COMENTARIO DEL DÍA.

Fotos tomadas en el momento justo y oportuno, y creo que todas merecedoras de premio. Seguro que os gustarán.

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Sé que entre mis seguidores hay muy pocos aficionados a los toros, por no decir ninguno, pero como sabréis hoy es 7 de julio y han comenzado los tradicionales Encierros de San Fermín de Pamplona. Aunque a uno no le gusten los espectáculos taurinos, me gustaría puntualizar que en cualquier encierro y no sólo los de los Sanfermines, los toros no sufren maltrato alguno. Es más en Pamplona hasta tocar a un toro está penado, y si el sujeto que lo hace es localizado lo denuncian. Otra cosa son las corridas de toros, que aquí si que habría ya mucho que discutir, por aquello que dicen del maltrato animal. De hecho los toros que corren por las mañanas en el Encierro de Pamplona por la tarde son lidiados en la plaza, pero repito que esto ya es harina de otro costal. Entiendo que a los que no les gusta, hasta en un encierro vean maltrato, pero sintiéndolo mucho “no comparto esa opinión”. Lo que si digo muy claro que para ponerse a correr delante de un toro como hacen los jóvenes y no tan jóvenes en Pamplona “hay que tener muchos cojones”, aunque sé que con esto tampoco estaréis de acuerdo conmigo. Bien debajo del comentario os dejo el primer Encierro de los Sanfermines de este año, por si alguien quiere echarle un vistazo.   (No sé porque han retirado el vídeo, yo lo acababa de ver, pero creo que han quitado más de este primer encierro, habrán sido los poderes mágicos de los antitaurinos). 

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Cuando hay que hablar en serio se hace: si yo soy el primero que me gustan las bromas, también denuncio todo a aquello que me perece ultrajante y vejatorio, y esta noticia para nada me parece divertida, pero ya sabéis que yo publico de todo. Creo que esto ya se sale de madre y resulta bochornoso, patético e indignante. En Magaluf (Mallorca) realizan un concurso para los turistas que andan por allí de vacaciones, que lo han bautizado con el nombre de “mamading”, en el cual las mujeres que se prestan a ello, deben realizar un determinado número de felaciones a los hombres presentes en el bar/discoteca donde se celebra el repugnante evento. La que consigue el mayor número de “chupadas” en menor tiempo, recibe como premio barra libre en el local durante todo el tiempo que a la chica le duren las vacaciones. Si denigrante es el comportamiento de estas mujeres por prestarse a semejante asquerosidad, más despreciable y rastrero son los tíos que entran en este abominable juego. (Ver vídeo y leer enlace). Debo aclarar que el vídeo lo podéis ver tranquilamente, ya que no se aprecia nada escandaloso.  

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Ya voy mejor del “huevo”: me han colocado unos calzoncillos marianos, y un braguero que me llega hasta los sobacos, y como oprime tanto, el “huevo” ya no baila y la molestia casi que ha desaparecido: pero “ozú que caló” con “toas mis cosas tan apretujas”. Y lo peor no es eso, lo malo es para mear; como meo más que los chotos, “menuda odisea”. Mientras que me quito la camiseta, me desabrocho el braguero, y me bajo los calzoncillos marianos, ya os podéis imaginar el tiempo que me tiro. Ayer por la tarde fui con mi amigo el cura a Valencia y entré a un bar a mear, y cuando salí habían siete u ocho tíos en cola, y el cura trataba de apaciguarlos, ya que se que más de uno se estaba cagando y decían que cuando saliera el tío que estaba dentro que me iban a cascar. Por fin no me pegaron, pero las miradas que me echaron vaya tela. Ahora tan prieto estoy hecho un figurín, de hecho algunas me dicen por la calle -vaya culo bonito tío- pero se me escaldan la ingles, así que pronto tiraré el braguero al carajo.   

COMENTARIO DEL DÍA.

Sabía que estaba idiota, lo que lo sabía es que esa idiotez me superaba por días. Resulta que desde la semana pasada estoy oyendo ruidos toda la noche, y a todas horas, como secadoras de ropa, taladradoras, y hasta sonidos como si tuviese una fábrica de calderas en la puerta de casa, y me dije- que maneras de dar por culo los vecinos a altas horas de la madrugada-. Resumiendo fui al médico porque me dolía el oído, y lo que tengo es una otitis del carajo, por eso oigo tanto bullicio. Vamos que si no me duele el oído cojo a un vecino del pescuezo creyendo que el responsable de tanto alboroto era él. Que tenga los oídos malos, y que no me de cuenta de que los responsables de las escandaleras son mis pabellones auditivos sólo le pasa a un majara como yo.  

COMENTARIO DEL DÍA.

Con la edad vamos menguando y al menos los hombres al final sólo nos quedamos con orejas, nariz y picha como los perros de los cortijos. Que hay que joderse que lo único que nos crece hasta que la cascamos sea la nariz y las orejas, y sino fijaros en muchos ancianos, la tocha y soplillos que tienen. Yo ya me voy encogiendo como las pasas, y los brazos y las piernas se me están quedando como a la muñeca chochona. Noto que adonde antes llegaba ahora me tengo que poner de puntillas, sino no llego ya que las extremidades tanto superiores como inferiores han disminuido notablemente, y cuando voy conduciendo la carretera la veo cada vez más baja. Y cada vez que entro al garaje a aparcar el coche, tengo que estirar el pescuezo por la ventanilla como un avestruz para llegar al interruptor de la luz. Robledo mi mujer dice que cada día estoy más recortaete: En fin que como le dijo un día un primo mío a la abuela que se había quedado muy chiquitita, cuando la palme me van a tener que enterrar en una caja de mantecaos. No es que haya sido nunca muy grande, para los de mi generación tenía una talla normal, pero “válgame el Señor” como me estoy quedando.

COMENTARIO DEL DÍA.

Dice la menda esta del (enlace) que el orgasmo le duró tres horas, y una "mierda". Ni que fuera una cerda, como los que se están montando la orgía de los de arriba, que a estos machotes si que les dura el orgasmo media hora. A esta loca lo que le metieron fue una lombriz por la almeja.    

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 Esta mañana he salido al balcón en calzoncillos a cantar y a bailar esta maravilla de pieza, y las vecinas de la finca de enfrente me señalaban con el dedo y las muy pécoras se reían a mandíbula abierta. Yo no sé si se reían porque las encandilaba con la gracia que movía los pies, o las muy lagartas se burlaban de lo que miraban y no veían.