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sábado, 29 de junio de 2024

miércoles, 29 de agosto de 2018

29.08.2018...





Son las nueve de un día más con lluvia. No me gusta borrar aguaceros, mejor los trasformo. Disfruto de ir, vestida de blanco, a comprar mentiras al mercado negro. Quiero ser intrascendente, absolverme, aliarme con la brisa, mojar mi cara con la lluvia, defenderme de los miserables, masticar y escupir mis errores, someter los recuerdos dolorosos, tomarle sabor a la añoranza, elegir rutas desafiantes y conocer el misterio del azar.
Perderme entre el paso de las horas, para que el tiempo arrastre los días y se consuman las semanas. Se acerca septiembre...el otoño 🍂... invierno ❄️ otro año que se acaba...

DOM.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Movimiento...

Bicicleta  Large

Me gusta mirar bicicletas estacionadas. De forma irremediable, las fotos que muestran bicis solitarias al azar me resultan enigmáticas.
Descansando en paredes, en pausa, en espera, sin movimiento, establecidas; las bicicletas me trasmiten fe; ¿a qué? al movimiento.
De niña me sentí traicionada por la falsa fantasía de los reyes magos.  En casa no conocimos al gordo barbón.
Cuando descubrí la bicicleta, no me resultó fácil creer que mis piernas moverían el velocípedo.
Ni la certeza de que los tres reyes eran pobres hizo que yo desistiera en hacer una carta de peticiones:

Queridos reyes magos:
Este año pediré de nuevo mi juego de té de fierrito  (así le llamaba yo al aluminio, lo malo es que los mágicos personajes no me entendían).
Este año quiero que me traigan también una bici, aunque sea chiquita.
Este año me gustaría que me ayudaran a saber mover mis pies para mover la bici.
 Gracias.
 Mafis.

Llegó el juego de té, era de plástico; un muñeco relleno de bolitas de unicel y un patín del diablo que compartiría con mis tres hermanos.

En la actualidad sé mover los pies: nado, hago pilates, patino sobre ruedas y en hielo, sé bailar salsa, cumbia, rock, tango.  No aprendí a pedalear bicicletas.
Embelesada veo la promesa estacionada, la aspiración en espera, la quimera que me llama para que la ponga en movimiento…

martes, 28 de septiembre de 2010

En el mundo de las ideas y de los sueños...





Ser fiel a un sentimiento es una peculiaridad de pocos que muchos se adjudican. Cuando se relaciona sentimiento y fidelidad, el primero le resta seriedad al segundo. Con eso de que los sentimientos son efímeros: por lo tanto se trata de utopías, dirán los pragmáticos.

Si nos referimos a deseos o expectativas y de la fidelidad de nuestras acciones para llegar a ellos, los literales entonces dan saltos y votan acuerdos concisos y directos para reafirmarlos. Conozco a personas que marcan una línea de meta y no paran hasta que la cruzan con las manos en alto. Estoy segura que también saben de personalidades así, a lo mejor ustedes forman parte de ese grupo.

“Es fiel a sus sentimientos” dice alguien refiriéndose a determinado sujeto que en medio de las tempestades (no patológicas ni dependientes) continúa afianzado a un sentimiento; a aquel que reafirma su afecto echando mano del difícil arte de ajustar el equilibrio y, a partir del mismo, logra mantenerse nivelado.

La fidelidad es un acuerdo, de primera instancia, a uno mismo y de manera secundaria a la contraparte. No se debe confundir con aferración ni mucho menos con obligación.

¿En qué momento ser fiel a un deseo se convierte a los ojos de los otros en egoísmo?


Conocí una historia:
Una mujer de provincia que deseaba dejar atrás el estereotipo de ama de casa criadora de hijos; en su primera salida para conocer el mundo, se embaraza de un profesionista quien la convence para ser madre y esposa. Tiene con él dos hijos más y también, en secreto, persiste fiel a su deseo: volar, ser independiente, mirar lugares lejanos. La imposibilidad la transforma en sombra taciturna. Trabaja hora tras hora primero para sus hijos (eso se repite una y otra vez), después, cuando los hijos son profesionistas, para lograr ese deseo al que sigue siendo fiel en contraparte a la infidelidad de su esposo.

“No me conoció, no sabe quién soy, siempre estaba trabajando”, dice su hijo mayor quien la admira por su empuje. Aunque al mismo tiempo y cuando la ocasión lo amerita, menciona la valentía e inteligencia del padre profesionista para convencerla de no abortarlo a él, el primogénito. “Yo no estaría aquí, agradezco la oportunidad”, finaliza diciendo con cierto grado de emotividad.



Este es un ejemplo de fidelidad de un deseo, que si bien para algunos resultaría fuera de lugar y tiempo, para otros con mentes volátiles, les motiva a imaginar lo sucedido si la mujer hubiera abortado. De estos últimos: habrá quienes la critiquen, pensando que es un claro ejemplo de egoísmo, llevándola por los caminos intrincados del castigo divino. No olvidemos a los hijos, ¡juzgadores puntuales!

Se cargan las acciones como costal en la espalda; se cargan las consecuencias de las mismas en las plantas de los pies. Los deseos y sentimientos los guardamos bien doblados por debajo de la almohada, para actuarlos en ese otro lado...en el mundo de las ideas y de los sueños.

Pertenezco a las que saben ser fieles a ciertos sentimientos y uno que otro deseo.



¿What about you?



FIRMA: Un ser de este mundo

Imagen de inicio cargada en flickr por Helen Sotiriadis






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