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11 abril 2008

Del camaleón (o la vida por un soplo de aire acondicionado)

Esta semana ha estado bien intensa. El lunes, regresamos de Margarita tras un viaje flash que hicimos a Grenada para hacer diligencias y papeleos personales.
Me conmoví cuando fui a Porlamar, la ciudad estrella de La Perla, está sucia y deteriorada como nunca antes la había visto. En un par de conversas con unos taxistas, coincidimos en cuánto nos falta a los venezolanos para tener cerebro turístico. Una verdadera lástima, lamentablemente tiene que ver con esa cultura petrolera que, en lugar de ser progresista, es anticuada y estancada.

Pero bueno, lo que quería contarles es que volví a entrar en shock al volver a Venezuela, por las grandezas y las pequeñeces (cotidianas ambas) que uno suele encontrarse a su paso. Iba a mi oficina una mañana en una camionetica full de gente somnolienta y que también se dirigía a sus respectivos trabajos, escuelas, etc. (a mi que no me digan que los venezolanos somos flojos).
En un puesto doble, iban sentados dos señores, uno con pinta de oficina, el otro con pinta digamos "casual" para no ser chocante.
De repente se oyó un escándalo, y ambos peleaban por la salida del aire acondicionado... que si lo abres se me enfría el cerebro o que si lo cierras te mueres de calor. En fin, una nimiedad que fue tomando un color más rojizo a medida que la testosterona latina iba haciendo su efecto. En algún momento el señor "casual" le dice al otro: "bueno, vamos a bajarnos de la camioneta, a mi no me importa matarte".

Mientras la alharaca seguía y el chofer amenazaba con bajarlos a ambos si no se callaban, me puse a pensar en que el comentario del hombre, simbólico o no (porque después cuando el de la gorra se bajó, un poco de kilómetros más abajo agarró dos botellas para esperar al otro -que inteligentemente no bajó del transporte-), dice mucho de cómo hemos perdido el valor por la vida en Venezuela.
Lees el periódico y ya ni nos asombramos con la cantidad de muertos de los fines de semana, y además debes oir opiniones que dicen que "la seguridad es mental". De verdad pienso que hemos perdido el norte. Hoy que salí a la calle y pude ver a muchos militares sobre motos, coleándose entre el tráfico con sus armas largas apuntando hacia arriba, creí que tal vez estaba en Bosnia, en Irak o en cualquier lugar en los que las peores pesadillas se vuelven reales. Luego recordé que no estamos en un país en guerra, o al menos yo creo que no.
Para seguir con el cuento, me bajé en mi parada, caminé un rato y tomé otra camionetica que me dejara frente a mi trabajo. Para mi sorpresa, el señor "casual" se montó en el mismo transporte que yo, y empezó a dar su discurso.
Escuchándolo recordé cuántas veces le había dado dinero al encontrármelo en los autobuses. Que si tiene una medicina que comprar porque sufre de una enfermedad fatal, que si la medicina la venden solamente en un sitio en el cual es muy cara.... Quisiera pensar que de verdad tiene una necesidad, que no engaña a todo el mundo con su discurso y su sacrificada cara triste (muy opuesta a la de ira que mostró cuando tomó las botellas unos minutos atrás).
Pero pudo más mi furia y mi indignación dándome cuenta de cómo una persona que amenaza a otra y para cual la vida no vale nada, después puede estar tan tranquilo pidiendo ayuda para proteger su propia vida. Un camaleón total: mentira pura y adaptación.
No lo sé. Discúlpenme todos, pero no me gusta. No lo tolero. No me adapto. No lo aguanto.


*Tendremos dos post positivos después de este. Se los prometo.

01 abril 2008

Cosas del Metro de Caracas

Lamento postear este tipo de cosas pero de verdad me indigné, especialmente ahora que nos mudamos un poco lejos de Caracas y no me queda más remedio que utilizar el transporte urbano en algunas oportunidades (antes caminaba todo lo que podía). El texto que copio a continuación fue escrito por un amigo, periodista, un joven que se ha partido la crisma trabajndo para tener lo que tiene, y que tuvo la desventura de ser atracado por una banda de ociosos dentro de las instalaciones del citado medio de transporte.
Yo particularmente, no pienso usarlo salvo cuando sea absolutamente necesario. No sólo por las situaciones que mi amigo describe, sino porque he visto cómo asaltan a las personas en las escaleras mecánicas, cómo empujan a la gente y la golpean sin compasión para entrar al vagón, y por supuesto he visto la falta de respeto por las canas, muletas y barrigas de embarazo.
Estoy cansada de que los viejitos de 80 años se paren a darme el puesto (cosa que amablemente no acepto) mientras los más jóvenes van aplastados en las sillas azules (para mis amigos en el exterior, son las que están destinadas a ancianos, discapacitados y embarazadas) con sus piernas abiertotas rascándose la entrepierna.
NO USO MÁS EL METRO. Me lamento millones de veces al ver en qué se convirtió el transporte modelo de Venezuela, lo lamento más luego de haberle presentado hace un montón de años al ya fallecido profesor Mayobre, un trabajo grupal en el que analizábamos cómo se había logrado la digna subcultura Metro y cómo se mantenía.
Ahora es simplemente basura, un nido de ratas, abusos y desconsideraciones, repleto de publicidad en cada rincón, y de basura a la mejor manera de los Metros de las grandes urbes... ¿será eso progreso?...

