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jueves, 28 de julio de 2011

El secreto del cazador de caracoles

El otro día me encontré con una persona singular. Es un hombre ya mayor y en cuya cara se reflejaba la experiencia de toda una vida, una bondad radiante y una sabiduría que destellaba en sus ojos. Se hace muy fácil entablar conversación con él y eso es lo que estuvimos haciendo a la sombra de un gran cerezo que posee en su cuidado huerto y aposentados en un acogedor banco de madera.
Entre las muchas historias que me contaba sobre las observaciones de pájaros, plantas y otra serie de animales, se mezclaban con unas curiosas y duras historias de su vida, hasta que el tema se centró en los caracoles y su gran conocimiento sobre ellos.

Para este hombre los caracoles habían pasado a ser desde una necesidad hasta un buen negocio, que le ayudó a obtener una renta adicional para mantener a su familia en muchos momentos difíciles. Conocía perfectamente todos los rincones de la huerta y de la parte alta del monte donde durante muchos años anduvo cogiendo caracoles, cuando casi nadie apenas encontraba ninguno. ¡Tengo un método infalible para encontrar caracoles!, sonreía mientras lo comentaba. Mi curiosidad me obligó a preguntarle por esa manera de cazar caracoles.

 Muy dispuesto el hombre, se acercó a la cabaña donde guardaba sus herramientas para el huerto y otros cachivaches, cogió un saco de arpillera y extrajo una pequeña regadera, un tamborcillo y una linterna – Esto es todo mi secreto -  Cuando hace días que no ha llovido es preciso acudir a las zonas donde suelen hacer las puestas los caracoles en el suelo y poner en funcionamiento los tres utensilios.

- ¿Cómo se hace para que salgan los caracoles?

- ¡Muy fácil! : Espero a que empiece a oscurecer y salgo al campo, allí enciendo y apago rápidamente la linterna, a continuación toco el tambor de esta forma peculiar y paso la regadera echando pequeñas gotas de agua sobre la maleza. Los caracoles se piensan que las luces son rayos, el golpeteo del tambor los truenos y el agua de la regadera la incipiente lluvia. Los caracoles deseosos de comer empiezan a salir desde sus escondites.
¡Genial!

 * Nota: Guarda tú también este gran secreto

lunes, 7 de febrero de 2011

Inteligencia verde

Las plantas, después de millones de años de evolución y el hombre descubriendo poco a poco sus funciones, se ha dado cuenta de que conversan unas con otras, luchan y se defienden de sus enemigos, eligen donde vivir. Reaccionan a las infecciones y se quejan cuando las hieren. Encuentran simbiosis con bacterias nitrificantes y con hongos, interactúan con los insectos para ser polinizadas, desarrollan los mas complejos diseños de frutos y semillas (que luego el hombre desarrolla como inventos- el belcro, diseño de las palas de turbinas, medicamentos….).


Son muchos millones de años evolucionando y muchos los ejemplos que nos llevan a pensar que hay algo mas en las plantas que no acertamos a entender, quizá porque hayamos centrado hasta hace bien poco en sus funciones básicas como la fotosíntesis, el crecimiento, la floración y poco mas.

Científicos del Instituto Max Planck de Química Ecológica, de Alemania, dirigidos por Ian Baldwin, apodado como el "hombre que susurra a las plantas", trabajan desde años para descifrar las distintas formas de "dialogar" que emplean los vegetales.

Un botón como muestra:


Muerte de kudús en el sur de Africa: Las acacias, un árbol extendido por todo el mundo, son especialmente comunes en África y Australia. Lo que no sabía es que estos impresionantes árboles cuentan – según descubrió un profesor de la Universidad de Pretoria – con un mecanismo de alarma para advertir a sus congéneres de la llegada de herbívoros.

Cuando los antílopes comienzan a ramonear las hojas de una acacia, el árbol emite al aire una señal de etileno gaseoso a través de los poros de sus hojas. Esta señal viaja hasta 45 metros avisando a otros árboles cercanos de la presencia de herbívoros. Una vez recibida la señal, las acacias comienzan a producir tanino en sus hojas en cantidades que resultan letales para los antílopes.

La jirafa se alimenta tambien de acacias, come unos cuantos brotes de un árbol y no vuelve a comer de otro árbol hasta que no se ha alejado lo suficiente y en contra del viento. De esta forma evita la toxicidad inducida entre las acacias.

Por cierto, no hace falta irse a África para contemplar esta clase de comportamientos. Hace 25 años, el científico francés Paul Caro descubrió que los robles responden de una forma similar al ataque de las orugas. Los robles que eran atacados por las orugas parecían tener dosis de taninos más altas en sus hojas, una sustancia que mataba a la mayoría de las larvas.








El próximo paso en la evolución del hombre: Tener una piel verde (llena de cloroplastos) que le permita realizar la fotosíntesis, así con unos cuantos tragos de agua y un puñado de tierra mineralizada poder desarrollar su propio alimento, mientras nos exponemos un rato al sol. Pero tal y como somos, seguro que no faltarían individuos, que como la cuscuta, estarían dispuestos a vivir a costa de sus semejantes.
Foto de T.M. Jones











Montaje de pepenosela: El bebe  vegetal

lunes, 30 de noviembre de 2009

Las lentejas de Beethoven


Una estupenda idea del concurso de Galiciencia 2009 (pincha en Galiciencia y te enterarás de más iniciativas), donde más de un centenar de estudiantes de ESO y Bachillerato de Galicia, Barcelona y Euskadi, presentan un montón de inventos, y de los que mas llamó mi atención fue la germinación de lentejas aplicando 3 sistemas distintos de germinación:
1.- Sin música de ningún tipo.
2.- Con música latina.
3.- Con música de Beethoven.
Las lentejas de los tres semilleros tenían las mismas condiciones de tierra, humedad, temperatura e iluminación. ¿Cual fue la diferencia?:
Las precursoras de la idea nos lo cuentan:
"Comprobamos que las que escucharon a Beethoven crecieron hasta los 26 centímetros; las de la música latina a la mitad y las que dejamos en el aula, ni siquiera germinaron, aunque cuando le pusimos a Beethoven alcanzaron enseguida los 6 centímetros".

Foto del periódico farodevigo.es. Alumnos de Virxe da Saleta de Cea con su investigación sobre la germinación de las lentejas. // J.Regal

Me parece sorprendente la idea, y mucho mas el resultado. A decir verdad ya propusimos el colocar música en el invernadero, pero no nos creíamos que pudiéramos obtener mejores resultados y siempre lo dejábamos de lado. Creo que a partir de ahora, intente probar algo similar.

Esta noticia la conocí ayer, viendo las noticias en televisión. Así que hoy explicando a mis alumnos el evento, les he preguntado a su vez que propusieran una explicación al asunto, la mayoría no ha respondido, pero uno de ellos, como si de una aparición se tratara, ha contestado:
“Las plantas oyen” y para reforzar su posición, comenta: ¿Por qué te crees que hay gente que les habla a las plantas?.

Bueno, al menos, alguien ha respondido. Desde luego yo no tengo la respuesta, pero me gustaría conocerla y prometo introducir música en el invernadero, aunque creo que voy a poner a Bach y Beethoven, para saber con cuales se desarrollan mejor.