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miércoles, 2 de febrero de 2011

La Evolución de Calpurnia Tate

No siempre me resulta fácil encontrar un personaje del que pueda decir que me he enamorado por completo, no es muy normal en mí. Habitualmente trato de empatizar, tal vez en exceso, con los personajes de los libros que leo e intento pasarlo todo por mi propia experiencia, ¿pensaría yo lo mismo en tales circunstancias?, ¿qué habría hecho yo en su lugar?, ¿su actitud es lógica? Siempre trato de identificarme con ellos por lo que me suelo sentir lejos de personajes oscuros, retorcidos, difíciles, y no digo que no me gusten o que me estropeen una lectura, simplemente que no me identifico con ellos.

No es eso lo que me ha ocurrido con la protagonista de "La evolución de Calpurnia Tate" de Jacqueline Kelly, me he quedado completamente embelesada con esa niña de doce años que vive en Texas en el año 1899, a punto de entrar en un nuevo siglo lleno de novedades, rodeada de sus seis hermanos, todos chicos, y aterrada ante la perspectiva del futuro que tienen diseñado para ella su madre y la sociedad de la época en general: se supone que debe dedicarse a coser, bordar, cocinar y aprender, en definitiva a convertirse en un ama de casa ejemplar, ¿qué se espera, si no, de una niña de su clase y posición?

Pero Calpurnia tiene otros planes, a ella lo que le gusta es la investigación científica, la observación de la naturaleza y los seres vivos, ella quiere aprender, estudiar y convertirse en científica, pero no puede ni tan siquiera comentarlo, como mucho se atreve a dejar caer que tal vez le gustaría convertirse en maestra. Será su abuelo, en apariencia hosco y distante para sus demás nietos, el que encienda en ella esa llama de pasión por el conocimiento, convirtiéndola en su compañera de observaciones y de trabajo de laboratorio.

Una novela en principio juvenil que encantará al público al que va dirigida pero también a los que ya somos algo más mayores ya que retrata el mundo de inocencia y descubrimientos de Calpurnia sin ser un relato infantil, está lleno de ilusión, de observación del mundo desde el punto de vista de sus doce años pero con una claridad de ideas y con unas ansias de superación de las barreras invisibles que tan fuertemente le atenazan a su previsible futuro que te hace confiar en que, sin ninguna duda, Calpurnia crecerá para ver cumplidos sus sueños de independencia y auto-realización.

Espero que así sea.