"Mi historia verídica de robo en el Metro

Hace mucho tiempo que no me robaban. De hecho, desde la última oportunidad – que poco recuerdo – y los continuos intentos que he sufrido, me he vuelto obsesivo y maniático con la seguridad personal, debido también a las incontables ocasiones que algún amigo o familiar llega con la mala nueva.
Si me preguntan en este momento, casi una hora después del suceso, cómo me siento, sólo puedo decirles que resignado; el robo ocurrió en un sitio de uso tan cotidiano para el caraqueño como el Metro, y me tomó tan desprevenido, que sólo puedo decirles "no lo esperaba", así entre comillas, cual sujeto entrevistado en el lugar de los acontecimientos.
Me monté a eso de las ocho de la noche del domingo en la estación Altamira, con rumbo a Bellas Artes, en donde daba por descontado que debería tomar un taxi, pues la inseguridad y la inconstancia del transporte me obligan a ello.
Al montarme en esta estación del este capitalino, todo fluyó normal, hasta pude sentarme en un puesto pegado a la ventana, en el cual nadie me tropezaría. En la estación de Chacaito, un grupo de gente morena (y un poco más oscuros) vestidos con pantalones "chupi chupi", y haciendo escándalos, hicieron acto de presencia, algo normal pensé, pues allí siempre se monta gente con tales características.
Había desde niños de diez años hasta chamos más grandes, tal vez 23 o 25, (yo tengo 22…), también había chamas, que lucían como las novias de algunos de ellos. Al llegar Sabana Grande, noté que entraban más personas con los mismos rasgos, y que de alguna forma evitaban que otras salieran, pues entorpecían el paso. Yo pensé, sinceramente, esto esta raro – se activó mi célula de paranoia y desconfianza – pero al ver aquél gentío, supuse que no podría salir, pues yo estaba sentado.
Cuando cerraron las puertas en Sabana Grande, el chamo que estaba sentado delante de mi - de la pandilla – se quedó viendo mi chaqueta (le tenía aprecio, me costó su precio en aquel viaje de trabajo en el que fui a Amsterdam), pero entonces, al ver que tenía como 12 años, pensé, ¿un chamito me va a robar?...
Al voltear hacia atrás, observé que lo que estaba delante de mis ojos se replicaba en todo el vagón, había malandros de estos en todas partes. No me gusta ser despectivo, y a veces ante malos pensamientos, como el anterior (el chamito ladrón), me digo que formo parte de esa oligarquía (de pensamiento, porque de plata…) que no considera a sus hermanos venezolanos, y de la que tanto despotrica Chávez.
Y entonces se cerraron las puertas, y comenzó el movimiento, el primero, al menos que haya visto, que robó, fue un chamo que estaba delante de mi, y le quitó la gorra al usuario que estaba sentado detrás de mi, inmediatamente, empezó la gente a desesperarse, supongo que a lo lejos, algún hombre se opuso y le sacaron una navaja, porque la mujer que lo acompañaba chillaba por la vida de ambos, e imploraba a su novio (familiar, amigo, que mas dá) entregara lo solicitado.
Yo permanecí inmóvil, como si pasara desapercibido, pero entonces, comenzaron a pasar tal cantidad de malandros, (de estos monos tuqui tuqui, creo que así les dicen, no sé), uno me arrancó la chaqueta, y cuando creí que sería todo, otro me jaló los lentes, (sólo vi la mano alejarse), al mismo tiempo me sacaban el celular del bolsillo izquierdo, y al menos tres manos - desesperadas como quien se agarra al último halo de esperanza – intentaban quitarme el reloj, descubierto al robarme la chaqueta.
Yo sólo sé que mientras me halaban el reloj, me hacían inclinarme hacia la derecha, y tal movimiento, evitaba que el malandro que tenía de ese lado me sacara la cartera (para más, una Louis Vuitton que me regalaron por mi graduación …), y en eso me concetré, para evitar perder las tarjetas, la cédula y la licencias, porque un pana me dijo hace poco que no había material.
La verdad, jamás había estado tan calmado en mi vida, sólo sé que el momento me hizo sentir que lo único que debía proteger era mi vida, así que di todo lo material solicitado, a las manso que me halaban el reloj, sólo alcance a decirles "¡lo van a romper, y no va a valer nada!" ¿qué bolsa yo no? Preocupándome por eso… claro, ya me ardía la mano de la fuerza que estaban haciendo, y la resistencia que oponía el reloj, que tenía una fecha especial y mi nombre grabados, y que me había regalado mi ex, en la navidad del 2006.
Todo pasó en fracciones de segundos, entre Sabana Grande y Plaza Venezuela, confirmo, eran más de setenta antisociales, que entraron intempestivamente a robar.
MORALEJA: No sean tan bolsas como yo, que cree que la gente no siempre es lo que parece, síganse guiando por su intuición de venezolanos que viven en esta selva de cemento, en donde se aplica la teoría del más apto por la vida, en donde hay que subsistir a diario por sobre los otros.
NO, no bajen el vidrio así el niño se esté muriendo de hambre, así el pana haga bien malabares, así la señora se vea desnutrida, porque lamentablemente pagan juntos por pecadores, ante la desconfianza que surge por la inseguridad de este país.
En las camionetas roban, en el metro roban, los taxistas roban, los mototaxistas también. ¿En quién vamos a confiar?
CONSEJO: No opongan ninguna resistencia, aunque seguramente no hace falta que se lo diga, en ese momento, en el que todo queda en blanco, se darán cuenta.
Ahhhh, no me importa si el petróleo está caro, si lo regalamos, si nos lo comemos, si somos un país rico o si las estadísticas dicen que bajaron los índices de criminalidad, víctimas del hampa hay todos los días, y lamentablemente en los cerros venezolanos se están criando más malandros y malandras para continuar robando, y eso no hay autoridad que lo pare en este pueblo sin ley….
Nunca me ha gustado hacer generalizaciones, nunca me ha gustado decir "malandros y malandras" pero creo que despupes del susto, la rabia es gratuita y al menos me gano el derecho a decirles como me venga en gana. Disculpen si sueno rudo u ofensivo, en este momento hace una hora y 45 minutos que me robaron. Y creo que aún no salgo de mi asombro."

