.Escribes mucho para lo poco que dices.
.Hoy es un jueves de color chocolate barato.
.Fede dixit: derecho análogo me suena a derecho a que te den por el culo.
.La novela decía que las agujetas eran de color de rosa. No. Las agujetas son de color amarillo limón, por lo estridente y por lo molesto, claro.
.Deboro cerezas. Deboro verano.
6/28/2007
6/25/2007
m e m e
Lluna de foc me ha pasado un meme de estos. Total que tengo que escribir ocho cosas sobre mi. A ver…
Las reglas del juego son estas:
1. Cada jugador(a) comienza con un listado de 8 cosas sobre sí mismo.
2. Tienen que escribir en su blog esas ocho cosas, junto con las reglas del juego.
El listado:
1 – Soy: contradictoria, pequeña, realista, pesimista, algo despistada, una persona a un coche pegada, del barça, la que garabatea y junta palabras con mayor o menor frecuencia, hija de mis padres, amiga de mis pocos, conocida de unos cuantos y saludada de otros tantos más.
2 – Hago: menos cosas de las que quisiera, pocas tonterías (por vergüenza normalmente), lo que haga falta por mi gente, viajes en tren diarios para ir a trabajar a pesar del servicio que mi amado Sr. Renfe me ofrece a diario, fotos, un arroz con atún y bacón que no está nada mal.
3 – Quiero: ser feliz, que él lo sea, que mis padres estén un poco mejor, que fawney disfrute por euskadi, que sergi siga apareciendo, que la pareja feliz siga desaparecida porque significará que están bien, que el pintor pinte (y venda), que los ocasionales lo sigan siendo, ver a iuki, playa (¡ya!), summercase (hay ganas de música), vacaciones.
4 – Siento: ser un poco imbécil de vez en cuando, sentir cosas que no son por el simple hecho que mi cabeza les de demasiadas vueltas, mucho (por suerte).
5 – Canto: para olvidar, para hacer el “chorra” cuando estoy sola y nadie me ve ni me oye, en el coche, flojito si hay alguien delante, sus canciones, los jingles de los anuncios.
6 – Leo: menos que antes, ahora: El curioso incidente del perro a medianoche, lo que me regalan, lo que compro en edición de bolsillo; en castellano, en catalán, a veces en inglés; antes de dormir, tomando el sol o en el tren, la prensa gratuita y el Expansión por trabajo.
7 – Pienso: demasiado, en él, en los de casa, en gente que ni conozco y que son de mi mundo virtual, en lo mal que va el mundo, en qué seré de mayor, en el pasado, en las vacaciones, en como hacer que las cosas sean mejores, en lo que quiero y como lo quiero, en banalidades, en viajar.
8 – Me gusta(n): el cine, las palomitas, el chocolate, Joan, los que me dejan que les quiera, los libros, que me cuenten cuentos, el color rojo y el color negro, mi música rara como dice Eli, la (buena) publicidad, escribir cartas, hacer regalos (y envolverlos), la playa y el solecito, los canelones de mi madre, las margaritas y las rosas (blancas o rojas), hacer fotos, mirar.
Ah, había eso de escoger 8 personas que deben hacerlo, pero lo he quitado.
Las cosas hay que hacerlas porque a uno le vengan en gana.
Las reglas del juego son estas:
1. Cada jugador(a) comienza con un listado de 8 cosas sobre sí mismo.
2. Tienen que escribir en su blog esas ocho cosas, junto con las reglas del juego.
El listado:
1 – Soy: contradictoria, pequeña, realista, pesimista, algo despistada, una persona a un coche pegada, del barça, la que garabatea y junta palabras con mayor o menor frecuencia, hija de mis padres, amiga de mis pocos, conocida de unos cuantos y saludada de otros tantos más.
2 – Hago: menos cosas de las que quisiera, pocas tonterías (por vergüenza normalmente), lo que haga falta por mi gente, viajes en tren diarios para ir a trabajar a pesar del servicio que mi amado Sr. Renfe me ofrece a diario, fotos, un arroz con atún y bacón que no está nada mal.
