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sábado, 25 de junio de 2022

LA SOMBRA DEL FARAÓN

Llegados finales de los 90, a Hollywood le entró la neura de resucitar y rejuvenecer un olvidado icono del terror, la momia. Como suele ocurrir con estas movidas, procedieron rodando dos películas prácticamente a la vez. Cada una con productora / equipo distintos y lógicas prisas por estrenar el primero. Aunque entonces ya era todo un experto en oportunismo cinematográfico, debo reconocer, con dolor, que piqué. Al no estar demasiado interesado en la materia, cuando se estrenó "La sombra del faraón" ("Tale of the mummy" en v.o.) pensé que iba a ver "La momia" de Stephen Sommers. Sí, asín de tonto. Y claro, al poco de comenzar me doy cuenta que no, que esa es "la otra", "la fea", "la pobre" o "la mala". Puede que ello influyera y, por eso, me dejó un regusto tan amargo. Siempre la consideré muy horrible. Hasta que comencé con lo de las segundas oportunidades.
Los restos malditos de una momia llegan al Londres actual. Cobrarán vida y comenzarán a matar gente (incluido un humilde quiosquero ¿¿armado con pistola??) para extraerles sendos órganos con el fin de obtener forma humanoide y, aluego, dominar el mundo. En tal caso, necesitará el corazón de la chica que, siguiendo los pasos del abuelo arqueólogo, excavó su tumba. Entre medias aparecerá un policía dispuesto a detener al monstruo y salvar a la chati.
Cuando me senté en el sofá para zamparme "La sombra del faraón" tras trece largos años, lo hice predispuesto a sufrir un mojón. Y, claro, no me pareció tan terrible. La encontré medianamente soportable, razonablemente amena y bien facturada. Salvo por dos elementos. Dos que, a la larga, son sus mayores flaquezas. Por un lado, los efectos infográficos. En aquella época todavía andaban un poco en pañales y, o invertías mucha mucha tela para que quedaran dignos, o te salían como el culo. Y ese es el caso de "La sombra del faraón". Dan vergüenza ajena. La idea de una momia que, en realidad, son solo unos vendajes con vida propia capaces de generar toda suerte de formas, suena "cool" sobre el papel. Pero llevarla a la práctica en imágenes es muy arriesgado. Y puede quedar ridículo... como es el caso. La segunda flaqueza se llama Jason Scott Lee. Darle el rol protagónico a alguien tan poco carismático fue una gran cagada. Es incapaz de soportar el peso de la función.
Por lo demás, pues bueno, algunas partes son un poco plomo. Y el plano final-final espantoso (de hecho, en el cine propició algún que otro abucheo). Pero, al menos, es de terror, cosa que no podemos decir de "la otra" momia, mucho más enfocada a la aventura con ribetes indianajonescos (y absurdamente sobrevalorada).
El (resto del) reparto depara algunas curiosas y agradables sorpresas. Un Sean Pertwee tan histriónico como siempre y que, para no perder las viejas costumbres, nos regala uno de sus característicos babeos. Lysette Anthony, a la que no situaba hasta que reconocí su careto de porrera en "Drácula, un muerto muy contento y feliz". El gran y siempre efectivo Michael Lerner. Una Shelley Duval cuya carrera ya comenzaba a hacer aguas. El carismático Jon Polito. Dos clásicos, Honor Blackman y Christopher Lee en el rol de arqueólogo (luego le volvemos a ver caracterizado de Drácula en un cartel pegado en los túneles del metro londinense). Aunque las verdaderas sorpresas son un jovenzuelo Gerard Butler y Edward Tudor-Pole dando vida a un ciego. Este hombre destacó durante el vendaval punk británico de finales de los setenta como cantante del grupo "Tenpole Tudor". En su faceta actoril intervino en muchas películas de Alex Cox y cosas tan abominables como "La lengua asesina". Todo un personaje.
Siempre he considerado "La sombra del faraón" el principio del fin de la carrera de Russell Mulcahy. Hasta su llegada había ido rodando películas decentes (siendo "Los inmortales" la más famosa de todas). Pero tras la epopeya de la momia, entró en una espiral de chunguismos que ya nunca más abandonaría, por mucho que algunos resulten medianamente simpáticos y entretenidos como "Resurrección" o "Resident Evil: Extinción" e incluso disponga de cosas "serias", pero absolutamente invisibles, del tipo "A contracorriente".
Entre los guionistas localizamos a John Esposito, quien acabaría ligado a la versión televisiva de "Creepshow".