29 noviembre 2007

NO me la calo más

NO me calo los insultos
NO me calo la corrupción
NO me calo la pasividad
NO me calo la ineptitud
NO me calo mendigar
NO me calo las colas en el mercado
NO me calo la escasez
NO me calo el irrespeto
NO me calo la inseguridad
NO me calo la tristeza
NO me calo el hambre en las calles
NO me calo el festín de Hummers
NO me calo las mentiras
NO me calo la falta de diplomacia
NO me calo la ignorancia
NO me calo que no funcione nada
NO me calo un presente gris
NO me calo un futuro negro
NO me calo la muerte
NO me calo que ultrajen a Venezuela

27 agosto 2007

Cosas de la memoria

Siempre que escucho su verborrea fétida, cuando escucho como se regodea en su propia repugnancia, no puedo evitar recordar esta canción y este video, sólo que el color blanco de la bandera vuelve a mi memoria en un tono amarillo muy avejentado y la única estrella se multiplica, creo por un número primo.
Para quienes no la recuerdan, es Corazones Rojos de Los Prisioneros...

24 agosto 2007

En medio del caos

Salir a la calle en Venezuela se ha convertido en tarea de vida o muerte. Esta mañana cuando iba desde Chacaíto al C.C. Lido me percaté de algo que aparentemente se me había vuelto costumbre ver todos los días.
Tuve que bajarme varias veces de la acera para poder caminar porque la cantidad de basura en las calles es insólita.
Justo cuando tomé la parte final del boulevard no pude evitar "engorilarme" (sí, me convertí en King Kong, y perdonen ustedes mi francés) porque hay que pasar sobre unas tablitas que, luego de la lluvia y con cada pisada, salpican pantalones, faldas y piernas sin distinción de colores, medias o precios de zapatos.
Me pregunté mil veces si es tan difícil entender que para arreglar el piso del boulevard (que tienen como un año "arreglando") deben romper primero un lado, arreglarlo, y después hacer lo mismo del otro lado. Así no se crea al caos que tenemos ahora.
Pues bien, a mediodía tuve que hacer exactamente el mismo recorrido y volver a sufrir toda esta cantidad de inconvenientes que al parecer vienen gratis cuando uno realiza el pago de impuestos.
Pero entre la gente caminando apurada y recordando a vox populi a las señoras madres de los gobernantes involucrados (que nada tienen que ver con la incompetencia de sus niños), entre el ruido de las cornetas de las camionetas y los taxistas desesperados para pasar, y el sonido nada glamoroso de los taladros con los que eliminan las viejas baldosas curvas que tanto llamaban la atención en Chacaíto, tuve la oportunidad de ver un oasis como pocos.
A alguien se le ocurrió colocar un plato grande (de esos que se ponen debajo de los materos para que no chorreen las plantas al regarlas) repleto de agua. El plato, estaba justo detrás de las tiras amarillas que no dejan pasar a la gente sobre el piso que, aún subsiste incólume esperando a ser destruido por el furioso taladro.
Lo hermoso fue ver como decenas de palomitas torcazas, esas pequeñitas y marrones que inundan muchas ciudades de Latinoamérica, bebían agua y agitaban potentes sus alas salpicando para bañarse en esta especie de piscina que, me imagino, nunca había sido soñada en esta ciudad de desgracias y concreto.
Ellas lucían felices e indiferentes a todo el ruido y el movimiento que sufrimos los caraqueños. Muchos volteaban a mirar. Una corte de obreros observa entretenido y celebraba la felicidad de estas pequeñas aves. Muchas sonrisas se vieron entre los transeúntes.
Lamenté mucho no llevar una cámara encima.