3 – Quiero: ser feliz, que él lo sea, que mis padres estén un poco mejor, que fawney disfrute por euskadi, que sergi siga apareciendo, que la pareja feliz siga desaparecida porque significará que están bien, que el pintor pinte (y venda), que los ocasionales lo sigan siendo, ver a iuki, playa (¡ya!), summercase (hay ganas de música), vacaciones.
4 – Siento: ser un poco imbécil de vez en cuando, sentir cosas que no son por el simple hecho que mi cabeza les de demasiadas vueltas, mucho (por suerte).
5 – Canto: para olvidar, para hacer el “chorra” cuando estoy sola y nadie me ve ni me oye, en el coche, flojito si hay alguien delante, sus canciones, los jingles de los anuncios.
6 – Leo: menos que antes, ahora: El curioso incidente del perro a medianoche, lo que me regalan, lo que compro en edición de bolsillo; en castellano, en catalán, a veces en inglés; antes de dormir, tomando el sol o en el tren, la prensa gratuita y el Expansión por trabajo.
7 – Pienso: demasiado, en él, en los de casa, en gente que ni conozco y que son de mi mundo virtual, en lo mal que va el mundo, en qué seré de mayor, en el pasado, en las vacaciones, en como hacer que las cosas sean mejores, en lo que quiero y como lo quiero, en banalidades, en viajar.
8 – Me gusta(n): el cine, las palomitas, el chocolate, Joan, los que me dejan que les quiera, los libros, que me cuenten cuentos, el color rojo y el color negro, mi música rara como dice Eli, la (buena) publicidad, escribir cartas, hacer regalos (y envolverlos), la playa y el solecito, los canelones de mi madre, las margaritas y las rosas (blancas o rojas), hacer fotos, mirar.
Ah, había eso de escoger 8 personas que deben hacerlo, pero lo he quitado.
Las cosas hay que hacerlas porque a uno le vengan en gana.
6/19/2007
poc a poc
Me sigo moviendo, poco a poco, como si quisiera ser yo quien tocara el viento y no el viento el que me tocara a mi.
Tengo cierto miedo, ese que hace que mires dos veces antes de cruzar la calle. Ese “por si a caso”. Me da miedo el fracaso, el futuro, el final. Tres f. Pero me da igual. Tengo demasiadas tonterías en la cabeza. Demasiadísimas. Que si quiero esto o lo otro, que si el sábado pensé demasiado, viví demasiado, reí demasiado. Que si el domingo me tosté cual tostada en tostadora por culpa del solazo que hacía de buena mañana y que por culpa de esto mis sesiones de topless en el jardín de casa no han servido para nada porque tengo incluso la marca de la tira de mi bandolera. Que si quiero ir xino-xano a la Xina o a donde sea que me dejen entrar.
Y ahora tengo frío acondicionado cuando fuera debemos rozar los 30 grados. Quizás me paso, 27º y todos contentos.
Además, tengo esa extraña sensación de que algo pasará. Algo bueno-malo-regular, ni idea. Yo de pitonisa tengo poco por no decir nada. Estoy entre bien y mal, a ratos incluso un poco de todo. Pero estoy casi feliz diría. Los fines de semana interesantes me dan mucho juego. No he parado y me ha parecido estupendo. Perfecto. Magnífico. Tengo cierto grado de hiperactividad encima y me gusta. El sábado al zoo con mis dos castellonenses que vinieron de excursión. La familia. Cuanto tiempo sin verles y lo bien que lo pasé. Los cotilleos y filosofadas varias con los parientes lejanos son lo mejor. Ella sabe mucho y me gusta y el pequeñajo que ya tiene 11 años será un tío espectacular, de los que tiene y puede, de los que escucha y quiere. Y luego se fueron de vuelta, en bus hasta Nules. Quiero que llegue agosto y escaparme a verles. Y luego cena. Buena. Con ensalada con chocolate y langostinos y lambrusco negro. Y luego como perder 20 euros y recuperarlos. Increíble. Y el domingo: fotos y tostamenta.
