Inicios de las artes en Cuba
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Inicios de las artes en Cuba. Bosquejo sobre los inicios de las manifestaciones artísticas en Cuba.
Sumario
Historia
Las primeras manifestaciones de las artes plásticas cubanas se ubican en las aldeas de los aborígenes donde se han encontrado: vasijas de barro, hachas petaloides de piedras simétricas y pulidas finamente y son lo más característico de la Cultura taína.
Entre los objetos de uso ceremonial o religioso abundan los cemíes que son ídolos o imágenes labrados y tallados en piedra, barro o madera, concha o madrépora y los dibujos, asientos de madera dura como si fuera un banquillo de cuatro patas, cuyo espaldar terminaba muchas veces en una curva continuada con molduras simbólicas que son muy estimados por su valor, delicadeza y cuidado de la talla.
En 1592, cuando los colonizadores llevaban un tiempo establecidos en Cuba, se fundaron las primeras villas. En ese mismo año se declaró ciudad a San Cristóbal de La Habana y en su escudo apareció la llave que señala la posición estratégica en el Golfo y las tres torres de sus grandes construcciones militares de defensa de la flota, que antes de zarpar para España procedentes de México y Perú, cargadas de riquezas, pasaban por el puerto de La Habana contribuyendo al esplendor de esta ciudad.
Los Castillos de La Fuerza, La Punta y de Los Tres Reyes del Morro adornaban ese escudo y en el de La Fuerza se colocó la estatua de bronce de La Bella Habana conocida después como La Giraldilla, hoy símbolo de la ciudad.
En el siglo XVI ya estaban trazadas las primeras calles y construidas las primeras iglesias. Un acta de aquella época señala que en año 1584 el pintor Juan Camargo fue el primer artista que realizó el retablo de la Parroquia Mayor. La necesidad de priorizar la defensa ante los ataques de corsarios y piratas hizo que en la isla y naturalmente en La Habana se construyeran edificaciones militares, en segunda instancia las religiosas y posteriormente las civiles.
Las iglesias hechas de cantería o mampostería contaban casi siempre con una sola nave, su exterior era sobrio y algunas se adornaron con variantes de torres, casi siempre a un solo lado, otras agregaron naves laterales, de ahí que veamos a veces dos torrecillas octagonales que complementan armoniosamente los dos cuerpos de la fachada. En esta forma sencilla surgieron en La Habana las iglesias de Santa Clara (1644), del Espíritu Santo (1638), de San Agustín (1633) y la de Santo Domingo que era también convento y más tarde sería la primera Universidad Pontificia de Cuba.
Algunas como las iglesias de Sancti Spíritus y de Santiago de las Vegas tenían torres con forma de cúpulas. En el interior de las iglesias se utilizaron maderas finas en imágenes talladas y polícromas de cierto valor; candelabros, sagrarios y misales muy trabajados, que eran fundamentalmente donaciones. Durante el siglo XVI y a partir de ahí, se edificaron viviendas y edificios con gran influencia morisca, con balcones y galerías cubiertas en el piso alto con techos y alforjas decorados.
En el siglo XVIII cristaliza la arquitectura con el llamado estilo barroco cubano. En esta época había florecido una burguesía "criolla" que intervino en el desarrollo de la economía; Estados Unidos se independizó de Inglaterra y se convirtió en el principal consumidor de la isla. En España se llevó a cabo el llamado "Despotismo Ilustrado" que implicó un desarrollo bastante rápido de todo el universo cultural; los representantes en Cuba de ese gobierno emprenden la construcción de edificios públicos y la burguesía criolla construye residencias mayores y más lujosas.
La Habana se pavimenta e ilumina, se construye el primer teatro "El Coliseo", en la Alameda de Paula. El material utilizado es de una piedra porosa y caliza dura, estas impiden la mucha decoración del barroco español. Las iglesias utilizan arcos transversales en sus naves y techos con arcos artesonados (Iglesia de Guanabacoa, atribuida a Alejandro Hernández). En las torres de las iglesias se utilizaron espirales piramidales de mampostería, torres cuadradas y poligonales y se continúan haciendo trabajos en maderas finamente tallada.
La Catedral de La Habana se erige en 1748 surgiendo el motivo ornamental: "La Habanera Jamba" y la supresión de pedestales. Se sabe que participaron en esa obra el gaditano Pedro de Medina y el cubano, habanero, Fernández Trevejos. Su estilo barroco está dado por el movimiento de la fachada a ambos lados de la puerta principal, el empleo de líneas ondulantes y quebradas, uso de columnas sesgadas y espirales en la cornisa.
En el interior se revistió de madera, pero, en el siglo XIX casi a finales, se cubrió de yeso como bóvedas góticas y se le añadieron pinturas decorativas. Buenos ejemplos del barroco cubano son: la Casa de Gobierno y la Casa de Correos ambas en la Plaza de Armas, el Castillo de La Fuerza y el Templete (a excepción de La Fuerza, las demás datan del siglo XIX).
