Este blog respeta los derechos de autor.

Todos los libros de los que aquí hablamos han sido comprados y leídos en papel o ebook en español o en inglés. Este NO es un blog de descarga de libros. Las críticas y/o reseñas que aquí se pueden leer son opiniones personales, nada más, y no pretenden ser otra cosa. Reseñamos principalmente novelas románticas, pero también, de vez en cuando, damos nuestra opinión sobre novelas pertenecientes a otros géneros.



Mostrando entradas con la etiqueta Sandra Brown. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Sandra Brown. Mostrar todas las entradas

martes, 13 de junio de 2017

Único destino, de Sandra Brown


Este comentario puede contener spoilers.

Un atentado terrorista acaba con la vida de Richard Stroud. Casi al mismo tiempo su mujer, Kyla, da a luz a su hijo. Kyla, enamorada y destrozada por la pérdida, promete amarle siempre y honrar su memoria.

Kyla vive con su hijo en casa de sus padres y comparte el negocio de una floristería con Babs, su amiga desde la infancia.

Trevor Rule, amigo y compañero Richard, salva su vida en el atentado porque la noche del fatídico suceso, al haber llegado de juerga muy borracho, acaba durmiendo en la cama de Richard. Tiene montones de lesiones, ha perdido un ojo y su recuperación será ardua y larga. Por si eso fuera poco, le reconcome saber que su amigo tendría que haber estado vivo de no haber dormido él en su cama.

Durante su recuperación en el hospital le hacen entrega de las pocas pertenencia que han podido salvarse de los escombros que ha dejado el atentado. Una de esas cosas es una caja metálica donde le guardó a Richard las cartas que le enviaba su mujer. Poco a poco va leyendo carta tras carta hasta el punto de aprendérselas de memoria y, poco a poco también, se enamora de la mujer que escribió esas cartas. Cuando sale del hospital solamente tiene una cosa en mente: enamorar a Kyla y hacerla suya.

El padre de Trevor es un famoso abogado cuyo sueño es que su hijo siga sus pasos, sin embargo, éste lo que desea es convertirse en constructor. Casualmente, el lugar donde vive Kyla es una zona cuyo auge inmobiliario le viene de perlas para sus propósitos. Con ayuda de una buena inyección económica por parte de su padre, Trevor comienza a llevar a cabo su negocio y su cortejo a Kyla. La vigila, sabe donde vive, donde trabaja y, gracias a esas cartas que lee y relee, cuáles son sus flores favoritas, dónde tiene pecas, cómo es la casa de sus sueños... y así un largo etcétera de cosas.

El problema está en cómo se acercará a ella, y esa situación se la brinda el hijo de Kyla metiéndose en una fuente de un centro comercial. Trevor, salva al pequeño y ahí comienza su relación con la mujer de sus sueños.

Kyla, claro, queda fascinada por ese hombre cuya apostura y encanto quitan el hipo. Un hombre cuyos gustos coinciden totalmente con los suyos. Que sabe en cada momento qué necesita y que, por si eso no fuera suficiente, trata a su hijo como un verdadero padre y además ha construido la casa que siempre soñó tener.

Trevor se gana al niño, se gana a los padres y se gana a la amiga. Los ha enamorado a todos, y todos, como están locos por que Kyla rehaga su vida, la empujan a que le dé a este hombre una oportunidad. A pesar de que Trevor despierta en ella un enorme deseo, a pesar de que ve sus tremendas cualidades, a pesar de que se siente atraída por él, a ella le cuesta un mundo traicionar la memoria de su marido. Cada vez está más por la labor de dar el paso, entre otras cosas, porque sus padres están locos por vender la casa y comprarse una caravana para viajar ahora que están jubilados, y ella siente que no lo hacen por no dejarla sola a ella y a su hijo.
Los padres reciben la oferta de una importante cantidad de dinero por su casa... y esto lo acelera todo. Kyla, por unas y otras cosas, al final acepta casarse con Trevor. Y se casan. Pero hay un pequeño detallito que Trevor no encuentra el momento de contar y es quién es él, qué hace allí y que en la venta de la casa de sus padres ha tenido mucho que ver.

Yo debo ser idiota, seguramente, pero este libro me ha puesto de una mala leche que no sé si voy a encontrar palabras para expresarme. Vale que ella se enamore, yo, seguramente, también hubiera caído en las redes de un hombre tan encantador, pero lo que soy incapaz de entender es que ella, cuando descubre el pastel, no le cruce la cara y lo mande a paseo. Porque es que ella lo descubre, no se lo cuenta Trevor.

La autora tiene tablas más que suficientes para narrar el desenlace de la historia de forma que parezca que la desalmada es ella, que él está profundamente enamorado y que todo es fruto de ese amor. Conmigo no lo ha conseguido, lo siento, pues hacía muchas páginas que al tal Trevor ya le había cogido manía.

La amiga (tela con la amiga), que en lugar de consolarla la pone a caer de un burro, le echa una bronca de tres pares y, ¡aleluya! le hace ver que nooo, él no la ha engañado, noooo, a él lo que le pasa es que quiere cuidar de ella y de su hijo, él es maravilloso y pudiendo tener a cualquiera la quiere a ella. Además, so tonta, la vida te ha puesto dos hombres maravillosos en tu camino y, este último, ha construido la casa de tu vida, adora a tu hijo, está buenísimo y es un semental encantador.

En fin, lo siento, el libro me ha resultado espeluznante. A mí Trevor me ha parecido un tío obsesionado, un manipulador y un mentiroso. Y Kyla, una pobrecilla arrastrada y manejada por todo y por todos.

Para mí es "malo", por no decir "peor".

jueves, 20 de abril de 2017

Sedas de Francia - Sandra Brown

Sandra Brown es otra de esas autoras que tenía aparcadas, pero, después de leer Sedas de Francia, voy a ir poniéndome al día con los otros libros que tengo de esta autora.

Sedas de Francia es el nombre del negocio de ropa interior de Claire Laurent. Junto a su amiga y modelo Yasmine, venden por catálogo ropa sexy apta para los bolsillos de la clase media. Claire, que cuida de su madre, está contenta con su vida hasta que el predicador televisivo Jack Wilde decide atosigar a su empresa y a Claire, acusándolas de pornografía. Claire decide ignorar esos ataques y nunca ha respondido a los ataques de Wilde. Ni siquiera cuando éste viaja a Nueva Orleans y la reta a un cara a cara.

La vida de Claire se complica cuando se vea implicada en el brutal asesinato de Wilde. Cassidy, ayudante del fiscal será el encargado del caso y no cejará hasta descubrir todos los secretos de Claire. La joven viuda de Wilde, Ariel, retomará su trabajo y tratará de involucrar a Claire y a Sedas de Francia en el asesinato de su esposo.

Una trama que te engancha desde el principio, con más de un giro sorprendente y unos personajes bien desarrollados. Claire es una mujer que ha aprendido desde muy joven a aceptar responsabilidades y a trabajar duro. Está decidida a proteger a los que quiere y a no dejarse intimidar por Cassidy, aunque el ayudante del fiscal empiece a despertar sentimientos que Claire no esperaba. Cassidy es un personaje duro, dispuesto a hacer lo que sea necesario para tener éxito en este caso y para detener al culpable del asesinato del reverendo. Claire es todo un enigma para él y tiene que ocultar sus sentimientos para que el caso no se vea perjudicado. Además el conjunto de personajes secundarios son el grupo perfecto, desde André, pasando por Mary Catherine, Yasmine, Josh y Ariel Wilde.

En cuanto a la trama del asesinato, no sabes quién es el asesino, y cuando el lector cree haberlo descubierto la novela da un giro argumental que te deja con la boca abierta y rehaciendo todas las teorías del lector. ¿Quién odiaría tanto al reverendo para dispararle tres tiros a bocajarro? ¿su materialista viuda? ¿su hijo al que despreciaba? ¿la poco conocida dueña de Sedas de Francia?...

Estoy de acuerdo que en esta novela prima más la intriga y la resolución del caso que la historia de amor. Pero me ha parecido una novela tan buena que no se lo tengo en cuenta. Sin embargo, no sé por qué pero para mí, en las dos novelas de Sandra Brown que he leído me he quedado con las ganas de un epilogo. Creo que acaba los libros de una forma un poco brusca. Aun así, Sedas de Francia, es una novela totalmente recomendable, muy bien escrita, con una trama de misterio que atrapa desde el principio y con más de una sorpresa, además de unos personajes muy bien descritos.

 subir imagenes

martes, 28 de marzo de 2017

Intuición, de Sandra Brown

Duncan lleva varios años tras un peligroso traficante, Robert Savich, que siempre consigue salirse de rositas. Esta última vez el juez Laird se ha declarado el juicio nulo. El enfrentamiento entre Duncan y el juez le lleva al inspector a pasar tres días en el calabozo acusado de desacato. Todo cambia cuando días después reciben aviso y deben ir a la propia casa del juez ya que ha habido un intento de robo con un fallecido de por medio.

Elise es la esposa del juez Cato Laird, una noche se ve obligada a matar a un intruso que se ha colado en su casa. Solo Elise sabe la verdad de lo que sucedió esa noche. Acorralada por el inspector Duncan Hatcher y sabiendo que su vida está en peligro decide contarle la verdad al policía, pero todo es tan extraño que él no la cree.

Tanto Duncan como Elise son dos personajes muy bien construidos, él me ha gustado mucho, es un policía con unos ideales muy claros y siempre defensor de la ley, pero que empieza a pasarlo mal cuando las pruebas acusan a Elise. Su instinto le insta a confiar en ella y la atracción es imposible de ignorar. Duncan se debate entre sus férreas convicciones, el interés que siente hacia la principal sospechosa, unas pruebas que apuntan directamente a la esposa del juez y su instinto de policía que le dice que hay algo más de lo que le está contando Elise. Sin embargo, todo se complica cuando Elise desaparece y un detective secreto aparece muerto.

