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24 de abril de 2009

Poniendo un granito de arena

El nombre de la recompensa es “Premio Ambiental Goldman“.
Fue creado en 1990 por dos generosos filántropos y activistas cívicos Estadounidenses Richard N. Goldman y su esposa Rhoda H. Goldman.Consta de una dotación de 150.000 USD ($2,154,000 M.N.) y se entrega cada año, en el mes de abril, en la ciudad de San Francisco, California (Estados Unidos).

Hasta ahora ha sido otorgado a defensores del medioambiente de 72 países. En 1991, lo ganó la africana Wangari Maathai, quien luego obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 2004.
En el año 2008 lo ha ganado Jesús León Santos, de 42 años, un campesino indígena mexicano que lleva realizando, en los últimos 25 años, un excepcional trabajo de reforestación en su región de Oaxaca, México.


A Jesús León Santos se lo han dado porque, cuando tenía 18 años, decidió cambiar el paisaje donde vivía en la Mixteca alta, la “tierra del sol”. Aquello parecía un panorama lunar: campos yermos y polvorientos, desprovistos de arboleda, sin agua y sin frutos. Había que recorrer grandes distancias en busca de agua y de leña. Casi todos los jóvenes emigraban para nunca regresar, huyendo de semejantes páramos y de esa vida tan dura.

Con otros comuneros del lugar, Jesús León se fijó el objetivo de reverdecer los campos. Y decidió recurrir a unas técnicas agrícolas precolombinas que le enseñaron unos indígenas guatemaltecos para convertir tierras áridas en zonas de cultivo y arboladas.
¿Cómo llevar el proyecto a cabo?Haciendo revivir una herramienta indígena también olvidada: El tequio, el trabajo comunitario no remunerado.

Reunió a unas 400 familias de 12 municipios, creó el Centro de Desarrollo Integral Campesino de la Mixteca (Cedicam), y juntos, con recursos económicos limitadísimos, se lanzaron en la gran batalla contra la principal culpable del deterioro: la erosión.
En esa región Mixteca existen más de 50.000 hectáreas que han perdido unos cinco metros de altura de suelo desde el siglo XVI.

La cría intensiva de cabras, el sobre pastoreo y la industria de producción de cal que estableció la Colonia deterioraron la zona. El uso del arado de hierro y la tala intensiva de árboles para la construcción de los imponentes templos dominicos contribuyeron definitivamente a la desertificación.

Jesús León y sus amigos impulsaron un programa de reforestación.
A pico y pala cavaron zanjas-trincheras para retener el agua de las escasas lluvias, sembraron árboles en pequeños viveros, trajeron abono y plantaron barreras vivas para impedir la huida de la tierra fértil.

Todo eso favoreció la recarga del acuífero. Luego, en un esfuerzo titánico, plantaron alrededor de cuatro millones de árboles de especies nativas, aclimatadas al calor y sobrias en la absorción de agua.

Después se fijaron la meta de conseguir, para las comunidades indígenas y campesinas, la soberanía alimentaria.

Desarrollaron un sistema de agricultura sostenible y orgánica, sin uso de pesticidas, gracias al rescate y conservación de las semillas nativas del maíz, cereal originario de esta región.
Sembrando sobre todo una variedad muy propia de la zona, el cajete, que es de las más resistentes a la sequía.

Se planta entre febrero y marzo, que es allí la época mas seca del año, con muy poca humedad en el suelo, pero cuando llegan las lluvias crece rápidamente.
Al cabo de un cuarto de siglo, el milagro se ha producido. Hoy la Mixteca alta esta restaurada. Ha vuelto a reverdecer. Han surgido manantiales con más agua. Hay árboles y alimentos. Y la gente ya no emigra.

Actualmente, Jesús León y sus amigos luchan contra los transgénicos, y siembran unos 200.000 árboles anuales..
Cada día hacen retroceder la línea de la desertificación.Con la madera de los árboles se ha podido rescatar una actividad artesanal que estaba desapareciendo : la elaboración, en talleres familiares, de yugos de madera y utensilios de uso corriente.
Además, se han enterrado en lugares estratégicos cisternas de ferrocemento, de más de 10.000 litros de capacidad, que también recogen el agua de lluvia para el riego de invernaderos familiares orgánicos.

El ejemplo de Jesús León es ahora imitado por varias comunidades vecinas, que también han creado viveros comunitarios y organizan temporalmente plantaciones masivas.