18 junio 2007

De padres y comidas caseras

Me desaparecí largo tiempo de este mundo virtual y lo lamento, extrañé mucho escribir en autoktonus pero sinceramente estaba concentrada en pensar en conceptos como libertad, igualdad, verdad... esos que se nos han ido diluidos por el drenaje del lavamanos.
Sin embargo hoy, decidí retomar mi paseo por autoktonus, volverlo constante como antes, compartir todas esas cosas buenas de esta tierra, de Venezuela, de América, incluso de la tierra de Helge de la que recibimos gran influencia aunque tengamos un gran océano de por medio.
Ayer, día del padre, obviamente fuimos a visitar a mi papá. Además de los regalos para mi padre y para Helge (que también es papá) compartimos un almuerzo que me recordó muchos domingos de mi niñez.
Mi padre hizo carne con cebollas y tomates, yuca sancochada, arroz y ensalada de repollo, una comida sencilla, pero realmente suculenta que me enamora el paladar. Un poco de vino y una gelatina de duraznos naturales que hizo mi mamá, puso la guinda en la reunión. Pensé en que si todos los venezolanos pudiéramos disfrutar de cosas tan sencillas como esas, en el calor de la familia, pensando en llamar por teléfono a los padres que están lejos para felicitarlos, o en tocarle la puerta al vecino para recordarles que ellos también son especiales, Venezuela en este momento comenzaría a recuperarse.
Pensé en todos aquellos que no pueden disfrutar de ello, por la pobreza, porque no tienen familia, porque están cargados de sentimientos de culpa, porque quieren explotar al otro, porque tienen grandes ambiciones. Si todos pudiéramos limpiarnos de nuestras oscuridades, esta tierra y nosotros -fruto de ella- volvéríamos a brotar como plantas saludables, disfrutaríamos de sol, del aire, de la vida circulando por nuestras arterias, incluso por nuestra venas.

04 junio 2007

Combatir la violencia

Hoy los estudiantes en su marcha al TSJ regalaron claveles a los policías metropolitanos. Hace días les lanzaron pétalos de rosas. Estoy segura que gobierno y autoridades enmudecen con estas acciones, respuesta a los perdigones y las lacrimógenas de hace una semana.
No sé quién hizo las fotos pero son realmente hermosas, tanto por el significante como por el significado. Las tomé prestadas de Noticiero Digital. Este es el concepto, eliminar barreras, curar diferencias. Me conmovieron.

31 mayo 2007

Paz & amor

Como cantaban los Beatles: "all you need is love"... !pero no amor a conveniencia! Eso es lo que necesita mi Venezuela.
La foto que muestra manos y almas de nuestros jovenes venezolanos es de Gregorio Marrero de la agencia
Orinoquia (alla pueden ver graficas bellisimas). Me robe el link del blog de mi amiga Marta.

26 mayo 2007

Tarde o temprano


Todo cae por su propio peso, especialmente las hojas cuando ya están muertas. Las aguas servidas tarde o temprano van a una alcantarilla o se evaporan...

