluntario, Wrinkler regresará a Estados Unidos iniciando una búsqueda del fantasma de su hija cuya existencia es incierta, tratando de recuperar la vida que no tuvo con ella y con Sandy.

La narración es muy intensa, tal y como lo es el protagonista de la novela, un hombre que mira al mundo con ojos de científico para el que todo es agua: nubes, lluvia, cielo, nieve y, especialmente, cristales de nieve, su gran obsesión. Pero también es un hombre de profundas inquietudes que se plantea si el destino está escrito, si es inevitable. Cree que todo en el hombre es pura biología, sólo reacciones físicas y químicas, pero quiere entender y explicar el papel del amor, qué significa la familia, porqué lo más importante no siempre se rige por las leyes básicas de la Física.
"Lo curioso es que la gente no quiere oir hablar del futuro. Van a que les lean la mano y a pitonisas, pero en realidad lo único que quieren oir es que les va bien, que todo va a salir bien. Quieren oir que sus hijos triunfarán. Nadie quiere que le digan que el futuro ya está decidido. La tasa de éxito de la muerte es hasta el momento del cien por cien, y sin embargo insistimos en llamarla un misterio."

domingo, 1 de diciembre de 2019

Un año en Roma

La que cuenta Anthony Doerr en "Un año en Roma" es una extraordinaria aventura: la de un escritor americano en Roma, la de un padre novato que toma un avión en Idaho junto a su mujer y sus mellizos de seis meses para cruzar el océano y aterrizar prácticamente en otro planeta. Lo que descubren a su llegada no es sólo un lugar con otra lengua y otra cultura. Roma es una ciudad donde la vida transcurre en la calle, donde todos hablan fuerte y se ríen sin pudor, donde la gente les sonríe cuando los ven empujando un carrito con dos bebés, y les felicitan por su suerte. Y en todo lo que le rodea el escritor encuentra poesía: en los monumentos antiquísimos, en las vistas desde el Gianicolo y en sus frondosos jardines con exóticos loros verdes, en las bandadas de estorninos que cubren los cielos al atardecer; pero también hay poesía en las agotadoras escaleras y las estrechas callejuelas por las que se pierden una y otra vez, en el tráfico incesante, en el colorido puesto de verduras de su calle, en las numerosas fuentes, en las ruedas de queso parmesano, en el sofocante calor del verano romano... bueno, en eso creo que no termina de encontrar poesía alguna.
"Los puerros están dispuestos como árboles nacientes descortezados; las lechugas de hoja roja se ven distantes y mudas; arden como llamas de antorcha. Sobre todo con tiempo húmedo, el mercado es luminoso: el aire un poco humeante, los puestos como arrimados para protegerse del frío, los montones de color esmeralda de espinacas, las pirámides anaranjadas de zanahorias, una docena de sombrillas hechas jirones que relucen por efecto de las gotas de lluvia. Y entonces, a mediodía, se echan las persianas, se vienen abajo los toldos, se retira el banquete y al atardecer pasamos por allí de regreso de un restaurante y lo único que queda del mercado son puestos cerrados, desperdicios en las aceras y los reflejos de las farolas en los charcos."
Las noches en vela propias de un padre novato de mellizos con un pertinaz insomnio, los problemas con el idioma y la dificultad para compaginar la gestión cotidiana de su pequeña familia con el intento de arrancar la escritura de una nueva novela son algunos de los contratiempos con los que se enfrenta Doerr. Pero lo cierto es que los lectores tenemos una ventaja sobre el autor porque sabemos que de esa beca a la que debe su estancia en Roma saldrá una maravillosa maravillosa novela: "La luz que no puedes ver", pero a él le tocará luchar por atrapar a la inspiración al vuelo y atrapar la belleza del entorno para convertirla en una obra literaria.

Saturado de tantas novedades como le rodea, del caos y la belleza inconmensurable, de la luz de Roma y el tono alto de los italianos al hablar, fascinado al descubrir restos de las culturas que existieron en ese mismo lugar hace mil o dos mil años, el autor se obliga a mantener al día un diario, germen de este libro, que será un batiburrillo entre biografía familiar, guía turística, cuaderno de notas e incluso crónica de la muerte de un Papa y el nombramiento de otro y a todo lo largo de la lectura nos maravilla con sus reflexiones, pensamientos, impresiones y observaciones sobre el arte, la belleza que le rodea, la paternidad, la creación literaria, las diferencias culturales y toda una multitud de asuntos que nos permiten acompañar a Doerr en esa magnífica aventura que supone vivir intensamente durante un año en la ciudad Eterna.

martes, 2 de junio de 2015

All the light we cannot see (La luz que no puedes ver)

He tenido el placer de disfrutar de la novela "All the light we cannot see" ("La luz que no puedes ver"), del norteamericano Anthony Doerr, ganador del premio Pulitzer 2015, premio que, sin duda merece ampliamente, ya que es una fantástica historia contada de un modo conmovedor que no puedo dejar de recomendar.