Elise es un personaje que esconde varios secretos, la envuelve un halo de misterio y el lector, como le sucede a Duncan, no sabe si creerla o no. Pero Elise no es una mujer débil, está decidida a vengar a la única familia que ha tenido aunque para ello tenga que sacrificarse a sí misma. Es un personaje fuerte con una apariencia de muñeca de porcelana, parece a punto de quebrarse pero en realidad está dispuesta a todo. El pasado de Elise es duro y está acostumbrada a no confiar en nadie, pero sabe que solo Duncan puede ayudarla, aunque la compañera de Duncan, la policía Dee Dee no se fíe de Elise.

Partiendo de que es una novela estupenda, y que tiene el toque indiscutible de Sandra Brown, no me ha llegado a gustar tanto como otras de la autora. Creo que la autora hacia el final lo lía todo demasiado, que es un giro inesperado, sí, que lo deja todo bien cerrado, también, pero otras novelas suyas me han parecido más redondas. Aun así, su lectura es ágil, hay pocas autoras como Sandra Brown para escribir intriga, y aunque aquí prima la intriga a la relación amorosa, no cabe duda que es un libro que hay que leer si gusta el género de suspense.

subir imagenes

miércoles, 15 de febrero de 2017

Imagen en el espejo, de Sandra Brown

Solo dos personas sobrevivieron al accidente aéreo. Una de ellas Avery Daniels, irreconocible y con quemaduras por todo el cuerpo, fue identificada como Carole Rutledge, la mujer de un millonario tejano que iba con su hija a Dallas cuando ocurrió el accidente.

Avery, fracasada en su profesión y sin familia, no tiene nada que perder y si mucho que ganar con ese malentendido y y, en lugar de deshacerlo, acepta someterse a una operación de cirugía reconstructiva que la devuelve toda la belleza perdida de Carole Rutledge.

Ahora, con su nueva identidad, que incluye un marido que la detesta y que esta a punto de presentar la candidatura al Senado, se vera súbitamente en el centro del torbellino de violentas pasiones eróticas y de mortíferas ambiciones políticas.


Me da vergüenza confesarlo pero... leí este libro hace relativamente poco y no me acordaba de nada. Ha sido casi como leerlo por primera vez ¡no sabía quién era el malo! Por favor, pero si he estado en tensión hasta la última página.

Bueno, vamos a lo que vamos. Me lo he leído todo seguidito y me ha encantado. Sandra Brown es genial. Vuelvo a repetir que me parece una autora muy dura y en ocasiones hasta bastante "salvaje". Esta mujer presenta siempre circunstancias muy extremas y agresivas. Insisto en que de romántica tiene bastante poco pero es una maravilla leer un libro suyo.

Como se trata de una novela, no entro a plantearme lo poco creíble que pueden resultar según qué cosas. En conjunto me parece una historia muy bien armada y con unos personajes perfectamente definidos. Me gustan los papeles que tienen asignados cada uno. El que más duro me resulta es el de Francy y también el que menos comprendo por mucho que la autora explique los motivos.

La lectura del libro es trepidante de principio a fin. No decae en ningún momento. Siempre quieres seguir leyendo y va continuamente a más. Es apasionante.

El protagonista masculino aparece como un hombre adorable, aunque Sandra Brown no puede evitar darle unas pinceladas de rudeza y brusquedad en determinados momentos. Después de todo, es la marca de la casa de esta autora. Todos sus hombres tienen de una forma u otra ese punto bruto y agresivo que a mí no termina de enamorarme. Sin embargo a Tate, lo ha dotado de una encanto sexual arrollador y además en este caso se ha entretenido en describirlo ¡está estupendo!

Me gusta la protagonista femenina, me gusta mucho. He sufrido con ella, he admirado su coraje, su valor, su fuerza. Me he enamorado al mismo tiempo que ella. Avery me parece una protagonista fantástica.

Si no lo habéis leído, de verdad, os estáis perdiendo una estupenda novela. Esto es un libro. Cientos de los que leemos a lo largo del año, a su lado, son tristes sucedáneos.

Muy buena. No os la perdáis por nada del mundo.

  

viernes, 21 de enero de 2011

Único destino de Sandra Brown

Las cartas de amor que Kyra escribe a su marido, el sargento Richard Stroud, destinado en la embajada americana en El Cairo, son el único contacto que tienen durante meses. En ellas se describe un amor sin límites, capaz de llegar a él incluso al otro lado del océano. Desgraciadamente la tragedia se cierne sobre la joven pareja cuando unos terroristas atentan contra la embajada, convirtiéndose en víctimas los marines. Richard fallece. Mientras, Kyra da a luz al hijo de ambos.
Entre los supervivientes se encuentra Trevor Rule, el mejor amigo de Richard y su compañero. En medio del caos que sigue al atentado, mientras se encuentra en el hospital recuperándose de numerosas heridas en el cuerpo y en el rostro, le entregan las únicas pertenencias suyas que han logrado rescatar del amasijo del cuartel: una caja de metal que, casualmente, contiene las cartas de amor que la mujer de Richard le ha enviado a lo largo de los meses.

En su soledad y sufrimiento, Trevor encuentra refugio en las palabras de amor escritas a otro hombre, consuelo en la imagen que se hace de a Kyra... y se enamora de ella.
Cuando más de un año después del atentado, recibe el alta tras meses de duras sesiones de recuperación y fisioterapia, con las secuelas grabadas aún en el rostro -ha perdido un ojo- y en el cuerpo -una ligera cojera- Trevor tiene muy claro que quiere hacer con el resto de su vida: casarse con Kyra y cuidar de su hijo.
Trevor se muda a Texas, donde Kyra vive con sus padres e hijo, inicia un negocio de construcción y, entonces sí, se siente preparado para encontrarse con ella...

Más de un año después de la muerte de Richard, Kyra no olvida a su marido. Trata de mantener vivo su recuerdo para Aaron, su hijo. Después de mudarse a la casa de sus padres, abrió una floristería junto a Babs, su mejor amiga. El negocio les va bien y Aaron crece día a día, es un niño sano y despierto. Sin embargo Kyra se siente aletargada y de algún modo muerta como mujer.
Cuando conoce a Trevor, se siente atraída por él desde el primer instante. A pesar del parche en un ojo y la leve cojera es un hombre atractivo que arrastra sus propias pérdidas. Es consciente que interesa a Trevor como mujer pero no se siente preparada y aún sigue enamorada de Richard. Pero Trevor va minando sus defensas y siempre está a su lado, solícito, protector... Aaron parece haberse encariñado con él y a sus padres les gusta, incluso Babs la empuja a sus brazos.
Empieza así una lucha consigo misma, contra sus deseos como mujer y la promesa que se hizo de mantener vivo a Richard. No sabe que, en realidad, Trevor Rule es Besitos, aquel amigo de Richard que, sin conocerlo, le inspiró desconfianza y rechazo por su fama de mujeriego.

Único destino es una de las novelas de Sandra Brown publicadas por la editorial Harlequín. De las publicadas en este formato es una de mis preferidas.
Es un tanto diferente del tipo de historias y protagonistas masculinos que solemos encontrar en otras novelas de la autora. Y eso es precisamente una de las razones por las que ocupa un lugar especial para mí.
Además creo que es una historia conmovedora, triste pero preciosa.

¿Puede un hombre enamorarse de una mujer leyendo sus cartas? Unas cartas que en realidad no van destinadas a él, ni el amor que destilan es suyo.
Trevor sí.
Trevor Rule, un hombre conocido por su atractivo físico y por ser un mujeriego, se enamora perdidamente de Kyra. Primero a través de sus cartas, más tarde cuando la conoce. Pero nada es fácil. Kyra no quiere volver a enamorarse, se niega esa posibilidad, lo que pone las cosas realmente difíciles a Trevor. Pero uno de los rasgos de Trevor es la perseverancia. No se rinde.

A pesar de que pueda parecer una novela triste o de ésas que provocan angustia, la verdad es que es muy bonita. Al menos a mí así me lo ha parecido. Una historia de amores imposibles, de segundas oportunidades.
Aunque la actitud de Trevor pueda resultar más incomprensible, también reprensible por ocultar su identidad, creo que es el personaje que más hondo cala. Un hombre que renace de sus cenizas y se forja una nueva vida, un hombre que en sus momentos de desesperanza, cuando estaba roto, física y psicológicamente, encontró la salvación en unas cartas y en un amor que ansía sentir y conocer.
Supongo que mucha gente pensará que cómo va a enamorarse, pero esa es la magia de esta historia. Yo sí he sentido que Trevor se enamoraba de Kyra y como poco a poco va enamorándola, ganándosela, conquistándola...
Kyra por su parte me parece una mujer joven que tras una pérdida tan grande como la de su marido, se niega volver a amar, sin saber que eso no está en su mano, que no depende de ella. Sus reticencias y miedos me resultan comprensibles pero eso no impide que sufras por Trevor. Al menos es mi caso.

Tal vez Único destino no sea la novela más popular de Sandra Brown, menos aún porque es una historia corta publicada en Harlequín y me da la sensación que éstas pasan más desapercibidas, pero para mí es una de las más románticas y emotivas que ha escrito esta autora. Como he comentado antes, Trevor se aleja un poco del estereotipo de protagonista duro, hosco, chulesco...
Personajes como Trevor o Besitos, hombres que se rehacen a sí mismos, renacen y sobreviven tratando de ser mejores y aprender de sus errores me enamoran. Eso, unido a su carácter protector, seductor y paciente hacen que te cueste no sentir empatía por él.
Creo que la historia es sencilla pero emotiva, ágil de leer y sin ser muy extensa logra desarrollar perfectamente la trama.
Puede que además de no ser la novela más conocida de Sandra Brown no sea la mejor, pero en mi caso es una de las que me dejaron huella más profundamente y releo de vez en cuando porque me toca la fibra sensible, me conmueve y te hace creer que, a veces, el destino da una segunda oportunidad. ¿Por qué no?




viernes, 13 de agosto de 2010

Un nuevo amanecer - Sandra Brown


Libro 2 de la Serie "Coleman"

Han pasado ya veinte años desde el dramático viaje a Texas narrado por Sandra Brown en “Un largo atardecer”. En aquel entonces, el nacimiento de Banner unió para siempre los destinos de Lydia y Ross. Ahora Banner es ya una joven atractiva y sensual, que despierta encendidas pasiones en los hombres. No obstante, su primer intento de boda acaba en desastre: el novio, ya ante el altar, es reclamado por una antigua amante que espera un hijo de él. Banner, despechada, se fija entonces en Jake, un curtido y maduro cowboy, capataz del rancho de sus padres e íntimo amigo de la familia. Pero a causa de la diferencia de edades y de los celos de anteriores pretendientes, el idilio transcurre por tortuosos derroteros.