16 abril 2007

En mi casa no se habla mal

Hace días vengo pensando sobre el tema. Soy prácticamente nueva en este mundo de los blogs y por ello casi me he roto la crisma tratando de encontrar una definición para el término bloguero. La búsqueda ha sido infructuosa (por ahora), pero resurgió hoy con fuerza al leer un post (que por cierto me gustó bastante) que me sugirió leer mi amigo unocontodo (cuyos comentarios me encantan y me divierten un montón) y que pueden leer en Cable a Tierra, blog originario.
Hace días
escribí aquí sobre una nota que llegó a mis manos, la cual informaba acerca de una revista nueva llamada Contrabando, la cual no he tenido la oportunidad de tener en mis manos (por ahora again).
Según leí hay mucha molestia entre la gente que escribe blogs porque en Contrabando hay un texto firmado por Alonso Moleiro (periodista que laboró en El Nacional) en el que se alude a los blogs como una plaga, "La Maldición de los blogueros" creo que se titula.
Leí el texto (que evidentemente es de opinión) y me gustaría decir algunas cosas al respecto: si bien es cierto que no considero a los blogs como medios de comunicación formales (porque no hay estilos definidos, ni los requerimientos necesarios para cumplir con las características de los diferentes géneros periodísticos), sí opino que son espacios de comunicación bastante "artísticos" -y con ello aludo a creatividad- en el cual cada uno escribe lo que quiere, como quiere (cosa que me encanta por aquello de la democratización de la información, me gusta mucho que cada persona pueda tener a su disposición todo el espacio que quiera para opinar y exponer su punto de vista) y a la hora que quiere.
Es decir, los blogs de que comunican, comunican, y eso es indiscutible, pero es exactamente aquí donde aparece la segunda cosa que debo decir: estoy de acuerdo con Moleiro en que existe una cierta "plaga" (y no me refiero a un gran grueso de las personas que tienen y escriben blogs) constituída por gente que se dedica a insultar a quienes escriben (generalmente porque no comparten sus opiniones, en otras ocasiones por simples ganas de molestar), especialmente utilizando un lenguaje soez. He encontrado blogs en los cuales el autor escribe y los comentarios de los post sinceramente dan pena. Son como puñetazos verbales directo a la cara.
Definitivamente no estoy de acuerdo con ningún tipo de agresión, éstas sólo muestran la pobreza de pensamiento y de espíritu de quienes las emplean. Con lo que sí estoy de acuerdo es con la crítica y para criticar señores, sí que se puede ser elegante.
Defiendo el anonimato en los blogs, cada quien puede escribir o no con su nombre, según le plazca, pero no defiendo el anonimato como pretexto para hacer uso de esa agresividad, es decir si alguien es tan "macho" para insultar a los demás, entonces también debe ser bien "macho" como para dar la cara.
Lo que no me gusta del texto de Moleiro es que en un momento es despectivo y ello me causó espanto, no sé si su objetivo al escribir ese texto era precisamente causar polémica. Defiendo su opinión, más no la forma en la que se expresó.
Me sentiría cómoda pensando que Moleiro al escribir ese texto se refería precisamente a esa gente que sólo escribe groserías y critica arrasadoramente a los demás (sin constructividad), esos exponentes del amarillismo y el chisme que tanto vemos colarse, incluso en los medios de comunicación.
Sin embargo me gustaría preguntarle a Moleiro cuál es su concepción de bloguero, por aquello de aclarar términos. Si alguna vez me lo encuentro de verdad que se lo preguntaré.
Por ahora sólo debo decir que en autoktonus no se habla mal, en este blog no soy periodista sino escritora de mis experiencias y opiniones, autoktonus es mi casa y en mi casa no se descalifica a nadie ni por su manera de pensar, ni por su color, ni por su moda, ni por su religión, ni por su simpatía política. Yo abro las puertas de mi hogar y todos ustedes son mis exclusivos huéspedes, mis queridos amigos. Me gustan los debates, las disertaciones, mi casa está abierta para llevarlas a cabo, pero los que hablen mal, los que lo hagan groseramente y descalificando a los demás ya saben que no son bienvenidos.

02 abril 2007

Vivos y bobos con ley seca

Ayer Helge y yo fuimos a un restaurante con un amigo turista de Estados Unidos que aterrizó en nuestra casa (gracias a couchsurfing.com).
No pudimos tomar cerveza.
-¿Por qué?, (preguntó Helge).
-Porque hay ley seca, (respondí).
-¿Hay algún proceso electoral ahora?
-Pues no.
-¿Entonces por qué hay ley seca?
-Porque es semana santa y quieren evitar los accidentes...
-?????? (Helge puso cara de consternado).
-Really? (dijo el norteamericano).
Ahora pensando en frío... no estoy de acuerdo con la ley seca en semana santa, menos con esta ley seca a medias que prohibe la venta de alcohol después de las 5 de la tarde.
Para evitar los accidentes tienen que educar a la gente y enseñarles que no deben ingerir alcohol mientras manejan, para que no se emborrachen como animales y lleven su inconciencia a todas partes. Deben también poner más alcabalas de control para asegurarse de que los conductores no están bebiendo o no estén bebidos y VIGILAR a los funcionarios públicos para que no "matraqueen" a quienes beben mientras conducen (por aquello de que, si me das dinero, puedes seguir infringiendo la ley cuantas veces quieras).
La solución para prevenir los accidentes no está en promulgar una ley seca. Es sabido por todos que los venezolanos amamos la fiesta con licor, entonces, si hay prohibiciones nos encargamos de acumular todo el que podamos para que en la fiesta no falte algo con qué brindar. Eso no quiere decir que esté defendiendo el abuso de licor, trato de decir que los venezolanos somos muy vivos y que siempre nos las arreglamos para salirnos con la nuestra.
Lo que ocurre con la ley seca en lugares turísticos como Margarita y en Mérida es que, los turistas no se explican por qué si ellos compraron un paquete con todas las bebidas incluidas para pasar la semana en un hotel, ahora no se pueden tomar lo que quieren. Por qué si están de vacaciones no pueden tomar alcohol. Como no pueden tomar no hay propinas para los empleados. Como no hay consumo esos sitios turísticos ven MUY afectados en sus ingresos que naturalmente se ven acrecentados en temporada.
Pasa también que seres normales y corrientes que no buscamos emborracharnos, no podemos tomarnos una cerveza antes de cruzar la calle para irnos a dormir, o tomarnos un vino si vamos a cenar. Una vez más en Venezuela se toman medidas irracionales que reflejan lo primitivos que somos.
Por los vientos que soplan me imagino que también tendremos ley seca en navidad y carnavales, así que habrá que brindar con chicha andina, si es que no la prohiben también.

