Fraga

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Bandera de Fraga
Bandera

Escudo de Fraga
Escudo

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Fraga (Huesca). Vista parcial de la población

Fraga es un municipio español situado en el extremo sureste de la provincia de Huesca, en la comunidad autónoma de Aragón, en el último tramo del Valle del río Cinca. Es cabeza de partido judicial y capital política de la comarca del Bajo Cinca. Cuenta con 14 926 habitantes (INE 2014).3​

En la actualidad, es el único municipio aragonés (con una población superior a 10.000 habitantes) que consigue el pleno empleo, es decir, tener una tasa de paro menor del 5%. El sector de la agroalimentación, la progresiva y dinámica expansión de la Plataforma Logística de Fraga y la estratégica localización de la ciudad han sido tres aspectos esenciales para la consecución de estos datos.

Enciclopédico

Ciudad situada en el extremo sureste de la provincia de Huesca en el último tramo del valle del Cinca, próximo ya el río a su unión con el Segre; Fraga tiene su emplazamiento inicial en el escarpe de una plataforma caliza que cae sobre la margen izquierda del río. Al crecer la población, el pueblo ha cruzado el río, extendiéndose sobre la terraza de la orilla derecha.

De origen ibérico, con vestigios romanos en sus cercanías, y con un claro protagonismo en la historia de la reconquista aragonesa, Fraga, ciudad por concesión de Felipe V en 1709, es cabeza de un partido judicial que abarca además del suyo, quince municipios alineados en su mayor parte en los bajos valles del Alcanadre y del Cinca. Tambiés es cabecera de la nueva comarca Bajo Cinca con rango de cabecera supracomarcal dentro del sistema urbano que definen las Directrices Generales de Ordenación Territorial de la D.G.A. Es paso obligado en las comunicaciones Aragón-Cataluña (está a 115 km. de Zaragoza y a 25 de Lérida) a través de la carretera N-II -que durante mucho tiempo atravesó, incluso, el casco urbano- y de la autopista del Ebro, que cruza su término algunos kilómetros al sur de la ciudad. Otras carreteras la comunican fácilmente con la capital de la provincia (de la que le separan 105 km.), con el valle del Cinca, La Litera, el Bajo Aragón, etc.

Con 118 m. de alt., Fraga tiene un clima mediterráneo-continental con temperaturas medias anuales de 14,7° y medias de precipitación de 348 mm., recogidos en primavera y, sobre todo, en otoño.

Alcanza en 1998, 11.804 hab. y en 2010, 13.845 hab., cifra que sólo superan en la provincia, aparte de la capital, Monzón y Barbastro, y que, a diferencia de lo que ocurre en la mayor parte de los pueblos aragoneses, tiene una línea claramente ascendente: en 1900 llegaba a los 6.899 hab., que pasan a 7.120 en 1940, a 8.791 en 1960, a 10.134 en 1970, a 10.574 en 1975; en 1981, 11.186 hab y 11.491 en el año 1991. Su estructura demográfica es de las más jóvenes de la Comunidad Autónoma, el 20% de la población tiene menos de 15 años y sólo el 15% supera los 65 años. Por su parte, los índices de reemplazamiento social también son positivos superando la unidad (1’3). Su término municipal, uno de los más extensos de la provincia, alberga, además del núcleo de población principal, Miralsot By Litera.

Aunque la ciudad ha creado importantes infraestructuras industriales como son dos polígonos industriales (el llamado Fondo de Llitera de 249.859 m.2 en el ángulo formado por las carreteras N-II y C-231, y La Giralba de 53.859 m.2), su actividad principal es actualmente la agricultura; tiene censadas 33.000 Ha. de tierra, de las que se labran más de 13.000, de las cuales 6.920 (más del 53 %) se han transformado en regadío. La explotación se realiza casi totalmente en régimen de propiedad y en pequeñas explotaciones, pero con un sistema de explotación muy intensivo. Se dedican importantes extensiones a cereal, pero lo más característico de la agricultura fragatina son sus frutales (peras y melocotones fundamentalmente). Como complemento, la ganadería cuenta con una cabaña de unas 14.000 cabezas de ovino (20.000 a finales de los años setenta), 2.852 cabezas de bovino (750 a finales de los setenta), 4.000 cerdas de reproducción y más de 185.000 porcinos de cebo, junto a esta cabaña cuenta con más de 2.700.000 broilers.

Como se ha comentado, la agricultura y ganadería sigue concentrando a más del 20 % de los ocupados, por encima de la industria (el 18 %) y la construcción (el 12 %), sólo los servicios ocupan a un mayor volumen de trabajadores (el 49 %). De acuerdo con estos datos, Fraga se manifiesta como una población con un fuerte potencial agroganadero, que debe utilizar abundante mano de obra de temporeros, junto a una vocación de ciudad de servicios que atiende, como se ha avanzado, a una población que supera sus propios límites comarcales, incluso con proyección hacia Lérida con cuya ciudad y provincia mantiene intensas relaciones económicas y culturales. Como cabeza de partido judicial, comarcal y supracomarcal, o subregional, centra una comarca, o territorio, a la que ofrece una serie de servicios comerciales, sanitarios, hoteleros, de transportes, etc.