Puede contener spoilers

Muchas lectoras de Un largo atardecer me habían dicho que una vez que leyera este libro tardara un poco en leer esta segunda entrega de Los Coleman. También muchas de ellas me habían dicho que el primer libro era mucho mejor este. Desde que supe de estas dos novelas siempre vi que existía una cierta rivalidad entre las defensoras del primer libro y las que se decantaban por el segundo. Pues bien, yo me los he leído los dos seguiditos y los dos me han encantado.

Vamos por partes.

Un largo atardecer es una auténtica joya de la novela romántica del oeste. Hay que ser una estupenda escritora para desarrollar toda la trama en un escenario tan escaso como es un viaje en una caravana y que dé como resultado una historia trepidante y buenísima. Hay que echarle muchos bemoles para, una vez conseguido eso, hacer una segunda parte con prácticamente los mismos personajes 20 años después, y conseguir también un novelón. Pero, sobre todo, hay que tener un par de ovarios para, concluyendo la novela, rizar el rizo de tal forma que las lectoras que quedaron prendadas del primer libro y enamoradas de la primera pareja, quieran seguir leyendo las novelas de esta autora y no la borren para siempre de su lista de autoras de novela romántica. ¡Caramba con Sandra Brown! Menos mal que yo ya iba avisada…

Han pasado 20 años y Ross y Lydia Coleman se han establecido en las tierras que a Ross le cedió el viejo que muchos años atrás le ayudó a iniciar una nueva vida. La familia ha prosperado mucho y aquella pareja que sufrió mil y una vicisitudes, ahora tiene al fin un hogar feliz.

Mamá y el menor de sus hijos se han ido a vivir con Los Coleman después de que Mamá haya perdido a otros dos de sus vástagos y además haya quedado viuda.

El hijo de Ross, Lea, aquel a quien Lydia amamantó en su día, tiene ahora una preciosa hermanita, Banner, de 18 años que está a punto de casarse con un joven al que adora. Banner es la niña de los ojos de Ross y si bien es cierto que ni él ni Lydia hubieran elegido a ese muchacho para su hija, puesto que consideran que su carácter es demasiado débil para la impetuosidad de la joven, también es verdad que tiene un negocio muy rentable y que a Banner no le va a faltar de nada, además de que la niña está colada por él.

Priscilla, aquella muchacha que mientras que la caravana hacía su ruta descubrió los placeres de la carne a Bubba (Jake), regenta ahora El Jardín del Edén, el prostíbulo más importante de Texas. Jake de vez en cuando visita su local, aunque jamás ha vuelto a acostarse con ella pues no olvida que la misma noche que perdió su virginidad mataron a su hermano. Priscilla es una mujer fría y calculadora, poseedora de una gran fortuna, que sigue intentando volver a meter a Jake en su cama.

Y en El Jardín del Edén hace una parada Jake cuando va de camino a casa de Ross y Lydia para asistir a la boda de la pequeña Banner. Jake siempre ha adorado a Lydia, algo que no es ningún secreto para Priscilla, y Ross siempre ha sido para él su mejor amigo.

Jake lleva una vida errante y a pesar de las veces que el matrimonio Coleman le han ofrecido un puesto de trabajo en su casa, él siempre ha denegado la oferta. En su alma guarda demasiados secretos, demasiados pecados, demasiada culpa, demasiado dolor…

Banner, desde su nacimiento, sólo ha conocido la dicha y la alegría en su casa. Es una muchacha preciosa y con un carácter mezcla de sus dos progenitores. Acostumbrada a ver el cariño que se profesan sus padres está deseosa de compartir con Grady, su futuro marido, su vida y su cuerpo. Se acerca el día de su boda y por fin su deseo va a hacerse realidad, pero…

Llega el momento de la boda y un tiro hiere en el hombro a su futuro esposo: un padre arrastra a su hija embarazada y reclama al novio como padre del futuro bebé. La boda se suspende y Banner queda destrozada y humillada.

La que tenía que haber sido su noche de bodas se convierte en una triste noche en la que se encuentra sola en su cama con su camisón virginal. Quiere tomar las riendas de su vida, convertirse en mujer… Jake está en el establo… Jake, aquel hombre amigo de su familia, por quien siempre ha sentido adoración… Jake es el único que puede ayudarla a sentirse bien… No se lo piensa dos veces y va en su busca. Para Jake ella es una mocosa a quien ha tenido en sus brazos, con quien ha jugado… Para Jake, Banner es una niña, aunque…

Al día siguiente, Banner reclama a su padre la tierra y la casa que iba a ser su regalo de boda porque decide establecerse sola y demostrar a todos que no necesita a nadie y que puede salir adelante sin ayuda de ningún hombre. Pero sus padres le ponen una condición: Jake será el capataz de su pequeño rancho y se irá con él o no se moverá de casa.

Así comienza una preciosa novela con una dulce y tierna historia de amor. Una novela donde aún faltan por aclarar misterios y secretos que quedaron inconclusos para muchos de los actores de la historia; donde Banner no conoce el origen de sus padres ni las partes más oscuras de sus vidas y tendrá que hacerlo de la manera más cruel. Una novela en la que hay celos, traiciones, venganzas, intrigas, inocencia… Donde los jóvenes que suponen la nueva generación y que no han conocido la maldad, las penurias o el odio, deberán enfrentarse a todo ello… Una novela en la que Sandra Brown nos pega un sopapo de realismo y se queda tan ancha.

Quizá, Un largo atardecer tiene una trama mucho más trabajada, mucho más dura, mucho más consistente, mucho más original. Es posible que la historia que se cuenta en Un nuevo amanecer sea mucho más forzada y, desde luego, esta segunda parte bebe durante toda la novela de las vivencias que se forjaron en el primer libro de la serie. Sin embargo a mí me ha gustado más este libro. Casi con toda seguridad se debe a la personalidad del protagonista, pues Jake es el tipo de hombre fuerte y tierno que a mí me gusta hallar en los libros románticos.

No soy capaz de entender como la autora, concluyendo una historia que podía haber sido un estupendo colofón a la serie, decide ser tan sádica con las lectoras del género romántico. No comprendo a santo de qué en las últimas páginas hace lo que hace. ¿Tal vez no vio otra forma de desarrollar el desenlace y que todos confesaran lo que durante tanto tiempo callaron? ¿Querrá recordarnos que ella escribe historias que son como la vida misma? ¿Tendrá una vena perversa? Supongo que habrá un poco de todo. Imagino que ha tratado esta novela como un libro aparte y ha ignorado que las lectoras de novela romántica mantenemos a nuestros héroes siempre guapos y jóvenes, viviendo felices y comiendo perdices. No sé si aquellas que quedaron prendadas de Un largo atardecer podrán perdonarla algún día.

Por mi parte, recomiendo vivamente los dos libros, ahora bien, si tengo que elegir y aun sabiendo que estoy en minoría, me decanto por Un nuevo amanecer.


miércoles, 21 de abril de 2010

Juega sucio de Sandra Brown

Acusado de asesinato, condenado por perder un partido a propósito por órdenes de la mafia, Griff Brukett, antigua estrella del equipo de fútbol americano de los Dallas Cowboys, ha pasado cinco años en una cárcel federal. Ahora que es libre, este quarterback fracasado, carece de expectativas –y lo que es peor, carece de perdón- en Texas, un estado obsesionado por el fútbol. Sin embargo, hay alguien dispuesto a pagar millones por los servicios de Griff: el director general de una compañía aérea, Foster Speakman, y su esposa Lauta. Su oferta de trabajo es tan provocadora y lucrativa que Griff no puede rechazarla, y lo único que le piden a cambio es que mantenga el trato en absoluto secreto. Pero en medio de ese juego tan arriesgado, Griff se enamora de Laura e intenta proteger a ambos como sea de un enemigo sin escrúpulos que surge de su pasado. Ahora, de nuevo en el punto de mira de la sospecha y con el cronómetro en su contra, el futuro de Griff y su vida dependen totalmente de una última jugada maestra.

El “negocio” que Speakman propone a Griff es extraño, pero le va a sacar de la miseria en la que se encuentra después de salir de la cárcel. Solo tiene dos problemas, se enamora de la mujer del magnate y el pasado le persigue.

Desde el primer momento sabemos quién es el bellaco de la historia y vemos, con horror, cómo va tendiendo una trampa al protagonista a pesar de que éste se la espera. Sandra Brown es una maestra en este sentido, no deja tregua, sabe crear la suficiente ansiedad en el lector para mantenerlo en vilo de principio a fin.

El suspense está asegurado y en este caso la historia de amor también tiene importancia, porque que Griff se enamore de Laura da un giro radical a su manera de luchar contra el peligro, además de sacar de dentro de él la nobleza que creía que había perdido cuando se convirtió en un tramposo que flirteaba con la mafia.

