Mostrando entradas con la etiqueta Carmen Posadas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Carmen Posadas. Mostrar todas las entradas

viernes, 5 de abril de 2019

La maestra de títeres

Cualquiera que haya leído a Carmen Posadas reconocerá que es una autora que resulta infalible cuando se trata de retratar a las clases altas españolas de cualquier época histórica, sea en tramas de misterio y crímenes en escenarios llenos de glamour o en narrativa de base histórica con protagonistas femeninas. No en vano, ella misma formó parte durante mucho tiempo de esa clase selecta cuyos avatares y andanzas se publicaban con regularidad semanal en las páginas de las revistas del corazón en los años ochenta y noventa. Afortunadamente para ella y también para sus lectores, hace ya tiempo que dejó de lado este  periodo de su vida y a día de hoy se la reconoce fundamentalmente por su faceta de escritora al margen de los cargos ocupados por el que fue su marido o las fiestas a las que pueda acudir. El conocer desde dentro ese mundo de lujo y poder debe de ser uno de los factores que permiten que sus novelas resulten tan realistas cuando retrata a las socialites patrias, como ocurre nuevamente en esta ocasión en "La maestra de títeres", su más reciente novela.

Como protagonista estelar de esta historia, nos encontramos con Beatriz Calanda, una conocidísima dama y estrella de la jet-set nacional por razón de su elegancia y estilo y también por la fortuna acumulada tras sus sucesivos matrimonios y separaciones con hombres ricos, populares o nobles, detalladamente reseñados todos ellos por la prensa rosa, y con cada uno de los cuales tuvo una hija, cuatro en total, que junto su actual esposo conforman una familia nada tradicional (No sé a quién me puede recordar a mi un perfil así en la vida social española, pero el caso es que me suena)

La acción de la novela se traslada en el tiempo hasta descubrir los orígenes familiares de esta fascinante mujer, desde los tiempos en que sus abuelos acumulan una gran riqueza en Potosí a donde emigraron y al regresar a Madrid en los años cincuenta junto con Ina, la madre de Beatriz, logran introducirse, ayudados por su fortuna, en los círculos más selectos de la alta sociedad de la rancia España franquista. Veinte años más tarde de ese regreso familiar, Beatríz aterriza en Madrid desde Londres donde vive con sus padres que tratan de apartarla de un primer romance de juventud y se encuentra con una España que se parece muy poco a la que descubrió Ina a su llegada y a través de ambas  tramas asistimos a los muchos cambios sufridos por la sociedad española desde una época a la otra.

Vamos avanzando por la historia de la mano y la voz de las distintas mujeres de la familia: la propia Beatriz, sus cuatro hijas, centrándose en Gadea, la más joven de todas, su madre Ina, y a través de ellas recorremos los modos y usos de cada una de sus momentos históricos que aunque en ocasiones se muestren mediante personajes excesivamente estereotipados, sí que dan como resultado final una trama interesante en la que vemos cómo cada una de las mujeres de la familia se enfrenta a los desafíos propios de su tiempo, cómo sufrirán sus correspondientes decepciones y derrotas amorosas y vitales, cómo Ina se trata de adaptar a una sociedad pacata y pretenciosa que aún arrastra los resentimientos de la reciente Guerra Civil mientras que Beatríz logra triunfar en su círculo social gracias a su encanto y saber estar, aunque vamos asistiendo con sorpresa a su transformación desde una mujer sencilla y con inquietudes hasta la frívola y calculadora narradora que vamos descubriendo según avanza la novela. Pero las dudas y cuestiones que nos plantea la personalidad de la protagonista acabarán aclarándose en un final inesperado (al menos para mi lo ha sido) y bastante bien resuelto.

