Mostrando entradas con la etiqueta Cream. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cream. Mostrar todas las entradas
lunes, 25 de mayo de 2020
Disraeli Gears
Solo dos años largos de vida sirvieron para que Cream se convirtiera en uno de los nombres claves de la historia del rock. Si el primer elepé de Jack Bruce, Ginger Baker y Eric Clapton, Fresh Cream, había apostado por el blues rock del que venían, en el segundo, Disraeli Gears (1967), el trío ensancha el campo de acción al añadir psicodelia —portada y contraportada floridas y título absurdo y descacharrante avisan— a un álbum con menos versiones, grabado en los Estados Unidos y producido por Felix Pappalardi.
La languidez psicotrópica de Strange Brew, cantada por Clapton, muestra el camino que World Of Pain, Dance The Night Away y Blue Condition siguen sembrando de ácido, pop onírico, blues circense y muy creativos arreglos de bajo, batería y guitarra, evidenciando las concomitancias con la Jimi Hendrix Experience. No, no me olvidado (hablando de la banda del zurdo de oro) del corte que completa la primera cara, ese clásico absoluto titulado Sunshine Of Your Love, heavy rock lisérgico inspirado en Hendrix, quien, a su vez y como es sabido, versionará el tema.
Tale Of Bravee Ulysses abre la segunda mitad del elepé con Eric Clapton atado al wah-wah, borrador de la magistral White Room que el grupo incluirá en Wheels Of Fire. SWLABR es una enérgica pieza de incipiente hard rock que contrasta extremadamente con la cadencia y estructura de We're Going Wrong, marcada en profundidad por la la percusión de Baker, hecha de redobles constantes sobre los timbales. Original de Blind Joe Reynolds, Cream lleva Outside Woman Blues a su terreno sin dificultades. Rhythm and blues trotón, Take It Back antecede a la segunda versión del álbum, Mother's Lament, cierre humorístico del mismo con los tres miembros de la banda cantando y Bruce al piano.
Un año escaso quedaba al trío británico antes de su ruptura cuando Disraeli Gears veía la luz, tiempo suficiente para completar su discografía con el mencionado y espléndido Wheels Of Fire y el nada despreciable y póstumo Goodbye. Breve existencia, ilimitada influencia: este pareado barato que quizá Joaquín Sabina firmaría resume la fortaleza artística de Cream y los ecos de la misma que llegan hasta nuestros días.
miércoles, 18 de abril de 2012
Wheels Of Fire
Suele pasar Disraeli Gears por la obra maestra de Cream, con sólidas razones para ello, pero mi trabajo favorito del trío británico es Wheels Of Fire (1968), que más que doble elepé se puede considerar como dos elepés en un solo envoltorio. Subtitulados, respectivamente, In The Studio y Recorded Live At The Fillmore, son los propios subtítulos quienes informan de la naturaleza bipolar de un álbum (y de una banda) perfecto para conocer ambas facetas de tan influyente y efímera institución rock.
White Room abre el primer disco en forma de subyugante pop psicodélico constantemente regado por el wah-wah de la guitarra de Eric Clapton y la siempre original percusión de Ginger Baker, aunque no menos ácida sea la excelente versión que le sigue del Sitting On Top Of The World de los míticos Mississippi Sheiks. Passing The Time empieza y acaba como una canción de cuna, pero su parte central la ocupa una pequeña jam hard que se adelanta a Led Zeppelin; asimismo, As You Said, con su guitarra acústica, su viola y su violonchelo, prefigura el folk grave del grupo de Jimmy Page en los primeros setenta. Pressed Rat And Warthog es una tontería de Baker y Mike Tylor, que están algo más acertados en Those Were The Days; entremedias, un soberbio blues pesado como Politician. Born Under A Bad Sign, interpretada por Albert King en su disco del mismo título de 1967, y Deserted Cities Of The Heart, espléndida canción llena de brío y soul en la voz de Jack Bruce, dan por finalizado el vinilo registrado en el estudio*.
El segundo plástico muestra a Cream expandiéndose sobre un escenario, habitual en tantos grupos de los sesenta, dando cancha a las capacidades improvisadoras de cada uno de sus miembros. En ese sentido, me quedo con la guitarra de Clapton en el Crossroads de Robert Johnson, la armónica de Bruce en Traintime y el innegable virtuosismo de los tres músicos en el cuarto de hora largo que hacen durar el Spoonful de Willie Dixon; pero se me hace demasiado largo el solo de Baker (aunque me pasa con casi todos los solos de batería) en Toad.
Conjunción, aun artificial, de las dos caras de Cream, Wheels Of Fire contiene el retrato más fidedigno y completo del grupo. Juntos, que no revueltos, los dos discos demuestran el talento compositivo e interpretativo del trío, el lado más poético y la vertiente más roquera de la banda. Es por ello que su obra sigue brillando intensa y rara, desafiante a las comparaciones e insumisa a las normas, pues Cream sólo se atenía a las suyas. Muy pocos han dado tanto, y tan singular, en tan poco tiempo.
*La versión española del doble álbum no contenía Anyone For Tennis, tema de Eric Clapton que a mí no me dice nada.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)