Me siento raro... Hace algo más de un año empecé este blog para escribir mis locuras de ficción, casi como un juego, una forma de distraerme con las historias que se tejen habitualmente en mi cabeza mientras pasa el día, no puedo dejar de inventar situaciones y hechos (casi siempre disparatados), esto a sucedido a lo largo de mis casi seis décadas y bueno, ya que pasa a escribirlos y entretenerme, ese fue el planteo un año atrás.
Pero ¿qué pasó?
Que tampoco me puedo abstraer de la realidad y entonces cometí el error (¿error?) de mezclar en un mismo blog ficción con casos y reflexiones de la vida real y así va esto todo entreverado. Pero ¿Les cuento algo? Es tan entreverado como mi vida así que seguirá así al menos mientras mi vida siga igual...
¿Este preámbulo para qué?
Resulta que hoy viendo el diario El Día de la ciudad de La Plata, Buenos Aires, Argentina me encuentro con una carta de una lectora y no puedo todavía salir mi asombro, asombro o estupor, en alguna medida hasta pánico. Tal vez esté algo paranoico pero debo decir que están pasando cosas que me asustan.
La carta es esta, la escanee y espero que se lea, está también la fecha y el encabezado de página del diario:
Acá sólo la carta:
Se ve mejor ¿verdad?
Ahora lo importante, yo no conozco a Irene Bianchi y tampoco se si es verdad lo dicho en esta carta, supongo que el diario habrá comprobado que la persona existe.
Suponiendo que todo es cierto esto es de una gravedad extrema, yo no se si tomarlo como punto de partida a una sociedad como la que plantea Ray Bradbury en la que los libros están prohibidos y se los debe quemar o peor, se puede leer sólo determinados libros, los que están de acuerdo al modelo a seguir y le convienen al régimen.
Yo siempre supuse que en una biblioteca universitaria cuanto más cantidad de textos se puedan consultar mejor va a ser la formación de los profesionales que egresen, con más capacidad de cambiar opiniones con sus pares de otras Universidades y una mayor amplitud de criterios. Parece que estaba equivocado, las lecturas deben ser acordes a los planes impuestos desde la cúpula...
Esto se asemeja a la historia pergeñada por George Orwell, se lee lo que Big Brother acepta o se lo reescribe a su gusto y conveniencia.
¿Puede un país progresar con profesionales formados con estas directivas?
Yo pienso que no, todo lo contrario... Se hunde en la ignorancia.