sábado, 30 de noviembre de 2024

TIMECOP: POLICÍA EN EL TIEMPO

Una de las desventajas de llevar acumulados ya diecisiete años de reseñas es que, inevitablemente, tiendes a repetirte. No digo películas concretas, serían más bien apreciaciones. Comentarios. Ya, en realidad importa poco, dada la nula capacidad que tienen hoy día los humanos, y mucho menos ustedes, de retener absolutamente nada. Así pues, tampoco se acaba el mundo si vuelvo a aclarar, antes de comenzar, que me pirro por las historias de viajes temporales y demás paradojas. Y ello contribuye, muchas veces, al disfrute de las respectivas películas. Por eso, seguramente, "Timecop: Policía en el tiempo" me cae tan bien. Me gusta. Un perfecto divertimento para pasar el rato la mar de agradablemente, más si lo acompañas con una bolsa de patatas "chips", aunque sufras hipertensión. ¿Qué quieren que les diga? en ocasiones merece la pena jugarse la salud. Esta fue una de ellas.
Los viajes en el tiempo son una realidad, aunque tampoco es que tengan verdadera utilidad... salvo si eres un político corrupto dispuesto a financiar tu campaña para la presidencia enviando asesinos al pasado, en busca de tesoros de incalculable valor, o alterando los acontecimientos en tu favor. Es por eso que el gobierno de los USA crea un cuerpo de policías dedicado a evitarlo. El más mejor de ellos, y más "cool", es Walker (nombre de héroe por antonomasia), quien vive atormentado al no haber logrado impedir la muerte de su queridísima mujer en manos de unos villanos con un gusto horrible a la hora de elegir vestuario y peluquero. Lo que desconoce aún es que tal acontecimiento guarda mucha relación con su actual condición de policía del tiempo, y no solo dispondrá de una oportunidad para impedirlo, también la de detener al político malísimo que todo lo enmierda con sus feos actos.
Estamos en 1994, hace un año que Jean-Claude Van Damme lo petó con "Blanco Humano" y las puertas de Hollywood se le han abierto de par en par. Así, los estudios "Universal" deciden ficharle y crearle este vehículo de lucimiento, contando de nuevo con Sam Raimi y Robert Tapert para la producción (es decir, "Renaissance Pictures", quienes también apadrinaron "Blanco Humano") y al entrañable artesano -dicho sin tono peyorativo- Peter Hyams en la dirección. La materia de base es, nada menos, un comic editado por "Dark Horse" y serán algunos de sus propios responsables quienes se encarguen del guion. Así ya tenemos alguien a quien aplaudir los muchos aciertos, pero también señalar por algunas cagadillas. "Timecop" se desarrolla en un futuro ya por entonces no muy lejano, 2004 y, en fin, aunque los adelantos tecnológicos no son demasiados, los que se muestran dejan bastante que desear. Especialmente esos feísimos + aparatosos automóviles con supuesta autonomía. Y hablando de vehículos, no acabo de entender por qué los viajeros del tiempo se suben a uno para partir, pero cuando llegan a su destino, van a pata. ¿Dónde han aparcado? Tiene que haber sido en algún sitio porque, a la hora de regresar al presente, vuelven a echar mano del vehículo. Aunque para paradojas inexplicables, la teoría de los mismos viajes temporales. Según la película, ir al futuro es imposible porque todavía no ha ocurrido. Bien, en realidad es justo lo contrario. O al menos eso dicen los astrofísicos, con el añadido de que, una vez en marcha, jamás podríamos regresar al punto de partida. Ténganlo en cuenta por si algún día se les presenta la ocasión.
Pero nada de todo eso importa, solo son apreciaciones pajilleras. Cuando una historia es interesante, y viene cargada de secuencias resultonas de acción, yoyas por doquier, diálogos chispeantes, un héroe simpático y un malo odioso -como es el caso- se le perdona todo, incluidos esos costrosos efectos CGI, especialmente en lo referente al poco aciago destino del villano, tan espectacular como chirriante.
A Van Damme lo acompañan Ron Silver dando vida al carismático político corrupto, la guapa Mia Sara enseñando brevemente las ubres y el gran Bruce McGill como jefazo de los polis viajeros.
A diferencia de lo que he creído durante todo este tiempo, "Timecop" fue un éxito. De hecho, es la película de Van Damme que más pasta ha recaudado en toda su carrera, una que comenzó a hacer aguas justo después. Hasta el culo de divismo, drogas y bebercio, el belga se convirtió en un apestado, algo a lo que contribuyó su fracasadísima siguiente película, "Street Fighter: La última batalla". No obstante, aún tendría tiempo de protagonizar algunas cosas potables y volver a colaborar con Peter Hyams en la poco inspirada "Muerte Súbita" (retomando dicha asociación un puñado de añacos después con "Cerco al enemigo"). Supongo que esa caída al vacío impidió la existencia de un "Timecop 2"... es decir, uno financiado generosamente y con Van Damme de prota. Lo que hubo en su lugar fue una serie de televisión de la que nadie se acuerda y una secuela tardía -año 2003- directa pal mercado del dvd con el sosainas de Jason Scott Lee en plan héroe y el hoy recuperado Thomas Ian Griffith (de "Karate Kid 3" / "Cobra Kai") en plan villano. También hubo más comics, algún vídeo-juego y se habló de un remake jamás materializado.