Y los días siguen volando, porque ya es martes. Me llegan noticias de muchos lados. Buenas creo. La gente toma decisiones a conciencia. Gente que dice que va, otros que dicen que irán y volverán, entre allí y aquí. Gente buena. A veces sólo puedes admirar la capacidad de ponerle narices a las cosas que tienen algunos. Son valientes y lo saben y por eso pueden con todo. Hay ganas de movement, movement. Y de más sonrisas compartidas casuales y bien recibidas. Me gusta que me llame. Es increíble como una voz te puede llegar a alegrar tanto un día.
Ahora mismo tengo banda sonora en el despacho. Mis jefes acaban de poner El Fary, que hoy ha muerto. Descanse en paz. Justo ahora suena el torito que tiene botines y no va descalzo. Tremendo momento, tremendo.
Tengo cierto miedo, ese que hace que mires dos veces antes de cruzar la calle. Ese “por si a caso”. Me da miedo el fracaso, el futuro, el final. Tres f. Pero me da igual. Tengo demasiadas tonterías en la cabeza. Demasiadísimas. Que si quiero esto o lo otro, que si el sábado pensé demasiado, viví demasiado, reí demasiado. Que si el domingo me tosté cual tostada en tostadora por culpa del solazo que hacía de buena mañana y que por culpa de esto mis sesiones de topless en el jardín de casa no han servido para nada porque tengo incluso la marca de la tira de mi bandolera. Que si quiero ir xino-xano a la Xina o a donde sea que me dejen entrar.
Y ahora tengo frío acondicionado cuando fuera debemos rozar los 30 grados. Quizás me paso, 27º y todos contentos.
Además, tengo esa extraña sensación de que algo pasará. Algo bueno-malo-regular, ni idea. Yo de pitonisa tengo poco por no decir nada. Estoy entre bien y mal, a ratos incluso un poco de todo. Pero estoy casi feliz diría. Los fines de semana interesantes me dan mucho juego. No he parado y me ha parecido estupendo. Perfecto. Magnífico. Tengo cierto grado de hiperactividad encima y me gusta. El sábado al zoo con mis dos castellonenses que vinieron de excursión. La familia. Cuanto tiempo sin verles y lo bien que lo pasé. Los cotilleos y filosofadas varias con los parientes lejanos son lo mejor. Ella sabe mucho y me gusta y el pequeñajo que ya tiene 11 años será un tío espectacular, de los que tiene y puede, de los que escucha y quiere. Y luego se fueron de vuelta, en bus hasta Nules. Quiero que llegue agosto y escaparme a verles. Y luego cena. Buena. Con ensalada con chocolate y langostinos y lambrusco negro. Y luego como perder 20 euros y recuperarlos. Increíble. Y el domingo: fotos y tostamenta.
Y los días siguen volando, porque ya es martes. Me llegan noticias de muchos lados. Buenas creo. La gente toma decisiones a conciencia. Gente que dice que va, otros que dicen que irán y volverán, entre allí y aquí. Gente buena. A veces sólo puedes admirar la capacidad de ponerle narices a las cosas que tienen algunos. Son valientes y lo saben y por eso pueden con todo. Hay ganas de movement, movement. Y de más sonrisas compartidas casuales y bien recibidas. Me gusta que me llame. Es increíble como una voz te puede llegar a alegrar tanto un día.
Ahora mismo tengo banda sonora en el despacho. Mis jefes acaban de poner El Fary, que hoy ha muerto. Descanse en paz. Justo ahora suena el torito que tiene botines y no va descalzo. Tremendo momento, tremendo.
6/14/2007
cosas de hoy
La perfección imperfecta,
la vida moderna,
sonrisas regaladas,
las ganas de ti,
charlas internauticas y
David Bowie.
A veces me siento un poco absolute beginner...
...c’est la vie, suposo.
la vida moderna,
sonrisas regaladas,
las ganas de ti,
charlas internauticas y
David Bowie.
A veces me siento un poco absolute beginner...
...c’est la vie, suposo.
6/11/2007
varios
A veces mentir por una buena causa es necesario.
El fútbol es un deporte de locos: lo que puede llegar a cambiar todo en un minuto. :(
No vayáis a ver Zodiac, no merece la pena. De hecho es un buen somnífero, vale sí, pero da igual, seguro que encontráis cosas mejores que hacer. Eso sí, es una peli que empieza muy bien, es interesante, engancha mínimamente, pero tiene un problema, es demasiado larga y un poco lenta. Es una opinión, nada más.