Marie-Laure es una niña francesa, ciega desde muy pequeña, que vive en París con su padre, trabajador del museo de Ciencias Naturales, responsable de todas las llaves y cerraduras de los museos y jardines. Marie-Laure aprende a leer en braille gracias a los libros que le regala su padre y con los cuales viaja con su imaginación de la mano de las aventuras de Julio Verne. Cuando la amenaza de la ocupación alemana cae sobre Francia, ambos huyen de París para proteger un valioso tesoro oculto en el museo que es encomendado al padre. Acaban refugiándose en Saint-Malo, en casa del tío abuelo Etienne, veterano de la Gran Guerra que lleva años sin salir de su casa, acosado por los fantasmas de su experiencia en los campos de batalla.

El segundo protagonista de la novela es Werner, un huérfano alemán que vive con su hermana y otros niños en un orfanato dirigido por una religiosa, frau Elena, que es una segunda madre para los chicos que viven en su casa. Aficicionado a la ciencia, la técnica y todo tipo de inventos, la radio se convierte en su gran pasión, aprende a montarlas y repararlas, y junto con su hermana descubren a través de las ondas de radio todo un mundo allí fuera a donde escapar de la oscura realidad de su entorno, donde todo habla de guerra y violencia. Weener desea escapar al destino del trabajo en la mina local que le espera al cumplir los quince años, quiere estudiar, aprender. Para su fortuna, es seleccionado para asistir a una selecta academia donde se forma a los chicos más brillantes del país para servir con honor y valor a la patria, para luchar por la gran Alemania. Aunque Werner lamenta profundamente despedirse de su hermana y frau Elena, sigue el camino que se le marca y se convierte, demasiado joven, en soldado, sin tener otra opción en los tiempos de guerra que corren.

La novela es una maravilla, una delicia tanto por la forma en que está contada como por los personajes y la manera tan sencilla y a la vez tan profunda de acercarnos a las vidas de estos dos niños que se ven agitados por una guerra que no logra, sin embargo, alterar la pureza de sus corazones. El libro está lleno de enternecedoras escenas donde la vida familiar, las escenas domésticas, la relación fraternal de Werner con su hermana, los esfuerzos del padre de Marie-Laure por sustraer a su hija del horror de la realidad de la guerra, la solidaridad entre los vecinos que resisten a los invasores, los sueños que conservan los protagonistas, la fuerza de sus fantasías, la importancia de las cosas pequeñas donde reside el verdadero valor de la vida humana, están narradas en imágenes repletas de fuerza y ternura al mismo tiempo.

El relato se compone en base a frases cortas, a veces como flashes, con alta carga poética, con un lenguaje y unas imágenes sencillas pero cargadas de significado. Las descripciones son potentes y al tiempo delicadas, las expresiones de los sentimientos son simples, cargadas de inocencia, sin excesos de ningún tipo, absolutamente sutiles, sin grandilocuencia alguna. La forma en que nos transmite el modo de ver el mundo de Marie-Laure, aún sin contar con sus ojos, es mágico, la manera en que conoce el entorno a través del resto de sus sentidos, con su imaginación, ayudada por los recuerdos y su fuerza de voluntad. Igualmente, nos transmite la ilusión de Werner por el futuro, sus ansias de aprender, de escapar de su destino, de no dejarse arrastrar por  la marea de irracionalidad de la guerra, sino que trata de mantener sus principios frente al absurdo que le rodea. Los dos relatos se van desarrollando en paralelo hasta que se crucen por un brevísimo instante, pero esa conexión es suficientemente fuerte como para perdurar por años.

Una novela, en fin, que retrata dos grandes historias humanas, las de dos personajes pequeños, casi insignificantes, pero que se crecen frente a la barbarie de la guerra, convirtiéndose en personajes inolvidables. Una novela llena de magia y emoción.