Y es que los protagonistas de esta autora han cambiado con respecto a sus antiguas novelas, ya no son aquellos hombres sinvergüenzas, vividores y arrogantes. Son, sin lugar a dudas, más humanos y confiados, pero no por ello menos atractivos. Curiosamente, Brown, siguiendo su línea habitual, no nos lo describe, es un antiguo deportista, alto, atlético y rubio, pero nada más. Tampoco nos dijo nunca cómo era Cash…

Si lo que buscáis es un libro que os tenga en vilo de principio a fin, Juega sucio es una buena opción, conmigo lo ha conseguido.


lunes, 24 de agosto de 2009

Fantasía de Sandra Brown



La vida de Elizabeth Burke se centra en el cuidado de sus dos hijos pequeños y en sacar adelante una elegante boutique que, con mucho esfuerzo, se está convirtiendo en un negocio rentable. Aunque se dice a sí misma que eso le basta, en su interior siente un vacío que nada puede llenar y, con frecuencia, se encuentra soñando despierta, fantaseando con sensuales escenas de amor, protagonizadas por ella misma junto a un desconocido, que parecen extraídas de una novela romántica.
Viuda desde hace dos años, no ha vuelto a sentirse atraída por ningún hombre pero, de repente, el hombre de sus fantasías empieza a parecerse peligrosamente a su atractivo vecino, Thad Randolph, y eso la inquieta.

Aunque se dice que sólo le interesa mantener una amistad con Thad -después de todo es un hombre que tanto a ella como a sus hijos los trata con amabilidad y respeto- la atracción entre ambos es incuestionable. Sus propios hijos se van encariñando con él y parecen empecinados en acercarlos mientras que Lilah, su hermana menor, la insta a conocer a hombres y volver a enamorarse. Conociendo la capacidad imaginativa de Elizabeth, también la anima a plasmar por escrito sus fantasías para publicarlas en una conocida revista. Aunque Elizabeth se niega inicialmente, finalmente accede, así como a darse una nueva oportunidad y salir con hombres.
No obstante, en su corazón sigue renuente a aceptar a uno en su vida, algo que Thad está dispuesto a cambiar.

Fantasía de Sandra Brown es una novela que, por su extensión, podría perfectamente haber sido publicada en formato harlequín porque es una historia muy corta. El argumento es muy sencillo e incluso previsible. Es una lectura agradable y entretenida sin ser, en mi opinión, una de las mejores novelas de esta autora.
Más allá de la reducida extensión de la historia, la trama no es compleja. No obstante, como digo, me parece un libro ameno de leer.

La pareja protagonista está bastante bien definida, como es habitual en los personajes de Sandra Brown. Al comienzo de la novela, Elizabeth se nos presenta como una mujer sencilla, introvertida y hogareña, dedicada en cuerpo y alma a sus hijos. No obstante, pronto se vislumbra -en realidad desde la primera página- esa vena fantasiosa y soñadora que oculta a una mujer más sensual de lo que parece.
Thad es un hombre serio, atractivo, fuerte y sin gozar del carácter arrogante que suelen esbozar otros protagonistas de esta escritora, es carismático.
Creo que dado el argumento y las páginas en que se desarrolla la novela, tanto uno como otro están bien perfilados y son coherentes y creíbles en el marco de la historia.
Para mí el punto débil está en que la trama es demasiado lineal y previsible, en que no hay apenas interrogantes ni obstáculos a vencer, salvo la reticencia de Elizabeth a aceptar sus sentimientos por Thad.

Como secundarios cabe destacara a Lilah Mason, la hermana menor de Elizabeth, que trabaja como fisioterapeuta y es completamente diferente a ésta. Extrovertida, sincera y directa, no tiene pelos en la lengua y da un tono divertido a la novela con sus apariciones. El otro personaje secundario, Adam Cavanaugh, y ella parecen sentir cierta antipatía o recelo mutuos, algo que no deja de ser interesante, dado que son ellos los protagonistas de otra novela, relacionada con ésta: Tentación.
Por otra parte, Megan y Matt, los hijos de Elizabeth, contribuyen a enternecer la trama y, por su especial relación con Thad, se convierten en cierto modo en sus aliados.

En definitiva, creo que Fantasía no es una de las grandes y buenísimas novelas que ha escrito Sandra Brown, pero es sencilla, amena y me ha proporcionado un rato de agradable lectura.





viernes, 31 de julio de 2009

Charada de Sandra Brown



Cat Delaney es una actriz famosa que acaba de recibir un trasplante de corazón. Lo que parece ser el inicio de una nueva vida se complica cuando empiezan a mandarle, anónimamente, recortes de periódicos sobre otros trasplantados de corazón que han muerto en extrañas circunstancias. Lo peor de todo es que todas las víctimas murieron en la misma fecha: exactamente el mismo dia en que a Cat se le realizó el trasplante. Asustada, decide pedir ayuda a Alex Pierce, un ex-policía y conocido escritor de novelas policíacas. Pero Alex no es lo que aparenta ser, es un hombre misterioso y enigmático, y detrás de su gran atractivo esconde un oscuro pasado.

Sandra Brown no deja de sorprenderme. Según voy descubriendo a esta autora me maravilla la gran variedad en la ambientación de sus novelas. Ésta en concreto nos sitúa en el mundo de la medicina y de los trasplantes de corazón, alrededor del cuál se entreteje una trama de misterio, suspense y pasión. Aunque no os preocupeis si no os gustan demasiado las novelas de médicos y hospitales porque la autora apenas dedica a este tema unas páginas al principio. Después la acción y el suspense acaparan todo el protagonismo.

Antes de seguir me gustaría hacer un breve análisis de las novelas de esta autora. En mi opinión las novelas de Sandra Brown se podrían agrupar en tres grupos más o menos definidos. Al primer grupo pertenecerían las novelas puramente románticas, principalmente sus harlequines. Después habría un grupo intermedio en los que la trama principal no es romántica pero la relación entre los protagonistas está claramente marcada. En este segundo grupo podríamos incluir Odio en el paraiso o Cuando el rio suena. El tercer grupo serían sus novelas de suspense, donde la autora deja claro que el objetivo de la historia es la resolución del misterio que se plantea en las primeras páginas. Pues bien, Charada pertenece claramente a este tercer grupo.

A pesar de que Charada podría definirse más dentro del ámbito de la novela policíaca o de suspense que de la novela romántica, debo decir que me ha encantado la historia de Cat y Alex. Cat es una mujer herida desde su infancia, no sólo física sino psicológicamente también. Ésto le lleva a abandonar su carrera de actriz y embarcarse en una cruzada para encontrar un hogar a niños huérfanos o en una situación social desfavorecida. Es una mujer tan admirable como valiente pero la atracción que Alex despierta en ella hace que salgan a la luz viejos temores. Paralelamente, Alex también tiene miedo a dejarse llevar por sus sentimientos. Por lo tanto, la intriga de la historia no sólo se refiere a los asesinatos sino también al pasado de ambos protagonistas, lo que garantiza que se despierte el interés en el lector desde las primeras líneas.

La trama de suspense, y ésto no es nada nuevo en las novelas de Sandra Brown, es muy buena y está muy bien narrada. Casi todos los personajes secundarios tienen algo que ocultar y algo que les relaciona con los asesinatos y os aseguro que el final es bastante sorprendente.

En fin, que Charada no me ha decepcionado para nada, que creo que es una buena novela, muy completa, y que, a pesar de que la lectora romántica que hay en mi hubiera deseado más romance -Cat y Alex bien lo merecían- mi parte puramente lectora ha quedado plenamente satisfecha. Es un buen libro, muy emocionante, con unos protagonistas muy buenos, se lee muy bien y por si fuera poco, tiene alguna escenita de esas que hace arder las páginas. Pocas novelas actualmente pueden presumir de tanto.

sábado, 11 de julio de 2009

Caricias ardientes de Sandra Brown

Valery Simpson es una bailarina de cierta fama, que a causa de una lesión, decide retirarse temporalmente a un pequeño pueblo de Long Island. Siguiendo el consejo de su mejor amiga, alquila un pequeño apartamento propiedad de Frank Garrett con la intención de descansar y recuperarse lo mejor posible de su lesión, y así volver a los escenarios, su verdadera vocación.

El dia de la mudanza, Valery confunde a Frank con el masajista que está esperando. Como cabe esperar, saltan chispas entre ellos. Frank está deseoso de establecerse y formar una familia y ve en Valery a la mujer que pueda convertirse en su esposa y madre de sus hijos. Ella, en principio sólo le ve como un hombre atractivo, alto, rubio, con bigote... A ver, tengo que hacer un inciso aquí. No sé qué es lo que tiene Sandra Brown con los bigotes, pero la palabra "obsesionada" se queda corta. Así que, como no comparto su gusto por el vello facial -y soy incapaz de imaginarme a Frank como si fuera Tom Selleck en rubio-, le he estado afeitando continuamente durante todo el libro.

Bueno, a lo que íbamos. Frank tiene muy claro que Valery es la mujer de su vida y se marca el objetivo de convencerla de que su lugar está al lado de él. Pero no lo tendrá nada fácil. El sueño de Valery ha sido siempre ser bailarina y ha luchado muy duro para conseguirlo, teniendo incluso que enfrentarse a sus padres. La lesión y el hecho de que quizá no pueda volver a bailar nunca más es su principal preocupación.

No hay mucho más que decir del argumento. Como harlequín, Caricias ardientes no nos ofrece demasiadas posibilidades en cuanto a la trama. La acción principal se centra en la pareja protagonista, en sus miedos, en su lucha por sacar adelante su relación y demás. El contrapunto lo ofrecen la amiga de Valery, su marido y sus hijos, con poco peso en la historia pero muy entrañables. Aunque no creais que el libro tiene nada que envidiar a algunas novelas largas, al contrario, es entretenido, sexy, divertido y muy emotivo en algunos momentos.

Aunque el personaje de Frank, según los cánones actuales, sería tachado de excesivamente machista y sobreprotector -de hecho, muchos personajes de Brown pecarían de lo mismo-, a mi no me ha molestado para nada. Es más, no comulgo demasiado con esta tendencia a la "corrección política" que hay últimamente y prefiero un personaje fuerte, seguro de si mismo y que proteja a la chica, antes que a otro tipo de protagonistas.

Como Sandra Brown es una magnífica escritora, se puede permitir el lujo de escribir este tipo de historias sencillas y puramente románticas que, sin otro tipo de parafernalia, te mantiene pegada a sus páginas y disfrutando de cada momento.

