malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

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miércoles, 29 de mayo de 2013

hago de mi cuerpo servidumbre




Lo eterno de cada instante es su fuga
                              (acerca de Nietzsche)




Trabé la ilusión para hallarme serena en la grieta.
Quise hacer de todo rubor, calor inadvertido.
Vivir del íntimo gorjeo que nace de lo fértil de los sueños.

Pensar que los cuerpos zarpan siempre en direcciones opuestas.

Mostrarme indiferente en el corazón de lo abierto,
en lo abierto de la carne,
en el forjar el goce como un arte.
Estirando los márgenes de la nada,
olvidando que hay vida incluso en los versos inflamados que brotan en las noches.

Pero ahora que me entiendo contradictoria,
ahora que me remedio en este lugar que es el poema,
que son tus brazos,
que es cualquier lugar si prende el recuerdo, el instinto o la marea.

Ahora que sé del brasero del alma y del espinazo roto de la calma
ya no pretendo adiestrar la fuerza que nace de la entraña.
pues sé que en las palabras llanas que derraman los ojos se abarca todo,
se rinde el animal y se escribe la historia,
a pesar de lo trágico del vínculo que une distancias,
a pesar de sentir la soledad como una flecha que nos herirá mañana,
sé cruzar las derrotas y hacer de ellas peldaños.
sé batirme en tu mirada y romperme delicada.
sé volcarme en tu boca con arrojo y llamaradas.

Y sé que en lo abrupto seremos inmortales aunque sea por un momento.

Por eso hago de mi cuerpo servidumbre
por eso rezo a la fuga que es regreso.
 

jueves, 9 de mayo de 2013

Isabel Piñana, poemas




*
Nadie sabe
lo escondida que voy
en este cuerpo que me finge.

*

                                                 (Tengo una puerta si la abro es un oráculo)


*

Rota y con las manos en el pecho,
tejida
la boca, el cuello, una clavícula.
Llena de costuras:

Cosida a mí misma por mí misma
madeja
-hilos de estopa verdirroja-.
Enhebro y desenhebro.

La ausencia borda
(aguja, urdimbre, estambre).

Mi cuerpo es un telar.

*

Pronuncio mis palabras
                                                                                suenan distinto, son
                                                                               como pequeños hijos
                                                                                            de mi boca.

*

Mírala: pantera. Ella goza.

Llena de carne, firme,
blande sus garras de pétalo frágil.

No exige. Conoce el equilibrio
profundo de las cosas, el núcleo
hirviente de todo.

Mírala: se desliza
exuberante y poderosa
entre las enredaderas de la piel.

Pantera.
Animal a la luz, mujer de agua 


*

Mírala: pantera. Ella ruge.
Su oscuridad es profunda
y tiene ojos.

Su cuerpo de aceite arde,
ofrece la sangre que va a derramar
por todas sus sombras.

Pantera.
Animal a la luz, mujer en llamas. 

*

Yo había conocido mi casa:

Sus cráteres como alfileres,
su esqueleto blanco
de orilla de playa de coral.

La había conocido, palmo a palmo.
como una piel que se estira, se encoje, se estría,
piel madre, parturienta,

caracol marino abandonado.

Hoy la casa lejana y húmeda
donde dejé a mis hijos –cálidos todos,
apenas larvas de mujer-
tiene el caparazón molido y se parece

a un cementerio.
Mi casa.

Guarda mis huesos.

martes, 7 de mayo de 2013

manchados de vigilia


desconocida y brotada
el mar es una hembra que gime
(I. Piñana)


me sé en el engranaje de la pesadilla
y trabo las puertas de la memoria
en desalojo del daño
mientras repto en el resquicio de luz
que ofrecen los llantos susurrados
que intentan belleza en mi hondura.

trazo ahí la huida del propio cuerpo
terrible desembarco 
que me inyecta toda la melancolía
por la espesura de tus abrazos.

donde convergen nuestras aristas
existe un verso que es rezo, exilio y redención.
un verso que contiene una certeza
que es consuelo y manto. 

apuro ese momento guillotina
un desprenderse del propio cuerpo
y dejarnos caer hacia fuera
tan heridos, tan abandonados,
manchados de vigilia
preñados de espanto.

llévame al fondo de las palabras con su herrumbre 
porque hay un faro y hay una isla. 
llévame ahora y coagula la soledad
que la muerte sea el ciprés que se hunde adentro
llévame porque necesito en ti orillarme
y derribar la resistencia de la carne

suelta el nervio 
y atrapa el perfil que tejen los idiomas que no entendemos
y busca el gesto que te diga todo sin hablarte.



jueves, 25 de abril de 2013

la densidad del suspiro





Mi oscuridad, la densidad de mi suspiro, la risa que aflora y hace cultivo sobre la cama, llámalo como quieras, pero te va a iluminar la noche. La noche de ojos cerrados y bocas que se abren lamiendo precipicios, la noche que se te arrastra por dentro dolorosa como un soldado que vuelve a casa, la noche avispero, la noche con su calma electrificada, invasora. Porque te gime la vida en el pecho, te ronronea el verso perfecto, el verso como una hemorragia de flores y alambre, ese verso, el que escupes a solas y jamás recuerdas, aquel que rescato cuando todo es crepúsculo. El verso que te rebosa, que te domina, que te devora, que te azota, que te vuelve mísero y sediento, que se hace de calles y velas rotas.

Cuando cavamos zanjas que nos aislan de nosotros mismos, apuñalando la nada, dónde tienes la fuerza sino es en la boca. Dónde refugiarte sino es en tu hoja. Tu hoja como un árbol en mitad de la tormenta. Tu antiaéreo, madriguera, verbo. Vamos a esculpirnos una marea de versos ahí donde más duela. En el fondo del fondo, donde nadie mira, donde los buques hundidos son algo más que puro romanticismo, donde nadie se atreve, donde los cobardes no ven ni paisaje y nosotros sentimos hambre y emoción. 

Cuando la debilidad sea carne y quiera agotarme de amor, dame tu ángulo muerto que yo haré belleza de él. Dame tu vacío que lo colmaré con mi absenta y lo haré rimar con mi sangre y con lo que me violenta y me tienta, cosiendo minutos a los destellos, inventándote faros y más noches. 
                

Porque cuando tiras de mi pelo, tiras del paraíso. Porque cuando te asomas al verde de mi mirada es la calada del abismo. Porque reptamos hacia abajo aunque nadie lo entienda. Porque inventamos lenguas, idiomas, nunca espejismos.