09 marzo 2007

Restaurar la cultura de restaurar

Hay una cosa que me impresiona mucho y es la exagerada capacidad de olvido de los venezolanos. Me refiero al caso específico de la memoria histórica de nuestro país, de nuestras ciudades.
Esta semana revisando el periódico me encontré con esta foto de El Universal realizada por Gustavo Bandres que ilustraba una nota sobre una "remodelación" que hace la alcaldía respectiva en la Plaza Rafael Urdaneta de La Candelaria.
Lo que me impactó fue el hecho de que están quitando a punta de pico las baldosas que, según informa la nota de Briamel González, tenían 50 años en el piso del citado lugar de esparcimiento. La obra que cuesta 700 millones de bolívares incluye el reemplazo de las citadas cerámicas por otras de "mejor calidad", según palabras del director de gestión urbana del ayuntamiento.
Pero si estas baldosas tienen 50 años allí y forman parte de la memoria histórica de la urbe ¿por qué hay que reemplazar?
¿por qué no las restauran?
Aún recuerdo la hermosa estructura que tenía el Centro Comercial El Trébol de Los Dos Caminos... lo tumbaron para hacer un mall gigantesco -de esos que tenemos clonados por todo el país- en el que se seguirán ahogando poco a poco las libertades de los venezolanos. Lo mismo ha pasado con montones de edificaciones a lo largo del país.
Si uno se da una vuelta por el frente de la Casa Bolívar, puede darse cuenta de lo deteriorado del empedrado y cómo los buhoneros cuelgan los ganchos (en los que lucen sus ropas a la venta) en las esquinas de aquellas paredes antiquísimas, en su momento muy hermosas y elaboradas, y que se extienden unas cuadras alrededor.
Algunos vecinos de la parroquia La Candelaria salieron a protestar por el levantamiento de sus baldosas, pero nadie les hizo caso, ni siquiera hubo apoyo del colectivo. Sinceramente me revuelve el estómago el hecho de que se deje pasar por alto cosas como ésta y me pregunto qué pensaría Bolívar si se diera una vuelta por su casa o el mismo Villanueva si resucitara en la UCV.
Nos cambian el escudo y no nos quejamos, nos cambian el nombre del país y no nos quejamos, nos cambian la bandera y no nos quejamos, nos cambian la moneda y no nos quejamos, nos quitan los murales de Cruz Diez y no nos quejamos, nos quitan la esfera de Soto y no nos quejamos, nos quitan el medallón de Betancourt del Parque del Este y no nos quejamos, nos quitan nuestros edificios antiguos y no nos quejamos, entonces ¿quiénes somos?
Imagínense si al gobierno griego se le ocurriera quitar el Partenón porque está en ruinas o si el gobierno egipcio demoliera las pirámides para hacer un centro comercial. Nuestro país es más joven, lo sé, y es precisamente por eso que deberíamos cuidar más lo que tenemos.
Con actitudes como ésta que asuminos, mostramos que no tenemos pasado, que no tenemos presente, y lo peor: que no tenemos futuro. Y ojo, no se trata de una crítica nada más al chavismo, sino a todos los "gobiernos" que tuvimos antes y especialmente a nosotros mismos que siempre hemos sido apáticos ante todo, que siempre nos quedamos en casa esperando a que otro vote, que siempre hemos esperado a que otro resuelva.
Me molesta entonces ver protestas porque Bush viaja por Latinoamérica, y me pregunto de qué manera nos benefician. Bush está feliz viajando por Latinoamérica y le resbala que la gente aquí diga que él es un personaje de mala calaña (aunque ni los mismos estadounidenses lo quieran). Mientras tanto dejamos pasar los problemas que son realmente importante para nosotros como colectivo nacional. Creo que tenemos que empezar por restaurarnos el cerebro,acostumbrarnos a cuidar y a valorar lo que tenemos para después poder exigirle a los gobiernos que dejen de montar ollas con nuestro dinero y que RESCATEN lo que tenemos para mantener nuestra identidad.
No me extrañaría que un día de estos tumben la catedral porque está vieja, o que nos quiten a Las Toninas para poner un monumento a Fidel (o a Bush), mientras nosotros disfrutamos echadotes en la cama de los bodrios que pasan por el Canal 8 o por Globovisión (y discúlpenme los colegas).
De verdad me lamento muchísimo, se me revienta el alma cuando veo que no pasa nada, que no hacemos nada, entonces me viene a la mente una frase sabia que usó mi abuela la última vez que la vi: "es que los venezolanos perdimos los pantalones".

02 marzo 2007

Lavandería mental

Iba montada en una camionetica por Plaza Venezuela. El chofer se paró en el semáforo (donde no hay parada) a recoger gente. Como estaba pegada a la ventana, pude ver a una señora de la Misión Negra Hipólita acompañada por un tiesto full de basura, barriendo las inmundicias de la calle. Un vaso aplastado de McDonalds giraba conforme ésta señora iba moviendo su escoba.
"En Caracas lo que hay es un problema de educación. Si algún inepto no hubiera arrojado el vaso al piso, esta señora no tendría por qué estar limpiando la acera", pensé muy velozmente.
Todo sucedió en cuestión de segundos. La mujer que barría dejó de mover su escoba para tomar el cigarrillo que descansaba entre sus labios. Una bocanada de humo salió despedida hacia el viento enrarecido por los vapores oscuros de los tubos de escape de los autobuses.
Y entonces pasó lo que me temía, las manos de esta mujer -bellamente curtidas por el trabajo- enviaron el cigarrillo directamente al piso que ella misma acababa de limpiar.
Cambió la luz. El chofer arrancó. La rueda pisó la colilla. La mujer siguió barriendo en la dirección opuesta al cigarro que permanecía ahora destripado y aplastado en la calle.
"Definitivamente el rancho es mental", ese fue mi último pensamiento.