miércoles, 25 de enero de 2017

La hija de Cayetana

Suelo confiar en Carmen Posadas cuando me apetece leer una novela con fondo histórico que me resulte amena y a la vez ilustrativa del periodo y los personajes involucrados en la trama. Realmente admiro la habilidad de la autora para llevarnos a través sus novelas a otras épocas y lugares, con una narración sencilla y al mismo tiempo llena de detalles que dibujan ambientes y personalidades con soltura y claridad. En este caso, con "La hija de Cayetana" nos acercamos a la España de finales del siglo XVIII de la mano de Cayetana de Alba, aquella a la que retrató Goya, la castiza y vital duquesa que me ha atrapado en su mundo de alegre indiferencia, de seguridad en los privilegios heredados de la nobleza española que, a diferencia de la Francia revolucionaria cuyas noticias asombran y asustan por aquí, permanece anclada en el Antiguo Régimen de la Monarquía absoluta, ajenos a los aires liberales que comienzan a soplar, a pesar de estar gobernados por un rey incapaz como es Carlos IV, de una reina extranjera y manipuladora como la Parmesana, gran enemiga de la de Alba con la que compite incansablemente en ser la más popular, la que más conquistas amorosas acumula, entre ellos el codiciado Manuel Godoy, favorito de los reyes y hombre más poderoso del país. Este ambiente es el que me ha conquistado, la cotidianeidad del trato con Francisco de Goya, la duquesa de Osuna y los grandes personajes cercanos a la Corte que se mueven entre fiestas y artistas, ignorando los aires de cambio que vienen del otro lado de los Pirineos y la miseria de la mayoría de la población. Sin hijos propios, Cayetana prohijará a una pequeña negrita que recibe como regalo de un admirador, como quien regala un cachorrillo, pero que la duquesa criará y querrá como a la verdadera hija que nunca pudo tener. La pequeña María Luz crecerá como una niña bellísima, refinada y artísticamente dotada, pero sabiendo que el color de su piel nunca le permitirá ser plenamente admitida entre la sociedad en la que se ha criado como hija de la familia Alba.

Menos agradable y cómodo, como no puede ser de otra manera, es el ambiente en el que se mueve la esclava Trinidad, verdadera madre de la pequeña María Luz que le fue arrebatada nada más nacer y a la que no dejará de buscar mientras frecuenta los más variados escenarios, sórdidos, violentos e insalubres, primero como sirvienta esclava procedente de Cuba y posteriormente como huída, entre los negros de Sevilla, en las Azores o en el Cádiz liberal, siempre a la búsqueda de su amado perdido, el padre de su hija, y de su niña robada, con la ilusión de recuperar lo que perdió y soñando con tener una vida feliz que constantemente se le escapa de las manos, incapaz de escapar de su condición de desheredada, de miembro de lo más bajo dentro de lo más pobre de la sociedad .

En resumen, esta es una novela que se lee con soltura, que agrada en sus distintos escenarios y variedad de personajes y que nos da una mirada cercana a personajes relevantes de nuestra Historia, del arte y también de la sociedad de una época emocionante como lo es cualquiera que se sepa retratar con acierto y sensibilidad.

domingo, 14 de julio de 2013

El testigo invisible

Me he declarado en repetidas ocasiones como una apasionada de la novela histórica y revisando mis lecturas es fácil comprobar la alta frecuencia con que este género aparece en ellas. Y en muchas ocasiones esto no es un resultado de una búsqueda voluntaria, sino que las novelas basadas en hechos reales, con trasfondo histórico, me atraen de manera irresistible y acabo cayendo en ellas una y otra vez. Existen, además, épocas, personajes o acontecimientos concretos por los que, lógicamente, siento una especial debilidad y que se presentan igualmente en mis lecturas con cierta regularidad. Uno de esos temas recurrentes sobre el que no me canso de leer es la vida y, por supesto, la dramática muerte de los últimos representantes de la familia imperial rusa, el zar Nicolás, la zarina Alejandra y sus cinco hijos, el pequeño zarevich y las hermosas princesas imperiales. Y este es el tema central de la última novela de Carmen Posadas de título "El testigo invisible" que cuenta los últimos años de la familia Romanov, contados en esta ocasión desde el punto de vista del joven Leonid Sednev, un chico que entra al servicio del palacio Aleksandr como water boy o encargado de limpiar los conductos de las calefacciones del edificio y que se mantendrá junto a la familia real hasta sus últimos momentos en la conocida como Casa del Propósito Especial, el último alojamiento de la familia y donde serían asesinados finalmente. La relación del chico con sus señores, los rumores e intrigas en los que se ve envuelto, su enamoramiento platónico de una de las princesa, los personajes históricos que desfilan por San Petersburgo en aquellos días... todo eso se nos cuenta con un tono sencillo, desde el punto de vista del pequeño Leonid, pero contado a modo de memorias, muchos años después y desde la otra punta del mundo, en una confesión de unos hechos que desea narrar antes de morir para dejar constancia de lo que en esos años vivió junto a los zares.