En un mundo donde las noticias, con frecuencia, son negativas y deprimentes, esta historia ejemplar ha pasado desapercibida.

Tomado de HECF.

24 de marzo de 2008

Redecorando tu lugar de trabajo


El ambiente en nuestro lugar de trabajo es uno de los factores clave para el éxito. Dicho ambiente se logra gracias a los procesos, gente e infraestructura del mismo. Es bien sabido que la decoración de la oficina ayuda a mantener a los empleados más contentos.

Algunos lugares invitan a la creatividad mucho más que otros.
En algunos sitios, la cultura es tan cerrada que las personas tienen un límite muy reducido de espacio para expresar su individualidad. Es obvio que una pared de color vivo no va a darte creatividad por arte de magia, pero también es cierto que los aburridos espacios tan eficientes, sobrios, discretos, decorados con el mismo estilo que hace 20 años, no son lugares donde las personas innovadoras prefieran estar.


Google: http://knuttz.net/hosted_pages/Google-s-Zurich-Office-20080316


Aquí hay algunas fotos de los lugares más cool para trabajar: http://positivesharing.com/2006/10/10-seeeeeriously-cool-workplaces/
Y algunas sugerencias para la decoración de tu oficina: http://positivesharing.com/2007/03/12-ways-to-pimp-your-office/

20 de enero de 2008

Genio

Quiero compartirles una anécdota que no conocía y que me gustó mucho. La encontré en el libro de Osho, "Revelaciones":

"Estoy recordando a Abraham Lincoln. Cuando llegó a la presidencia de Estados Unidos, su padre era zapatero. Y, naturalmente, la gente egoísta estaba muy ofendida de que el hijo de un zapatero llegara a presidente. Eran aristócratas, pensaban que tenían derecho de nacimiento apra ocupar el puesto más alto del gobierno. ¿El hijo de un zapatero? El primer día, en cuanto Abraham Lincoln hizo su discurso inaugural, un aristócrata muy rico se levantó y dijo: "Señor Lincoln, no debe olvidar que su padre solía hacer zapatos para mi familia." Y el Senado entero rió; pensaron que habían hecho tonto al nuevo presidente.


Pero Lincoln - personas así poseen una entereza totalmente distinta - miró al hombre y dijo:


Señor, sé que mi padre hacía zapatos para su familia, y habrá aquí muchos otros para quienes también los hacía, porque como él los hacía, nadie más podría. Era un creador. Sus zapatos no eran sólo eso, porque puso su alma en ellos. Quiero preguntarle, ¿tiene alguna queja? Porque yo mismo sé como hacer zapatos; si tiene alguna queja puedo hacer otro par. Pero hasta donde sé, nadie se ha quejado jamás de los zapatos de mi padre. Él era un genio, un gran creador, ¡y estoy orgulloso de mi padre!


Todo el Senado enmudeció. No podían entender qué clase de hombre era Abraham Lincoln. Había hecho de la fabricación de zapatos un arte, un acto creativo. y estaba orgulloso porque su padre hizo tan buen trabajo que nunca escuchó una queja. Incluso, aunque era presidente de Estados Unidos, estaba dispuesto a hacer otro par si hubiera alguna queja. El hombre quedó como tonto. Lincoln insistió: "¡Respóndame! ¿Por qué se ha quedado mudo? Quiso hacerme pasar por tonto y ahora mire a su alrededor: usted quedó como tonto."


No importa qué haces sino cómo lo haces, con tu voluntad, visión y amor propio. Así, lo que toques se vuelve oro.
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Lamentablemente, una situación como ésta, en la actualidad, ya no sería concebible. Primero, porque cada vez hay menos personas en la política que reamente puedan presumir de un trabajo honrado y de un origen humilde. Y segundo, porque la baja calidad moral de los mismos políticos, no les permitiría apreciar una contestación de este nivel de sinceridad y orgullo. Si esto hubiera pasado en la actualidad, el senador seguramente habría exigido que el Presidente le hiciera sus zapatos y luego presumiría de que el Presidente los hubiera confeccionado.

En pocas palabras, hasta para recibir las cachetadas con guante blanco, hace falta tener honor.

Ahora pregúntate: ¿cuándo fue la última vez que hiciste un trabajo del que realmente pudieras estar orgulloso? ¿Cuándo fue la última vez que creaste algo? ¿Cuándo hiciste a alguien sentirse orgulloso de ti y de tu trabajo? Espero que tengas una buena respuesta para esto, o cuando menos, un buen plan de acción.