El plano de Fraga presenta dos sectores absolutamente diferenciados a los que separa el Cinca, cruzado, en este sector, por dos puentes. En la margen izquierda, el núcleo tradicional asciende desde la misma orilla del río hasta la zona de enclave del castillo, salvando un desnivel de 60-80 m. Es un conjunto típico medieval, con calles muy estrechas de trazado irregular en las que a veces las casas presentan fuertes diferencias de nivel (incluso de varios pisos) entre las distintas fachadas. Se conservan todavía grandes caserones con galerías, aleros labrados, ventanas con arcos apuntados, generalmente en situación muy precaria. Es el sector en que está situada la Parroquia (construida sobre la antigua mezquita). Destaca por su amplitud la línea seguida por las calles de San Quintín y, sobre todo la de Barrón (el centro comercial) y la plaza de España, donde está el Ayuntamiento. El barrio de Atarazanas es, quizá, el recuerdo del antiguo embarcadero de la ciudad. En la margen derecha del río, Fraga ha crecido desahogadamente, con un plano que se hace más regular a medida que aumenta su extensión. Se comenzó construyendo alrededor de la carretera vieja, convertida en calle comercial desde que se construyó el desvío de la carretera general, a lo largo de la cual sigue creciendo la ciudad. (Fragatino)

Es una de las más importantes ciudades de la provincia de Huesca, situada sobre un cerro estratégico a la izquierda del río Cinca, casi en la misma raya de Aragón y Cataluña.

La historia de Fraga se remonta a la Edad de Piedra, a juzgar por los hallazgos arqueológicos registrados en su término municipal. Durante la II Edad del Hierro, Fraga fue región de los ilergetes.

Quedaría la huella árabe con caracteres más indelebles, hasta el punto de haber llegado a nuestros días. El trazado urbanístico de Fraga responde a la concepción árabe de la construcción, con casas de adobe, que aún es posible contemplar en algunas zonas. Hay dos barrios bien diferenciados: el viejo, en lo alto del cerro, y el nuevo, a orillas del río. En las Atarazanas hubo un astillero de barcas para el Cinca. Son particularmente evocadores los edificios de la casa de Junqueras, el palacio del gobernador, el de los escolapios y otros muchos de carácter gótico, correspondientes a los siglos XVI y XVII.

La iglesia parroquial de San Pedro tuvo una primitiva fábrica románica, del siglo XII, que luego fundió con añadidos góticos y renacentistas. La de San Miguel, en lo alto de una meseta que domina el caserío, fue parroquial hasta 1568. Según Guitart Aparicio, en las inmediaciones de esta iglesia debió de levantarse un castillo medieval.

El traje regional fragatino está marcadamente diferenciado en relación con el de otras comarcas aragonesas, y no digamos ya el peinado de las mujeres, con moño denominado «de picaporte». El pintor Viladrich ha dejado múltiples testimonios pictóricos de ello.

El habla de los habitantes de Fraga también tiene peculiaridades especiales, toda vez que el fragatí (fragatino) es más puro que el chapurriau; aunque tenga una marcada influencia del catalán, posee peculiaridades en el acento que lo diferencian notablemente.

Los higos secos de Fraga siguen teniendo merecida fama y aún los siguen secando como antaño. La artesanía es asimismo importante, en especial la cerámica de Arellano. También la forja y la confección de cestos. En cambio, han desaparecido viejas costumbres y tradiciones, aunque exista recuerdo de las mismas.

Prehistoria y Arqueología

En su término se localizan con frecuencia restos diversos que hablan de un pasado amplio e intenso en cuanto a poblamiento. El hecho de hallarse en cruce de caminos y tierras feraces hace del enclave un punto privilegiado.

Destacamos los conjuntos denominados de Las Terrazas del bajo Cinca, con materiales atribuidos al mundo paleolítico sin una cronología no muy definida. Mayor precisión cronológica presenta el conjunto de Cardiel-Cardel-Valmateu, con útiles líticos datados en el mundo Epipaleolítico. Cantalobos, Zafranales o Azafranales, La Noria, Punta Farisa, Tozal de Alcanares, Pajalarga, se añaden al rico mundo de la Edad del Bronce, tan bien definido en Fraga con el yacimiento de Masada de Ratón. No todos estos yacimientos terminan en la Edad del Bronce, en algunos se aprecian pervivencias, incluso hasta el mundo romano.