07 febrero 2007

Historias de supermercado

Helge y yo estuvimos anoche en el supermercado. No había caraotas negras, no había azúcar, no había harina de trigo todo uso, ni leche en polvo de marca decente. Tampoco había huevos y ¡ta tan!.. ni carne, ni pollo, ni pescado, ni cerdo...sólo unas pocas pechugas de pollo, conejo y unas chuletas ahumadas. Optamos por las pechugas porque ambos nos confesamos totalmente amantes de su carne. Dos pechugas cortadas para milanesa costaron Bs. 21.000.
Al pasar por el pasillo de las frutas no nos encontramos precisamente con un panorama muy similar al que mostramos en esta foto. Había tomates verdes, lechuga lo suficientemente mojada como para que pese más a la hora de facturar, cero plátanos y montones de nísperos, zapotes y guanábanas verdes, de esos que compras y se pudren sin madurarse.
En fin, mientras hacíamos la cola para pagar (porque parece que estuvieramos en economía de guerra) le dije a Helge que en dos meses vamos a comer jabón. Me dio risa la foto de los anuncios de la "Feria Campesina" (que se parece bastante a esta foto que publico hoy) y recordé también aquello de la fotografía publicitaria que me enseñaron en la universidad... puras promesas visuales incumplidas.
Cuando estuvimos en Cúcuta y entramos a un supermercado para ver qué tenían allá, sinceramente me quedé boquiabierta. La cantidad de productos con marcas distintas, la variedad de precios y demás, me espantaron. Helge me dijo que se sintió como al ir a un supermercado de Alemania del oeste,en la época en la cual él vivía en Alemania del este. Mi cerebro pulsó el botón de mute.
Hoy leí en el periódico que están en conversaciones para solucionar el problema de la escasez de carne, también leí que tenemos la carne más cara de Latinoamérica. La solución del gobierno es traer carne importada para poderla mantener a un precio que está regulado desde 2005. Obviamente los costos de producción en dos años tienen que haber aumentado. Obviamente la rosca lo empeora todo. Obviamente los supermercados engordan el precio para enriquecerse: es esa cadena infame que pagamos los consumidores y los productores directos, los campesinos.
En fin, la carne se va a tardar tres días más en reponerse en los supermercados, la carne importada tardará más o menos un mes. Mi solución casera es comprar caraotas rojas (porque las negras brillan por su ausencia) y lentejas para adaptarnos a la escasez de carnes y cerrar los ojos para soñar con anaqueles repletos de productos bellos como los de la foto de este post.

24 enero 2007

La vida en venta

¡Confieso que me dio demasiada risa! Lo que más me gusta del asunto es ese toque de locura que todos poseemos, ya que debe venir incrustado en alguna parte del genoma humano. Nicael Holt es un chico australiano que puso a la venta su propio estilo de vida. La oferta incluye desde sus amigos, hasta las potenciales relaciones amorosas que pueda tener, unos 300 CD, su ropa y sus raquetas de tenis, entre otras cosas. El comprador también disfrutará de beneficios como recibir más regalos en navidad, escribir un horóscopo en una revista y tener un trabajo nuevo en el mes de marzo... ¡toda una ganga pues!
Estuve pensando al respecto y llegué a la conclusión de que mi vida no tiene precio. No podría vender mi relación con mi familia, con mis amigos y muchísimo menos con Helge, ni mi colección de CD, mi sazón en la cocina, mis estudios, mi experiencia, mis pensamientos...
Sin embargo ¡Bravo por Nicael y su comprador! debe ser bien difícil desprenderse de la identidad propia y más difícil aún pagar por poseer la identidad ajena.

20 enero 2007

¿Sapiens?

Es obvio que el clima está loco y es obvio también que es por culpa de la única especie que daña el planeta: el Homo sapiens. En ocasiones me pregunto si somos dignos de llevar ese "sapiens" como apellido. Un filósofo diría que en tanto el mono se irguió para preguntarse "¿Quién soy?" nos hicimos acreedores de ese título nobiliario.
Tsunamis, inviernos crudos, inundaciones, sequías candentes... ello y mucho más es consecuencia de los cacareados abusos que cometemos contra el planeta. Cuando era una niña ya escuchaba a mi madre hablar del agujero en la capa de ozono, así que me sorprende un poco que de unos años para acá sea que en los medios se le esté dando un poco más de importancia al asunto. El reciente huracán Kyrill que dejó una treintena de muertos en Europa, la nevada en California y el desbordamiento del río Pilcomayo en Argentina son sólo algunas consecuencias de nuestro mal comportamiento. Ni hablar de las especies vegetales y animales en riesgo de extinción... particularmente moriría de tristeza si no pudiera ver más a aves como la que posó cómodamente en esta foto, un día de diciembre cuando iba llegando en peñero a Puerto Colombia en Choroní.

