De pronto, te arrancaron de ella y quedaste expuesta. Ahora debes buscar una nueva tierra. Es un momento crítico, de supervivencia. El aire mueve tus hojas, te lleva de aquí para allá. Hay plantas alrededor, pero no pueden hacer nada por ti, porque la única que puede encontrar el lugar indicado para echar raíces nuevamente eres tú misma. Al principio te sentiste sola. El vendaval que te arrancó había dejado un poco aturdida a la plata mayor que solía protegerte del sol. Pero gritaste y tu voz se escuchó. Esa planta sigue cerca y está acumulando reservas para poder juntar sus raíces con las tuyas. Sabes que eso toma tiempo y debes tener paciencia. Mientras tanto, buscas la flor de los siete colores y ruegas que ocurra el milagro de Angel: encontrar la flor en tu propio jardín, muy cerca, quizá un piso más arriba.
domingo, 17 de abril de 2011
LA FLOR DE LOS SIETE COLORES
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