Partiendo de la excusa de ofrecernos una autobiografía en la que el propio autor, Gay Talese, se presenta a sí mismo como un pequeño chico italo-americano en los inciertos años de la Segunda Guerra Mundial, la novela "Los hijos" pronto deriva en lo que en realidad es: una magnífica saga familiar de la familia Talese y mucho más, porque la historia que realmente tiene preponderancia en el libro se remonta a los orígenes de la Historia de Italia, antes incluso de su nacimiento como nación unificada y viaja desde allí hasta los Estados Unidos de los años 50 en constantes idas y venidas de personajes de la misma familia Talese que desde Maida, un pequeño villorrio rural de Calabria que hunde sus raíces en los tiempos antiguos, en siglos de miseria, guerras y conquistadores desde donde sólo la emigración se dibuja en el horizonte de los italianos con ambiciones como una posibilidad real de salir del atraso ancestral, sueñan con forjarse una nueva vida y atisbar acaso algo de la riqueza y el progreso que la nueva tierra prometida, que se ha trasladado con los siglos hasta los Estados Unidos, supone para los que se aventuran fuera de las duras montañas del sur de Italia. Pero aún instalados en América no será nunca posible para ellos cortar completamente los lazos que les unen a sus orígenes y a sus antepasados.
En un principio, el protagonista de la novela es el propio escritor, el pequeño Gay Talese que vive como una minoría dentro de una minoría: un católico italiano en una localidad de católicos fundamentalmente de origen irlandés como es Ocean City dentro de un país fundamentalmente protestante y anglosajón. Su pueblo es en aquellos años una desolada población costera de Nueva Jersey que ha conocido tiempos más felices y donde la vida del chico transcurre entre la escuela donde no destaca demasiado, el negocio de sastrería y lavandería de su padre, Joseph Talese, donde el pequeño ayuda al volver del colegio y tratando de pasar desapercibido ante una madre poco cercana y devota acérrima de San Francisco de Padua, santo patrón de los italianos emigrados. Pero el relato pronto contará con otros protagonistas que monopolizarán nuestra atención. El ámbito espacial abandona América y nos traslada hasta Maida, donde transcurre la infancia de Joseph, aprendiz de sastre, ansioso por crecer y viajar a París a triunfar profesionalmente y fascinado por la antigua historia del país, plagada de conquistas, guerras, hambre y honor, sintiéndose heredero de un gran legado histórico transmitido por sus ancestros que en muchos casos resultan para el chico totalmente cercanos y familiares gracias a las historias y anécdotas que se repiten incansablemente en los hogares y las escuelas. Y es a ese pasado mítico y a su influencia en la familia a las que Talese regresa constantemente en su relato, reviviendo a sus antepasados, familiares, vecinos y demás pobladores del mísero sur italiano, con sus historias personales que se entrelazan unas con otras y se convierten en una las mejores bazas de esta novela.
Si bien el relato comienza en los años de la infancia del protagonista en los duros años entre la crisis de los 30 y la posterior guerra mundial, en la dura vida de sus padres, concienzudos trabajadores que se esfuerzan por mimetizarse con su nueva patria, desde allí nos trasladaremos varios siglos hacia atrás en la Historia del viejo mundo, a la milenaria historia de Italia, desde los etruscos hasta el siglo XX, bajo el poder de los Borbones y el Papado, la unificación, las hazañas de Garibaldi, llegando hasta las grandes guerras mundiales y todos los sucesos dramáticos que forjan el carácter de esos hombres que verán en la próspera América el remedio a su pobreza secular. Los que llegaron al boyante norte industrial como mano de obra barata para la construcción de fábricas, carreteras, edificios e incluso los que se adentraron hacia el centro y el oeste del país y allí enraizaron en la naciente sociedad basada en el trabajo infatigable, la ambición y la igualdad de oportunidades. Estos inmigrantes, en su mayoría católicos y generalmente con escasa cualificación, deben luchar duro para adaptarse a su nueva patria a base de mucho trabajo y poco reconocimiento, convirtiéndose en una minoría social que requerirá un gran esfuerzo para integrarse en la sociedad americana en igualdad de condiciones.
Con un lenguaje extremadamente sencillo, sin circunloquios a pesar del detallismo con el que nos ilustra las escenas, las batallas y demás episodios históricos, con imágenes simples y descripciones muy vivas plagadas de realismo que muestran el buen oficio de periodista que ha dado fama mundial al autor, nos ubicamos con facilidad en los distintos lugares y épocas a las que nos invita a viajar esta novela en la que muchos capítulos podrían constituir por sí mismos auténticos relatos autónomos con entidad propia; cada retrato de un personaje, cada nuevo escenario o periodo histórico que nos describe es una crónica visual de suficiente peso como para no ser un elemento menor en esta descriptiva novela en la que se dan la mano el viejo y el nuevo mundo en un relato intenso y con enorme valor de crónica y testimonio de unas vidas mayoritariamente insignificantes pero que constituyeron la base sobre las que se construyeron dos grandes naciones como son Italia y los Estados Unidos de América.