Mostrando entradas con la etiqueta penguin libros. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta penguin libros. Mostrar todas las entradas

lunes, 18 de agosto de 2025

Quién mató a mi padre. Édouard Louis

 


     "Cuando se le pregunta qué significa para ella la palabra racismo, la intelectual estadounidense Ruth Gilmore responde que el racismo es la exposición de determinados colectivos a una muerte prematura".

     Con mis momentos mejores y peores creo que poco a poco me he ido leyendo toda la obra de este autor. Hoy traigo a mi estantería virtual, Quién mató a mi padre.

     Supongo que esta vez es fácil y es que si el libro es de Édouard Louis, de un modo u otro, conocemos a Édouard Louis.

     La novela comienza de frente, con una fuerte crítica social a los privilegios masculinos, la opresión social y el uso de la política como cuchillo, para inmediatamente después llevar al narrador a visitar a su padre tras mucho tiempo, al que encuentra muy deteriorado y en el que refleja una parte de los problemas sociales existentes. Descubrimos además que el padre no fue tal, nos presenta una historia de fracasos permanentes que provocan daños en el narrador, así que nada nuevo por este lado.

    Louise es conocido por manejar la autoficción y llevar su activismo y su mirada crítica a la sociedad al terreno propio. En esta ocasión nos habla de su padre, al que disecciona como un hombre con sus defectos que es víctima de la época que le ha tocado vivir y al que incluso permite un punto de cambio. Sin embargo, y posiblemente este sea el punto que hace que la novela gane interés, esta vez hay una crítica más directa, una reflexión acusatoria que trasciende la no ficción y eso hace que el lector no se sienta tan preso de una historia personal que, por lo dramáticamente adecuada a los fines de Louise, muchas veces se ha puesto en duda. Era evidente que la masculinidad y la violencia iban a estar en el centro del foco de atención, pero en esta ocasión y acertadamente, el autor sabe hacerse un poco a un lado para permitir el protagonismo a su padre (algo que no supo hacer con la historia materna). Esto suaviza la sensación de leer algo ya contado, la enésima historia de la misma vida en un panorama literario que tiene todas las opciones para un hombre que triunfó ya con su primera novela.

     Quién mató a mi padre me ha parecido una buena opción para quien ya haya leído al autor. Sin embargo deja el regusto agridulce de quien lee a alguien que no se arriesga.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 20 de mayo de 2024

El Museo. Owen King




     "La ciudad, apodada «la Más Bella» por poetas y procuradores municipales en honor a su río, el caudaloso Bello, sobresalía del territorio como un padrastro de su pulgar"

     A veces el placer que ha provocado la lectura de los títulos de un escritor nos lleva a seguir su estela hasta extremos insospechados, por ejemplo, leer a sus hijos. Así es como llego a Owen King y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El museo.

     Conocemos a Dora, cuya vida ha sido dura. Creció en un orfanato ya que su familia falleció debido al cólera y ella, sin ser capaz jamás de olvidar a su hermano ni sus últimas palabras, ha trabajado últimamente en el servicio doméstico de la Universidad. En un mundo convulso, Nora tiene una relación con Robert, al que convence para que la ayude colocándola en la Universidad para la Investigación Psíquica, un instituto ocultista en el que él trabajó. Un lugar en ruinas en una ciudad en ruinas que la llevan a centrarse en la periferia y, poco a poco, ir profundizando en los misterios que recorren la ciudad como almas perdidas.

     Tengo que decir que mi experiencia con esta novela ha sido, cuanto menos, complicada. Me costó entrar en ella varios intentos. No tenía claro si era la prosa, la historia, D que no me encajaba, su amante... me parecía... aburrida. Sin embargo, siempre digo que no abandono los libros sin haberlos terminado, así que, tras dejarlo apartado unos cuantos días, decidí retomar. Descubrí entonces un lugar sin nombre en un tiempo pretérito en el que había sucedido algo que dio al traste con el orden tal y como lo habían conocido. En este lugar, en el que en un momento determinado incluso deambulan almas perdidas, las clases altas se han ido y las bajas intentan hacer lo que pueden bajo un orden tambaleante que amenaza con desplomarse. Y es que es una novela en la que la trama parece lo más importante, dejando descuidados el resto de los elementos para que el lector decida lo que tiene que hacer. La novela tiene carencias en cuanto a personajes, que no terminan de quedar definidos para que el lector se implique con ellos; pero la más importante es en el ritmo. King quiere conectarlo todo pero lo hace del mismo modo que aquellos profesores que pensaban que su asignatura era la única durante los años de estudio. Exige tanta atención que agota al lector, sin recompensarle lo suficiente al proporcionarle una novela que falla en el ritmo, tal y como se percibía ya en las primeras páginas. Un ritmo que cambia pero al que, superado el primer tercio, se le empieza a ver que le falta continuidad.