Si quereis leer una bonita historia de amor, sin complicaciones, sólo por el puro placer de leer, ya podeis empezar.

lunes, 29 de junio de 2009

Sedas de Francia de Sandra Brown

El más famoso predicador del estado, Jackson Wilde, ha aparecido asesinado en un hotel de Nueva Orleans. Entre los sospechosos se encuentran su viuda, su hijo y la propietaria de una firma de lenceria denominada Sedas de Francia. Claire Laurent ha construido su imperio a base de un gran esfuerzo y ahora que sus prendas tienen un gran éxito se las tiene que ver con el rechazo de una parte de la sociedad que, encabezada por Wilde, considera el catálogo de su firma como una publicación obscena y amoral.

El argumento resulta atractivo desde el principio. La autora logra atraer tu atención desde el momento del asesinato, y te hace preguntarte quién habrá tenido suficientes motivos para apretar el gatillo: ¿la ambiciosa viuda? ¿su hijo? ¿Yasmine, la famosa modelo del catálogo? ¿la propia Claire?

Cuando Cassidy, el ayudante del fiscal del distrito, conoce a Claire, se enfrenta a un dilema moral ya que tiene que debatirse entre la atracción que siente hacia ella y su convicción de que ella es la asesina. Claire además es una mujer misteriosa que oculta un montón de secretos y el lector, al mismo tiempo que Cassidy, va descubriendo a una mujer admirable y que ha sufrido mucho a lo largo de su vida. Es un personaje genial, muy bien construido y parte principal de que la trama sea tan eficaz.

¡Cómo disfruto con Sandra Brown! En Sedas de Francia coloca a una pareja protagonista en medio de un asesinato y, con un dominio perfecto del suspense y pequeñas pinceladas de romance, consigue una buena novela ambientada en un sitio tan mágico y lleno de misterio como es Nueva Orleans. La parte romántica no ocupa ni mucho menos el grueso de la trama pero no deja de parecerme preciosa. Brown no necesita páginas y páginas de diálogos románticos, ni de escenas de sexo. En un párrafo, en una sola frase te transmite todo lo que necesitas como lector. En los encuentros entre Cassidy y Claire se respira tensión sexual desde el primer momento, y a diferencia de otras novelas mediocres, cuando esta tensión se resuelve (y tarda en resolverse) cumple todas las expectativas. El desenlace está bien elaborado y es lo suficientemente imprevisible para mantener la tensión hasta el final.

Como es lógico, no puedo menos que recomendar este libro. Me parece una novela muy buena de suspense romántico y un buen ejemplo de la maestria de Sandra Brown como "constructora" de historias.

miércoles, 3 de junio de 2009

Texas! Lucky de Sandra Brown

Lucky es el mediano de los hermanos Tyler. Rebelde, carismático y atractivo, tiene facilidad para atraer a las mujeres, lo que le ha hecho ganarse el sobrenombre de Lucky, pero no por ello está exento de meterse en problemas, al contrario parece poseer una habilidad especial para ello. Eso es lo que le sucede una noche, cuando por salvar a una mujer de las atenciones indeseadas de dos camorristas, a los que conoce de sobras ya que ha tenido otros encontronazos, acaba enzarzado en una pelea con ellos.
El resultado: varios destrozos en el bar y el odio jurado de sus dos enemigos. Lo peor es que la atractiva pelirroja a la que salva del acoso de éstos, en lugar de darle las gracias por su heroica intervención, parece realmente molesta y le espeta que su actuación ha sido totalmente innecesaria y sólo un alarde de prepotencia y fuerza.

Herido en su orgullo propio, Lucky sigue a la joven hasta un motel de carretera donde finalmente, con la excusa de curar sus heridas, logra que la joven le deje entrar en su habitación, donde una cosa da pie a otra y acaban pasando una noche de pasión.

Cuando despierta por la mañana, Lucky se encuentra solo en la cama y en la habitación. De la atractiva pelirroja no hay ni rastro y ni siquiera el nombre que le dio parece ser real.
Las sorpresas van en aumento cuando al regresar a la casa familiar, Lucky se encuentra con que durante la noche el almacén de los Tyler, donde guardan las máquinas de perforación para los pozos petrolíferos- ha sido incendiado.
Lucky es el principal sospechoso, ya que ante las dificultades que el negocio familiar ha sufrido en los últimos tiempos, la oficina del sheriff cree que se trata de una estrategia para cobrar el seguro y sacar a flote su negocio. Algo que parece estar a la orden del día.

Ante la imposibilidad de presentar una coartada, Lucky ve imperativo encontrar a la pelirroja que con su testimonio puede limpiar su nombre y que, por otra parte, no logra arrancar de sus pensamientos. Pero dar con ella no resulta tan fácil, ya que ni el nombre con que se registró en el motel ni el que le dio a él parecen ser auténticos.

Inconsciente del problema en el que se encuentra el atractivo texano con el que pasó una apasionada noche, Devon Haines continúa con su vida y su trabajo como periodista. Pero , inesperadamente, un día en el edificio del periódico para el que trabaja aparece el hombre con el que pasó aquella noche y le pide su ayuda para evitar ir a la cárcel.
Devon se siente dividida entre la angustia de ver su nombre implicado en la investigación policial y la emoción que siente al reencontrarse con Lucky Tyler, pero su vida ya es demasiado complicada como para atraer nuevos problemas y Lucky Tyler tiene toda la apariencia de ser un problema de los graves.

Lucky es la primera novela de la trilogía Texas, donde nos presenta a esta familia dedicada al negocio petrolífero y donde en cada novela está protagonizada por uno de los hermanos Tyler: Lucky, Chase y Sage, la benjamina.

En mi opinión, Texas Lucky, sin que se trate de una de las mejores novelas de Sandra Brown, me ha parecido una historia atractiva e interesante que atrapa y se lee muy rápidamente. Además no es una novela muy extensa.
Tampoco guarda gran parecido con las novelas más ilustres de esta autora ni por la trama ni por los protagonistas, sobre todo los masculinos.

Lucky es un hombre carismático, atractivo y que parece tener un imán para las mujeres. Éstas caen rendidas ante él sin que tenga que hacer un gran esfuerzo para seducirlas. En los últimos tiempos se ha sentido hastiado y aburrido ante tal situación. Ninguna mujer de la región le atrae lo suficiente, ni siquiera la joven con la que ha salido en repetidas ocasiones y que “desinteresadamente” se ofrece a ayudarle.
Pero entonces aparece Devon Haines, una mujer que llega rodeada de un halo de misterio y que guarda un secreto al parecer muy doloroso, uno que lleva a Lucky a replantearse sus principios y sus prioridades. A pesar de ser un mujeriego y juerguista, Lucky es un hombre de fuertes valores morales que trata de respetar, algo que al conocer a Devon le resulta muy complicado.

Devon es una mujer que ha tenido una vida difícil. La muerte de su madre la marcó profundamente, lo que le ha llevado a cometer errores a causa de su sentimiento de culpabilidad. La noche que pasó con Lucky fue un hecho que la marcó mucho, ya que no se corresponde con su manera de actuar y ni cómo se ha relacionado con otros hombres en su pasado.
La relación entre Devon y Lucky es una relación un tanto complicada, donde la pasión que nace tan repentinamente entre ambos les pilla desprevenidos y les obliga a encarar sentimientos y dilemas nuevos.

Texas Lucky me ha parecido una buena novela aunque muy diferente de las de suspense romántico de Sandra Brown, donde el hilo de la novela es la relación romántica entre los protagonistas y donde la subtrama del incendio, aunque importante, no es el punto más importante de la trama, sino un obstáculo más y un hecho que da pie a la relación entre ambos.
Aunque como digo antes no la considero la mejor de esta autora, me ha parecido una lectura interesante y amena.

Los personajes secundarios son bastante relevantes, no para la consecución de la historia de amor entre Lucky y Devon, sino porque son los protagonistas de las dos próximas novelas y en ésta son presentados y se van perfilando, sobre todo Chase, el hermano mayor de los Tyler, cuya vida es víctima de acontecimientos que, sin duda, marcarán muy severamente su futuro y darán pie a la que se presupone será una historia de amor difícil.

Pero en definitiva, Texas Lucky me parece un inicio bueno para la trilogía, con una trama que atrapa y sin ser muy sorprendente ni muy compleja, creo que proporciona una lectura agradable.


viernes, 22 de mayo de 2009

Punto muerto de Sandra Brown

La periodista Tiel McCoy suspende sus vacaciones cuando por la radio de su coche oye que un joven llamado Ronnie Davidson ha secuestrado a la adolescente Sabra Dendy, hija de uno de los hombres más ricos del país. Decidida a ocuparse del suceso, la casualidad quiere que se vea envuelta en un atraco con rehenes perpetrado por la pareja de adolescentes, cuya verdadera historia pone a prueba su objetividad periodística y sus más arraigadas creencias vitales.

Ronnie es un adolescente bueno que, sin quererlo, se encuentra metido en un buen lío. Sabra está embarazada y a punto de dar a luz y su padre, un magnate cruel y despiadado, no quiere saber nada del niño y trata de darlo en adopción. La pareja no quiere oir hablar de eso, están enamorados. Todo se complica cuando llegan a la gasolinera donde Tiel McCoy ha parado cuando escapaba para tomarse unas bien merecidas vacaciones. Debra se pone de parto y…

El libro transcurre durante el secuestro. Entre los rehenes se encuentra Doc, un misterioso vaquero, dos mejicanos, un matrimonio de ancianos que viajan de luna de miel y la dependienta de la tienda de la gasolinera. Fuera, están un agente del FBI y el sheriff de la zona. Dos personas sensatas. La negociación se complica cuando aparecen el padre de Sabra y el de Ronnie, el primero no quiere dar su brazo a torcer, el segundo preocupado por su hijo.

La novela transcurre en el tiempo que dura el secuestro. Entre Tiel y Doc, que son los protagonistas de esta descafeinada historia de amor, ayudan a los adolescentes y tratan de que no se metan en más problemas de los que ya tienen. Doc también tiene su secreto y no quiere que salga a relucir. Tiel se debate entre su faceta de periodista y el de mujer involucrada en la vida de las personas encerradas a la fuerza en ese lugar.