Ya tengo gimnasio. El jueves me voy a hacer mi “rutina”.
Las exposiciones en la calle son geniales. La semana pasada “Trash people” en Plaza Real y las esculturas de Mitoraj que, si no me equivoco, estan hasta julio en Rambla Catalunya. Muy interesantes. Bravo.
Sigo recomendando los libros de Marjane Satrapi, ahora estoy acabando “Persépolis” y la verdad es que mezcla humor y realidad cruda como pocas. Cómic satírico, real, diría que incluso un poco irreverente. Muy bueno.
El sábado vi a Gerard. Estar con mi ahijado es de lo mejor. Vinieron a casa y Gerard hizo jugar a mi padre (que no se encontraba demasiado bien y gracias a esto se lo pasó pipa y se olvidó un poco de lo que le duele); dio comida a los perros de la mano de mi madre y se cansó muchísimo. Hablamos, jugamos y me reí mucho.
A veces tengo demasiado(s) miedo(s). Cosas que tiene una.
En fin, ya es lunes.
:)
El fútbol es un deporte de locos: lo que puede llegar a cambiar todo en un minuto. :(
No vayáis a ver Zodiac, no merece la pena. De hecho es un buen somnífero, vale sí, pero da igual, seguro que encontráis cosas mejores que hacer. Eso sí, es una peli que empieza muy bien, es interesante, engancha mínimamente, pero tiene un problema, es demasiado larga y un poco lenta. Es una opinión, nada más.
Ya tengo gimnasio. El jueves me voy a hacer mi “rutina”.
Las exposiciones en la calle son geniales. La semana pasada “Trash people” en Plaza Real y las esculturas de Mitoraj que, si no me equivoco, estan hasta julio en Rambla Catalunya. Muy interesantes. Bravo.
Sigo recomendando los libros de Marjane Satrapi, ahora estoy acabando “Persépolis” y la verdad es que mezcla humor y realidad cruda como pocas. Cómic satírico, real, diría que incluso un poco irreverente. Muy bueno.
El sábado vi a Gerard. Estar con mi ahijado es de lo mejor. Vinieron a casa y Gerard hizo jugar a mi padre (que no se encontraba demasiado bien y gracias a esto se lo pasó pipa y se olvidó un poco de lo que le duele); dio comida a los perros de la mano de mi madre y se cansó muchísimo. Hablamos, jugamos y me reí mucho.
A veces tengo demasiado(s) miedo(s). Cosas que tiene una.
En fin, ya es lunes.
:)
6/05/2007
¡chas!
A veces, como decía la canción, deberíamos poder hacer “chas y aparecer a su lado”. Al de ella, al de él o al de algún desconocido con ganas de hablar en un bar cualquiera de una calle sin nombre.
Llevo días pensando en quien soy. Es raro, pero me cuesta definirme. Hay mucha gente que es médico, profe, filósofo, o incluso, artista y punto. Uau. Pero a mi me parece que eso son etiquetas, de esas que nos pueden gustar más o menos, pero etiquetas como dijo Huidobro. La mía sería algo parecido a comunicadora, es decir, un genérico tan amplio como indefinible. Digamos que yo hago cosas. Pero eso no es lo que quería decir. Yo siempre he pensado que una de mis máximas es ser feliz y poder responder aquello tan bonito-bucólico-ñoño a la pregunta:
¿Y tú qué quieres ser de mayor?
¿Yo? feliz.
Me encantaría, pero eso tampoco diría quien soy, o por lo menos no del todo.
Claro que me encantaría tener muchas cosas o por lo menos unas cuantas más de las suficientes para que los míos y yo no tuviéramos que sufrir por nada ni nadie. Materialista quizás, pero sobretodo práctica, porque cuando necesitas algo que no puedes tener, básicamente, es una putada. Pero eso tampoco me diría quien soy.
