¿Qué marciano sembró semillas de muerte
en mi mente atormentada?.
¿Qué fue de aquella mancha de aguardiente
en el vestido más
andrajoso
de la puta que reinaba en el sórdido aquelarre nocturno?.
Amada meretriz que, sumergida en un mar de semen y sudor,
vertió tres lágrimas por mi
… no tuvo tiempo de más.
Se mezcló la sangre de las hemorragias internas
con los polvos mágicos llameados en viejas cucharillas de
café
mientras mi depravada juventud
se deslizaba por laderas de hedonismo, pecados capitales,
amores sublimes que murieron desangrados
y delirantes confusiones en los sentimientos y el paisaje.
Sobre la mesita de noche
siempre un libro con caducadas páginas de látex,
una bellota ex-pasajera de dilatados intestinos furtivos,
una destartalada caja de valium
y algunos licores embutidos en los vidrios
que pronto acompañarían a sus congéneres ya apurados
que habitaban bajo el lecho.
Ahora, día tras día, esfuerzo tras esfuerzo,
quemo las astillas de mis viejos muebles
para mantener el calor de ese astro blanco
que cada noche rompe el negro que domina el firmamento
… aunque el viento salvador haya cesado de arreciar
y la agridulce calma chicha
apunte con su guadaña a la sien de mi velero.
(Tano) 22.6.15