Una novela dura, trepidante, original y francamente entretenida. Es una pena que sea tan corta. Como en las últimas de Sandra Brown, prima la intriga sobre la historia de amor, pero vale la pena leerla.

domingo, 3 de mayo de 2009

Intuición, de Sandra Brown


El detective Duncan Hatcher es llamado en plena noche para que acuda a una peculiar escena del crimen: la casa del juez Cato Laird. El caso parece claro: Elise, la joven esposa del juez, ha sorprendido a un ladrón en plena faena y lo ha matado en defensa propia. Duncan no cree en la inocencia de Elise e intuye que su actuación es sólo parte de la historia...

Elise se encuentra en privado con el detective para hacerle una revelación increíble, y Duncan interpreta que se trata de la mentira de una mujer culpable. Pero ¿y si estuviera diciéndole la verdad? En esas circunstancias Elise desaparece.


La novela tiene una buenísima trama de intriga, complicada y sorprendente que te tiene enganchada de la primera a la última página, como los buenos libros de ella y una buena historia de amor.

Lo único que no tiene, pero no lo he echado en falta, es un protagonista masculino típico de Sandra Brown, malencarado y borde, como Cash. Y no lo he echado en falta porque Duncan, el protagonista de Intuición, es un hombre bueno, con principios sólidos y con una personalidad arrolladora.

Aquí dejo esta minirreseña para las innumerables fans de esta utora, éste es otro libro que, a mi entender, no os podeis perder.

jueves, 23 de abril de 2009

Un largo atardecer de Sandra Brown


Lydia es una joven que está sola, asustada y embarazada. Huyendo de su pasado y del hombre causante de sus desgracias, el mismo que le destrozó la vida, va a parar a un bosque en el que, inesperadamente, se pone de parto. El bebé nace muerto y allí, sola y cubierta de sangre, cree que encontrará el mismo fin que su hijo.
Pero es encontrada por los miembros de una humilde familia que se dirigen a Texas en una caravana que salvan su vida y, sin ella saberlo, su alma.
Lydia es recogida y cuidada por estas personas que se compadecen de su estado y que ven en ella a una mujer necesitada de ayuda. No le cuestionan su pasado ni cómo ha ido a parar allí porque leen el dolor que nubla sus ojos, y, al contrario, la reciben con los brazos abiertos como un miembro más de su familia.

En esa misma caravana viaja Ross Coleman, un hombre que acaba de quedar viudo tras la muerte de su esposa durante el parto. El recién nacido está débil y todos temen por su vida. Pero la misma familia que acoge a Lydia en su carromato, sugiere que ésta amamante al bebé para evitar su muerte. Ross se opone a que esa desdichada joven con aspecto desaliñado alimente a su hijo, pero finalmente accede por el bien del bebé.

Ross es un hombro hosco y rudo, con un oscuro pasado del que no puede huir. Desde el principio siente una profunda animadversión por Lydia, por su situación, por la vida que imagina ha tenido para acabar sola y dando a luz a solas en un bosque, pero a la vez se siente atraído y tentado por la dulzura y sensualidad que desprende la joven, por el cariño desmedido que profesa a Lee, su hijo, y le hace sentir emociones crudas y desconocidas por él hasta entonces.
Ross se ha forjado una vida respetable y se casó con una joven de buena familia, pero es junto a la tímida y asustadiza Lydia que descubre al verdadero Ross Coleman, al hombre que se ha hecho a sí mismo para dejar atrás su pasado.

Lydia es una joven huérfana, asustada y marcada por la desgracia. Desde muy niña perdió la esperanza por una vida donde se sintiera una persona digna a ojos de todos. Es una mujer que, pese a su juventud, ha sufrido los mayores sinsabores y tragedias de la vida, y que por primera vez, junto a las personas de esa caravana, cree poder aspirar a un futuro y a una vida apacible.

Sin embargo, ocurren varios hechos que nublan el curso de su nueva vida: en primer lugar se ve obligada a casarse con Ross Coleman, un hombre que la atrae poderosamente, pero que le asusta igualmente por su rudeza y malhumor constantes; por otro lado descubre que el hombre que destrozó su juventud y esperanzas la persigue, y también a Ross para lograr una recompensa.

Ross tampoco siente el menor deseo de casarse con Lydia. Al contrario, la trata con frialdad e indiferencia, pero la convivencia entre ambos los lleva a descubrirse mutuamente y a ver cómo son los verdaderos Ross y Lydia, sin máscaras ni disfraces.

Durante el viaje a Texas un vínculo va formándose entre la pareja, a la vez que deben luchar por sobrevivir a la dureza del Oeste. Poco a poco, sin proponérselo, sucede lo impensable: se enamoran el uno del otro. Pero cuando parece que pueden rozar la posibilidad de un futuro juntos, el pasado de ambos regresa para atormentarles.

Hay novelas que reflejan historias crudas y duras, pero que pese a ello logran emocionar profundamente por las características de sus protagonistas o la misma trama en sí. Un largo atardecer es, a mi parecer, una de esas novelas.
Uno de los aspectos que más me han impresionado de este libro es el carácter de sus protagonistas y el hecho de que, pese a las vidas duras y crueles que ambos han tenido, logran superarlo para seguir adelante.
En esta novela no os encontraréis con una historia dulce y azucarada, al contrario, con una tan dura y a veces amarga que sientes un nudo en el estómago al leer, pero es una historia humana, realista que muestra la vida de los colonos que viajan al Lejano oeste, que ponen en ese viaje en el que arriesgan sus vidas, la ilusión de un futuro mejor. Y muestra, de un modo desgarrador, la historia de amor de dos personajes que no han tenido una vida fácil, sino todo lo contrario.

El personaje de Lydia es uno de los que más me han impresionado de todas las novelas románticas que he leído, por la evolución que experimenta a lo largo del libro, y por el modo con que se sobrepone a su pasado, sin que éste la convierta en una mujer amargada y desconfiada.
Ross Coleman es un personaje que despertó en mí sentimientos contradictorios. Al principio es tan hosco y cruel con Lydia que es inevitable que lo odies, pero según vas conociéndolo y viendo cómo admite sus sentimientos por ella, según va desnudando su corazón a la joven, mi apreciación cambió completamente. Simplemente lo ves como un ser humano, y el modo en que demuestre sus sentimientos por Lydia es conmovedor.
La pareja Lydia-Ross es una de las más emociones me han despertado, por su bagaje, la evolución de su amor y por todo lo que despierta.

Un largo atardecer es una novela dura, que refleja la vida del Oeste de un modo que casi te sientes en esa caravana, es una novela que arranca sonrisas y alguna lágrima, pero a mi parecer es una de las mejores que he leído hasta la fecha sobre este género.
Sandra Brown es una mis escritoras preferidas, y pese a todos los libros suyos que he leído o podré leer, éste es para mí uno de los mejores.


miércoles, 22 de abril de 2009

Imagen en el espejo de Sandra Brown


Muy pocas veces ocurre que al releer una novela, ésta te despierte las mismas sensaciones que la primera vez que la leiste. Con Imagen en el espejo me ha sucedido ésto exactamente, ha sido como si la leyera por primera vez, y además no ha perdido ni un ápice del suspense en que te atrapa una vez comienzas a leer.

Poco se le puede reprochar a Imagen en el espejo. Como ya dije en otras ocasiones, la combinación de suspense y romance me parece perfecta. Si nos ponemos un poco exigentes con la trama -no es mi caso, ya que yo me creo cualquier cosa que lea siempre que esté bien narrada- es un pelín fantástica y previsible, pero el realismo bien se lo podemos dejar a los novelistas del siglo XIX, que lo hacían muy bien. Sandra Brown demuestra una gran técnica narrativa al contarnos una historia con un tempo perfecto, todo sucede y está contado cuando tiene que suceder, los personajes no son planos y además esconden y revelan secretos en función del argumento.

El resultado es un libro de suspense romántico perfecto, al que no le falta de nada: sus buenas escenas de sexo, mucha química entre los protagonistas y su dosis justa de intriga y misterio... lo suficiente para que el lector disfrute hasta el final y se sorprenda llegado el momento. Un sobresaliente y una lectura obligada para las amantes del género.
La ambientación es muy eficaz. Sin ser excesivamente detallista, la autora te adentra en el mundo de las campañas políticas en EEUU de la mano de su protagonista, Tate. Aunque no es la base de la historia, funciona muy bien como acompañamiento de la trama principal, esto es, la relación Avery/Tate, y su interacción con el resto de secundarios.
Los personajes están muy bien retratados y resultan muy humanos como suele suceder con los personajes de Brown, realistas hasta el punto de que casi ensalza sus defectos. Yo creo que cualquier lectora romántica elegiría a Tate como su personaje favorito. El protagonista masculino parece sacado de las fantasías de cualquier mujer: atractivo, sexy, inteligente, carismático, justo, leal y por si fuera poco candidato a senador de los EEUU (ya sabeis aquello de la erótica del poder ¿no?) Está hecho adrede para que te enamores de él desde la primera línea en que aparece.

Las escenas de sexo, por su parte, son muy buenas. Yo me quedaría con la del coche justo antes de entrar a la fiesta. Sin ser demasiado explícita pero llena de sensualidad consigue despertar sensaciones en el lector que muchas autoras no consiguen con páginas y páginas de descripciones. Muchas veces no cuenta cuánto contamos sino cómo lo contamos. Sandra Brown es una maestra y para muestra un botón.

Mi valoración de la novela es muy buena.

domingo, 19 de abril de 2009

Más allá de la razón/Cita con el destino de Sandra Brown


Katherine Adams se juró a sí misma no cometer, jamás, los errores de su hermana Mary quien se enamoró y se casó con un hombre rico, infiel y violento. Víctima de reiterados abusos por su parte, fue languideciendo física y emocionalmente, lo que desembocó en un parto prematuro y su posterior muerte. Allison, la hija de ésta, aunque débil sobrevivió y, tal como le prometió en su lecho de muerte, Katherine está determinada a impedir que los Manning, la familia política de su difunta hermana, logren la custodia de la recién nacida tras la muerte en un accidente de Peter, su cuñado y padre de Allison, esa misma noche.