Dándole vueltas me he dado cuenta que siempre he sido un poco somiatruites. Palabra que me encanta. Soñar tortillas jeje, a poder ser como las que hace mi madre. No, en serio, a veces pienso que mi mejor manera de decir quien soy es que soy alguien que sueña incluso demasiado y que se pone muy triste cuando las cosas no son como deberían (o como fueron soñadas). El problema es que me parece que en este mundillo de locos esto de soñar demasiado esta un poco condenado al fracaso. Es irremediable que se imponga la realidad. Y que sí, que querer es poder y todo lo demás, pero ostras, a veces decir que eres una soñadora que trabaja vendiendo palabras y que vive de miradas implica cierta desconfianza.
Aunque lo que en realidad me pasa es que llevo unos días demasiado analíticos (conmigo y con mi entorno – defecto personal admitido y aceptado ese de darle demasiadas vueltas a todo). Debe haber sido cosa de la luna.
Lo que me tranquiliza es que una vez, alguien que no me conocía, me miró a los ojos muy mucho y me dijo que no tenía que dejar que nada ni nadie matara la niña que aún llevaba dentro. Me gustó. Menuda tontería, pero a veces cuando me dan esos ataques de pragmatismo excesivo acompañados de cierto pesimismo, pienso en que un día ese profesor de mi facultad me miró el dedo índice y me dijo que “seguro que me gustaba pintar” (prometo que nunca había hablado con él ni siquiera le tuve como profesor en ninguna clase de la carrera), se preocupó por la niña que en realidad soy, por el brillo de mis ojos y que me hizo sonreír. Me gustó ver que me dijo eso y que luchara puede que por conseguir sueños, posibles o no.
Llevo días pensando en quien soy. Es raro, pero me cuesta definirme. Hay mucha gente que es médico, profe, filósofo, o incluso, artista y punto. Uau. Pero a mi me parece que eso son etiquetas, de esas que nos pueden gustar más o menos, pero etiquetas como dijo Huidobro. La mía sería algo parecido a comunicadora, es decir, un genérico tan amplio como indefinible. Digamos que yo hago cosas. Pero eso no es lo que quería decir. Yo siempre he pensado que una de mis máximas es ser feliz y poder responder aquello tan bonito-bucólico-ñoño a la pregunta:
¿Y tú qué quieres ser de mayor?
¿Yo? feliz.
Me encantaría, pero eso tampoco diría quien soy, o por lo menos no del todo.
Claro que me encantaría tener muchas cosas o por lo menos unas cuantas más de las suficientes para que los míos y yo no tuviéramos que sufrir por nada ni nadie. Materialista quizás, pero sobretodo práctica, porque cuando necesitas algo que no puedes tener, básicamente, es una putada. Pero eso tampoco me diría quien soy.
Dándole vueltas me he dado cuenta que siempre he sido un poco somiatruites. Palabra que me encanta. Soñar tortillas jeje, a poder ser como las que hace mi madre. No, en serio, a veces pienso que mi mejor manera de decir quien soy es que soy alguien que sueña incluso demasiado y que se pone muy triste cuando las cosas no son como deberían (o como fueron soñadas). El problema es que me parece que en este mundillo de locos esto de soñar demasiado esta un poco condenado al fracaso. Es irremediable que se imponga la realidad. Y que sí, que querer es poder y todo lo demás, pero ostras, a veces decir que eres una soñadora que trabaja vendiendo palabras y que vive de miradas implica cierta desconfianza.
Aunque lo que en realidad me pasa es que llevo unos días demasiado analíticos (conmigo y con mi entorno – defecto personal admitido y aceptado ese de darle demasiadas vueltas a todo). Debe haber sido cosa de la luna.
Lo que me tranquiliza es que una vez, alguien que no me conocía, me miró a los ojos muy mucho y me dijo que no tenía que dejar que nada ni nadie matara la niña que aún llevaba dentro. Me gustó. Menuda tontería, pero a veces cuando me dan esos ataques de pragmatismo excesivo acompañados de cierto pesimismo, pienso en que un día ese profesor de mi facultad me miró el dedo índice y me dijo que “seguro que me gustaba pintar” (prometo que nunca había hablado con él ni siquiera le tuve como profesor en ninguna clase de la carrera), se preocupó por la niña que en realidad soy, por el brillo de mis ojos y que me hizo sonreír. Me gustó ver que me dijo eso y que luchara puede que por conseguir sueños, posibles o no.
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