Es sabido que en torno a estos hechos se han escrito cientos de versiones de todo tipo, novelas de variado género, además de otras historias paralelas en torno a la supuesta supervivencia de algunos de los miembros de la familia imperial, fundamentalmente de la pequeña Anastasia, por no hablar del siempre intrigante personaje de Rasputín. Recuerdo, así al pronto, "La casa del propósito especial" de John Boyne o "El síndrome de Anastasia" de Mary Higgins Clark. Esta de Posadas es una aportación más a la larga lista de incursiones en esta apasionante historia, contada con la soltura y el gancho habitual en la escritora, plagada de datos históricos, de curiosidades sobre el día a día de la familia de los zares, con una frescura que te aproxima vivamente a los personajes y que hacen que te enganches a la lectura hasta la última página. Y eso, teniendo en cuenta que ya conocemos el desenlace de antemano, tiene su mérito.

domingo, 31 de marzo de 2013

Invitación a un asesinato

Olivia Uriarte ha planificado su propia muerte, o mejor dicho, su propio asesinato. Recién divorciada por quinta vez y con su flamante ex marido arruinado, a una edad en la que ya ve difícil la posibilidad de encontrar una nueva víctima, quiero decir, un nuevo marido, del que vivir, considera que lo mejor es acabar sus días con un gran final. Para ello, organiza una peculiar reunión a bordo de un yate, el Sparkling Cyanide, (lo que traducido al castellano sería Cianuro Espumoso, igual que la célebre novela de Agatha Christie), reunión en la que se junta una escogida selección de invitados ante los que Olivia desplegará todo su encanto, su eterno buen rollo, su insustancialidad sin límite. Lo curioso del caso es que esas ocho personas son las que más motivos tienen en este mundo para odiar profundamente a su anfitriona por una u otra razón; son personas que se cruzaron en la vida de Olivia en algún momento y recibieron de ella traición, desprecio, engaño o simplemente indiferencia. Cualquiera de ellas tendría razones objetivas para convertirse en la mano ejecutora que cumpla con el macabro plan de Olivia.

De este modo, con "Invitación a un asesinato", regreso a Carmen Posadas, novelista de la que admiro su estilo fresco y fácil de leer, su habilidad para crear personajes bien dibujados, diálogos vivísimos, la frescura de su narración y, sobre todo, el modo en que recrea esos ambientes siempre llenos de glamour y frivolidad, las situaciones en ocasiones al límite de la caricatura, pero que se nota que beben de personajes y hechos reales de los círculos de la alta sociedad adinerada, del mundo del lujo y el del derroche a manos llenas.

Una vez que la esperada muerte ocurre y todo apunta a un desgraciado accidente, según se confirma por la breve investigación policial que se realiza a bordo del barco, cada uno de los invitados no tardan en volver a su vida habitual anterior al suceso y será de la mano de Ágata, la hermana de Olivia, que ejercerá, como ella misma dice, de señorita Marple, con la que volveremos a revisar los hechos ocurridos, a espiar las conversaciones, los encuentros y los antecedentes que rodearon la muerte de Olivia. Ágata inicia un borrador de novela donde se propone ir  plasmando el desarrollo de la investigación que inicia, decidida a seguir el patrón de las novelas clásicas de misterio, interrogando a las distintas personas que asistieron a la reunión. Reconstruyendo los elementos dispersos que va reuniendo y observándolos desde una óptica diferente, las palabras cazadas al vuelo, las miradas, los comentarios más insustanciales van tomando cuerpo y significado nuevo y poco a poco Ágata acabará conociendo la verdad de lo que ocurrió.

Toda la novela es un homenaje absoluto a la gran Agatha Christie, en una versión contemporánea de sus novelas, desde el nombre del barco hasta los títulos de cada parte del libro, las novelas que se encuentran los invitados en sus camarotes y, por supuesto, la estructura del  libro, su estilo, la ambientación de un entorno de lujo y relaciones peligrosas, el esquema de la investigación, las relaciones visibles y ocultas que se establecen entre los personajes, todo recrea las clásicas novelas de la gran dama del misterio, eso sí, en un tono totalmente actualizado, con un lenguaje mordaz y divertido, retratando un mundo de ambición, engaños, odios y traiciones donde es difícil sobrevivir sin pasar por encima de otros, un mundo cruel donde el dinero es el rey y todo el mundo oculta algo. La novela contiene, además, numerosas referencias cinematográficas y literarias, con confesados homenajes a "Rebeca" de Daphne Du Maurier o "El tercer hombre" de Welles, entre otros. En fín, una lectura ligera como siempre pretende ofrecernos la autora, pero bien presentada y bien resuelta, con lo que se garantiza un buen rato de lectura.