Así, Katherine vende su casa, renuncia a su trabajo y abandona Denver con el objetivo de comenzar una nueva vida lejos de esa ciudad. Se instala en Texas, donde consigue un trabajo y un apartamento en el que vivir con Allison.
Rápidamente se adapta a su nueva vida y nuevas amistades.

No obstante, sus planes de poner tierra de por medio entre ella y los Manning no tienen los resultados esperados, ya que apenas dos meses después de instalarse en su nueva ciudad, aparece en el umbral de su puerta Jason Manning, el hermano de Peter.

Jason, más conocido como Jack, es un geólogo que ha pasado los últimos años en África. Apenas tuvo contacto con Mary, su cuñada, pero la sensibilidad y delicadeza de ésta y el carácter hosco y brutal de su hermano no le dejan dudas de la crueldad que la joven debió soportar. Sabiendo que Peter fue malcriado y sobreprotegido por sus padres, está decidido a impedir que la pequeña Allison sufra un destino similar, por lo que quiere criar él mismo a su sobrina. En el camino encuentra un escollo: Katherine Adams quien desea hacer lo mismo, sin él, claro está.

Debido a su último trabajo en una plantación petrolífera en Texas, Jack se instala en la ciudad y no ceja en su empeño de acercarse a Katherine y conocer a Allison.
Pese a la animadversión que parece tan evidente entre los jóvenes, la atracción surge entre Katherine y Jack, quien le propone que para aunar intereses en aras de un fin común, se casen y, juntos, críen a Allison.

Katherine pone el grito en el cielo ante semejante despropósito, pero antes de darse cuenta se encuentra casada con Jack Manning, un hombre cuyo atractivo le resulta sumamente peligroso para su propio bien.
Pese a que el matrimonio entre ellos no debería ser otra cosa que uno de conveniencia, Katherine se siente enseguida atraída de su marido e, incluso, empieza a ser consciente de sentimientos más profundos. El propio Jack parece mostrar por ella y por Allison verdadero cariño y preocupación, pero cuando todo parece encaminarse hacia una agradable y feliz vida familiar el pasado vuelve alzando obstáculos entre la pareja.

Más allá de la razón es una novela bastante antigua de Sandra Brown y, aunque ese rasgo es bastante evidente, no deja de ser bastante una lectura interesante y entretenida, sobre todo para las fans incondicionales de esta escritora.

El argumento no deja de ser archiconocido: una pareja joven que con el pretexto de educar a la sobrina de ambos juntos deciden aventurarse en un matrimonio solo de nombre. Los problemas surgen cuando Katherine se percata que desea algo más de su marido que un papel firmado y de que, a pesar de ser un Manning, lo que es un sinónimo de defecto para ella, descubre en él sentimientos y facetas que lo muestran como un hombre de valores y principios, y ante todo un hombre joven y atractivo con el que descubre le gusta estar casada.

El principal escollo a superar por parte de Katherine es el profundo odio que siente hacia la familia Manning y la creencia, en mi parecer bastante absurda e ilógica por su parte, de que por tratarse del hermano de Peter, Jack debe mostrar similitudes en su carácter y forma de actuar.
Hay momentos en que cualquier gesto un tanto brusco (que no violento por parte de Jack) ella lo interpreta como una señal de que es “igual que su hermano”, lo que como digo me parece una inmadurez y absurdidad descomunales.

Pero, afortunadamente, poco a poco empieza a descubrir que los hermanos no podían ser más diferentes, pero es entonces cuando surgen nuevos obstáculos entre ellos. Estos escollos aparecen por dos partes: en forma de una mujer del pasado de Jack, decidida a recuperarlo, y en la inseguridad, a veces cargante, de Katherine.

El personaje de Katherine, pese a que Sandra Brown nos la muestra como una mujer valiente y decidida que toma las riendas de su vida y se decide a proteger a Allison a cualquier precio de la nefasta influencia de los Manning, peca en ocasiones de ser demasiado insegura e inmadura en lo que respecta a su vida personal y de pareja.
Me chocó especialmente que una mujer de veintisiete años, pudiese mostrar tal grado de inseguridad en ocasiones un tanto inofensivas.
Por un lado, se le puede achacar al aprendizaje que conlleva su nueva vida como madre, por otro no puede obviarse que es una muestra de debilidad de carácter por su parte.

Jack en cambio, sin alcanzar el carisma duro y “castigador” de otros ilustres protagonistas de Brown, es un hombre que cala por su carácter, virilidad y atractivo.
Si hay algo que no me acaba de gustar del protagonista masculino de esta novela es su exagerado hermetismo, pero al igual que en el caso de Katherine, puede achacársele que no está acostumbrado a convivir con Katherine como pareja y consultarle las decisiones. Aún así, también hay que señalar que se trata de una novela bastante corta, por lo que la autora no se explaya ni desarrolla demasiado las escenas, ni puede hacerlo.

No hay que olvidar que es una de novela bastante antigua de Sandra Brown y aunque no posee el brillo de otras posteriores, es una lectura ágil, absorbente y amena.
Tampoco se encuentran escenas de sexo del calibre de Odios en el paraíso o Un largo atardecer, por mencionar algunas de sus novelas más conocidas, pero sí que queda patente la atracción sexual entre Katherine y Jack y la escritura directa de Brown.

En pocas palabras, pese a tratarse de una novela de las “viejas” de Sandra Brown, es una lectura agradable (sobre todo para las incondicionales de esta autora), con una trama que aunque puede intuirse qué derroteros seguirá, atrapa por su pluma.
Como digo, no esperéis una lectura inolvidable, pero en comparación con otras de la misma extensión y época en que fueron escritas, es una novela interesante y agradable.

Odio en el paraíso de Sandra Brown


Después de mantenerse alejada durante años de Belle Terre, la explotación forestal de su familia, Schyler Randall regresa a Luisana tras conocer la grave enfermedad que aqueja a su padre adoptivo: Cotton Randall. Schyler huyó de su hogar, completamente humillada años atrás, al descubrir que su hermana había quedado embarazada de su propio novio, lo cual rompió el corazón de la joven. Instaló su residencia en Londres, donde ha vivido hasta la fecha, tranquila, sola y añorando terriblemente Belle Terre. Aquellas tierras siempre ejercieron sobre ella un influjo misterioso, una atracción que la unía al color y olor de sus paisajes de un modo visceral.

Sin embargo, pese a todas los sinsabores acontecidos en el pasado, Schyler regresa para acompañar a su padre en los duros momentos que una grave enfermedad comporta. Así mismo, decide ponerse al frente de la explotación forestal, ocupando el lugar que normalmente ocupaba Randall en un intento desesperado de soliviantar la situación económica de la familia que es, cuanto menos, precaria. Situación que las enormes deudas de juego de su ex -novio, ahora marido de Tricia, su hermana, no hacen más que incrementar.

El regreso de Schyler a Belle Terre también supone el reencuentro con Cash Boudreaux, un cajún enigmático, arisco, rudo, pero increíblemente sensual. Un hombre que pese a la arrogancia que exuda por todos los poros de su piel, atrae inmediata e inmensamente a Schyler.
Cash Boudreaux es un hombre que se ha hecho a sí mismo. Toda su vida ha transcurrido en Belle Terre y las tierras que la colindan. De hecho vive en una casa en un el bosque que limita con las tierras de los Randall, trabaja en la aserradora de la familia, y de un modo u otro, siempre ha estado vinculado a ese lugar y a esa familia.
La reaparición de Schyler sólo intensifica los vínculos entre la pareja. La atracción cruda y brutal que estalla entre ambos, desde su primer encuentro, es nítidamente palpable y visible para el entorno de la pareja.

Bajo su apariencia despiadada y ruda, Cash es un hombre apasionado, que no puede alejarse de Schyler, pese a conocer el abismo que los separa, pero una vez ante ella tampoco puede dejar de mostrarse sarcástico, arrogante, altanero y brutal con ella.
Para Schyler, Cash es un enigma. Desde la adolescencia sintió una atracción y curiosidad increíble hacia ese hombre rebelde, engreído y vanidoso. De hecho, desde que tiene capacidad de memoria éste ha estado presente en su vida. Su regreso a Belle Terre no sirve más que para avivar un fuego que siempre ha ardido entre ellos, un fuego que ninguno parece ser capaz de apagar.
Pese a la brusquedad del cajún, Schyler no es capaz de alejarse de él. Al contrario, incluso lo contrata para que la ayude en resucitar el trabajo en los aserraderos, cuando el hecho de ser mujer supone un handicap para el manejo del negocio. Decisión que no es del agrado de su familia y que hace suscitar infinidad de intrigas y maquinaciones para alejarlo de Belle Terre y de la vida de Schyler.

Mientras se aúnan por salvar de la ruina a los Randall, estalla una relación apasionada y salvaje entre ambos, la intensidad de la cual puede tener consecuencias devastadoras. Sobre todo cuando Schyler descubre que existe un secreto en el pasado de Cotton Randall, un secreto que lo vincula de algún modo a Cash y a su constante presencia como una sombra en sus vidas.

La relación entre la pareja, de carácter puramente sexual, se hace cada vez más abrasadora. A medida que los lazos entre ellos se afianzan y que todo la red de intereses, maldad y desconfianza que los rodea se intensifica, también lo hacen el vínculo entre ambos, pero el sorprendente destino que les aguarda es un arma de doble filo: el secreto que tan celosamente se ha ocultado durante casi cuarenta años puede unirlos o separarlos para siempre. Aún así, ¿serán capaces Schyler y Cash de abrir sus corazones el uno al otro y dar en voz alta un nombre a sus sentimientos?.