Primeros artistas cubanos
En la iglesia parroquial de Santa María del Rosario construida entre 1760 – 1766 por José Perera y fundada por el Primer Conde de Bayona, se le decía "La Catedral de los Campos de Cuba". En su interior tiene retablos de madera dorados y pintados; allí se puede apreciar también las pinturas murales que ejecutara Nicolás de la Escalera que se valora altamente por ser el primer pintor cubano que se conoce en detalle y las escenas que ofrece retratan la sociedad de la época.
En una estampa de la leyenda familiar de la Casa Bayona aparece un negro (por vez primera) esclavo que se dice indicó a su amo las propiedades del agua mineral en el predio. La pintura cubana aparece como tal a finales del siglo XVIII, época en que la pintura era considerada un oficio. Los artistas eran pagados por sus retratos que era el tema más frecuente.
Nicolás de la Escalera
Nicolás de la Escalera fue autodidacta, pintaba copiando, captó la luminosidad de las obras cubanas. Pintó las pechinas de la iglesia de Santa María del Rosario, único ejemplo de escenas costumbristas del siglo XIX. Aunque el pintor Escalera se dedicó fundamentalmente al tema religioso, Francisco Javier Báez (1748 – 1828) tiene en su obra retratos laicos, estampas religiosas y marcas de cigarros, las que más tarde alcanzarían gran importancia.
Evidencia de obras de otros pintores
Un grupo de pintores extranjeros reflejaron temas de hechos militares ocurridos en aguas cubanas con un sentido ingenuo y popular. La típica casa colonial (siglo XVII y XVIII) tenía una planta organizada alrededor de un patio circundado de arcadas. Los balcones y ventanas ornamentados con maderas preciosas torneadas, gruesas barandas en las escaleras, techos artesonados y mobiliario donde se introdujo el copero y el tinajero.
En el interior de la isla hay muestras de barroco tardío (Camagüey y Santiago de Cuba, fundamentalmente). El patio constituye uno de los lugares más hermosos por la presencia de fuentes, plantas y tinajones. En Santiago se anticipan al utilizar las rejas de hierro de gran belleza y ornamentación. En la Casa de la Obra Pía, la de tacón No. 4 y en la Casa del Segundo Conde de Lagunilla se han descubierto pinturas murales que antes sólo se veían en las construcciones religiosas y se extendieron hacia la arquitectura doméstica. En el siglo XIX el estilo barroco da paso al neoclásico que hace recta la línea curvada, tranquiliza el movimiento en los moldes clásicos y la madera y la cantería se sustituyen por el hierro y el mármol.
En este siglo hay varias plazas importantes: la de Armas, la de San Francisco y la Nueva (después vieja) y la armoniosa Plaza de la Catedral. Las Avenidas: Paseo de Extramuros con numerosas fuentes, la de la India, la de los Leones, el Paseo del Prado, Galiano, Monte, el Campo de Marte, Jesús del Monte que utilizan amplios portales sostenidos por columnas.
El Templete es un pequeño monumento de estilo neoclásico donde se celebró la primera misa de la villa. Su interior fue decorado con tres murales, obra del pintor francés Vermay. Excelentes ejemplos del estilo neoclásico son los Palacios de Balboa y Balaguer y el de Aldama. El Cerro primero y el Vedado después atesoran bellas residencias con portales sombreados, rejas y cancelas de hierro y medios puntos de vidrios en colores. En Trinidad, de gran belleza, se pueden apreciar verdaderos palacios de lujo de influencia hispánico - mudéjar, se aprecia lo cubano en detalles decorativos y en algunas soluciones para adecuarse al clima cubano. Muchos muros interiores y posteriores pintados por pintores populares.
Retrato de Justa de Allo y Bermudez. Vicente Escobar
Sus retratos se caracterizan por su suavidad y expresión ingenua. Es sin dudas el retratista de más gracia y fidelidad realista, captaba muy bien la sicología de sus retratados. Al desarrollarse la industria tabacalera surge la tradición de la presentación y envase de estos; el anillo del puro y las hojas de papel que lo envolvían se adornaban con grabados elegantes, vistosos y coloridos.
Esto atrajo a muchos artistas extranjeros y a cubanos como Barrera y Barañano. Estos dibujos en los grabados representaban la flora cubana y frutos, ingenios y escenas de paseos y caminos, llegó a extenderse también este arte del grabado a las cajetillas de cigarros. Víctor Patricio de Landaluce, de origen vasco que vivió y murió en Cuba en una época eminentemente nacionalista y aunque él simpatizaba con España fue autor de muchas caricaturas donde puso de manifiesto sus críticas crueles, fue autor de "El Liborio", guajiro de guayabera y jipi que ama las peleas de gallo, y el esclavo elegante que celebra las coqueterías de las mulatas. No obstante su obra exhibe verdaderos valores pictóricos.
Fuente
- Sonia Carrasco. Cultura cubana siglo XX.