     El autor busca recursos utilizados para sobresalir, comparaciones llamativas, metáforas visuales; usa todo, y quizás no era necesario. La comparación con Dickens la entiendo aunque siendo sincera no la veo más allá de la propia cita del autor que parece haber preparado todo para obtenerla, incluída la cita del principio. Y yo he echado en falta la libertad. Owen King más que un libro ha presentado un ejercicio y eso hace que la lectura se resienta dejando espacio para que el lector se de cuenta de que quizás, el tiempo, el oficio y la confianza, nos dejen ver lo que hay ahí. A fin de cuentas no debe de ser fácil ser un King si tu padre se llama Stephen o tu hermano es Joe Hill.

     El Museo es una novela desigual de difícil recomendación. 

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 15 de mayo de 2023

El Deshielo. A. D. Miller

 

      "Lo olí antes de verlo.

     Había un grupo de gente en la acera y la calzada, en su mayoría agentes de policía, uos hablando por móviles, otros fumando, unos mirando, varios mirando a otra parte. Desde la dirección por la que yo venía, la gente congregada me impedía ver lo que había detrás de ellos, y al principio pensé que, dada la abundancia de uniformes, debía de ser un accidente de tráfico o tal vez una redada de inmigrantes. Entonces noté el olor. Era un olor como el que notas en tu casa si te olvidas de sacar la basura cuando te vas de vacaciones, fuerte pero ácido, lo bastante intenso como para imponerse a los aromas veraniegos normales de cerveza y revolución. Era el olor que lo había delatado".

     El amor por la cubierta tuvo la culpa de esta lectura. Hoy traigo a mi estantería virtual, El deshielo.

     Conocemos a Nick, un abogado que trabaja para bancos que quieren invertir en empresas rusas; acuerdos, garantías y petróleo es el ambiente de un hombre gris que va cumpliendo años con el temor a seguir siendo un  hombre gris y acabar en un matrimonio del mismo color que sentencie su vida. Entonces Masha y Tatiana entran en su vida, dos jóvenes muy diferentes y Nick se enamora de la primera, una mujer peculiar aunque él no parece darse cuenta. Y entonces llega el deshielo y aparece un cuerpo. O quizás fue antes y el cuerpo aparece, como corresponde, en la primera página.

      Una de las grandes dificultades de los traductores son los juegos de palabras. En este caso la primera vino en la frente ya que en su idioma original la novela juega con Snowdrops que parece el nombre de una flor (campanilla de invierno) pero que se trata de una palabra utilizada en slag ruso para hablar justamente de lo que se representa, los cuerpos que aparecen con el deshielo. Habida cuenta de que se trata de una palabra que no existe tengo que decir que me gusta la opción elegida.

     El primer, que no el único, acierto de la novela, es el narrador. A ratos ciego,, el personaje representa a un extranjero que llega a Moscú a trabajar y se enfrenta a un mundo corrupto que le va haciendo mella entre violencias y temores. Se ve ya en las primeras páginas que no estamos ante un personaje que no sabe lo que ve a su alrededor, pero más que de eso, la novela trata de su evolución en el entorno que ha elegido para vivir. Él un supuesto cínico que mira hacia otro lado cuando cree que es necesario y que acaba cayendo presa del romanticismo como si en Rusia no pudiera suceder otra cosa que una historia de amor. Y de muerte, posible o segura, que puede llegar de mano de un vecino o de un cliente que es conocido por el temor que despierta. Porque todos estos, y algunos más, son los ingredientes que Miller ha metido en una novela que brilla en sus descripciones ya sean literales o de los ambientes más bajos de una ciudad aparentemente cosmopolita. No negaré que a veces he tenido la sensación de que Miller exageraba y que el punto central de la historia, que el lector puede pensar en un principio que es la respuesta obtenida por la joven a la que el protagonista pide matrimonio pero que a la postre es el resultado en Nick de su peripecia, se anticipa fácilmente, pero no resta esto valor a una novela que he disfrutado bastante pese a que, siendo objetiva, no saca el partido que hubiera podido a una ambientación llena de posibilidades. 

     El deshielo me ha parecido una novela entretenida que he disfrutado bastante, algo que, dadas mis últimas experiencias lectoras, la colocan en un buen lugar.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.