Al mundo indígena prerromano y posteriormente romanizado corresponden los poblados de Vedat de San Simón, El Pilaret de Santa Quiteria, este último con una inscripción ibérica y otros materiales importantes. Los de Concepció B, Torre Chueca, Tosal del Perdigano, Castellot, Monreal, se añaden al importante de Villa Fortunatus, como testimonio de la intensidad que alcanzó el poblamiento romano en la comarca fragatina y la riqueza de sus explotaciones agrarias.

Se completa la arqueología de la zona con los poblados medievales de Cardiel y Torre Rausa, sin descartar que ambos tengan antecedentes romanos.

Historia Medieval

Durante la dominación musulmana, Fraga fue un importante centro fortificado y una avanzada del reino moro de Lérida. Son conocidas algunas sublevaciones y levantamientos de la población musulmana en los siglos IX y X. Durante el siglo XI fue una base estratégica para las luchas contra los condes de Urgel y los reyes de Aragón, especialmente contra Sancho Ramírez quien llegó a tomarla por sorpresa en 1093, perdiéndose poco más tarde al ser enviado un ejército desde Zaragoza. En 1122 fue ocupada nuevamente por Alfonso I, quien avanzaba hacia Lérida, pero igualmente se perdió poco después. En 1133 quedó sitiada durante año y medio, y en julio de 1134 se libró la conocida batalla de Fraga, que supuso la derrota del Batallador. Desde esta fecha hasta 1149 subsistió el señorío musulmán dependiendo del rey de Lérida. Finalmente el 24-X-1149 fue conquistada definitivamente por Ramón Berenguer IV. Tras su toma, el conde de Pallás quedó como señor de la ciudad. En 1240, Jaime I concedió a sus habitantes el Fuero de Huesca. Los fragatinos se rigieron siempre por los Fueros aragoneses, aunque los tenentes catalanes intentaron aplicar, sin éxito, los Usatges.

Bibliografía

Pita Mercé, R.: «La Fraga musulmana»; Argensola, 1954. Id.: «El sistema defensivo musulmán de Fraga en el siglo XII»; Argensola, 1957.

Historia Moderna y Contemporánea

Durante la Edad Moderna los acontecimientos históricos que tuvieron más trascendencia en la historia de Fraga fueron, por una parte, la expulsión de los moriscos en 1610, que supuso la pérdida de hegemonía cultural, demográfica y económica de una comunidad que fue mayoritaria en Fraga durante más de 800 años, por otra parte cien años más tarde Felipe V, como premio a la lealtad mostrada por la ciudad hacia su causa durante la guerra de Sucesión concedió títulos de ciudad (1709), vencedora y fidelísima (1710), y el privilegio de dos ferias francas (1710). También es importante anotar que es en esta época cuando comienza la implantación de órdenes religiosas, principalmente la orden de San Agustín (1615) y la de los trinitarios (1550).

En la Edad Contemporánea la estructura de la propiedad de la tierra sufre un cambio significativo debido al proceso desamortizador del siglo XIX y a un segundo reparto, producido por iniciativa de los grandes propietarios durante el siglo XX, al venderse la tierra entre sus arrendatarios como consecuencia de la elevación de los salarios que supuso la apertura de explotaciones mineras en Torrente y Mequinenza.

Así pues, en la actualidad, los pequeños propietarios de la tierra productores de frutas (melocotón, pera y manzana) y de cereales (trigo y cebada) constituyen un grupo mayoritario en la estructura económica de la ciudad, que unido al paso de la carretera Nacional II, explican el gran desarrollo del sector servicios (hostelería, comercio, talleres, banca, comercialización de productos ganaderos y hortofrutícolas, etc.), y que suponen la base para el desarrollo del sector industrial, de bienes de equipo y de transformación de los productos del campo, bien propiamente agrarios o bien ganaderos (porcino, ovino y avícola), que hoy en día se ha iniciado tímidamente (harineras, fábricas de aperos agrícolas y de piensos, etc.), quedando pendiente la industrialización del sector hortofrutícola.

En el aspecto socio-político, como consecuencia de la rápida toma de conciencia de esta zona a principios del siglo XX, se vivió con intensidad la década de los años 30-40; en 1931 se proclama la II República al ganar las elecciones municipales los candidatos republicanos; en 1936 se inicia la experiencia de las colectivizaciones agrarias; en 1937 se clausura esta experiencia por las tropas comunistas a mando del gobierno republicano, y en 28-III-1938 se produce la entrada de las tropas nacionales. A partir de esta fecha, impotentemente se sufre una constante marginación y represión hasta la primavera de 1975, en que se produce una movilización general en el Bajo Cinca como respuesta al intento gubernamental de instalar una central nuclear en Chalamera que da impulso definitivo a una nueva toma de conciencia socio-política.

Fuentes