martes, 13 de septiembre de 2011

Hoy caviar, mañana sardinas

He aquí un libro que me lanzo libremente a recomendar sin preocuparme de si a alguien no le va a gustar, si el tema resultará un poco duro o si puede herir alguna sensibilidad. Con esta "Hoy caviar, mañana sardinas" escrita al alimón por Carmen Posadas y su hermano Gervasio (de profesión, cocinero) estoy segura de que va a disfrutar un montón de gente. Para empezar, es una novela ligerita, con lo que, al que no le acabe de gustar tan sólo habrá perdido dos o tres días de lectura y no demasiadas neuronas. Pero seguro que a los que les guste viajar, conocer otros países y culturas (e incluso el nuestro propio aunque en una época pasada que yo, personalmente, no he vivido) además de aquellos que gusten de la gastronomía internacional y de experimentar en la cocina, a todos esos seguro que les va a hacer disfrutar este libro.

La obra es (supuestamente) autobiográfica: describe las peripecias que la familia Posadas vive en los distintos destinos que el padre de los autores, diplomático uruguayo, recorre por Europa entre los años 60 y los 80. Combina partes que supuestamente va escribiendo la señora embajadora, en parte para recordar en el futuro sus andanzas por el mundo, pero, sobre todo, para dejar constancia de los diversos menús que ofrece en las recepciones y cenas que tiene que dar y para conservar algunas recetas que irá recopilando por aquellos destinos, eso sí, siempre con un gran sentido del humor y sacando de donde muchas veces no hay. Este relato se va complementando con comentarios de los hijos, especialmente de Carmen, sobre cómo veían ellos los distintos países en los que iban viviendo. No sé si será cierta la existencia del cuaderno de recetas en el que la madre va escribiendo sus pensamientos, pero lo cierto es que el relato resulta simpático y entretenido.

Al final de cada capítulo nos regalan una receta de algún plato del que se ha hablado previamente y tengo que decir que, prácticamente todas, son perfectamente reproducibles, así que, por el mismo precio, tenemos novela más breve recetario de cocina.

Sobre los destinos que visitan, comienzan su andadura en el Madrid de los 60, donde las clases altas disfrutaban de unos privilegios negados a la mayoría de la población y donde el buen nombre, las familias "de toda la vida" y el "qué dirán" eran las bases de las relaciones sociales. Es bastante gracioso el punto de vista de una extranjera que asiste asombrada a la peculiar forma de vida de la alta sociedad madrileña de la época. De Madrid pasan a Moscú, en plena guerra fría. Una ciudad gris y uniformada alejada de los brillos de la cultura rusa tradicional. Allí tendrán que enfrentarse a una burocracia rígida, a las escuchas de los espías y tendrán que ser capaces de mostrar algo de paciencia e ingenio para organizar comidas decentes con los escasos medios con los que cuentan. Finalmente llegan al Londres de los años 80 con todo lo que la Corte de Buckingham supone de rígida etiqueta y las extravagantes normas de conducta que rigen las relaciones sociales en torno a la Corona.

La novela se lee muy fácilmente, es simpático ver cómo se van adaptando a las distintas culturas y costumbres tratando de no perder nunca su carácter propio y manteniendo unas relaciones familiares bastante divertidas y relajadas a pesar de vivir en un continuo proceso de mudanzas inacabables, renovación de casas medio desvencijadas y redecoración constante. Eso sí, vayan donde vayan, nunca les falta su abundante dosis de dulce de leche, emblema supremo de la gastronomía uruguaya.

Una lectura, en fin, distraída para pasar unas cuantas tardes de entretenimiento.