14 enero 2007

Sin caparazón

Abrí los ojos, me desperecé, bebí café y salí a la calle... Encontré una ciudad sin ruidos molestos, sin el tráfico cotidiano, limpia, verde, como la Caracas de mis ancestros, con los capachos floreados y muy al fondo entre el conversar de la gente se escucha la bulla de los azulejos, de los arrendajos, de los torditos, de los canarios de tejado. Caminé sin temor, segura, sin encontrar dolores en las aceras, sin ver mendigos hambrientos, ni niños sucios con ropas ruídas. La incipiente felicidad me hizo continuar la búsqueda de un periódico que confirmara esta novedad urbana que se presentaba ante mis ojos y que no vivía personalmente desde hace una década en la capital. Pero por más que andé, mi búsqueda se hizo infructuosa. Entretanto escuché un susurro suave a mi oído con acento germano: "...Mónica, Mónica...". Abrí los ojos, me desperecé, bebí café y salí a la calle... ¡Vaya sueño, vaya hermosa utopía!

17 diciembre 2006

Burger King vs. Mc Donalds

La competencia entre estos dos monstruos de la comida "rápida" es sin duda impresionante. Esta semana Helge y yo tuvimos la dicha (o desdicha) de comparar.
Fuimos a comer hace 30 minutos a la feria de Beco en Chacaíto, estaba antojada de comerme un perro caliente pero al llegar al sitio donde generalmente los compro me encontré que, ya no había disponibilidad de este manjar callejero para satisfacer mis deseos digestivos. Helge extrañamente decidió no comer en Pollo Graduado, y optamos por compartir dos gigantescas hamburguesas de esas que están magníficamente fotografiadas en el menú de Burger King (y que como toda publicidad, incluída la de Mc Donalds, se aleja de la verdadera forma de existencia del producto en cuestión).
Luego de decicidir entre la múltiple oferta de combos, nos dedicamos a esperar para hacer nuestro pedido y cancelar en la caja.
La chica que atendía en nuestra fila se fue a hacer unas hamburguesas, la joven de la otra caja decidió dedicarse a cuerpo y tiempo completo a verificar que el pedido de una persona estuviera acertado (después de que la supervisora ya lo había revisado)...
Esperamos, esperamos, esperamos... (Tic-tac, tic-tac)...
Finalmente puse cara de pocos amigos y dije "por favor un combo 9" con Coca Cola y aros de cebolla.
-"No hay aros de cebolla".
-"OK no importa".
Luego pedí el Combo Salvaje que estaba en promoción y que ya saboreaba Helge en su imaginación...

-"No hay", dijo la cajera, "solo combos 1, 4 y 9"...
-"OK, que sea otro 9", respondí.
A la hora de salir el pedido le digo a la chica "por favor me puedes dar...".
-"¡No hay mayonesa!", adelantó.
-"...Un poco de mostaza es lo que quiero"... y listo, salimos con nuestra bandeja dispuestos a devorar esas gigantescas hamburguesas, que creo no son de Hamburgo, sino más "gringas" que el Tío Sam, (pero así somos los venezolanos, sincréticos hasta la médula, de hecho creo que a estas alturas podríamos decir que la hamburguesa es más venezolana que la arepa).
Pero después del dilema de la negación (del "No hay ná'") descubrimos que la Coca Cola no tenía gas... Helge las fue a cambiar, regresó con dos Coca Cola nuevas y ¡sorpresa! tampoco tenían gas. El insistente alemán volvió a la barra a solicitar reemplazo por lo que habíamos pagado.
-"Es que la máquina está dañada"...
-"¿Y por qué venden algo así entonces?, por favor dos botellas de agua mineral".

Cuando Helge regresó a la mesa ya yo había acabado con las papitas y mi hamburguesa, y nada de aquello de soñar con Coca Cola... (pero mejor así, el agua es definitivamente elixir para dioses).

Helge y yo, a principios de semana, y bajo una llovizna extrañísima fuimos a desayunar en Mc Donalds, ese que está en Chacaíto también justo frente a Beco.
Helge pidió un café negro grande, y un pan con queso y tocineta. Yo me conformé con un jugo de duraznos. (Ya estando en la mesa) upps! el café era con leche, y luego de ir a cambiarlo y de Helge haber mordido su pan... upps! tampoco tenía tocineta. Mi jugo afortunadamente era de duraznos, o por lo menos parecía agua con sabor lejano a duraznos. Un remojado de duraznos como decía cuando era adolescente.
¡Ohh Mc Donalds, nada que envidiarle a Burger King, dos pedidos errados de tres solicitados!
Moraleja: Si se quiere comer bien hay que comer en casa, es más nutritivo, más sano y uno puede estar seguro completamente de la calidad del producto y del servicio, ese del que adolecemos los venezolanos en la calle, ese que al faltar no nos deja convertirnos en una potencia turística, ese servicio que todos ansiamos y que estamos aún tan lejanos de alcanzar.
Pero yo definitivamente entre Burker King y Mc Donalds, ¡me quedó con ninguno!