Entonces, al envejecer y repasar nuestra vida, se hará evidente el camino que la gracia de Dios trazó en nuestros corazones. San Lucas, Arzobispo de Crimea.
Entonces, al envejecer y repasar nuestra vida, se hará evidente el camino que la gracia de Dios trazó en nuestros corazones.
Recordamos los acontecimientos de nuestra vida, nuestros pensamientos y sentimientos.
Los vemos bajo una luz diferente, nuestra mente se ilumina y comenzamos a comprender los caminos de Dios.
Nos queda claro que los pensamientos, las aspiraciones, las acciones y los acontecimientos de nuestra vida, que considerábamos insignificantes, fueron guiados por la Divina Providencia.
Entenderemos que a lo largo de nuestra vida Dios nos ha estado guiando, guiándonos de manera milagrosa hacia su Reino.
Así se revela el Reino de los Cielos en nuestros corazones.
Dios lo revela en nuestro interior.
Estemos atentos a lo que sucede en nuestra vida y, sobre todo, procuremos no murmurar contra Dios. Soportemos las penas y los sufrimientos con queja, pues en ellos se edifica el Reino de Dios en nuestros corazones.
Demos siempre gracias a Dios por todo, tanto por lo agradable como por lo desagradable de nuestra vida. Amén.
Fuente: Del libro: San Lucas, Arzobispo de Crimea, Sermones y Homilías, tomo 3. Publicaciones. Orthodox Kypseli, Tesalónica, 2003, pp. 98-100.