viernes, 2 de octubre de 2009

Mujeres en la Revolución Francesa. La Cinta Roja y María Antonieta

Tengo que empezar diciendo que me apasiona la novela histórica, claro que eso no debe ser de extrañar, ya que con este género ocurre que, ya antes de empezar a escribirse un libro, tiene ganada mucha ventaja sobre cualquier otro que sea pura ficción, porque ya sabemos que la realidad, en muchos casos supera a lo que un autor es capaz de tramar e imaginar y siempre será más fácil desarrollar un argumento cuando tenemos como base un hecho históricos que son ya es de por sí apasionante, que tener que inventar una historia completa con sus personajes y su trama para tratar de atrapar la atención del lector.
Hay épocas, personajes y hechos históricos que son tan atractivos de por sí, que un buen escritor sólo tiene que reflejarlos sobre el papel tal y como ocurrieron para tener una novela, cuanto menos, interesante. Si, además, el escritor cuenta con un poco de talento, pues ya estamos enganchados al libro, sin duda.
Este es el caso del primer libro del que quiero hablar: "La Cinta Roja" de Carmen Posadas . Se trata, en mi opinión, de una excelente novelista, tiene un estilo ágil, trata temas que son sumamente amenos y construye fantásticamente sus personajes, que suelen aunar glamour, misterio y originalidad a partes iguales, lo que hace que la lectura de sus libros sea muy grata y enganchan de principio a fin. He leído varias obras suyas: “Cinco moscas azules”, “Pequeñas infamias”, “La Bella Otero”, "El buen sirviente". Todos me han gustado. Tengo, además, en mi lista de lecturas pendientes el libro que ha escrito junto con su hermano Gervasio “Hoy caviar, mañana sardinas” en el que cuentan sus días de infancia como hijos de diplomáticos de país en país y de cóctel en recepción, centrándose en gran medida en el aspecto culinario del asunto, dado que esta es el campo profesional de Gervasio.
De igual manera que las anteriores, “La Cinta Roja” no me ha decepcionado en absoluto, ya que narra una historia apasionante de una española (Teresa Cabarrús) que vive en París desde el inicio de la Revolución francesa conviviendo diariamente con alguno de sus protagonistas más destacados. La novela narra su llegada a la capital a donde la envía su familia a buscar un buen marido, su integración en el frívolo mundo de la aristocracia de la época donde se convierte en una de sus más destacadas figuras y su caída en desgracia con la llegada de la Revolución Francesa que la lleva a la cárcel rea de la guillotina.
El libro está estupendamente ambientado y documentado, y me lleva, necesariamente, a recordar otra obra que había leído previamente: “María Antonieta” la biografía de la reina francesa escrita por Antonia Fraser: un libro ante el que se puede dudar ¿500 páginas para hablarme de un personaje que está ya más que trillado en la literatura, el cine, etc? pero que es un auténtico placer de lectura ya que trata de manera muy profunda y documentada la vida y personalidad de una mujer que, creo yo, no se conoce demasiado. Es uno de esos personajes históricos de los que sólo vemos su imagen más tópica: que era considerada una inconsciente, derrochadora, frívola, enemiga del pueblo, lo que causó su caída en desgracia junto con la de su marido, el rey Luis XVI, lo que les llevó a perecer bajo la hoja de la guillotina.
Pero la biografía de Antonia Fraser nos muestra a una adolescente que es enviada por su madre, María Teresa de Austria, a casarse con un extranjero y convertirse en reina de un país desconocido para ella en el que es utilizada por su hermano Francisco I de Austria como instrumento político. Vemos cómo va haciéndose un sitio en la corte francesa donde nunca llaegó a ser amada por sus súbditos, siempre fue “la austriaca” y con el paso del tiempo pasa de ser una niña inmadura y caprichosa a una madre amorosa y serena que acaba sus días manteniendo su dignidad hasta el final en la más terrible oscuridad de los momentos de máxima violencia del Terror de la Revolución Francesa.
Este libro sirvió de base para la película de igual título dirigida por Sofia Coppola, si bien esta se centró principalmente en los años brillantes de la vida en la corte. La película puede resultar lenta y fría ya que se recrea mucho en los aspectos más estéticos y fastuosos de la vida de esta reina dando por supuestos muchos de los acontecimientos que ocurren a lo largo de la trama, no es una película en la que se “cuente” la vida de María Antonieta, en la que “pasen” cosas, pero me parece que la directora, tras haber leído la obra de Fraser, ha llegado a conocer el corazón de la mujer que hay detrás de la reina y quiere reflejar lo que siente y desea, tratando de ignorar los acontecimientos históricos que ya todos conocemos y que se han contado en decenas de películas, centrándose sólo en los sentimientos y pasiones de la mujer que trata de olvidar su papel político como reina de Francia sometida a las presiones de su familia austriaca y al rechazo de su pueblo y sólo quiere disfrutar de la vida, sin imaginar la oscuridad en la que la sumirían los acontecimientos que estaban por venir.