Odio en el paraíso es una novela muy intensa y apasionante, en cuyas páginas encuentras una historia que te atrapa sin poder evitarlo. Narrada en el estilo crudo, pero a la vez sensual, que emplea Sandra Brown es un libro que difícilmente puede dejar indiferente.
Como su título indica cuenta una historia de odios y secretos, en medio de la cual nace una relación sensual y muy apasionada entre Cash y Schyler. Unos protagonistas, cuya química es de alto voltaje, y que entretejen un nudo increíblemente intenso.
El carácter de ambos está muy bien definido. Schyler es una joven que ha sido profundamente herida y despreciada, cuya única preocupación ha sido siempre su familia, pero en el núcleo de ésta no se siente a gusto. Las intrigas y maquinaciones de Tricia, su hermana también adoptiva, sus celos, la avaricia y afán de superioridad han arrastrado la vida de ambas, y de toda la familia Randall, casi al fango. El personaje de Ken, su ex-novio y en la actualidad cuñado, no hace más que avivar los problemas con su carácter débil, egoísta y manipulador.

Cash es la antítesis de cualquier protagonista de novela romántica. Sarcástico, rudo, grosero, mujeriego, pero apasionado e increíblemente atractivo es el contrapunto perfecto para Schyler. Sus encuentros están plagados de sensualidad y escenas sexuales crudamente detalladas. Los diálogos entre ambos son intensos, eróticos y hacen leer el libro de un modo voraz.
La relación entre ambos está sencillamente basada en la dicotomía amor-odio. Parece imposible que estén juntos: las discusiones, las rencillas, las desconfianzas e inseguridades estallan sin cesar. Sin embargo tampoco pueden alejarse el uno del otro: se establece un vínculo casi de dependencia, donde los intercambios sexuales son apasionados, pero ¿acaso no esconden algo más?.
Sin dejar de lado toda la trama de secretos, maldades e intereses que forman el trasfondo de esta novela, dan pie a una historia intensa, apasionada y apabullante.

Pese al tiempo que ha transcurrido desde que la leí por primera vez, su recuerdo está muy presente en mi memoria. La historia es tan cruda e impactante, los personajes de fuertes y definidos que creo es difícil mencionar alguna más capaza de inspirar los mismos sentimientos. Reconozco que Sandra Brown es una de mis escritoras preferidas porque logra de un modo magistral sumergirte en una novela repleta de enigmas, secretos, sin olvidar una increíble historia romántica, que suscita infinidad de emociones, al igual que Odio en el paraíso, cuya lectura es difícil que deje indiferente: al igual que la relación entre Schyler y Cash suscitará el amor o el odio.
Como punto negativo señalaría que el final es demasiado rápido y breve, después de leer más de quinientas páginas aguardando el esperado desenlace, la simplicidad de éste tal vez sea un poco decepcionante… aunque quizá la contundencia y brutal claridad de Cash Boudraux sea el punto final perfecto.


Cuando el río suena de Sandra Brown


Key es la oveja negra de la familia Tackett, propietaria de la plataforma petrolífera más próspera Eden Pass, en Texas. Tras varios años de ausencia regresa a la ciudad. Su hermana menor, Janelle, le ha notificado la grave enfermedad de su madre, la matriarca de los Tackett, quien, tras la muerte de su marido, dirige y administre el negocio familiar. Jody Tackett es una mujer fría y calculadora que no sólo controla y dirige con mano de hierro la plataforma petrolífera, sino que aniquila despiadadamente a todo aquel que se cruza en su camino e intereses, como Lara Mallory.

Clark, su difunto hijo mayor, fue siempre su ojo derecho. Su fulgurante carrera como senador en Washington era su más fiero orgullo, no así Key, quien es una réplica exacta de su infiel y mujeriego marido. Para Key no existe otro interés que la bebida, las mujeres y el juego. La palabra responsabilidad no figura en su diccionario.
Durante los últimos años ha trabajado en Arabia Saudí pilotando aviones de rescate. Pero el grave estado de salud de su madre le hace regresar a Texas.
En su primera noche en la ciudad tiene un encuentro sexual con Darcy, una mujer casada, quien, para evitar ser descubiertos por su marido, dispara a Key fingiendo un robo.
Herido y maldiciendo a la manipuladora mujer se dirige a la consulta del doctor Patton, solo que a quien allí encuentra a una joven y atractiva doctora, Lara Mallory.

Tras coquetear con ella y lograr que no de parte a la policía de su herida de bala abandona la consulta completamente atraído por la mujer. Pero rápidamente descubre la identidad de la joven: Lara Mallory es Lara Porter, la que fue la amante casada de su hermano años atrás. El escándalo salpicó a su familia y a la propia carrera de Lara quien vio cómo muchas puertas le eran cerradas en las narices.
Tras ser señalada como adúltera se marchó con su marido a Montesangre en América Central, donde al estallar la revolución murieron tanto su marido, embajador de Estados Unidos, como su hija Ashley.

Su regreso a Eden Pass tiene un objetivo. La inesperada herencia de Clark Tackett, que le entregó el consultorio como una de sus últimas voluntades, es una excusa perfecta para volver a la ciudad y lograr la cooperación de Key para una misión que años atrás se juró cumplir: recuperar el cuerpo de su hija para que sea enterrado en suelo americano.

Pero para ello necesita la colaboración del joven e irreverente Tackett quien sencillamente no está por la labor de arriesgar su pellejo ni siquiera si una mujer como Lara se lo pide.
Ciertamente la joven doctora despierta sus deseos sexuales y una intensa atracción, pero no está tan loco para viajar al infierno de Montesangre. Ni siquiera él, tan irresponsable, es capaz de prestarse a semejante suicidio.
Pero la atracción por Lara es más fuerte de lo que cree y, a pesar de que el hecho de fuera la amante de su intachable hermano mayor debería hacerlo flaquear, es incapaz de negarse.

Tanto Key como Lara son conscientes de que algo visceral y profundo estalló entre ambos desde la noche que se conocieron en el consultorio. Ni siquiera los odios y rencillas del pasado, ni la tajante oposición de Jody Tackett a que Lara se instale en Eden Pass, pueden destruirla.
Ni siquiera el secreto que tan celosamente oculta Lara sobre ella, Clark, Randall y Ashley lo logran.

Cuando el río suena es una novela de suspense romántico que fue escrita por Sandra Brown en los años 90 y te sumerge la ciudad de Texas y sus habitantes.
Pese a los años que tiene el libro es, indudablemente, uno de los mejores de esta escritora. En esta novela, pese al importante peso que la trama de suspense tiene, es casi palpable la química y la atracción tan intensa entre Key y Lara, sus protagonistas, de modo que es imposible ignorarla.
Quizá al leer el argumento pueda chocar y hacer plantearse cómo con semejante trama puede desarrollarse una novela romántica. Pues sí, existe. Aunque como dijo está muy enlazada a la línea de suspense.

Como es costumbre en esta autora nos encontramos con un protagonista masculino hosco, rudo y nada dado a las sensiblerías. Un hombre en el que debes ver la manifestación de sus sentimientos detrás de palabras burdas, gestos poco galantes y, en ocasiones, actitudes despreciativas.
Al empezar a leer Key me recordó un poco a Cash Boudreaux, el protagonista de Odio en el paraíso, también de S. Brown. Si bien es cierto que existen ciertas similitudes entre ambos, las diferencias también son abismales. Su carácter hosco, grosero y prepotente sin duda les une, pero el pasado y las raíces de cada uno lo hacen personajes muy diferentes.

Key creció a la sombra de su perfecto y modélico hermano Clark y a ojos de su madre jamás ha hecho nada digno de mención. Ni logró una brillante carrera deportiva, como Jody esperaba de él, tras lesionarse de gravedad, ni emuló en política a su hermano o se dedicó al negocio petrolífero familiar.
Es el chico malo de Eden Pass, un rebelde que actúa aguijoneado por sentirse rechazado y que oculta su dolor bajo burlona indiferencia.

Lara Mallory, pese a lo que a simple vista parece, es una mujer con principios y valores arraigados. Tras su fracasado matrimonio, la muerte de Randall, su marido, y de su hija, recuperar el cuerpo de la pequeña se convierte en su razón de vivir. Aun si ello conlleva regresar a Eden Pass, al desprecio de sus habitantes, a la ira de la vieja Jody Tackett o las burlas e insinuaciones sexuales del arrogante Key. Está dispuesta a cualquiera cosa con tal de lograr que éste la lleve a Montesangre. Sabe que Key es imprudente, temerario, alocado… ¿quién mejor que él para llevarla a semejante infierno?

Para Key es un duro golpe sentirse atraído por la doctora Lara Mallory, a quien en el pasado se relacionó con Clark. Pero pese al desdén que cree sentir por ella, finalmente accede a llevarla a Montesangre. Allí, en un país destruido y atacados por guerrilleros que los hacen prisioneros, descubren la magnitud de sus sentimientos. Pero cuando eso sucede y parece que ambos van a sincerarse mutuamente, el pasado regresa.

Al margen de la pareja protagonista, la novela cuanta con una serie de personajes muy variados y muy interesantes. Destaca sobre todo la historia de amor entre una pareja secundaria, Janelle y Bowie Cato, ex-presidiario y trabajador de Tackett Oil. Dos polos opuestos que se sienten inmediata e irremediablemente atraídos el uno por el otro, a pesar de la diferencias sociales y económicas que los separan.
Además está Darcy Winston, una mujer sin escrúpulos determinada a lograr que Key vuelva a ser su amante y que no ceja en intentarlo, Fergus, su marido, a quien le une una relación de odio y venganza con los Tackett, Heather, la hija adolescente de ambos… así como los diferentes habitantes de Eden Pass.

En definitiva, Cuando el río suena es una novela cien por cien Sandra Brown. En ella priman unos protagonistas fuertes y decididos, intrigas, suspense, acción y una carga sensual palpable de principio a fin. Si esperáis un protagonista sensible y romántico, ciertamente no lo encontraréis, pero si os gustan los personajes rudos, irresponsables y sarcásticos, Key os enamorará.
Y una novela desde luego indispensable para las fans de Sandra Brown.